Capítulo 58: "¿Lo... siento?"


☆♛☆ 58. "¿Lo... siento?" ☆♛☆


—¿Y? ¿Qué tal me veo? —Da varias vueltas.

—Tan hermosa que planeo deshacerme de todo aquel que te mire por más de tres segundos.

—Ay, cómo extrañaba tus excéntricos halagos. —Sonríe y pasa por mi lado para mirar a su alrededor—. ¿A dónde fue la encargada que nos abrió? Quiero darle las gracias antes de irnos.

—Comamos algo primero. —Sujeto su mano y la llevo a la mesa ya preparada.

—No creo que estén atendiendo, es más de medianoche. —Sostengo su silla, se sienta sobre esta y la empujo con suavidad—. Solo esperemos a que regrese y nos... —Calla al ver llegar a dos empleados acercándose con nuestra cena.

Acomodan ambas pizzas frente a nosotros, con bebidas y acompañamientos. Mi novia se queda mirando lo que tiene adelante, completamente perdida de lo que está sucediendo.

Los empleados se marchan y miro hacia mi izquierda, en dirección a la ventana.

—El pintor ya debe estar en camino al hotel junto con sus hijos. —Volteo a mirarla—. Así que come con tranquilidad, que tenemos toda la noche.

—Frank. —Me mira de vuelta—. ¿Qué has hecho?

—Yo tenía un plan, el plan más difícil de ejecutar, pero igual estaba dispuesto a hacerlo... por ti.

—¿Hablas de tu plan de terminarme? —Enarca una ceja— ¿En serio quieres hablar de eso? Hablemos de eso. —Se endereza y apoya los brazos sobre la mesa—. ¿Qué planeabas hacer luego de terminar conmigo?

—El plan era que tú terminaras conmigo.

—Cierto. —Coge un pedazo de pizza— ¿Qué ibas a hacer después de que yo terminara contigo? —Le da un mordisco.

—Te haría una propuesta de negocios.

—¿Para qué o qué? —Le da un sorbo al vino—. Sabes que el arte no es lo mío así que no sé en qué podríamos hacer negocios.

—Mi propuesta no tenía nada de que ver con el arte.

—¿En serio? —Termina el pedazo y coge otro— ¿Y de qué trata la dichosa propuesta? —Se mete a la boca la mitad del pedazo.

Agarro un par de servilletas.

—Iba a darte esta pizzería.

Cubro mi rostro con las servilletas justo en el momento en el que escupe lo que estaba masticando. Las doblo y le paso a mi novia unas nuevas para que se limpie.

—Gracias. —Se limpia la boca y parte de la mesa en donde cayeron los trozos— ¿Cómo es eso de que ibas a darme esta pizzería? ¿Planeabas comprarla o algo por el estilo?

—Sí.

Deja de limpiar para mirarme.

—Frank, ya hablamos de esto, no puedes regalarme objetos que sean más grandes que una motocicleta.

—No iba a ser un regalo sino parte de tus beneficios luego de que firmaras el contrato.

Se me queda mirando por varios encantadores segundos.

Puedo notar el preciso momento en el que finalmente comprende la situación.

—¿Y qué ibas a ganar tú? —Se apoya en el respaldar y cruza sus brazos.

—Algo sencillo de realizar y que solo tú podrías darme.

—¿Y eso sería...?

—Una promesa.

—¿Promesa? —Entorna los ojos— ¿Qué clase de promesa?

—Una en la que prometías que no saldrías con ninguna otra persona ni tendrías ninguna otra clase de sentimiento romántico o de deseo hacia otro ser vivo que no sea yo.

Su boca queda abierta, reacción que esperaba.

—Entonces ibas a darme esta pizzería... ¿a cambio de que permanezca soltera?

—No solo «soltera», y no sería solo esta pizzería.

De nuevo se me queda viendo, con esa mirada dudosa sobre si he perdido la razón.

Cuando era mi asistente solía mirarme seguido de ese modo.

—Iba a darte todo lo que me pidieras, absolutamente todo sin importar lo imposible que suene si a cambio me prometías que no te enamorarías de nadie más.

Se limita a tragar saliva.

—No me importa si es una petición egoísta o como quieras etiquetarla, prefiero eso que la opción en la que le permites a otro ser vivo probar tu piel y escuchar tus gemidos mientras te derrites en sus brazos. —Tenso la mandíbula, de repente sintiendo mucha ira—. Y de solo pensarlo siento que soy capaz de asesinar a esa persona ficticia con mis propias manos.

Permanece en silencio por varios segundos, con la boca aún abierta.

—Wow. —Le da un sorbo a su copa—. Acabo de sentir como mi trompa de Falopio literalmente se ha torcido hasta formarse un lindo lazo.

—En el auto tengo el contrato y los papeles de propiedad de esta pizzería y otros establecimientos que han sido tus favoritos los últimos años. Iba a pedirte que los firmes mientras te llevaba a casa. Te acompañaría hasta la puerta, te besaría por última vez y me iría en silencio. No te diría nada porque terminaría diciéndote que te amo y que el único futuro que deseo es uno en el que tú estás presente.

—Wow —es lo único que puede decir ya que aún sigue ida.

—Ese era el plan, Amelia, un plan que preparé mientras me mantenía lo más lejos posible de ti porque solo de ese modo no titubearía en mi decisión de irme de tu lado. Un plan que se supone sería por tu seguridad y la de Lía. Un plan que arruinaste apenas te vi.

—¿Lo... siento?

—Está bien, fue mi culpa por cometer el terrible error de subestimarte.

—Bueno, en eso te doy la razón. —Sonríe de lado—. Me subestimaste demasiado. —Se pone de pie—. Gracias por la pizza, estuvo muy rica. —Estira su brazo en mi dirección y me quedo mirando su mano extendida— ¿Nos vamos?

Niego con la cabeza al entenderlo y me levanto de inmediato. Tomo su mano, entrelazando sus dedos con los míos, y dejo que lidere el camino. Porque a donde sea que ella vaya yo me aseguraré de estar ahí, ya sea en primera fila o escondido detrás de un árbol.

—¿Sabes? Pensándolo bien, esa propuesta no suena tan mal.

Freno de inmediato y la miro.

—¿Vas a terminar conmigo?

—¿No es eso lo que querías?

—No.

—Lástima. —Me suelta y se adelanta—. No debiste contarme que tenías los documentos en tu auto. —Empieza a correr... en dirección al vehículo.

Y corro detrás de ella.

La alcanzo antes de que consiga abrir la puerta y la cargo de la cintura, aprisionando sus brazos para impedir cualquier movimiento suyo. Se ríe en mis brazos, como si esto fuera un juego para ella.

—Vamos, solo quiero saber qué otras propiedades planeabas darme.

La bajo con cuidado de no lastimarla y se vuelve para mirarme directo a los ojos. Sospecho que ya sabe que si me mira de ese modo no me negaré a lo que sea que me diga o pida.

—Si las quieres te las daré, pero prepararé un nuevo contrato.

—No, yo prepararé el nuevo contrato. —Coloca su mano sobre mi pecho y la va deslizando hacia abajo—. Y tú lo firmarás sin leerlo. —Su mano se detiene entre el muslo y la entrepierna—. ¿Entendido?

—Sí.

—Buen chico. —Sonríe, orgullosa de sí misma—. Te lo daré en mi cumpleaños.

—Hablas del contrato.

—Sí... ese día también te daré el contrato. —Su mano me roza el miembro tan rápido que parece que solo me lo he imaginado.

Sí, sin duda sabe muy bien que puede hacer lo que sea conmigo porque no opondré resistencia.

Y me encanta que lo sepa.


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No estaba en mis planes asistir al cumpleaños de Amelia, pero no puedo sentirme más satisfecho de que aquel plan no se haya concretado.

Ahora hasta puedo considerarlo un plan tonto, pero era lo único que se me ocurrió para no perder la cordura por tener que separarme de la dueña de mi todo.

Y ya sea para celebrar que Amelia sigue conmigo o que puedo estar presente en este día tan espectacular, he puesto en marcha un nuevo plan.

Uno que sí me fascina.

Abro la puerta y miro a la persona que está parada al otro lado.

—Espero el viaje haya sido de su agrado. —Estiro el brazo hacia él.

—Lo fue. —Estrecha mi mano y le pone más presión de lo que se acostumbre—. Por desgracia... lo fue.

Me hago a un lado para que ingrese.

—Creí que viajaríamos en primera clase, lo que no sería nuestra primera vez...

Le sigue una sonriente mujer que sujeta de la mano a un niño que es la mitad de mi tamaño, lo que considero bastante alto para su corta edad.

—¿Pero un helicóptero y un avión privado? —Se detiene en medio de la sala y, con las manos en la cintura, me mira con molestia— ¿Eres el hijo del dueño de Facebook o algo por el estilo?

—Lo dudo, es más guapo que Marquitos —comenta la mujer mientras acomoda la chaqueta del pequeño, asegurándose de que esté presentable.

—¿Quién anda gritando en mi sala tan temprano? —Llega la cumpleañera recién levantada.

Frena en cuanto los ve y todo el sueño se le quita de la cara.

—¿Papá?

—Hola, cariño. —Extiende los brazos.

Amelia no pierde otro segundo, corre hacia él y lo abraza.

—Sé que te desagradan las sorpresas...

—No... han empezado a agradarme. —Suspira y mantiene los ojos cerrados—. Gracias por venir.

—Feliz cumpleaños, cariño.

Después de varios largos minutos abrazados, se separan para mirarse a la cara.

—Debo lucir fantástica con mi cara de recién levantada —bromea.

—Para mí siempre lucirás fantástica. —Le acaricia el cabello.

—Tú también luces fantástica, pa. —Le enseña el pulgar arriba.

Ambos se ríen del chiste que solo para ellos ha sido tan gracioso como para reír con tantas ganas.

Amelia recién nota a la mujer y al niño parados a un lado y se enfoca en el pequeño.

—¿Esper?

El niño corre hacia ella.

—¡Rulo! —Salta y Amelia lo atrapa en el aire.

—Esper.

—Rulo.

—Esper.

—Rulo.

Van girando y repitiendo lo mismo una y otra vez. Su padre y la mujer niegan con la cabeza en rendición ya que saben que es inútil controlar a sus hijos.

Yo solo puedo observar la escena con fascinación ante tan particular familia.

Una familia que pronto será mía.


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¡Hola!

Vean cómo actualizo a tiempo, así es, me tardé un poquito pero al fin puedo actualizar a tiempo :v

Empezando cuenta regresiva: 3...

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Días de actualización: Jueves y Viernes

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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