Capítulo 51: "Me has matao"

La versión +18 pueden encontrarla en mi ig: haruviolette


☆♛☆ Capítulo 51. "Me has matao" ☆♛☆


Algo se mueve a mi lado y abro los ojos para comprobar si es quien creo que es. Y sí lo es.

Acaricio su cabello mientras admiro su hermoso rostro durmiente. Tiene la boca medio abierta y exhala por ahí, produciendo un tierno ruido en su respiración.

¿Cómo es que puede lucir tan apetitosa aún cuando duerme? Sin duda necesitaré al menos una semana para calmar estas inhumanas ganas que tengo por ella.

Cuánto me gustaría retenerla en esta cama y que no se apartara de mi vista ni un segundo. Tenerla solo para mí y ser el único que pueda apreciar sus muecas, escuchar su voz, sentir su piel. Quisiera ser el único con el honor de contemplarla.

Sus ojos se abren como si acabara de escuchar mis pensamientos posesivos, pero su sonrisa me indica lo contrario. Dudo se mostraría tan tranquila si supiera que planeo encerrarla.

—Buenos días —murmura con una voz rasposa que me provoca cierta tensión en la parte baja.

—¿Qué tal descansaste?

—Estupendamente. —Su sonrisa aumenta la tensión en el mismo sitio.

Hago a un lado la colcha y me coloco encima de ella.

—¿Qué haces? —Se ríe.

Me acerco más a su rostro y beso su mejilla.

—¿Puedo? —Contemplo aquellos ojos verdes que brillan con más intensidad gracias a la luz que se cuela a través de las blancas cortinas.

—No. —Se cubre la boca con la mano—. Al menos espera a que me cepille los dientes.

Asiento y le doy un beso en la frente. Regreso a mi posición inicial de lado para continuar contemplándola.

—¿Qué quieres desayunar? —Juego con un mecho de su cabello arriba de su frente.

—Pizza. —Sonríe animada.

La miro en silencio, decepcionado conmigo mismo porque aún no he aprendido a preparar ese platillo.

—Ahora que lo pienso bien prefiero huevos revueltos. —Acaricia mi mejilla.

Ladeo la boca y le doy un beso rápido en los labios. Se exalta cubriéndose la boca con ambas manos así que me apresuro en levantarme de la cama y salir de la habitación.

—¡No escapes, ladronzuelo! —Escucho sus tiernas pisadas siguiéndome.

Avanzo con calma y no tarda en alcanzarme. Se lanza sobre mí, sus brazos me rodean el cuello y sus piernas la cintura. La sujeto para evitar que se caiga.

—Te atrapé.

Sí, me atrapó. Hace mucho que lo hizo.

—¿Qué hora es? Tengo que reunirme con Maya a las doce porque tenemos una presentación a las dos con la editorial.

La acomodo en la isla que está en medio de la cocina, ve el cesto lleno con manzanas verdes que compré antes de viajar y agarra la que está más arriba.

—Casi las once. —Le quito la manzana, saco un pelador del cajón y le voy quitando la cáscara—. Si desayunamos algo ligero te dará tiempo de bañarte. —Corto la fruta en trozos, los acomodo en un plato y se lo coloco a su costado.

Asiente y se mete dos pedazos a la boca. Me quedo viéndola en silencio mientras los tritura con los dientes hasta tragárselo. Voy al refrigerador y saco una botella con agua helada la cual bebo hasta dejarla casi vacía.

—¿Tú qué harás? —dice a mi espalda.

Me acabo hasta la última gota y exhalo. Ahora que me he refrescado me vuelvo hacia ella.

—Tengo una reunión con Thomas para terminar de coordinar la presentación y la agenda que deberá cumplir durante los días que esté en la ciudad.

—¿Thomas ha venido? —Sus cejas alzadas me recuerdan que no se lo había comentado— ¿Cuándo?

—Hace un par de horas. —Casi se atora con el trozo de manzana que aún tenía en la boca.

Termina de masticarla y lo traga. Saco del refrigerador otra botella con agua.

—¿Por qué no me dijiste que vendría?

—Porque no quiero que pienses en otro hombre. —Termino el contenido de la botella y la miro meterse a la boca el último pedazo.

Voy a tener que comprar varias cajas de agua.

—¿Vino con sus hijos? —sigue preguntando por él como si no hubiera escuchado lo último que dije.

Agarro otra manzana y me enfoco en pelarla.

—Sí.

—¿Quién los va a cuidar?

Detengo la mano por unos segundos y prosigo.

—Mi asistente.

—¿Qué tal si-? —Le meto un pedazo a la boca.

—La presentación de tu cuento es en dos días, no puedes perder tiempo cuidando niños ajenos. —Dejo los demás trozos en el plato y me como uno.

—Pero a Lía seguro le gustará pasar la tarde con sus nuevos amigos, y puedo quedarme con ellos hasta que deba ir a mi reunión junto con Maya.

—Si haces eso te distraerás y no podrás prepararte lo suficiente para tu reunión.

—Pero- —Le meto otro trozo a la boca.

—Yo me encargo, tú enfócate en tu lanzamiento.

Asiente y guarda silencio mientras devora el resto de la manzana.

—Esto no está mal de desayuno. —Agarra un nuevo pedazo y me lo acerca.

Capturo el pedazo junto con sus dedos y disfruto más los últimos. Aparta la mano y se inclina levemente hacia atrás.

—Contrólate, rey.

Ladeo mi boca, encantado con tal apodo.

—Por cierto, ¿dónde conseguiste este pijama? —Se mira de arriba a abajo—. Es tan bonita y cómoda que quiero una igual.

—Es tuya.

—Recordaría tener un pijama así. —Sujeta el borde inferior de la camisa de algodón, revisándola más a fondo.

—La compré para que la usaras cuando te quedaras a dormir.

—¿Me compraste un pijama con estampas de unicornio? —Extiende los brazos hacia mí.

Me acerco para que pueda abrazarme de la cintura y le acomodo varios mechones de cabello que me impedían apreciar bien su rostro.

—Si sigues consintiéndome así me voy a mal acostumbrar.

—Hazlo. —Beso su frente—. Mal acostúmbrate todo lo que gustes. —Levanto su rostro de la barbilla y miro sus labios—. Te voy a consentir tanto que interactuar con cualquier otro hombre te resultará aburrido. —Beso sus labios.

Mi rostro queda a centímetros del suyo, y lo acuna con ambas manos.

—Frank, antes de que regresaras los hombres ya me resultaban aburridos, estaba seriamente considerando la idea de invitar a salir a Rei.

Frunzo el ceño, fastidiado con la idea.

—Pero cuando te vi saliendo del baño en toalla no pude apartar la vista y entonces supe que tu regreso sería bastante interesante.

La miro en silencio esperando que prosiga, pero no lo hace.

—Estás diciendo que te resulté interesante porque me viste semi desnudo.

Achina los ojos, sopesando las opciones.

—En parte.

No es lo que esperaba, pero tampoco lo considero una ofensa.

Tiene sentido que lo primero que le llamara la atención de mí fuera mi cuerpo luego de descubrirla observándome todas esas veces durante la época en la que fue mi asistente.

—Si ese es el caso... —La tomo de la cintura y acerco hacia mí—. Mírame todo lo que gustes.

La beso e invado su boca de inmediato, ansioso por saborear su interior.


☆♛♛♛☆


—Pero... ¿qué está pasando? ¿Nos equivocamos de lugar? —pregunta la ex adolescente.

Hoy es el lanzamiento del nuevo cuento de Amelia y Maya.

—No lo creo —responde mi novia, adelantándose para alcanzar a la dueña de la librería que estaba de camino.

No llego a escuchar lo que dicen debido al bullicio provocado por el gentío que está dispersado a nuestro alrededor.

—Exionista, di aaaaa —dice Lía en mis brazos.

Obedezco y me mete a la boca una de las aceitunas que había en su pequeño tarro.

—Yo también quiero. —Maya se acerca y abre su boca.

La pequeña le invita dos aceitunas.

—¿Viste? —me habla cubriéndose la boca con la mano—. Me dio dos, se nota que le agrado más.

Vuelvo a abrir mi boca y esta vez me mete tres aceitunas. Miro a la ex adolescente para ver si tiene algo más que decir.

—Lía, méteme cuatro. —Intenta abrir más su boca con la ayuda de las manos.

—Pero solo me quedan tres —responde con voz apenada por no poder cumplir su pedido.

Ladeo mi boca al haber ganado.

—Esto no ha acabado. —Maya me apunta con el índice en signo de advertencia y se aleja para unirse a la conversación de Amelia y la dueña de la librería.

—¡Draco! —La pequeña se remueve de mis brazos y la sostengo bien para evitar que se caiga.

Me giro para revisar qué es lo que ha llamado su atención y lo que encuentro es algo realmente molesto. Bajo a Lía y ella corre hacia los gemelos para saludarlos de manera efusiva. El padre de los rubios sonríe y los suelta para que ellos puedan saludarle de vuelta.

El abrazo grupal entre los tres niños aumenta mi molestia. Sé que a Lía les agrada esos infantes, pero eso no evita que sienta cierto fastidio de que sea muy amistosa con ellos ya que no merecen ser amigos de la pequeña. Dudo alguien sea merecedor de su amistad.

—Hola, Frank —el padre saluda mostrando esa molesta sonrisa.

Asiento para responder su saludo y continúo observando la interacción de los pequeños, vigilando que sus predecesores no hagan nada extraño.

—Brenda me dijo que la presentación empezaría a las cinco, pero quisimos venir antes a saludar —explica la razón de que haya venido tan temprano.

En un principio no me agradaba la idea de que viniera a la importante presentación de Amelia, pero ella se mostró tan encantada de tener caras conocidas que tuve que omitir mi descontento.

Si a ella le hacía feliz no tenía derecho a interferir.

—Menos mal vinimos antes. —Mira a su alrededor—. Debí suponer que estaría repleto ya que ambas son artistas increíbles.

Una pobre descripción para referirse a Amelia, pero prefiero eso a que suelte un halago más profundo hacia ella.

Mi novia voltea hacia nosotros y se acerca para saludar.

—Hola, Tomas. —Agita la mano en el aire a modo de saludo.

—¡Amelia! —El mini rubio corre hacia mi novia y se impregna en sus piernas como una garrapata—. Te extrañé mucho.

—Oww. —Le acaricia el cabello, por alguna razón conmovida.

—Ha habido un cambio de planes. —Carga al niño y me mira—. Vamos a realizar una presentación ahora y otra en la hora pactada ya que hay demasiada gente y no disponen de tanto espacio para todos. —El niño le abraza del cuello—. Para ustedes ya tengo asientos reservados en la primera fila así que no se preocupen por eso. —Mira al padre del niño—. O si gustan puedo reservarles en la hora acordada originalmente por si es que en estos momentos no disponen del tiempo.

—Nos gustaría estar presentes ahora si no es mucha molestia. —El pintor carga a su otra descendencia rubia.

—Perfecto, entonces síganme que andamos con prisa.

Cargo a Lía y caminamos detrás de mi novia. Me adelanto para caminar a su lado.

—¿Necesitas más seguridad para que te ayude?

—Los que han venido son suficientes, gracias. —Sonríe mostrando la mayoría de los dientes, lo que me indica que está nerviosa—. Y también quiero agradecerte por esto, si no fuera por esos carteles publicitarios que has colocado en toda la ciudad este sitio no estaría tan repleto.

—Sé que tarde o temprano llenarías salas de personas encantadas con tus cuentos, solo me encargué de que ellos llegaran antes de tiempo.

—Y yo sé que quisiste decir algo conmovedor, pero solo puedo pensar en lo fácil que resultan ciertas cosas gracias al dinero.

Esa es una buena conclusión. El dinero ayuda a quitar de la lista varios problemas que no podrían resolverse sin este, haciendo al menos un poco más ligera la vida de una persona.

Entramos al gran espacio que ha sido decentemente organizado y acomodado, y siento a Lía a mi derecha en la primera fila.

—La gente no tardará en entrar así que quédense ahí hasta que termine la presentación —nos informa mi novia la escritora.

Se empina en una pierna para estar a la altura de su hija.

—¿Recuerdas lo que te dije?

—No me despegaré de Exionista ni un milisegundo —la pequeña va recitando lo que estuvieron practicando la noche anterior—, no tomaré ninguna bebida hasta que termine la presentación y si quiero decir algo primero levantaré la mano para pedir permiso.

—Esa es mi niña. —Le acaricia la cabeza y le besa en la parte de arriba—. Mami te quiere.

—Lo sé. —Sonríe.

Le pellizca las mejillas, lo que le hace reír.

—También te quiero, mami.

—Lo sé. —Besa su frente.

Se endereza, se me acerca y se inclina a mi oído.

—Toma su mano y no la sueltes bajo ninguna circunstancia —murmura—, que es muy escurridiza.

De inmediato me aferro a la diminuta mano de la pequeña, lo que le hace sonreír.

—Te quiero. —Amelia besa mi mejilla y se aparta al instante, sabiendo que la iba a retener para conseguir otro beso, pero en un sitio diferente.

—Gracias de nuevo por venir —le habla al pintor—, espero la presentación sea de su agrado.

El susodicho está sentado en el centro, junto a la división entre los dos bloques de silla, y sus miniaturas se han sentado a su costado y también al de Lía.

—Así será —se muestra demasiado animado para mi gusto.

El bullicio entra junto con las personas, lo que apresura a Amelia a que salga por la otra puerta, la que cruzamos antes, y se prepare para el inicio del evento.

—Exionista, ¿estás tembloroso porque es tu primera vez estando en una presentación de mamá?

—Se podría decir. —Acomodo su cabello detrás de la oreja.

—Como yo he estado en cientos de presentaciones de mamá te daré algunos conejos. —Asiente llena de confianza.

Me giro un poco para prestarle atención.

—Consejo número uno. —Enseña el índice de su mano libre—. Si eres de vejiga pequeña como yo no bebas nada o terminarás yendo al baño y te perderás parte del discurso de mamá. —Se acaricia el estómago—. Consejo número dos. —Enseña el índice y el dedo medio—. Guarda silencio mientras mamá está hablando y si quieres decirle algo levanta primero la mano. —Eleva su brazo a modo de ejemplo.

Asiento ante la interesante información que me ha brindado.

—Si sigues esos consejos te aseguro que disfrutarás al máximo la presentación de mamá. —Enseña el pulgar arriba para reforzar sus palabras.

—Gracias. —Acaricio su cabeza—. Seguiré tus consejos.

—Buena decisión. —Palmea mi mano que sigue aferrada a la suya.

Un estruendo enmudece la sala en un instante. Miro hacia la puerta y los gritos vienen acompañados de más ruidos que parecen explosiones.

De inmediato cargo a Lía y el pintor se coloca adelante de sus hijos para resguardarlos en su espalda. Permanecemos de pie, esperando una señal que nos confirme que debemos irnos.

Pero yo no puedo irme sin Amelia.

Miro a Lía, quien me abraza mientras oculta su rostro en mi pecho. No puedo ir con ella y exponerla a lo que sea que esté pasando ahí afuera, pero tampoco puedo dejarla ya que le prometí a Amelia que no la soltaría por nada.

—Yo iré a ver —se ofrece el pintor y cruzamos miradas—. Cuida a mis hijos, por favor.

Los pequeños continúan sentados, tomados de la mano, y ven alejarse a su padre sin poder decirle nada, tal vez petrificados por el miedo. Me arrodillo frente a ellos y los miro.

—Aférrense a mi cuello y no me suelten hasta que se los diga.

Ellos obedecen y cargo a los tres pequeños. Y los cubro con mi sobretodo.

—Cierren los ojos y tampoco los abran hasta que se los diga, tú también Lía.

—Quiero a mamá —su voz tiembla.

—Papá.

—¿A dónde fue papá?

Más explosiones resuenan, y compruebo lo que temía.

No son explosiones sino disparos.


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¡Hola!

Esta vez sí publico a esta hora a propósito :v es que me sigue dando roche subir caps puercos xd

Uff como ando sufriendo con la recta final de esta novela u.u pero prometo que en cuanto termine de escribirlos todos actualizaré varias veces y hasta haré maratón T.T

¿Les gustaría que suba también por aquí la escena puerca? Para "desactivar" la escena al menos 20 personas deben comentar en este párrafo (ojo, personas, no comentarios, nada de trampas e.e)

PD: Si quieres leer antes los caps de "Conde herpes" en mi instagram hay información que podría interesarte :3

Días de actualización: Lunes y Viernes xd

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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