Capítulo 45: "¡No te comas eso!"


☆♛☆ 45. "¡No te comas eso!" ☆♛☆


Se encoge de hombros y me acaricia la mejilla.

—No es tu culpa que seas tan guapo, ni tampoco me molesta que lo seas. —Me da un suave pellizco, mostrando lo nada molesta que está.

Amelia, ¿por qué me miras con tanto cariño a pesar de que por mi culpa tuviste que revivir aquella horrible época?

Si no me hubiera deshecho de ella después de que apareció frente a mi departamento... tú no habrías puesto esa cara frente al hotel.

Cometí un grave error así que deberías solo... no verme de ese modo.

Cierro los ojos y pongo mi mano sobre la de ella que aún cubre mi mejilla.

—No pongas esa cara. —Acuna mi rostro con ambas manos.

Abro los ojos y la noto más cerca que antes. Su mirada es suave y triste, como si se preocupara por mí.

—Así como no es tu culpa que seas tan guapo, tampoco lo es el que esa mujer haya actuado de ese modo.

Quisiera preguntarle a qué mujer se refiere. Si a la que vimos hace unos días o... la que vimos hace años.

¿Y cómo sabe que me estoy culpando cuando no he dicho nada?

—En ese momento pusiste el mismo gesto.

¿También sabe leer mentes? ¿Fue ella quien le enseñó a Lía?

—Admito que me aterró un poco volver a verla de esa forma tan improvisada, apareciendo de la nada y demostrando que sabía exactamente en donde te encontrabas, actuando como toda una acosadora. No pude evitar recordar a... ya sabes quién.

Aprieto la mandíbula y aparto la mirada ya que no merezco seguir contemplando aquellos hermosos ojos verdes.

—Pero luego me entró una cóoolera... es que me agarró desprevenida la desgraciada.

Vuelvo a mirarla ya que de nuevo se está saliendo del guion.

—Hay algo que me enseñó mi querida amiga Susana, es mejor pedir perdón que pedir permiso. Así que si alguien más se atreve a acosarte le daré una golpiza y luego me disculparé por haber actuado violentamente. Porque si algo entendí de ese tipo de personas es que no aprenden a las buenas, así que no te queda otra opción que golpearlos.

Empuja la silla y se sienta sobre sus piernas frente a mí. Toma mis manos y sonríe con suavidad.

—Así que espero que me protejas luego de que los deje noqueados, porque capaz alguno vaya a querer demandarme.

—Antes de que siquiera piensen en demandarte me encargaré de hacerlos desaparecer.

—Sonaste como a un sicario. —Sonríe entretenida.

—Por ti sería lo que sea.

—¿Hasta Batman? —Eleva sus cejas.

Exhalo al sentirme más relajado y ligero.

—Sí... hasta Batman.

Se ríe. ¿Cómo es posible que pueda reír así luego de lo ocurrido?

Ah... ya entiendo. Sigo subestimando a esta mujer.

Había olvidado lo impredecible que podía ser en los momentos menos esperados. Fue lo que me llamó la atención desde el momento en que la conocí.

—Entonces yo seré Robin.

—¿Su secuaz?

—No en los fanfics que Maya me hizo leer cuando perdí en una apuesta. —Se gira y apoya en mi pecho, así que la rodeo con mis brazos.

—¿Qué apostaron? —Coloco cada pierna a cada lado suyo para que se sienta más cómoda desde esa posición.

—Quién podía cargar por más tiempo a Jack. —Suspira—. Ese tipo pesa una tonelada.

—Amelia.

—Yo también me sorprendí que me ganara, pero luego confesó que suele ir seguido al gimnasio con Rei... esa tramposa.

—Amelia.

—No me ocultes nada, Frank. —Toma mi mano y juega con mis dedos—. Lo que sea que tengas planeado hacer con esa mujer preferiría que me lo digas, de ese modo sabré qué esperar o cómo actuar. No quiero más sorpresas.

Beso el lado lateral de su cabeza.

—Planeaba decírtelo luego de encargarme de esa persona.

—No, no quiero saberlo cuando ya haya terminado, quiero estar al tanto desde el principio, y si hay algo que pueda hacer...

—Hay algo que puedes hacer.

—¿En serio? —Gira la cabeza y me mira— ¿Qué cosa?

—No me apartes.

—¿Apartarte? —Enarca una ceja, como si lo que dije no tuviera sentido—. Al contrario, quisiera tenerte pegado a mí todo el tiempo para asegurarme de que nadie más intente acercarse a ti.

Ladeo mi boca. Parece que tenemos los mismos pensamientos posesivos.

—Es extraño. —Apoya su cabeza en mi pecho—. No recuerdo que yo fuera tan celosa, pero supongo que como ha pasado tanto tiempo desde que salí con alguien que he adquirido malas costumbres.

—Me gusta... —Se gira a la derecha y sube sus piernas sobre la mía, lo que le permite mirarme con más comodidad—. Que quieras eso.

—¿En serio? —Se cuelga de mi cuello.

Tengo sus labios tan cerca que no puedo apartar la mirada.

—¿Te gusta que quiera tenerte solo para mí? —murmura mientras se va acercando— ¿Te gusta que tenga esta mala costumbre?

La tomo de la nuca y la beso como si se tratara del oxígeno que mis pulmones imploran conseguir. Me he contenido tanto que estoy a punto de enloquecer.

Su mano se aferra a mi cabello, y la mía desciende hasta su cintura para pegarla más a mí.

—Espera. —Se aparta tan rápido que mi boca queda abierta y con la sensación de vacío—. Lía está en la sala.

—Pero no está aquí. —Bajo mi otra mano hasta su estómago, y la meto por debajo de su camiseta—. Seré rápido. —Lamo su cuello.

—¿En qué se supone... que serás rápido? —habla con voz entrecortada.

Le doy un suave mordisco a su cuello.

—En complacerte. —Deslizo la mano por debajo de su pantalón de pijama.

En cuanto abre la boca la vuelvo a besar para callar sus gemidos.

Mi mano llega al borde de sus bragas, y desciendo más hasta tocar a través de la tela aquel lugar apetitoso.

Mientras juego con su lengua, mis dedos juegan con su centro. Su cuerpo reacciona y se va retorciendo, así que hago a un lado sus bragas para poder sentir mejor su humedad.

Meto los dos primeros dedos, y sus uñas se incrustan en mi brazo. Saco y meto mis dedos con velocidad, empapándome con su interior. En cuanto pone más presión en mi brazo, acelero más en la invasión. Los eróticos sonidos que vienen de ahí abajo vacían mi mente y me llenan de excitación.

Su cuerpo se tensa por unos segundos para terminar relajándose. Ladeo mi boca al sentir el espeso manjar bañando mis dedos, y me los llevo a la boca para degustar tal exquisitez.

—¡No te comas eso! —Me sujeta del brazo demasiado tarde porque ya lo hice.

—¿Cómo estás? —Saco del bolsillo del pantalón un pañuelo y lo uso para limpiarme.

—Super duper... —Muestra el pulgar hacia arriba.

Ladeo mi boca y guardo el pañuelo, satisfecho por conseguir que se derrita con mis dedos. Saber que fui yo quién la ha provocado y dejado de este modo me basta.

—¿Vamos a la sala? —Beso su nuca.

—Eso quisiera... pero mis piernas no responden... y siento que me quedaré dormida en cualquier momento.

Acomodo sus piernas sobre mi brazo y la levanto conmigo del suelo.

—Me siento tan relajada que parece que he tomado algún tranquilizante. —Sonríe y cierra los ojos.

Beso su frente, y apoya su cabeza en mi pecho.

Salimos del estudio y compruebo que Lía sigue inmersa en la película mientras devora lo que queda de las palomitas. Ni siquiera nota nuestras presencias a pesar de que cruzamos casi adelante de ella.

—¿A dónde vamos? —arrastra las palabras, a punto de quedarse dormida.

—Primero te cambiaré y luego te llevaré a la cama.

—¿Estás loco? —Me da un suave golpe en el pecho que apenas y sentí—. Lía está en la sala.

—Te llevaré a la cama para que descanses. —Empujo la puerta de su habitación.

—Ah... está bien, tienes mi permiso. —Le da dos palmadas a mi pecho.

La acomodo sobre la cama, en la que se estira, lista para quedar profundamente dormida. Voy por su maleta y saco un conjunto de pijama, además de bragas. Y le quito el pantalón.

No suelta ningún comentario irónico ni bromea al respecto, lo que significa que ya se durmió. Así que me concentro en cambiarle la ropa por la nueva que saqué. Trago saliva en cuanto le quito la camiseta y noto que no tenía nada debajo, pero me controlo y continúo cambiándola.

Una vez termino mi misión, la vuelvo a cargar y la meto bajo el cobertor. Y me siento a su lado para contemplarla.

—Amelia. —Acaricio su cabello, de paso que aparto los mechones que cubren su rostro—. Quisiera prometerte que no cometeré más errores, pero, así como sé que soy el mejor en muchos aspectos, en muchos otros me considero un torpe aprendiz que recién está empezando.

Tengo la confianza para darte el mundo entero, pero no para evitar que en algún momento derrames lágrimas.

—No deseo volver a lastimarte, pero hasta para mí sería presuntuoso afirmar que nunca más lo haré.

Beso su frente y acaricio su mejilla.

—Te amo tanto que jamás quiero soltarte, pero estoy dispuesto a dejarte ir si eso te mantiene a salvo. Ya contuve una vez mis sentimientos, y lo volveré a hacer si es lo mejor para ti.

Me levanto de la cama y voy a la puerta. Me detengo en el umbral y respiro hondo.

Sé que tengo lo necesario para protegerla, pero la decisión es de ella.

—Exionista.

Bajo la vista hacia la pequeña parada frente a mí. Enseña aquel gesto que usa cada vez que se contiene de preguntar algo porque intuye que no es buena idea que lo haga. Me agacho y la cargo.

—¿Terminó la película? —La llevo a la sala.

—No. —Me detengo frente al televisor y noto que la ha pausado—. ¿Mamá está enferma? —Me mira.

—Solo está cansada. —Me siento en el sillón y la acomodo sobre mis piernas—. Y va a tomar una pequeña siesta.

—¿Puedo tomar la siesta con ella?

—¿También estás cansada? —Acomodo su cabello detrás de su oreja.

—Sí.

Ladeo la boca.

—Yo también estoy cansado.

—¿Tomamos la siesta los tres juntos? —se emociona.

Apago el televisor y la llevo de vuelta a la habitación. Me hace una señal para que no haga ruido y con mucho cuidado se acomoda bajo el brazo de su madre, quien la atrae a su pecho. Es mi turno de recostarme, dejando a la pequeña en el medio, y paso mi brazo por encima de ambas.

—Buena siesta, Exionista —susurra.

—Buena siesta —susurro de vuelta y cierro los ojos.

—Te quiero. —Su pequeña mano aterriza en mi pecho.

—Te quiero. —Tomo su pequeña mano.

—Y yo los quiero a ambos —murmura Amelia.

Abro los ojos y me encuentro con los de ella, quien me mira como si quisiera decirme algo telepáticamente.

Te amo —vocalizo sin emitir sonido.

Se nota —responde sin emitir sonido.

Tal vez no entendió lo que dije, tal vez no entendí lo que dijo. Pero da igual, con tal de estar aquí al lado de ambas dan igual las palabras.

Llevo mi mano a su mejilla y la acaricio con lentitud mientras la observo. Ella cierra los ojos sin dejar de sonreír.

Amar a esta mujer se ha vuelto tan adictivo que nunca tendré suficiente de ella. Es terrorífica la velocidad en la que crecen mis sentimientos hacia su persona, como si día a día le estuviera dando más poder sobre mí. Pero en vez de que aquello me moleste o perturbe, me emociona la idea de darle más y más hasta que lo tenga todo.

Quiero darle todo de mí, más que dispuesto para que me destroce a su antojo.


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¡Hola!

Si no tuviera una crisis existencial al menos una vez a la semana no sería yo :'v

Aquí ando chill con esta novela tan cute, quién diría que luego de escribir MVD la siguiente novela adorable sería la del conde xd (y eso que empezó bastante depre, hasta yo me sorprendí che)

Ya vamos en la recta final... ah no se crean, aún falta... un poquis para eso e.e

PD: Si quieres leer antes los caps de "Conde herpes" en mi instagram hay información que podría interesarte :3

Días de actualización: Lunes y Viernes

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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