Capítulo 44: "También soy toda tuya"
☆♛☆ 44. "También soy toda tuya" ☆♛☆
Subestimé al niño.
—¿Más café? —El pintor aparece con una jarra transparente de café recién hecho.
Levanto la taza para que la llene.
Mientras lo bebo, escucho las risas a mi espalda.
Luego del paseo en el parque, de algún improvisado modo, terminamos en casa de este pintor y sus ruidosos hijos para que Amelia les lea uno de sus cuentos.
—Tengo algunas pinturas en mi oficina, ¿te gustaría verlas?
Más risas provienen del fondo del pasillo.
—Bien. —Termino el resto del café de la taza.
Nos levantamos del sillón y lo sigo al otro lado del pasillo de donde provienen las voces.
De las cinco pinturas que me ha mostrado tres fueron mis favoritas, una de ellas siendo algo similar a un retrato de sus hijos, pero expresado de tal manera que debes prestar a cada detalle para entender lo que realmente quiere mostrar.
Lo que me llamó la atención de este pintor fueron las metáforas que realiza en sus cuadros, algunas tan complejos que parecen enigmas que te instan a querer resolver.
Mientras más los observas, más entiendes los verdaderos mensajes que se resguardan en sus trazos.
Una lástima que estos cuadros no estén disponibles para exponerlos. No quiso dar la razón, pero dio a entender que se debe a una cuestión personal. Tal vez tenga algo que ver con su fallecida esposa.
—Mañana te mostraré las que tengo en el taller, esas si están todas disponibles —comenta con una amable sonrisa.
Asiento y les doy otro vistazo a los cuadros ya que será la última vez que los vaya a ver porque no pienso volver a este lugar.
—¿Les gustaría quedarse a cenar?
—Ya tenemos planes. —Camino por la habitación, observando cada cuadro colgado en la pared.
—Cierto, ya tomé mucho de su tiempo. —Me detengo al casi chocar con el pintor, quien no se cansa de sonreír—. Disfruté pasar el día contigo.
Lo sé.
—Gracias por mostrarme tu colección privada. —Inclino un poco la cabeza hacia adelante—. Son deslumbrantes.
—Gracias a ti por venir a mi casa con tan poca antelación. —También inclina la cabeza y extiende el brazo hacia mí—. El que te hayan gustado estos cuadros tan especiales significa mucho para mí.
Estrecho su mano sin apartar la vista de aquellos ojos que no lucen tan amables como su sonrisa. Este hombre es similar a sus pinturas, mientras más lo observas más notas la historia que se esfuerza por ocultar.
—¿Sabes? Desde que te vi en persona he tenido esta fantasía por hacer un retrato de ti. Hay demasiados detalles que solo puedo captar cuando te tengo frente a mí que son imposible de notar en fotografías.
Suelto su mano ya que nos la hemos estrechado por demasiado tiempo.
—Eres completamente libre de pintar retratos de mi persona siempre y cuando no los comercialices. Si vendes algo con mi rostro en el te demandaré.
Se ríe.
—No me atrevería a vender algo que tenga tu rostro. —Ladea su sonrisa.
—Frank.
Giro un poco para mirar el umbral de la puerta, en donde Amelia está parada.
—Se hace tarde. —Finge una amable sonrisa.
—Les pediré un taxi. —El pintor coloca su mano sobre mi hombro.
Amelia camina hacia mí y toma mi mano, y cruza miradas con el pintor.
—Eso no será necesario, ya hay alguien esperándonos abajo —suena seria y un tanto molesta, lo que significa que está muy molesta y lo intenta contener—. Con permiso.
Me jala a la salida, en donde nos encontramos con Lía, quien también me toma la mano con un rostro serio.
De Amelia sospecho por qué está así, pero de la pequeña no. Le preguntaría qué fue lo que pasó, pero esperaré a que salgamos del edificio, que para entonces ya estará más calmada.
En cuanto entramos al ascensor atraigo a Amelia hacia mí para abrazarla.
—Uno, dos, tres... —Lía empieza a contar.
—¿Por qué me abrazas? —dice con molestia, sin intención de abrazarme de vuelta.
—Porque estás molesta. —Hundo mi nariz en su cuello y cierro los ojos.
Si le digo que me encanta que se ponga celosa se molestará más. No es que me encanten los celos, sino la idea de que Amelia me quiera solo para ella. Y mientras más egoísta se ponga con tener mi atención, más encantado quedaré.
—Soy todo tuyo y haré lo que me pidas sin importar lo descabellado que suene.
—¿Aún si te pido que no mires a los ojos a nadie más que a mí?
—Usaré gafas de Sol el resto de mi vida y solo me las quitaré cuando esté contigo.
—¿Y si te pido que no dejes que nadie te toque sin importar su edad o género?
—Demandaré a cualquiera que esté a menos de un metro de distancia.
Resopla, y no necesito verla para saber que está sonriendo.
—También soy toda tuya, Frank.
—¿Significa que puedo pedir lo mismo?
—Lo haces y grito.
Ladeo mi boca y la aprieto un poco más, que deseo impregnar en mi piel el calor de su cuerpo que tanto extraño cada vez que no la tengo cerca.
Amo demasiado a esta mujer.
Salimos del ascensor y cargo a Lía, quien ha quedado agotada por tanto jugar.
Subimos al auto que nos esperaba y acomodo a la pequeña de tal modo que puede usar mis piernas como almohada. Amelia descansa su cabeza sobre mi hombro mientras acaricia la cabeza de la pequeña.
—Me pregunto si cuando crezca recordará este viaje —habla bajo para no despertarla—, o si recordará algo ya que aún es pequeña. Yo no recuerdo mucho, solo vagos momentos de algunos cumpleaños que tuve de niña. —Inclina la cabeza hacia atrás para mirarme—. ¿Tú recuerdas tu niñez?
Mi niñez. Por desgracia recuerdo más de lo que me gustaría.
—Vagos momentos —respondo.
Pero son pocas las que prefiero mencionar.
Amelia acerca su mano a mi rostro y acaricia mi mejilla.
—Yo sí recordaré este viaje, ¿sabes por qué?
Ladeo mi boca.
—¿Por qué?
—Porque eres tan malditamente apuesto que ni con amnesia lo olvidaría.
—Lo sé... —Beso su frente—. Cariño.
Me sujeta el rostro con ambas manos mientras me mira de ese modo particular que tanto me encanta. Quisiera que me mirara así todo el día.
Llegamos al hotel y cargo con cuidado a Lía, asegurándome de no despertarla. Amelia entrelaza su brazo con el mío y su sonrisa me basta para no tener hambre por el resto del día.
Pero aquella sonrisa desaparece en cuanto mira al frente, y su rostro perplejo me provoca malestar. Freno en cuanto lo hace, y miro hacia donde ella está mirando.
Otra vez ella.
No, esto ya fue demasiado.
Sabía que había sido demasiado amable cuando apareció frente a mi departamento, debí encargarme de esta mujer y asegurarme que no volviera a aparecer en nuestras vidas.
Le entrego la pequeña a Amelia, quien vuelve en sí en cuanto la tiene en brazos y evita mirar en la dirección en donde se encuentra parada aquella persona.
Me inclino y acerco a su oreja.
—Espérame en el auto.
—¿Qué harás? —Frunce el ceño, fastidiada con la situación— ¿Hablarás con ella? —lo dice con un tono que me da a entender que no quiere que lo haga.
—No. —Saco el teléfono, marco un número y lo acerco a mi oído—. Alguien más lo hará.
—¿Entonces por qué quieres que...? —Se tensa en cuanto la mujer avanza hacia nosotros.
Elevo un poco la barbilla para mirar la entrada del hotel, y cruzo miradas con los tipos que acaban de salir. Asiento levemente, y se movilizan de inmediato.
Rodeo con un brazo a Amelia y la llevo al vehículo, en donde entramos juntos. Cierro la puerta y el conductor arranca.
—¿Por qué...? —murmura, porque a pesar de lo ocurrido no quiere despertar a Lía— ¿Por qué ha venido hasta aquí?
—¿Jefe? —Vuelvo a acercar el teléfono al oído.
—Reserva una suite en otro hotel, esta vez usa un seudónimo.
—Ya me encargo. —Corta la llamada.
Guardo el aparato y me tenso al notar que Amelia está temblando. La rodeo con ambos brazos y beso su frente.
—Lo siento —musito.
Cometí un estúpido error. No, luego me encargaré de torturarme por esto, primero debo asegurarme de tranquilizarla.
—Aquí estoy —murmuro—, aquí estoy.
Repito aquellas dos palabras una y otra vez mientras reparto varios besos en su cabeza.
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—Envíame la información mañana a primera hora, cancela todo y que esta sea tu prioridad.
—Sí, jefe.
Exhalo y me levanto del escritorio en el que estaba sentado para dirigirme a la puerta. Me detengo a medio camino.
—¿Qué hicieron con esa persona?
—Se le advirtió que si no salía del país para mañana se le colocaría una restricción de acercamiento.
—Bien.
Es preferible solo darle advertencias para que se sienta confiada y baje la guardia. Es mejor atacarles cuando no se lo esperan.
—¿Cómo está Amelia?
Vuelvo a exhalar.
—Está descansando junto con Lía.
No estaba asustada, más parecía un gato callejero que no confía en los humanos. No dijo nada y solo acunó a la pequeña hasta quedarse dormida mientras se aferraba a ella.
—Fue una mala idea —murmuro para mí.
—¿Venir a Bretaña?
—No. —Me dirijo a la puerta—. Pedirle que sea mi novia. —Salgo del estudio.
Llego a la sala, pero la paso de largo y voy al balcón. Corre demasiado viento, lo que es perfecto para congelar mi cabeza antes de que empeore la jaqueca.
Apoyo los brazos en el barandal y observo la ciudad que brilla a pesar de que ya ha anochecido.
—Mañana. Mañana acabaré con esto.
Debí hacerlo antes, debí hacer lo que suelo hacer con ese tipo de personas y extirparlas antes de que los síntomas empeoren.
No, lo que debí hacer fue nunca haberme reunido con ella, así habría evitado que dirigiera su atención hacia mí.
Me confié ya que no había realizado ningún movimiento o intento por llegar a mí. Otro error.
Salgo del balcón y regreso al estudio para hablar con mi asistente. Tendré que adelantar mis planes.
☆♛♛♛☆
—Frank, ¿podemos hablar un momento?
—Sí.
Me quita el tazón con palomitas y se lo lleva a Lía, quien está hipnotizada con la última película de Shrek.
Va en dirección al balcón y la sigo. Cojo del sillón la manta gris que ha dejado y desliza la puerta para asegurarse de que la pequeña no pueda escucharnos. Se queda mirándola y se encoge de hombros. Coloco la manta sobre sus hombros y se vuelve para mirarme.
—Gracias. —Sujeta la manta con ambas manos.
Saco de la parte trasera del pantalón la gorra de lana que mantuve conmigo desde que desperté, y se la pongo.
—Está corriendo demasiado viento —explico ya que se me ha quedado mirando.
—Así que este era el bulto que tenías ahí atrás. —Toca el gorro y sonríe a medias.
Meto las manos en los bolsillos del pantalón y saco un par de guantes de lana que hacen juego con el gorro gris. Y la ayudo a ponérselo.
—Ahora sí que estás exagerando. —Mira los guantes, más animada que antes.
—Prefiero ser exagerado a que termines resfriada.
—No creo vaya a resfriarme por un poco de... —Estornuda con fuerza.
—Mejor hablemos en el estudio. —La hago girar y la llevo de los hombros a la puerta.
—Bieeen. —Se encoge de hombros y se deja guiar.
Ya dentro del estudio, la acomodo en la gran silla tras el escritorio.
—Frank. —Me hinco de una pierna— ¿Qu-qué haces?
—Te escucho. —Tomo sus manos y la ayudo a quitarse los guantes ya que quiero sentir su piel, su calidez.
—Frank.
Me gusta cuando dice mi nombre porque siento un hormigueo en la yema de los dedos cada vez que lo hace, pero en este momento más se siente como un golpe en las costillas que me impide respirar.
Amelia ha tardado en volver a ser ella, fue con especialistas y recibió tratamiento para superar cualquier secuela que haya dejado aquel acontecimiento.
Y yo estropeé su recuperación.
Solo bastó ver la cara que puso al encontrarnos con esa mujer para entender que volvió a recordar lo que Charlotte le había hecho. El acoso, los ataques... la pérdida de un ser querido.
—¿Estás bien?
Parpadeo para apartar los molestos pensamientos que solo me provocan dolor de cabeza y aprecio su rostro con signos de preocupación.
Asiento y ladeo la boca.
—¿De qué quieres hablar? —pregunto.
Aunque ya lo sé prefiero que lo diga sin rodeos porque la espera me está carcomiendo.
—No luces bien desde esta mañana y como parecía que no tenías intención de decirme lo que ocurre...
Me quedo mirándola, sin saber qué decir ya que no esperaba que la conversación se dirigiera en esta dirección.
—¿Es por lo de esa mujer o pasó algo más?
Niego con la cabeza, aún sin palabras que pronunciar. Solo quisiera que lo diga para que pueda responder tal y cómo lo preparé.
—Frank... —Otro golpe—. ¿Por qué eres tan guapo?
De todo lo que esperaba que diga... esa pregunta no estaba entre las opciones.
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¡Hola!
Otro capítulo nocturno porque puedo y porque quiero (en realidad se me hizo tarde u.u)
PD: Si quieres leer antes los caps de "Conde herpes" en mi instagram hay información que podría interesarte :3
Días de actualización: Lunes y Viernes
♛PREGUNTAS♛
☆¿Preguntas?
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☆¿Teorías del siguiente capítulo?
Nos vemos pronto 7u7
♡ Los adoro ♡
Vale Rie☆
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