Capítulo 37: "¿Has hecho un pacto con el diablo?"

Puedes encontrar la versión +18 en mi ig: haruviolette


☆♛☆ 37. "¿Has hecho un pacto con el diablo?" ☆♛☆


La molesta luz interrumpe la agradable siesta. Luego ordenaré que cambien las cortinas por unas más oscuras.

Ladeo mi boca al tener entre mis brazos a Amelia, y beso su cabeza.

Aunque solo he dormido unos minutos me siento renovado y listo para empezar el día. Claro, solo si ella está presente.

—Dame cinco minutos. —Da media vuelta y apoya su rostro en mi pecho.

—Tendré que ir por más preservativos. —Beso su frente.

—¡No hablo de eso! —Remueve la pierna en un intento por patearme—. Ahg, estoy demasiado cansada para hablar.

Cierro los ojos y exhalo ante lo increíblemente cómodo que se siente la calidez de su piel. Podría quedarme dormido en cualquier momento.

—¡Lía! —Se aparta de golpe—. ¿Qué hora es? —Se sienta—. Tengo que llevarla a la guardería.

—Rei y Jack la llevarán. —La jalo para que regrese a mis brazos—. Tú solo encárgate de descansar, casi no has dormido por mi culpa.

—¿Cuándo hablaste con ellos? —Inclina la cabeza hacia atrás para mirarme a los ojos.

—Mientras te duchabas le escribí a Rei. —Acaricio su mejilla con el pulgar—. Luego pasaremos a recogerla, a menos que estés muy cansada, en ese caso iré yo por ella.

—No. —Me abraza de la cintura—. Vayamos juntos.

—Entonces duerme. —Beso su cabeza—. Y no te muevas mucho o podrías despertarlo.

—¡Estoy durmiendo!

Ladeo mi boca y exhalo.

Sí, podría acostumbrarme a esto.


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—Tú no eres humano, eres un robot.

Sus quejas son tan tiernas.

—Confiesa, ¿has hecho un pacto con el diablo? No creo que Dios te haya dado esa arma mortal.

Y entretenidas.

—Esa cosa debería tener pasaporte propio, dudo ambos quepan en un solo asiento.

Sacudo la cabeza al sospechar que no va a parar con su monólogo hasta que lleguemos a la guardería.

—¿Cómo están tus piernas? —pregunto al recordar que apenas pudo dar unos pasos porque le temblaban demasiado.

—Tú... —Me apunta con el índice—. No volverás a tocarme hasta nuevo aviso.

Elevo las cejas ante su repentina orden.

—¿Por qué?

—Es obvio que necesito ejercitarme más... —Suspira con fuerza—. De otro modo quedaré en silla de ruedas por culpa de tu arma nuclear.

—¿Te duele? —Le doy un vistazo, empezando a preocuparme de qué tan serio sea.

—Sí, me duele... mi orgullo.

Entorno los ojos al no comprender.

—Se nota que tienes mucha experiencia y por eso luces tan perfecto como siempre —murmura cruzada de brazos—. En cambio yo...

Respiro hondo y me limito a conducir.

No puedo negar que hubo una época en la que tuve varios encuentros sexuales porque Amelia se encargó de deshacerse de algunas de ellas como parte de su trabajo. Solo puedo lamentarme de haberle dado una orden así.

Tampoco me sentiría cómodo si conociera a las personas con las que ella se ha acostado, así que entiendo que no pueda evitar mencionarlo.

¿Qué puedo hacer para que se olvide de aquel patético lado mío?

No importa si estos últimos cuatro años Amelia fue la única mujer que me acompañó, al menos de forma indirecta, porque sus últimos recuerdos de mí son en los que me involucré con otras mujeres.

Pero lamentarme no servirá de nada.

Estaciono el auto y quito la llave.

Observo a Amelia mientras se quita el cinturón, y tomo su mano antes de que abra la puerta.

—Amelia.

—Ahora no quiero hablar. —Me obliga a soltarla—. Lía nos espera.

Sale del auto. Exhalo y la sigo.

Camina más rápido así que me limito a mirar su espalda.

Recién es nuestro segundo día saliendo y ya lo estoy arruinando.

—¡Mamá! —La pequeña se acerca corriendo.

Deja atrás a los otros niños y las madres que han volteado a vernos.

Amelia carga a Lía y la llena de besos.

—¿Cómo estuvo tu día? ¿Qué te enseñaron hoy? —Camina de vuelta al estacionamiento.

—Hoy aprendimos una divertida canción... ¡Exionista! —Estira los brazos hacia mí en cuanto me nota.

Su madre se ve obligada a soltarla para que yo la cargue.

—Hola, Lía. —Ladeo la boca.

—No. —Me cubre la boca—. Aquí no sonrías, es peligroso.

Intercambio miradas con Amelia y ella tampoco parece saber de qué está hablando.

—Mis amigos me dijeron que tu sonrisa casi detiene los corazones de sus mamás, y ellos se pondrían tristes si eso pasara.

—¿Cuáles amigos? —interviene Amelia.

—Francisco, Mara, Theo... —va nombrándolos uno a uno.

—Acabas de nombrar a todos los niños de tu salón —concluye su madre.

—¿También nombro a los de los otros salones? —La mira—. Está Dana, Peter...

—No, eso no será necesario —gruñe y se adelanta—. Esta vez yo conduzco.

—¿Le pasa algo a mamá? —La pequeña me mira.

Asiento y me limito a seguir a su madre.

Presiento que si digo algo podría empeorar su humor.

Tengo que actuar pronto, no puedo perderla de este modo.

No quiero perderla.


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¡Hola!

El capítulo es corto porque la versión extendida (y puerca) la subí a otro lado e.e (más info en mi ig: haruviolette)

Aquí quiero mantener la pureza hasta el final 7u7

PD: Si quieres leer antes los caps de "Conde herpes" en mi instagram hay información que podría interesarte :3

Días de actualización: Lunes y Viernes

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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