Capítulo 36: "¿Traes un arma?"



☆♛☆ 36. ¿Traes un arma? ☆♛☆

—Wow, te cambiaste de ropa —es lo primero que dice en cuanto le abro la puerta.

Ha llegado en exactamente dos horas desde que la dejé en su departamento, lo que me complace como ella no tiene ni idea.

—¿Cómo está Lía? —La guío al comedor.

—Encantada porque hará pijamada con sus tíos. —Remuevo su silla y se sienta en ella—. Aunque la más emocionada fue Maya que aprovechó para colarse. Sospecho que van a... —Acaricio su mejilla—. ¿Por qué me ves así?

Me inclino hacia ella hasta que nuestros rostros quedan a centímetros del otro.

—Amelia, hoy estás... —Choca sus labios con los míos.

—Tu culpa por provocarme. —Sonríe como si estuviera llena de inocencia.

Trago saliva y me apresuro en ir a mi asiento, que lo mejor es mantener una prudente distancia.

No la invité para ese propósito, después de todo recién hoy empezamos a salir.

Amelia ahora es mi novia. Solo mía.

Ya que hoy es nuestro primer día lo correcto es que lo terminemos con una cena.

No, en realidad solo quiero pasar más tiempo con ella para poder mirarla, escucharla...

—Esto está delicioso. —Se lame los labios para limpiarse la salsa.

Besarla...

—¿Esto es vino o jugo de uva? Es tan dulce que ni siento el alcohol.

Tocarla...

—Cielos, solo bebí media copa y ya me siento algo mareada... se nota que ya no aguanto tanto como antes.

Saborearla...

—¿Cómo se llama el lugar en el que ordenaste esto? Que la carne está tan tierna y jugosa que se derrite en mi boca.

Hacerla ge...

—¿Frank?

—Después te enviaré el nombre. —Continúo cortando el filete.

—Gracias, eres el mejor. —Sonríe ampliamente—. Por cierto, dudo vayas a poder cortar el hueso con ese cuchillo, ¿quieres que te traiga uno más filoso?

Eso explica que aún no se haya partido.

—No... —Dejo los cubiertos—. Ya estoy lleno.

—No me sorprende, comiste como si te estuvieras muriendo de hambre.

No está del todo equivocada.

Parpadeo al verla levantarse y acercarse hacia mí.

—¿Qué tal si me das un tour? —Extiende su mano.

Me pongo de pie, acortando nuestra distancia, y entrelazo su mano con la mía.

—Vamos.

La primera habitación que le muestro es el gimnasio.

—¡Wow! ¿El departamento venía con estas máquinas?

—Las compré.

—¿Compraste todas estas máquinas a pesar de que solo planeabas quedarte unos días?

Asiento.

La siguiente habitación es mi oficina.

—¿Qué rayos...? ¡Esto parece una biblioteca! ¿El departamento vino con tantos libros?

—Los compré.

—¿Compraste todos estos libros a pesar de que solo planeabas quedarte unos días?

Asiento de nuevo.

La habitación que sigue es mi estudio.

—¿Por qué hay tantos cuadros? ¿Has pintado todo esto en los pocos días que llevas aquí?

—No todos, algunos ya los había avanzado y los traje para terminarlos.

—Aun así... son muchos. —Se agacha para observar más de cerca uno de los cuadros—. No sabía que también dibujabas animales, eso es nuevo.

—Son para mi colección personal. —Me coloco detrás de ella—. No están a la venta.

—Qué mal, este del gato me gustó mucho. —Ladea su cabeza—. Por alguna razón sus enormes ojos verdes me resultan familiares.

—Ese en especial no está a la venta.

Tardé meses en encontrar la gama de colores que coincidiera a la perfección con la de sus ojos. Logré combinar cada tonalidad según la situación, como cuando la luz se resguardaba en su mirada, o la chispa que nacía en el borde de sus pupilas cada vez que enfurecía, o los destellos que la invadían cuando lloraba.

Pude capturar cada gesto que haya podido presenciar, convirtiéndolo en la esencia de su persona.

Por eso procuro traer esta pintura conmigo a donde sea que vaya, porque cada vez que la miraba era como mirarla a ella.

—Frank, acaso... —Alza la vista para mirarme— ¿Te gustan los gatos?

Ladeo la boca.

—Solo este.

Regresa su cabeza a la posición original y continúa apreciando la pintura.

—Yo nunca tuve un gato. A decir verdad, no recuerdo haber tenido una mascota.

—¿Por qué no? —Meto las manos en los bolsillos del pantalón.

—No lo sé, nunca se dio la oportunidad. —Suspira—. Tal vez si hubiera adoptado uno antes Lía se podría haber acostumbrado fácilmente a este... ahora creo que es demasiado tarde y tendré que esperar a que crezca lo suficiente para que ninguno salga lastimado.

—Yo adoptaré uno. —Saco el teléfono y empiezo a escribir.

—¿Qué? —Se levanta—. Pero dijiste que no te gustan.

—Tampoco me disgustan.

Para: Asistente

Busca información de refugios de animales y me envías un reporte de lo averiguado para mañana

—De ese modo Lía puede venir a visitarlo hasta que se acostumbre y estén listas para adoptar. —Guardo el celular.

—No creo que esa sea una buena razón para que debas adoptar un gato... en especial si nunca has tenido uno... —Se rasca la mejilla.

—Si he tenido.

—¿A poco? ¿Hace cuánto? —Ladea su cabeza.

—Mis padres solían traer a casa animales callejeros y nos dejaban a cargo a Jack y a mí de sus cuidados.

—¿¿A poco?? ¿Por qué Jack nunca me lo contó? —Arruga la frente y entorna los ojos— ¿O sí me lo contó y lo olvidé?

—No es una historia agradable para contar. —Acaricio su cabeza.

Tuerce la boca, conteniendo su curiosidad.

—Nuestros padres usaban todo tipo de castigos para controlarnos, incluyendo maltratar a nuestras mascotas. —Se cubre la boca con la mano.

Entiendo que mi hermano difícilmente hable de nuestra niñez, ni siquiera conmigo ha tenido el interés de mencionarlo ya que es algo que ambos queremos creer que jamás existió.

—Así que tengo bastante experiencia cuidando gatos.

—¿Estás seguro de que quieres adoptar uno? —Eleva sus cejas.

—Tal vez hubo una época en la que lo consideraba impensable... —Toco su barbilla—. Pero ahora no me resulta mala la idea.

—Pero...

—Amelia. —Me inclino hacia ella—. Quiero hacerlo.

Porque ahora tengo una razón.

—Está bien, te dejaré tener una mascota. —Palmea mi mejilla.

Qué adorable.

—¿Seguimos con el tour? —Entrelaza su mano con la mía.

Asiento.

Pero antes de continuar ambos vamos al baño a refrescarnos. Por mi parte cepillo mis dientes, y lavo con cuidado cara y manos. Me gustaría darme una ducha fría pero no quiero hacer esperar tanto a Amelia.

La última habitación del recorrido es la mía, una que quise dejar para el final porque prefería evitarla a toda costa.

—Wow, qué cómoda cama. —Agita brazos y piernas como si intentara hacer una estrella en la nieve.

Sé que no lo hace a propósito, es su estilo no darse cuenta de la situación hasta el final.

—¿Qué haces ahí parado? —Se apoya con los codos para mirarme.

He permanecido bajo el umbral de la puerta, apoyado en el marco y con los brazos cruzados, porque tengo que ser el racional de la relación.

—¿Quieres ver una película?

—No, hay algo más que quiero hacer. —Sonríe de cierta forma que me hace sospechar que ya tiene algo en mente.

—¿Qué es lo que quieres hacer? —me esfuerzo por sonar calmado y no malinterpretar sus gestos.

Es obvio que no se trata de lo que estoy pensando.

—Ven a la cama y te lo diré. —Como puede sonreír con tanta inocencia luego de decir tales palabras.

No lo malinterpretaré. No lo malinterpretaré.

Camino hacia ella y me detengo al chocar con el borde de la cama.

—Sube. —Me ofrece su mano como si necesitara ayuda para cumplir su petición.

—Amelia, deberíamos...

—Sube a la cama, Frank.

Dije que haría lo que sea que me pidiera así que tengo que cumplir mi palabra.

Me siento a su lado, en el centro de la cama, con el respaldar detrás de nosotros. Ella vuelve a recostarse, esta vez de lado, y puedo sentir su mirada en mi nuca.

—Ahora échate.

No puedo negarme ya que se lo prometí.

Quedamos cara a cara, con centímetros de distancia y nuestras rodillas tocándose.

—Frank, quiero...

Trago saliva, listo para aceptar su petición formal. No hay vuelta atrás.

—Que tomemos una siesta.

Lo sabía. No debería ni sentirme decepcionado porque desde el principio tenía claro que podría tratarse de algo así.

—De acuerdo. —La abrazo, pegándola a mi cuerpo—. Tomemos una siesta. —Acuno su cabeza en mi pecho.

—¿Sabes? A veces me gusta dormir con Lía porque es reconfortante abrazarla hasta que se queda dormida, y solía decirme que mis abrazos son similares a los de una manta eléctrica por lo cálidos que le resultan. —Beso su cabeza—. Así que quise saber qué se sentiría si fuera yo quien recibiera el abrazo al estilo manta eléctrica.

—Es un honor convertirme en tu manta eléctrica. —Cierro los ojos, permitiéndome envolver por el calor que me brinda su piel al contacto con la mía.

A pesar de que el contacto no es directo debido a que estamos vestidos, eso no impide que me recorra esta sensación de calma.

Con su brazo rodeándome la cintura, me pega más a ella.

—Siento que estoy a punto de quedarme dormida... —Sube su pierna sobre la mía.

También podría quedarme dormido en cualquier momento... si no fuera porque la tengo demasiado cerca.

—Frank... me gustas mucho —susurra con voz suave, señal de que está por dormirse.

Trago saliva y presiono los párpados para forzarme a dormir.

—Creí que me sentiría molesta de que te hayas ido... pero en cuanto te vi solo me sentí feliz de que vinieras...

Abro los ojos.

—Al principio te veías tan incómodo, y me sentí mal porque parecía que te había obligado a venir...

Beso su cabeza y me quedo pegada a ella para continuar oliendo el aroma de su shampoo. Y aunque huela a coco no me resulta tan desagradable.

—Pero luego de verte siendo tan atento a Lía y cuidándola como si de verdad te importara... comprendí que en realidad sí querías estar aquí...

Se remueve en mis brazos, provocando que nuestros cuerpos se rocen.

—Verte con Lía me hizo recordar lo atento que fuiste conmigo cuando la tenía dentro de mi panza...

Vuelvo a cerrar los ojos para enfocarme en dormir.

—En ese momento me di cuenta que... Eh, ¿Frank?

—¿Sí, Amelia?

—¿Traes un arma?

—No.

—¿Un zapato?

—No.

—¿Un sable laser?

—No le prestes atención, no sabe interpretar la situación.

—¿Cómo? ¿Tienes algo vivo ahí abajo?

—Se podría decir.

—¿Frank?

—¿Sí, Amelia?

—Lo siento moverse.

—Solo duerme.

—Es difícil dormir con algo pinchándome el estómago.

—Si tú no lo haces él tampoco lo hará.

Se queda callada por tres segundos.

—Qué lenta soy, acabo de entender a qué te refieres.

—Lo eres, ahora descansa.

—Ya se me quitó el sueño.

—Dijiste que querías tomar una... —Abro los ojos—. Amelia.

—¿Sí, Frank?

—¿Por qué lo estás tocando?

—Si lo pongo a dormir dejará de pincharme y así podré dormir yo.

Trago saliva.

Descartada la siesta.


☆♛♛♛☆♛♛♛☆

¡Hola!

Al fin pude actualizar T.T

*ADVERTENCIA DE TEXTO MEDIO LARGO*

La razón por la que no pude actualizar hasta ahora es que se me bugueo la plataforma (no me dejaba editar caps ni tampoco responder comentarios T.T), el cap lo tenía super listo para programarlo y zas que se me quedó todo en blanco. Quise no entrar en crisis pero pasaron los días, semanas y meses, y me hundí en una tremenda tristeza porque sentí que en vez de hacer una cálida despedida de la plataforma terminé expulsada por esta u.u

No sé si aún quede gente por aquí, pero como no quiero romper la promesa que me hice de subir la saga completa a wattpad aquí le sigo u.u

Hoy no sé por qué opté por entrar para responder mensajes y por curiosidad (y terquedad) decidí comprobar si seguía bugueada, y resulta que ya se arregló la vaina (ya hace una semana que no entraba a comprobar porque la verdad me desalentaba más cuando lo hacía u.u).

En fin, volvemos con las actualizaciones semanales :3

ALGO MÁS...

"Conde herpes" contiene material sabroso (osea con Frank narrando ya lo veía venir), PERO estos capítulos no los subiré aquí porque no quiero colocar la advertencia de contenido en la novela (quiero mantenerlo como apta para casi todo público). Los capítulos jugosos los subiré a otro lado (más info en mi ig: haruviolette). 

Así que... los leo e.e

Días de actualización: Lunes y Viernes

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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