☆♛☆ 22. "Respira" ☆♛☆

—Cla-claro.

Ladeo la boca y la suelto.

—Gracias por esto. —Le doy una palmada en la cabeza.

Y salgo de ahí.

Sí, esto me basta. Por ahora.

—Hermano, justo a tiempo. —Jack se me acerca, con Lía durmiendo en sus brazos—. ¿Puedes acostarla? Tengo que hacer una llamada y Rei y Brenda aún no regresan de la tienda.

—¿Por qué fueron a la tienda? —Recibo a la pequeña con cuidado de no despertarla.

Los últimos niños acaban de salir junto con sus madres, lo que ha llenado la sala de una tranquilidad inesperada. Noto que Maya está inconsciente en el sillón, probablemente agotada de tanto jugar.

—Dudo hayan ido a la tienda realmente. —Me empuja levemente con el codo.

Exhalo ante la rapidez de la ex modelo. Me mudé justo a tiempo para evitar encuentros inapropiados.

—Es en la segunda puerta de la izquierda. —Palmea mi hombro y se aleja para hacer la llamada.

Camino de vuelta al pasillo. Entro a la habitación que me indicó y la acomodo sobre su cama como si se tratara de un objeto que podría romperse en cualquier momento.

—Exionista. —Abre los ojos justo cuando la arropo.

—Eres muy buena fingiendo estar dormida. —Acaricio su cabeza.

—¿Puedes quedarte hasta que me duerma de verdad? —Toca mi mano y detengo la caricia.

—Sí, me quedaré. —Aparto la mano y me siento en el suelo alfombrado.

—Me dormiré más rápido si me sobas la cabeza. —Cierra los ojos.

Ladeo la boca y retomo la caricia.

—Exionista.

—¿Sí?

—Me gustas.

—Tú también me gustas.

—Exionista.

—¿Sí?

—¿Te gusta mi mamá?

Mi mano se paraliza.

Esa es una pregunta que no me esperaba.

—A mi mamá le gustas.

—Ya veo. —Me relajo ya que lo malentendí por un momento y continúo acariciando su cabeza.

—Exionista.

—¿Sí?

—¿Vendrás mañana?

—Solo si tu mamá acepta.

—¿Si acepta prometes venir?

—Sí.

—Genial. —Sonríe, aún con los ojos cerrados—. Te presentaré a mi papá.

Aparto la mano.

—Sé que a él también... le gustarás.

Me levanto del piso y retrocedo hasta llegar a la puerta, la cual cruzo con prisa para salir de esa casa lo más pronto posible.

—¿Estás bien? ¿Frank?

—Sí. —La esquivo, sin atreverme a mirarla, y salgo de ahí.

—Jack, quédate con Lía.

Me resulta imposible correr, mis piernas se sienten tan rígidas que no parecen mías.

Llego a las escaleras y desciendo escalón por escalón, sujetándome de la baranda para evitar caer.

Tengo que irme. Tengo que irme lo más lejos posible o me alcanzará.

Mis piernas ceden y aún me aferro a la baranda como si mi vida dependiera de ello. Me llevo una mano al pecho y le clavo las uñas en un vano intento de quitarme la insoportable presión que me impide respirar.

—¡Frank!

Parpadeo y la neblina frente a mí se aclara lo suficiente para ver a la señorita Thompson.

—Respira. —Toma mi mano y la lleva a su pecho—. Respira. —Puedo sentir su tranquilo palpitar—. Hazlo.

Sin apartar mis ojos de los suyos, la imito mientras inhala y exhala.

—Solo céntrate en respirar.

Me resulta difícil adivinar tiempo en el que nos quedamos mirándonos de ese modo. Todos mis sentidos están enfocados únicamente en ella, y tallo en mi memoria cada detalle de su rostro.

La neblina en mi interior también se difumina, y el dolor se vuelve soportable.

—Al fin me haces caso. —Sonríe—. Terco.

Bajo la mirada hasta mi mano, la cual acuna con las suyas sobre su pecho. Tan cálido que no quisiera se detenga.

—Vamos. —Se levanta y me desanima volver a sentir frío—. Te prepararé algo caliente. —Aún sujeta mi mano, esperando que me ponga de pie.

—No puedo. —Bajo la mirada hasta sus pies.

—Está bien. —Se acomoda a mi costado—. Descansemos un rato y luego subimos.

—Prefiero estar solo.

—Si vuelvo sin ti Jack vendrá a buscarte, así que olvida lo de estar solo.

—Bien. —Exhalo.

—Además... no parece que quieras que me vaya.

La miro al no comprender a qué se refiere, sigo su mirada hasta mi mano que se aferra a la suya. La suelto de inmediato, me inclino hacia adelante y apoyo los codos sobre las piernas. Intento apartarme lo posible para evitar que haga la pregunta que no tengo ganas de responder.

—¿Cuándo empezaron?

Mis débiles esfuerzo no sirvieron... de nuevo.

—¿Cuándo empezaron los ataques?

Cierro los ojos y clavo mis uñas en las palmas para poder mantenerme coherente y no mostrarle otro de mis patéticos lados.

—No te obligaré a responder, pero si te ocurren seguido puedo darte algunos tipos para sobrellevarlo.

No debería decírselo, no quiero que sienta lástima por mí.

—No sé si recuerdes que solía tener unos feos ataques cada vez que me pedías que haga una presentación.

Miro mis manos, en especial mis palmas enrojecidas por la presión.

—Te desmayaste dos veces y dijiste que tenías anemia.

—Cierto. —Se ríe.

—Sabía que no era cierto. —Toco la parte en donde mi uña ha dejado su marca—. Era imposible que lo estuvieras con todas las vitaminas que te ordené que tomaras cada día.

—Ya quisiera que solo hubieran sido vitaminas lo que me ordenaste que bebiera. —Sacude la cabeza—. Aún me estremezco cada vez que veo un melón.

Eran tiempos más simples. Desearía haberlos disfrutado más.

—El punto es que tengo algo experiencia sobre cómo lidiar con los ataques de pánico.

Qué lamentable pensamiento cruzó por mi mente. No tengo derecho a desear nada.

—Puedo enseñarte los ejercicios que me funcionaron.

Si quiero detener cualquier ridículo anhelo debo cortar esto de raíz. Y solo hay un modo de hacerlo.

—Cuatro años.

—¿Ah?

—Los ataques empezaron hace cuatro años. —La miro—. Una semana antes de irme.

Arruga la frente en cuanto lo entiende. Sí, esto es lo mejor.

—Creí que se pasarían una vez me alejara, pero solo empeoraron. —Presiono los dientes y prosigo—: Cada vez que subía a un auto, cada vez que pintaba... ocurría. Fui al hospital tantas veces que por precaución me internaron, y estuve en tratamiento por cinco meses. No me curaron, pero al menos podía movilizarme y parecer una persona normal.

—Frank...

—Debido a los medicamentos padecí de insomnio, y aún después de dejarlos me costaba dormir. Así que trabajé sin descanso, volví a pintar y fue lo único que me ayudó a aparentar que todo estaba bien.

Aparto la vista porque ya no puedo soportar más la forma tan triste en la que me mira.

—Pinté tanto que me disloqué ambas muñecas y mis dedos sangraron. Fui nuevamente internado para controlar mis ataques porque no podía hacer lo único que me mantenía...

Me petrifico al ser rodeado por sus brazos.

Intento tragar saliva para continuar. No quiero detenerme, no ahora.

—Una noche desperté por la vibración de mi teléfono. Era un mensaje tuyo. Me agradeciste por el regalo de cumpleaños que mandé para Lía y adjuntaste una foto de ella durmiendo encima del unicornio. Era tan diminuta que si no acercaba la foto no la hubiera notado.

Pone presión en su abrazo.

—Aún no podía mover las manos así que pinté con los dedos.

Busco en el bolsillo del pantalón mi billetera. La abro y saco un papel doblado.

—Para cuando terminé ya había amanecido. —Paso la yema de los dedos en el dibujo—. Ese mismo día me dieron el alta porque no volví a tener otro ataque.

La señorita Thompson se separa de mí y toma el papel con ambas manos.

—Es precioso. Tienes razón, se ve pequeñita.

—Ya tengo que irme. —Le quito el papel y me levanto.

—¿Por qué?

—Debes entender por qué empecé a tener esos ataques. —Guardo el papel con mucho cuidado y regreso la billetera al bolsillo—. Así que entenderás por qué es una mala idea que me quede.

—¿Estar aquí hizo que los vuelvas a tener?

—¿Qué? —La miro y se levanta—. No.

—¿Por eso estás tan apurado en tomar un avión? ¿Porque te hacemos recaer?

—No es eso. —Le doy la espalda.

—Creí que te importaba Lía pero solo estabas siendo amable, solo fingías cuando en realidad soportabas...

—Es porque la quiero que no puedo estar aquí.

Presiono los párpados al sentir un escozor en ambos ojos.

—No tengo derecho a quererla... no cuando fui quién le arrebató a su padre.

—¡No fue tu culpa!

Sacudo la cabeza antes tan vanas palabras. No importa cuántas veces las escuche, jamás las creeré.

—No te vayas. —Sujeta mi brazo—. Lía te extrañará si... —Afloja el agarre, y cuando volteo a verla la atrapo antes de que toque el suelo.

—Amelia. —La sacudo, pero no responde— ¡Amelia!

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¡Hola!

Este cap me costó mucho u.u

Frank ha quedado traumadito por lo que le ocurrió a Max, por eso los primeros caps han sido muy difíciles porque era cuestión de tiempo para que recaiga T.T

Días de actualización: Lunes y Viernes

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie☆