Capítulo 14: "Buuuu"




☆♛☆ 14. "Buuuu" ☆♛☆


—... la pequeña de enormes rulos no se apartó de su mascota y la cuidó mientras se recuperaba de la operación. Porque los amigos...

—Son aquellas personas que no te dejan solas en las buenas y en las malas —corean con entusiasmo.

—Una vez el enorme perro Fifo se recuperó por completo, volvió a ser juguetón y pasó divertidos momentos con la pequeña de enormes rulos.

—Y vivieron contentos disfrutando cada momento —dicen al unísono.

Todos aplauden, se levantan y se van corriendo.

—No tardo, mami —le avisa Lía y se va con los demás niños.

La señorita Thompson exhala y se quita las gafas. Se encoge de hombros y restriega sus ojos. Deja el cuento a un lado y apoya sus codos en sus piernas, dándose soporte para mantenerse en esa posición. Y cierra los ojos.

Ladeo la boca al recordar que es su pose favorita para dormir porque es la más resistente, o fue lo que me aseguró la vez que le pregunté por qué dormía así.

Solo que ahora no parece ser resistente ya que se está yendo a un lado. Me apresuro en llegar a su lado justo a tiempo para atajar su cabeza, la cual se apoya en mi cintura.

Me mantengo serio mientras me aseguro que no hay nadie cerca. Si despierta no tengo idea de cómo explicar la situación. Si le digo que estaba de paso y justo me cayó encima mientras dormía sonará poco creíble aún para ella. Y eso que es bastante crédula.

Me pongo en alerta al escucharla balbucear sonidos incoherentes. Se acomoda para que su cabeza descanse mejor sobre mi cadera como si se tratara de su cama.

Tengo que irme de aquí, los niños regresarán en cualquier momento.

Con mucho cuidado agarro su cabeza y trato de enderezar su cuerpo para que se sujete por sí misma. La sujeto por atrás de los hombros hasta asegurarme de que esté recta y no vuelva a balancearse. En cuanto la suelto cae hacia atrás, justo sobre mi estómago.

Puedo ver perfectamente su rostro, y parte del interior de su boca ya que la tiene abierta.

Y pensar que esta no es la primera vez que se queda dormida en esa posición.

Sus ojos se van abriendo poco a poco, y cuando los tiene bien abiertos cierra la boca de golpe.

—No puede ser, otra vez estoy soñando contigo.

Me esfuerzo por no mostrar ninguna reacción ante lo que acaba de decir.

Pero en cuanto sonríe me olvido hasta del número de mi tarjeta de crédito.

—Qué gracioso, hace mucho que no sueño con mi jefe. —Arruga la nariz—. Porque la mayoría fueron pesadillas. —Tuerce la boca en desagrado—. Me atormentaba aun estando dormida, así de despiadado era. —Levanta su mano hecha puño.

—Sigue durmiendo —le aconsejo.

—Sí, jefe. —Vuelve a sonreír y me obedece—. Lo que usted diga —murmura.

¿Realmente piensa dormir en esa posición?

Escucho las voces de los niños acercándose, lo que me indica que tengo segundos para irme antes de que me encuentren en esta situación.

De nuevo sujeto su cabeza y la empujo hacia adelante, ya ni me aseguro de que se mantenga balanceada y solo me alejo del lugar.

Freno un poco al escuchar un golpe, pero sigo alejándome lo más rápido posible del lugar.

Ya afuera del establecimiento logro respirar.

Percibo la vibración de mi teléfono y lo saco. Se trata de Maya, quien pregunta insistentemente si pude encontrar los libros que me mandó porque son para su siguiente clase. Le indico que estoy en ello y le aseguro que se lo llevaré a tiempo. Una vez guardo el aparato aprecio la librería que tengo delante.

No hay tiempo para buscar otra, debo volver a entrar.

No, entraré por primera vez, lo que significa que lo que pasó hace un momento nunca pasó y fue solo otra de las pesadillas que tuvo sobre mí.

Lo entiendo, no fui un jefe muy comprensible. Aunque si fui bastante flexible cuando cometía algún error, pero eso sí que no recuerda.

Concéntrate, Frank.

Respiro hondo e ingreso.

Me acerco a la caja para que me indiquen el área de artes ya que no quiero seguir deambulando por ahí. Confirmo que queda más cerca de lo esperado y no tardo en dirigirme al pasillo correspondiente.

—¿Exionista?

Me detengo al instante.

—¡Exionista! —Algo me abraza la pierna por detrás.

Doy media vuelta, con la pequeña aferrada a mi pierna, y me enfrento a su madre, quien tiene la boca abierta claramente sorprendida de verme.

—¿Qué hace...? ¿Cómo...? ¿Por qué...? —tartamudea.

—Maya me pidió que le compre unos libros para la universidad.

—¿Tía Maya está aquí? —La pequeña asoma su cabeza al lado de la pierna que sujeta.

—Está en clases —le aclaro.

—Buuuu. —Vuelve a ocultarse detrás de mis piernas.

—Disculpen, tengo prisa, debo llevarle los libros para su próxima clase —explico.

—¿Vas a encontrarte con mi tía Maya? —Me suelta y se para frente a mí.

—Sí, en cuanto compre los libros que necesita.

—Mamá y yo te ayudaremos a encontrarlos y juntos se los llevamos. —Sonríe.

La pequeña se concentra en la laboriosa tarea de buscar no sé qué libros ya que no le dije los nombres.

—¿Está bien si te acompañamos? —Su madre me mira.

Es una mala idea. Una terrible idea.

Abre la boca para bostezar y se limpia una lágrima.

—Claro.

Se me queda mirando y la imito.

Ya no trae sus gafas y se ha soltado el cabello, lo que le da un aspecto más... relajado.

No, esa no es la palabra, pero es mejor si no pienso más en ello.

—Lo encontré. —Lía aparece con un enorme libro.

Lo recibo y leo en la cubierta «Mi abuelo usa grandes gafas».

¿Intenta decirme algo?

Me paralizo al notar que la pequeña ha sujetado mis dedos, y me dedica una sonrisa en cuanto intercambiamos miradas.

—Vamos con tía Maya.

Aunque no parezca posible, soy jalado por ella hacia la cajera, a quien le entrego el cuento del abuelo, cuento que no dudo en pagar.

—Esperen. —La señorita Thompson aparece, agitada, con varios libros entre sus brazos—. Los encontré —dice sin aliento y los entrega a la cajera.

La observo en silencio al sospechar si se tratan de más cuentos sobre abuelos.

—Le escribí a Maya para que me pase los nombres. —Le sonríe a la cajera en cuanto le entrega las bolsas—. Gracias, Lorena.

—Ahí te puse tu descuento. —Le guiña un ojo.

La madre de Lía amplía más su sonrisa de paso que se pasa un mechón de cabello invisible por detrás de su oreja.

Vuelvo a observar a la mujer que no le quita la vista y cuyo rostro parece brillar por alguna luz que no logro descubrir su origen.

Le quito las bolsas a la señorita Thompson y cargo a Lía para ambos marcharnos del lugar.

—Espérenme.

Que la espere la cajera Lorena.

—Exionista, ¿me estás secuestrando?

—¿En dónde aprendiste esa palabra? —La miro, sin bajar la velocidad.

—En los comerciales que salen cuando veo mis caricaturas.

¿Qué clase de comerciales transmiten en los canales infantiles?


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¡Hola!

Como quiero que mi cumpleaños empiece del mejor modo no podía irme a dormir hasta no haber actualizado :3

Por suerte este cap ya lo tenía casi listo para subirlo así que pude lograrlo :'3

Así que actualizar lo consideraré como el primer regalo de mí para mí :"3

Días de actualización: Por verse e.e

♛PREGUNTAS♛

☆¿Preguntas?

☆¿Frase favorita?

☆¿Teorías del siguiente capítulo?

Nos vemos pronto 7u7

♡ Los adoro ♡

Vale Rie

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