Thorrun es una berserker germánica de la tribu de los sajones, aliadas con los anglos y los jutos. El año es posterior al 430, con las tribus germánicas asolando una Britania que ya ha sido abandonada por el decadente Imperio Romano de Occidente, el cual no puede garantizar ni siquiera su propia protección. 

Ella es una enorme guerrera berserker, con músculos tan marcados que podría parecer un varón a lo lejos. Pero cuando está próxima, es imposible no notar su cintura femenina, sus grandes y fuertes muslos, además de su voluminoso busto. Thorrun es cruel, valiente, dominante, posesiva y salvaje. Disfruta enormemente de enfrentar a los pocos remanentes britano-romanos de la isla, y tomarlos como prisioneros siempre que puede. Cada soldado o civil que captura lo convierte en su esclavo y amante, pero no permitirá que nadie más lo use. Es tan cruel y salvaje en el combate como en la cama, y tiene la manía de llamar "cerdito" a sus prisioneros. 

Al igual que la mayoría de los miembros de su tribu, sigue siendo una fiel pagana que adora a Woden, Thunor y Tiw. 

Thorun puede servir como villana o protagonista. Su historia puede ser de guerra y acción o una historia erótica de dominio, o no consentido. 

Ejemplo de escena:

La feroz berserker sajona se alzaba sobre un hombre amarrado de pies y mano, con un hilo de sangre cayendo por su rostro. Por su lorica squamata se podia notar que era uno de los pocos britano-romanos que se habia quedado en su tierra luego de que Roma les diera la espalda. Pero ahora, aquel valiente guerrero no era más que el nuevo prisionero de guerra de Thorun.

—Pequeño romano. Tú y yo vamos a divertirnos mucho juntos —habló la mujer, con una mirada llena de lujuria y voracidad.

—¿Qué me harás, bárbara? —preguntó el varón, alzando la mirada y sintiéndose totalmente impotente.

—¿Qué voy a hacer contigo? —preguntó Thorrun, esbozando una sonrisa de superioridad—. Eso es lo que todos preguntan. No puedo responderte... pero puedo prometerte una cosa: Terminaras disfrutandolo. Todos lo hacen.

El hombre desvió la mirada, intentando ocultar la inmensa vergüenza que sentía ante aquella situación tan humillante.

—No lograras quebrarme.

—Siempre dicen lo mismo —exclamó en claro desafio—. Pero al final, todos los romanos se quiebran ante una mujer —dijo con sádico orgullo mientras aproximaba su rostro al del varón—. Pequeño romano, ya no eres más que un esclavo bajo mi dominio.

—Pagaras por esto, bárbara —dijo el varón entre dientes, con rabia en sus ojos—. ¡Roma tendra su venganza!

Pero ante aquello, Thorrun se limitó a reirse con fuerza y de forma escandalosa.

—Roma —murmuró lentamente, como saboreando aquella palabra—. Roma no lo sabe, pero ya está derrotada. Ustedes romanos llevan siglos declinando. Declinando en calidad de sus soldados, en la calidad de sus armas... en la calidad de sus hombres. ¿Dónde esta tu tan amada Roma? No veo que mande más legiones a su auxilio. No. Roma te ha abandonado, cerdito.

—¿C-cerdito? —preguntó con gran consternación, incluso algo ruborizado por lo extraño de aquel sobrenombre.

—Cerdito...

Thorrun le acaricio el rostro, la boca, los hombros, las caderas y la entrepierna. Era una caricia cargada de lujuria y ferocidad, sin temor en usar su enorme fuerza. El soldado simplemente se retorcia con cierto temor, pero era incapaz de sacarse de encima a la mujer que lo superaba en tamaño. Thorun se divertia ante esto, y no tardó en apoyar todo su cuerpo contra el de su cerdito.

—¿Q-Qué crees que estas haciendo?

—Te estoy revisando para ver en que tan buen estado estas, cerdito. Y puedo ver, que al menos mantienes una espada decente.