Etapa 3

No me sueltes.

"Por favor... No... ¡No me sueltes!"

Su voz se ahogó de nuevo entre los siniestros recuerdos de un poeta muerto.

¿Quién podría acusarle de sentir aquella fascinación hacía ella?

¿Quién lo señalaria por ansiar aquellos labios rojos que llenos de filosos y puntiagudos dientes le aseguraban una dolorosa muerte, y que decir de sus pupilas de tonos azules y violetas, el mismisimo color del más bello abismo?

Dios, que se abran las puertas del infierno y las llamas consuman todo a su paso, si alguien osabá a interferir en su más grande anhelo...

Atheris...
La musa de sus más oscuros deseos...

De cabellos platinados, y delicada figura humana, y movimientos comparados con la más hermosa fantasía. La apariencia angelical de un demonio sin igual.

Nadie sabe de dónde provino aquel ángel que se instaló en los deseos de Goriel... Aquel ángel de sonrisa dulce y perversa a la vez, que despertaba en él, aquel demonio que no debería ser.

Sin embargo; Él no olvidaba aquel instante vacilante en que la tristeza y la locura consumian su razón. Aquel momento en que le cedió su corazón.

Ella llegó, una noche sin luna, nadando entre las nubes mientras engullía con ambrosía la dulzura de las estrellas.

"Oh, mirenla que perfecta...
Un alma que apaga las luces y lleva a su paso las más sublimes tinieblas"

Atheris, por su parte; sonrio con malisia hacía aquel debíl humano.

"Una presa facíl que se sumerge en sus pecados"

Poderosa y arrogante, era aquella alma errante, que solamente deseaba sumergir todo en el abismo infernal. Atheris, creación de oscuridad, con alas echas de sombras y garras impregnadas de soledad, la cazadora de estrellas trae a cuestas la más funesta de las tristezas.

Arrancar de la tierra a otro desdichado poeta.

¿Quién la culparía? si su corazón se hallabá sin vida.

Goriel por su parte sólo anhelaba que ella se acercase, y cuando descendío de las alturas magnífica y perfecta, ya no hubó esperanza ni salvación. Él había caido en las garras de un terrible depredador.
Aquel joven desafortunado se dejó envolver por aquellos labios rojos manchados por la dulce fatalidad del cosmo.

¿Quién diría que un corazón desdichado abarcaría tanta locura, que sólo anhela los besos del diablo?

"No me sueltes"

"Oh, dulce Atheris... no me sueltes... No me dejes"

Nadie sabe cuanto suplico aquel joven enamorado, para que lo tomasé entre la mortifera agonía de sus brazos. Lo cierto, es que Goriel entre la demencia de su corazón, estaba dichosó cuando la fatidica pesadilla de su musa oscura lo sujetó, elevandoló junto con ella a un colapso de exquisito dolor.

Y de la nada cuando más alto llegó, cuando estuvó por rosar la gloria de aquellos labios de sabor infernal, se encontró reflejado en aquellos iris llenos de maldad.

"Dulce es la desdicha de un poeta destrosado...
Pero más dulce son sus gritos ahogados"

Aquellas palabras agitaron el corazón de Goriel, quién al sentir la exquisites de un beso amargo, se aterró al sentir como era liberado de la seguridad de aquellos brazos.

"Por favor... No... ¡No me sueltes!"

Y comenzó a caer.

Gritó, llevandosé en sus memorias la más temible visión.

Atheris riendo con total fascinación, deleitandose con su caida y dolor, la musa de sus pesadillas, disfrutaba el verlo agonizar.

Eso fue lo que sintió antes de la eterna oscuridad.

EditorialWeird







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