- Uno -

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Goguryeo; 5 años antes del conflicto.

La era de los tres reinos había llegado gracias al final de las constantes guerras a manos del primer gran emperador, quien se decía era hijo del cielo, descendiente directo de los dioses.

Se establecieron entonces en la península el reino de Baekje al suroeste, el reino de Silla al sureste y el reino de Goguryeo al norte. Este último fue el primer territorio organizado y el que tenía mayor extensión, quedando bajo el mando de la familia Uchiha, quienes comandaban tanto las fuerzas militares y políticas del imperio, siendo el actual emperador Uchiha Fugaku responsable de los mayores avances logrados en el reino además de la extensión y conquista de las tierras que ahora ocupaban.

Familias nobles eran reconocidas bajo su mandato, en especial la familia Hyūga, encargados de proveer asesores y eruditos a la corte del emperador. La cabeza de la familia, Hyūga Hiashi, era un hombre sabio y recto, pero también uno frío y desalmado que velaba por sus propios intereses. Sólo los que probaban su valía para la familia lograban alcanzar gracia a sus ojos, y Neji, el hijo de su hermano gemelo, era una prueba viviente de ello.

En tanto, Hinata, no corría con la misma suerte. Hija de la actual concubina de su padre, quién había sufrido por su desprecio debido a su marchito vientre incapaz de dar un heredero varón, Hinata se había convertido en otra más de sus decepciones. Era una joven débil y enfermiza, demasiado suave y con un corazón muy gentil, tanto que representaba un eslabón defectuoso para él. Aún así, al ser su única hija, era tratada como tal por los sirvientes y fieles seguidores del clan. 

Su vida no era fácil, pero tampoco podía decir que era miserable. Había nacido en la cuna de hombres talentosos y mujeres vistosas, una familia con alta reputación en el reino. Aunque realmente no le importaba aquello, ella sólo quería ser feliz, lejos del lugar que había consumido el espíritu de su pobre madre.

"No debes revelar lo que has visto, hija mía" sus palabras resonaron en su cabeza, advirtiéndole una vez más el guardar silencio.

Saludos a la noble señorita — escuchó a parte de la servidumbre llamarla desde el jardín — El maestro solicita su presencia en la sala 

¿Puedo saber por qué? — su progenitor no solía llamarla a menos que fueran asuntos especiales.

Llegaron los enviados de Baekje al palacio, señorita 

Puedes retirarte 

Miró unos instantes más a su madre, quien parecía dormir con los ojos abiertos, ida de todo, sin ser consciente siquiera de su propia presencia.

Debo irme, te veré más tarde... mamá — besó su coronilla, lamentando tener que separarse de ella.

Tomó con sus manos la aldaba para darse paso al exterior, dónde esperaba reunirse con su escolta, quién nunca llegó. En su lugar, un apuesto castaño de generosa envergadura apareció frente a ella.

Hermano — se inclinó, presentando sus saludos.

¿Está sola? — le preguntó luego de asentir en su dirección.

Espero por mi escolta — dijo con su vista al frente y guardando la distancia apropiada en público — ¿Padre le llamó, hermano? 

Pidió por mi presencia. No esperaba que la convocara también

Neji, su adorado primo a quien veía como un hermano, era el único que sabía la verdad de lo visto aquel día. No daba crédito a lo que escuchó de su boca esa noche, cuando la encontró llorando cerca del huerto medicinal oculto en la parte trasera del Pyung-dang.

Enviados de Baekje — le respondió, aclarando sus dudas — Deben tener posiciones importantes — 

La escoltaré yo mismo entonces — le indicó a una de las criadas para que los siguiera, ya que una jovencita no podía estar a solas con nadie más que su escolta.

Para ambos era un poco tonto, ya que al fin y el cabo lejos de los ojos indiscretos, solían encontrarse y podían ser ellos mismos. Lejos de las formalidades y diferencias impuestas en el imperio de forma natural, en esos momentos sólo eran dos hermanos, confidentes y amigos que buscaban el bienestar del otro.

Recorrieron en silencio los pasillos hasta el gran salón, donde fueron anunciados antes de abrir las grandes puertas. Caminaron con la frente en alto, sin desviar la mirada, hasta sus posiciones.

Este hijo responde al llamado de su padre — saludaron al patriarca con sumo respeto.

Este padre, recibe la presencia de su hijo —

Neji se sentó a la diestra de Hiashi, mientras ella tomó asiento escaleras más abajo. No se le permitiría subir al palco junto a los hombres, quienes llevarían las riendas de la conversación mientras ella permanecía como un bonito adorno a una esquina.

Los miembros de la corte de Baekje presentan sus saludos a la casa Hyūga, como símbolo de humildad... —

Aquello dio paso al mismo discurso que hacían todos los emisarios de pueblos aledaños, quienes venían a reafirmar su lealtad al tratado de paz firmado entre reinos. No sólo debían presentar sus respetos al emperador, sino también a las castas más altas en el imperio. Eso incluía a los Hyūga, eruditos de la corte; y a los Yamanaka, guardianes de los santuarios y mensajeros de los dioses. O al menos eso había entendido de las lecciones que el castaño le había dado una que otra vez.

Aburrida de escuchar tanta palabrería, enumeró en su cabeza la cuentas que adornaban la gran pared, luciendo lujosas y llamativas. Hasta que un ruido a su izquierda llamó su atención. Lo vió a él, cabello extrañamente rubio y hermosos ojos azules. No supo cuanto tiempo lo miró, embelesada en su belleza, pero fue lo suficiente como para que el joven se percatará y le dedicara una zorruna y seductora sonrisa, lo que no pasó desapercibido para su hermano, quien frunció el ceño disgustado.

Tratando de ignorar el hecho de que tal vez se había enamorado a primera vista, puso su atención en el incensario de cobre y oro que colocaban ante su padre. Seguido de esto, un sirviente se acercó a ella con un cofre de oro y al abrirlo varias diademas, horquillas y Binyeos se encontraban en él. En cambio, a Neji le fueron entregados varios papiros con lo que creía era valiosa información.

Son regalos, como muestra de nuestra sinceridad y lealtad — había dicho el joven, quien se identificó como Naruto momentos antes de hablar. 

Empezar es la mitad de la tarea — de buen agrado, su padre aceptó los presentes e invitó a todos a tomar una copa de soju para aliviar las tensiones de sus últimas palabras. 

Esa era su señal para retirarse. Despidiéndose de los presentes, cruzó la arcada para ir en dirección al anexo donde su madre residía, no sin antes volver a conectar con aquellos ojos azules, que parecían querer leer hasta el último de sus secretos.


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Flojo? quizá, pero igual tengo que dar un trasfondo antes de comenzar con el desmadre XD

Aquí es donde aclaramos algunos puntos:

- Aldaba, es lo mismo que decir picaporte.

- Pyung-dan, era una escuela de guerreros donde se alcanzaba el nivel de experto. Esto caracterizó mucho al reino de Goguryeo, quienes se especializaban en la mayoría de las artes de guerra. Aunque todos poseían poderío militar, este reino se destacaba más y tenía más territorio.

- Binyeo, es una horquilla tradicional que normalmente se coloca en los peinados tipo moño.

- De los 3 reinos Baekje, se destacaba por su arquitectura, su riqueza en el arte y la gran posesión de elegantes y finas reliquias en su almacén.

- Soju, es un licor que se destila nativamente en corea. (como el sake para los japoneses)

- Sobre el dinero, las monedas no comenzaron a circular en corea hasta la dinastía Goryeo (alrededor del año 936 d. C.; cuando los tres reinos desaparecen por la unión de Goguryeo y Baekje contra Silla). Así que los pagos en la historia serán mediante oro, plata, gemas preciosas o cualquier otra cosa de valor (trueques).

- "Empezar es la mitad de la tarea", es un proverbio coreano que hace alusión a que un buen comienzo o inicio en lo que haces es importante. Refiriéndose a que los emisarios al mostrar su generosidad tuvieron una buena impresión, pero al mismo tiempo sirve de advertencia.

Hasta aquí pues, nos leemos (✿◠‿◠)

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