- Ocho -

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Pasado el incidente con su esposo días atrás, las festividades en el reino siguieron como de costumbre. Visitaron el centro de la capital para encender una hoguera luego de terminado el desfile como símbolo de esperanza y la voluntad de todos los ciudadanos, tan ardiente como el fuego para proteger el reino. Ellos eran personas orgullosas, y como tal sus celebraciones reflejaban esa felicidad, más cuando las guerras estaban llegando plausiblemente a su fin.

Luego del desfile, y aún en contra de su mejor juicio, recibieron a los enviados a una cena conmemorativa en el palacio, estaban sentados a lo largo de la gran mesa de piedra situada en el palacio central, donde su esposo habitaba. Compartían comidas y bebidas con felicidad, mientras ella estaba sentada al lado de su esposo distraídamente, pues tenía un vago sentimiento de desconfianza hacia los enviados de Silla, aunque aún no se explicaba el porqué de ellos más allá de las diferencias políticas entre ambos países.

Estamos muy contentos con su hospitalidad, majestades — el viejo Bak, sentado a la izquierda de Itachi, habló de repente — La paz parece ser posible entre nuestras naciones finalmente, y todo gracias a su alteza el emperador

Lo vio reverenciar exageradamente, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa y la miraba de reojo. Para ella no había pasado desapercibida la forma en la que continuamente aquel enviado parecía dejarla de lado cuando se trataban de asuntos oficiales sobre el propósito de su visita. Pero le había prometido a su esposo que confiaría en él, así que trató de mantener la calma.

Para nosotros su visita es un honor — reiteró el pelinegro, tomando su mano y apretándole ligeramente.

Su alteza es tan considerado — esta vez, una castaña sentada cerca del viejo Bak tomó la palabra — La emperatriz debe sentirse afortunada de ser la única en el palacio para su majestad, ciertamente pronto florecerá el palacio con el fruto de su amor

Un tenso silencio se alzó entre toda la multitud, siendo Itachi el más tenso entre todos ellos. La imposibilidad de Hinata para dar un heredero en los últimos años era un tema sensible y controversial, especialmente entre los miembros del parlamento que también se encontraban presentes.

Tal parece que Silla carece de conceptos básicos como el respeto — su padre habló distraídamente, mientras remojaba sus labios con el vino que descansaba en su copa — O más bien es un error de su maestro, ya que un jarrón perfecto nunca ha salido de las manos de un mal artesano

Sus palabras tenían toda la intención de ofender a la castaña y sus acompañantes, ya que se estaba dirigiendo a nadie más y nada menos que la luna del imperio delante de sus súbditos y el emperador. Aquella tonta estaba sobrepasando sus límites y él no iba a dejar que en honor de la familia Hyūga se viera afectado por las faltas de carácter de su hija para poner a las personas en su lugar. Quería humillarla y que supiera que no sólo era su culpa por no conocer su lugar, sino también de aquellos de quienes recibió educación.

No se preocupe padre, quizá la señorita aun no se acostumbra a nuestros estándares — miró a Bak directo a los ojos, desafiante — Estoy segura de que no tenía la intención de ofendernos

Por su puesto su alteza — el mayor se puso de pie obligando a la de ojos negros, quién había permanecido callada luego de su comentario, a hacer lo mismo — Nos disculpamos en nombre de Silla si la hemos ofendido

Así es su majestad — aunque esta, en vez de mirarla a ella directamente, tenía los ojos puestos en su esposo.

Muy bien — sonrió falsamente mientras asentía, sintiendo ganas de vomitar por el descaro que aquella aún mostraba y la falta de apoyo por parte de su esposo — Por favor, continúen con la celebración

Gracias por su benevolencia, alteza

No se sentía para nada bien, quería escapar de la situación lo antes posible. No soportaba la presión de las miradas acusatorias de su padre, la indiferencia de su esposo y el descaro que brillaba en las facciones de aquella mujer.

Preguntas como, ¿quién era? ¿quién se creía? o ¿qué quería? bailaban en su cabeza sin dejarla concentrarse en las charlas que ocurrían alrededor. Así que, pocos minutos después del incidente, se excusó con la mayoría de invitados y se dirigió al jardín del palacio para respirar un poco de aire fresco y caminar directo a sus aposentos, donde planeaba descansar por el resto de la noche, sin sospechar que alguien seguía sus pasos de cerca.

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¿Está segura que quiere tomarse un tiempo fuera de la ciudad?

En definitiva, no lo estaba. No tenía ganas de dejar el palacio desatendido mientras la delegación aún campaban a los alrededores del mismo, además aún quedaba mucho trabajo después de las celebraciones.

Es el deseo de su majestad Lin — le dijo con resignación — Además Natsu nos acompañará, tomaremos un tiempo para revisar las pequeñas villas del sur y tomar un descanso

Todo aquello había sido idea de Itachi. Luego de la cena y debido a sus obligaciones no había tenido oportunidad de sentarse con él apropiadamente a hablar sobre lo que sucedía y sus planes a futuro sobre los asuntos por los cuales Silla había venido de visita. Pero la noche anterior, este había pasado por sus aposentos, y luego de desbordar sus pasiones sobre ella de forma casi mecánica, le había sugerido visitar el sur con la excusa de evaluar las necesidades del pueblo y tomarse un descanso por su duro trabajo.

Sin embargo, cuando esta le había preguntado si iría con ella su respuesta había sido vaga sobre el hecho de que no podía asistir debido a que aún tenía la responsabilidad de atender a la caravana hasta que estos se marcharan. No estaba feliz al respecto, pero órdenes eran órdenes. Después de todo, se trataba de los deseos del emperador.

Esto no es de mi agrado, majestad — se atrevió a hablar como lo hacía sólo cuando estaban ambas a solas — En especial esa mujer...

Ella se sentía igual, pero trató de no preocupar más a su criada de lo que ya estaba. No podían circular rumores descabellados dentro de su palacio que pudieran afectarlos, así que decidió calmar sus inquietudes.

No te preocupes, confío plenamente en el Emperador — acarició su cabello mientras ambas disfrutaban de la brisa que se esparcía alrededor del pequeño estanque ubicado en su jardín privado — Él no haría nada para dañarme, estoy segura de ello

Su esposo era un hombre íntegro y honesto que jamás faltaría a su palabra e incumpliría una promesa, así que no la lastimaría bajo ningún concepto y traería humillaciones sobre ella dejando entrar a otra mujer al palacio... ¿verdad?



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Ando poniéndome al día lo más que puedo :)
Espero que disfruten de la actualización de hoy.

Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)

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