Capítulo 34

Apagar las llamas llevó más de dos horas, pero todos cooperaron para que el fuego no continuara. Otros, por su parte, se dedicaron a rescatar a los heridos o mover los cadáveres hasta un espacio designado cerca del gran árbol. Trabajaban, sí, pero sus rostros estaban a punto de colapsar. Muchos de los clanes contaban con miembros que apenas vivían su primer enfrentamiento y no fue fácil ver como sus amigos caían ante el enemigo o como niños eran asesinados sin misericordia. Cuatro Lunas los recibió con alegría y mucha esperanza y aunque al inicio ocurrió una tragedia tras tragedia, continuaron adelante. Sin embargo, lo vivido ya no les provocaba ganas de vivir...solo de esconderse o simplemente quitarse la vida para evitar un destino como el de los guerreros caídos.

Cayó la noche donde pudieron comer algunas sobras y reunidos en el castillo, nadie habló y nadie pegó un ojo. Gritos fueron escuchados al mínimo ruido de alguien moverse o de las pisadas de guardias que vigilaban los alrededores. Otros al perder la compostura tuvieron que ser tranquilizados con pócimas ya que atentaban contra la vida del resto. Ninguna de las reinas anfitrionas podían dar palabras de aliento porque se recuperaban en el hospital de graves heridas. Noche larga, pero decisiva donde muchas decisiones vitales debían tomarse con inteligencia.

En el tenso silencio que abrazaba el reino, los hermanos Rhodes finalmente se reunieron para conversar las miles de pláticas pendientes. Así que se dirigieron a las afueras de las murallas aprovechando su turno de patrullaje. Sentados por encima de la muralla, ambos contemplaban las estrellas y las lunas que decoraban el cielo. Ninguno pronunciaba palabra, pero se comprendía después de tantos años donde uno llegó a pensar en la posibilidad de la muerte del otro. Aún así, su compañía los llenó de felicidad hasta que rompieron el silencio con una carcajada. Sonaron justo como la recordaban y en ese momento se colocaron los brazos por detrás, dándose un calor fraternal que no sabían que necesitaban.

―¿Aún sales con Barton? No trates de negarlo, siempre supe que ustedes tenían algo aunque no me gustaba él para ti ―dijo para romper el hielo y ante la mirada de su hermano comprendió la respuesta sin necesidad de palabras―. ¡Alabados sean los dioses! Barton es un cobarde de mierda. Te mereces algo mejor y lo sabes.

―No te equivocas, pero por el momento no tengo alguien en mi vida ―respondió apenado―. Lo que me importa ahora es el clan y el bienestar de mis pequeños. Sabes, tu hijo y Maura por fin se llevan bien. Ni yo lo podía creer.

―¿Esos dos? Bueno, solo tenían que convivir un poco ―le dijo después de una pequeña carcajada―. Pero hay algo más sobre Thomas, ¿no?

―Fue convertido accidentalmente en vampiro por John ―y la verdad sí sorprendió a Owen―. Al principio fue doloroso para él, pero sus maestros y amigos lo han ayudado a sobrellevarlo. No lo culpo para nada, pasé por lo mismo cuando supe de nuestro linaje divino. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

―Nunca pensé que fuera necesario que lo supieras, sino hasta que pasé atrapado en un mundo perdido y entendí lo que el destino le tenía preparado a nuestra familia ―confesó viendo la luna, sentía vergüenza de ver a su hermano que siempre quiso ser útil en sus misiones―. Creo que si lo hubieras sabido antes, el destino hubiera cambiado y Thomas no sería el gran agente que es actualmente. No me hubiera permitido perderte. Podrás ya estar viejo, pero sigues siendo mi hermanito.

―¿Los verás pronto?

―Creo que mi encuentro con mi familia tardará un poco, tengo la misión con unos amigos ―le respondió Owen con la mirada caída―. Todo sea para frustrar los planes de Transilvania Oscura. Pero espero que tú la estés cuidando.

―Está en Madrid como voluntaria. La visitaré pronto por si quieres acompañarme― propuso, pero su hermano negó con la cabeza―. Está bien, todo a su debido momento. También quiero agradecerte por cuidar de Sally Scarlet, ya que nosotros no pudimos protegerla en su momento.

―Te pediría que vengas con nosotros, pero ya llegará el momento en que te nos unas.

―Te equivocas, mi único clan es el Van Vonter, pero ustedes son bienvenidos a unirse cuando sea ―corrigió fingiendo ofenderse.

―Lo tendré que pensar, Samuel Rhodes ―le guiñó el ojo.

Ambos hermanos se quedaron un rato charlando sobre sus aventuras. Sin embargo, Owen nunca reveló la identidad del enmascarado porque el mundo no estaba preparado para conocerlo. Entre lluvia de estrellas y hermosas constelaciones, así como de galaxias visibles, juraron sobrevivir hasta su próximo encuentro. Samuel fue el primero en caer dormido en el hombro de su hermano, quien terminó por acostar la cabeza en sus piernas. Continuó observando pasar el tiempo hasta que el sol apareció. Necesitaba alistarse para la partida con su grupo, por lo que cubrió a Samuel con su capa y luego volvió a la citadela.

Las dos reinas respondieron perfectamente al tratamiento y si bien tenían algunas cicatrices y huesos rotos, acordaron de que era momento de abandonar el hospital. Habían más criaturas esperando su turno y también necesitaban reunirse con los sobrevivientes. Afuera les esperaban Sawyer y Wallace, con ojeras muy marcadas y con vendajes en el cuerpo. La reina bruja no podía estar más que feliz que se encontraran bien y los abrazó entre lágrimas. Sentía agradecimiento porque de no ser por ellos, habría muerto desde mucho antes y no habría podido defender su reino.

Indira por su parte se adelantó para reunir a los designados de clanes para una última reunión, incluso Sally y los hermanos Strauss asistieron, puesto que les sobraba un poco de tiempo. En el rostro de muchos podía verse el trauma. Sus miradas abiertas y perdidas y la boca caída. Algunos simplemente miraban el suelo y otros murmuraban cosas inentendibles. Las dos reinas subieron a la plataforma improvisada y todas las miradas inquietantes se enfocaron en ellas.

―Ayer perdimos a nuestros amigos y familias, pero hoy es un buen momento para volver a empezar ―pronunció Corrina con lágrimas en los ojos―. Cuando los vi trabajando juntos para salvar a los heridos y apagar el fuego, supe que nos volvimos una familia. No importa nuestra raza, la vida de todos es valiosa y me alegro de verlos a todos aquí con vida. Es un nuevo amanecer para nuestra gran alianza.

―Lamento interrumpir, reina Corrina ―dijo una mujer coyote―. Lo de ayer fue una advertencia del reino oscuro y de que nos superan en número. ¿De qué sirve una alianza si ya todo está perdido? Lo siento, pero nosotros decidimos sobrevivir aunque eso implique pactar con el enemigo.

La mujer y su grupo se levantaron y al poco tiempo, Jaxer, el rey fauno que perdió a la mayoría de su clan, también emitió su renuncia. De los diez minotauros traicionados, solo su rey Zarik y tres compañeros permanecieron en el campamento. Ninguna palabra de la reinas podía convencerlos ante el miedo de morir por sus creencias. Incluso Hiyori y algunos kitsunes y elfos adolescentes que no sabían las intenciones de sus clanes se disculparon por las acciones, pero no podían continuar ahí si los cazaran más adelante. Fue entonces que Samuel, Sally y Luna subieron a la plataforma y mostraron su transformación angelical, que finalmente comprendieron lo que los había salvado el día anterior

―¿Entienden lo que esto significa? ―les preguntó Samuel, pero nadie respondía―. Les hice una pregunta y no quiero repetirla. En su rostro percibo que saben la respuesta.

―En nuestra mundo... los estuvimos esperando por mucho tiempo ―respondió Olivia, que se acercó en una silla de ruedas―. En nuestra sangre recorre la suya, son nuestros dioses. Si ustedes están aquí significa que la guerra final está más que cerca. Pero antes, la trinidad debe juntarse y unirse a los que alguna vez fueron hermanos.

―Y no se equivoca, reina Olivia ―le dijo Sally con una sonrisa―. Yo soy un ángel de la trinidad divina ―luego colocó su mano en el hombro de Luna, provocándole un sonrojo de vergüenza―. Y esta pequeña también lo es. Las tres hemos despertado ya, pero solo falta una más para completar nuestra misión. Mientras tanto, creo que lo mejor que pueden hacer es quedarse juntos. Separación es lo que quiere Jonathan, pero pueden mandar a ese tirano a la mierda.

―¡Cuenten con mi clan! ―expresó Moira caminando con el apoyo de una bruja―. Yo juro lealtad a la Gran Alianza, a las reinas, a la trinidad divina y al clan van Vonter.

―¡Y conmigo! Prometo remediar los crímenes de mis hermanas ―dijo Olivia agachando la cabeza.

―Nosotros limpiaremos la mala imagen que nuestra reina nos dejó y honraremos su reinado, señora Corrina ―reverenció un hada, al que siguieron los jóvenes elfo y kitsunes.

En ese momento, los duendes interrumpieron para nombrar a Gaarf como su nuevo rey y por lo tanto también juraban su lealtad a Cuatro Lunas y a los amigos de su rey. Timothy y Wallace saltaron de sus asientos para ir a abrazar a su amigo. Después de todo comenzaba a recuperar al pueblo que una vez le arrebataron. Mientras que Ixchel y Sawyer incentivaron a los demás para aplaudir al legítimo rey.

Si bien la reconstrucción del reino llevaría mucho tiempo, los clanes prometieron quedarse a ayudar. Era su nuevo hogar y comprendieron que si de todas formas morirían, lo harían unidos. Mientras las risas volvían a resurgir entre las cenizas de la tragedia, Luna Rosewood había tomado una decisión. La noche anterior, Sally le comentó de unirse a ella y su grupo para continuar buscando los fragmentos de su pasado. Aún estaba furiosa con el viejo licántropo, pero en el fondo no quería separarse de él. No durmió por tomar esa importante decisión, así que llamó a su abuelo para comunicarle su partida.

―Hay muchas cosas que las entenderás en su momento, mi niña. Confío que este es el camino que te llevará a grandes proezas ―le dijo Viljem con sus manos en los hombros de la chica, quien pensó retirarlos y al final derramó lágrimas por decir adiós―. Tienes derecho a odiarme, pero solo te pido algo: no te salgas del camino que te enseñé. Cuando decidas volver a mi lado, siempre estaré para recibirte.

―Yo solo espero no volverte a ver en mi vida, Viljem Strauss ―respondió y esta vez sí retiró las manos―. Adiós, espero que le digas a Bull que tienes alianza con el que asesinó a su hermano.

Luna se dio la vuelta y caminó hacia donde estaba Sally. El anciano contuvo las lágrimas y pronto sintió las frías manos del pequeño zombie. En su mirada comprendió que él se encargaría de cuidarla para que no se saliera del camino. Viljem abrazó al chico y solo se quedó observando la partida del grupo por la gran puerta de entrada.

―¿No prefieren quedarse un tiempo? ―preguntó el viejo licántropo al percibir el aroma de sus nietos.

―Ni lo sueñes, solo te devolvimos el favor por habernos ayudado, nada más ―respondió Vanja sin mirarlo al rostro―. Mi misión persiste y muy pronto voy a matar a tu nieto y luego iré a por tu hijo.

―Si eso es lo que realmente quieres, hazlo ―respondió y le sonrió para incomodar al licántropo―. Solo quiero pedirles algo más...¡Cuídense mutuamente! No solo serán enemigos de Wadim, sino también de Jonathan y Lilith.

―Como digas, anciano decrépito. ¡Hasta nunca! ―le cortó Vanja quien se adelantó y levantó la mano sin girarse.

―Prometo cuidarlo y solo me queda decirte: gracias por todo, abuelo ―fueron las palabras de Nikolai, quien con una sonrisa en su rostro lo abrazó por unos segundos.

Los dos hermanos subieron a la máquina voladora para reunirse con el pequeño goblin, quien los recibió con llanto pensando que los había perdido. Adentro encontraron a sus dos viejos compañeros de celda, junto a la dama de cabello escarlata y Luna Rosewood, la chica que sentía conocer desde hace mucho tiempo. Entonces emprendieron vuelo y sus pasajeros se sentaron a convivir. Después de todo, su viaje apenas iniciaba y llegar a su destino final podría llevar varias semanas.

Una vez finalizada la junta, Sawyer Oras acompañó a Ixchel al hospital para tratar algunos sobrevivientes. Era menos caótico que ayer, pero igual de doloroso al ver a niños con graves heridas y miembros perdidos. Para el vampiro era muy difícil ver estas imagenes que le recordaban la muerte de su familia a manos de Tartaros. Así que se concentró en utilizar la magia lunar para un bien. No le importó gastar toda su energía con tal de ver sonrisas, aunque esto solo le trajo un poco de mareo. Ixchel buscó una silla de ruedas y lo anduvo paseando en búsqueda de aire fresco al bosque, ya que en la ciudad se había concentrado un fuerte olor a quemado y de azufre ante la presencia de Tártaros.

Permanecieron en silencio contemplando la calma y la vida silvestre ante ellos. Ambos deseaban esa vida, pero con tantas batallas frecuentes lo único que les esperaba era la muerte tarde o temprano. De pronto sintió un impulso de levantarse y lo fue más cuando tomó las manos de la uay. Quiso resistirse, pero terminó colocando sus manos suavemente en las mejillas y la besó.

La energía que perdió se revitalizó. Sus cuerpos ardían y la mirada pedía vivir el momento. Ixchel tomó la mano del vampiro y lo llevó detrás de unos arbustos, donde se desnudaron por completo. Se miraron una última vez como pidiendo permiso de continuar y el sepulturero, más que seguro, no necesitó responder con palabras y se fue directo al cuello a besarla, para luego clavar sus colmillos. Ixchel soltó un corto gemido y buscó los labios de su amante para morderlos. Entre la hojarasca y ramas secas, los amantes unieron sus gemidos y el bosque fue testigo de como Sawyer Oras pudo finalmente disfrutar su vida sin sentir culpa.

―Lo he pensado mucho en estos meses y es que sí quisiera que nos diéramos una oportunidad ―le confesó luego de girarse en el suelo para quedar frente a frente―. Pero creo que no es el momento.

―Sawyer, ¿te preocupa que por la distancia no funcione? ―le respondió Ixchel y soltó una pequeña carcajada―. Sé que te irás con los chicos cuando regresen de su misión y por mí no hay problema. Yo también debo ayudar a los uays y a la comunidad de criaturas en México. Somos longevos, ya tendremos tiempo de pasar juntos.

―Ese es el problema, Ix ―interrumpió el vampiro, aunque esta vez mostró una mirada triste―. Somos longevos, mas no inmortales. Vivimos en una guerra y nunca sabemos si vamos a regresar con vida. ¿Cómo reaccionarías si yo no regreso de mi próxima misión?

Ixchel se sentó y le pidió a su amante que hiciera lo mismo. Le tomó las manos y las llevó a su corazón.

―¿Escuchas mis latidos? ―le preguntó y este asintió con la cabeza―. Fueras novio o no, mi corazón latería por tu muerte porque eres una persona especial―. Ixchel llevó sus manos al corazón del vampiro―. Y sé que a ti te pasaría igual. Escúchame bien, Sawyer Oras: ¡Somos guerreros! La muerte siempre duele y no se puede negar, pero al menos sabríamos que la nuestra no sería en vano. Me importa tu presente, el futuro ya nos lo dirá. Así que, Sawyer Oras, solo quiero que vivamos el ahora sin importar que la muerte nos separe.

La pareja compartió un nuevo y acalorado beso para luego dirigirse a la copa de un árbol. Miraron el atardecer que en vez de cerrar un capítulo en sus vidas, abría uno nuevo. Cuando el cielo ya estaba un poco oscuro, observaron en el horizonte una estrella fugar de la que por supuesto pidieron un deseo que no se dirían en mucho tiempo.

A pesar de la bonita velada, debían regresar al reino. Las dos reinas decidieron montar un banquete con un regalo donado por la compañía de Ardin, el elfo capitán de la máquina voladora. Celebraron por la vida y por aquellos que lucharon. Las brujas amenizaron con música, mientras que los duendes divirtieron con sus pasos de baile, excepto Gaarf quien prefirió el karaoke con Ryan Wallace. Aunque fue el comandante Rhodes, quien sorprendió a todos, tras aceptar la invitación de baile de un brujo. También Corrina mostró sus famosos pasos prohibidos al que se le unieron más brujas de su edad y el agente Wallace.

Para el sepulturero aquello fue lo mejor que pudo ver en meses. Todos los que le importaban se divertía alrededor de la gran fogata. Ixchel le extendió la mano invitándolo a salir, pero estaba tan concentrado viendo dos figuras formarse en las llamas que reconoció como su familia. Estas asintieron con la cabeza y luego desaparecieron, por lo que Sawyer tomó su mano y se unieron al resto en el salón de baile.

Cuando transcurrió n mes, se logró un gran avance en la rehabilitación de heridos y en la edificación de casas. No obstante, el clan Van Vonter debía regresar para continuar su misión. La despedida sería muy dura después de la hermandad construida en la Gran Alianza de Clanes, pero sabían que se reunirían en poco tiempo. Gaarf decidió quedarse en Cuatro Lunas para continuar en la reconstrucción del reino, ya que sentía que su clan aún no pagaba por todo el daño que ocasionó bajo el otro mandato. De igual forma, quería organizarse para una futura incursión a Petraxulis y así recuperarla definitivamente. Mientras que el agente Wallace se quedó para trabajar en conjunto con el clan de las brujas y el de los espíritus de naturaleza en la creación de armas híbridas.

Por fin, después de tantos meses regresaron a su hogar. Aunque la sorpresa más desconcertante fue encontrar una estatua dedicada a Devy, por haber peleado con valentía por salvar su comunidad. No quedaba duda que dejaron su hogar a manos del mejor guardián. 

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