Capítulo 20
Había pasado un largo tiempo desde que Thomas Rhodes abrió el diario de Oras. Llegó un momento en que las páginas dejaron de mostrarle más contenido y en las últimas páginas se dio a la tarea de escribir sus aventuras.
En esa ocasión, Thomas tuvo la visión de ver su pueblo en llamas y en el suelo se encontraban desperdigados los cuerpos de sus amigos, de su madre y tío. La oscuridad y la luna eran los testigos de una batalla entre diversos clanes. Observó un destello verde que surcó por el cielo como si se tratara de un meteorito, pero al caer sobre la tierra se transformó en una gigantesca serpiente bicéfala. De su boca salía una masa de sombras que corrió los cadáveres hasta volverlos huesos , mientras que otros volvieron cenizas. Era como una tierra de caos donde la esperanza estaba perdida. Entonces entendió las razones por las que su difunto amigo vivía con el temor de continuar con su misión.
Debido a la angustia de su visión, mantuvo el diario guardado en su mochila esperando nunca más leerlo hasta el regreso de los hermanos Van Vonter. No tendría más entrenamiento con Dante por unos días, por lo que el agente quería apoyar en la investigación. Maura apenas les dirigía la palabra y en sus ojos podía verse el cansancio de noches sin dormir, así como unos cuantos hematomas en los brazos. Esa noche llovía intensamente como si la ciudad fuera azotada por un huracán. Del techo caían algunas goteras debido a su falta de mantenimiento. Fue al comedor en búsqueda de sus amigos, pero ninguno se encontraba y nadie los había visto en todo el día. Así que después de comer, subió a su habitación y puso el diario en el escritorio. Tal vez la respuesta se encontraba ahí mismo, solo que no era el momento en que él estuviera preparado para leerlo.
Al principio, el temor de una nueva visión lo hizo dudar, pero le pesaba más ayudar en el caso. Contó hasta tres y procedió a abrir el libro. Runas, símbolos, números y letras aparecieron desordenadas. Thomas colocó su mano sobre la página y la retiró a los pocos segundos. Un vórtice negro se formó en el diario y cada elemento se dispersó en el resto de hojas que se movían sin la necesidad que él las tomara. Un mensaje había aparecido: "Bienvenido, Thomas Rhodes". Lo sorprendió que el diario lo reconociera, pero agradeció que lo aceptara de nuevo. El agente pidió que le mostrara información sobre el Dramonio, pero el diario escribió: "¿Estás seguro? La última vez sucumbiste ante el miedo". Un poco molesto y avergonzado, Thomas aceptó.
"La Orden de la familia Oras continuó con el legado que sus antepasados prometieron a los dioses al final de la Primera Guerra de Clanes, donde incluso los demonios y criaturas del mal se vieron anterradas por el caos. En medio del odio, resentimiento y sangre divina surgió una criatura que más tarde pasaría a llamarse "Dramonio", conocido también como "la encarnación del Apocalipsis", "el que no debió ser engendrado", "el violador de tabúes". Sellarlo fue el resultado de un ritual de sangre que implicó muchos sacrificios y voluntarios, ya que una bestia como esa no pudo ser eliminada de la faz de la tierra sin el apoyo de sus creadores.
La familia Oras heredó el deber de continuar anualmente a sellar a la criatura que atormentó en el pasado. Sin embargo, conforme los años de su descanso aumentaban, el Dramonio se volvió más fuerte y sigue en la búsqueda de lo que le fue arrebatado. Si te encuentras leyendo esto es porque la Orden de Oras no pudo cumplir su promesa y el sello fue roto.
Cuando el dragón esmeralda lo consiga, no habrá ninguna criatura viva en todo el mundo que no corra peligro. Su sola presencia paraliza al más valiente y lleva al suicidio al más frágil. Su mirada puede encender tu lado más primitivo como es el deseo de matar y sus palabras convencen con facilidad a quién le escucha. Si lo encuentras, una sola persona no será suficiente para detenerlo. Cuando por fin alze vuelo, las tres entidades oscuras estarán listas para la batalla final".
Las palabras volvieron a moverse rápidamente formando la imagen de una serpiente alada con dos cabezas. De pronto, el entorno de Thomas cambió, transportándolo a un templo en ruinas. Vio a tres mujeres desnudas alrededor de un círculo mágico con llamas verdes. Recitaban un idioma que desconocía, pero podría asegurar que se trataba de arameo. De sus ojos brotó sangre, al igual que de las heridas de sus manos. La sangre se combinó con el fuego verde que ardía junto a un puñado de armas y objetos diversos. Por fuera se escuchaban truenos y también el golpe que intentaba tumbar una puerta.
Sus voces se escucharon más fuertes hasta que se ahogaron en un grito que erizó al agente. Un fuerte temblor estremeció el lugar y aquel fuego terminó generando una onda explosiva que llegó a tumbarlo de la impresión. Todo era oscuridad y silencio. De pronto un rugido retumbó en medio de la destrucción y entonces la criatura fue bautizada por las tres mujeres como Nura. Y antes de que la historia continuara, un grito alertó a Thomas, quien volvió a la realidad.
―¡Dante! ―gritó Thomas al ver a su amigo tirado en el suelo sufriendo una convulsión.
Se agachó para sujetarlo y se mantuvo hasta que el chico había pasado el mal momento. Dante parecía horrorizado y sus palabras no querían salir de la boca.
―¿Viste lo mismo que yo? ―preguntó Thomas.
―Leí el diario y de repente todo cambió....Thomas, yo conozco a esa criatura ―confesó el pelirrojo con lágrimas en sus ojos―. En la Orden lo consideramos un dios que viene a cambiar el mundo. Gracias a Dramonio sigo vivo, él me dio una nueva oportunidad a pesar de haber matado a mi familia con mi despertar vampiro.
―Te equivocas y lo sabes ―Thomas colocó su mano en el hombro del chico―. Dante, esta criatura es un peligro hasta para los dioses.
―Pero el señor Paige fue curado por él.
―Dante, ¿no has pensado en la posibilidad de que Paige te esté utilizando?
El pelirrojo empujó a Thomas al escuchar la acusación de su amigo. En ese momento deseaba matarlo por ensuciar el nombre de la persona que le tendió la mano y lo había tratado como a un hijo. Cubrió su mano con oscuridad formando una espada y se dispuso a atacar, pero la mirada de Thomas lo detuvo. No quería creerlo, pero era una gran posibilidad. Retiró su arma improvisada y salió de la habitación ignorando las llamadas del agente.
Bull Strauss había caminado unas horas por la zona con la intención de distraerse y evitar el estrés de estar rodeado de humanos molestos de la Orden. Durante los últimos días, su tos hemorrágica se detuvo, pero sus transformaciones involuntarias continuaban y lo mismo sucedía con sus visiones con Wadim. A sus amigos le confesó que estaba mejorando porque no quería preocuparlos más cuando estaban ocupados, en especial a Maura con su investigación.
Caminó por horas hasta perderse en esa jungla de rascacielos y con su olfato fallando no podía guiarse por un olor en específico. La suerte parecía no estar de su lado aquella noche cuando una lluvia torrencial cubrió la ciudad y empeoró la visión del licántropo. Así que terminó resguardándose en el portal de un edificio. Ver la lluvia lo tranquilizaba, aunque solo le hacía falta su hermano para contemplarla. Después de tres años no se acostumbraba a su ausencia. Sin embargo, la vida lo sorprendió con el regreso de su hermana. En ese instante, percibió su olor y se rio pensando que se trataba de un autoengaño.
―¿Así que estás perdiendo la cordura? ―preguntó Ava detrás de él.
Bull saltó como si fuera un gato y le gruñó avergonzado.
―¿Me estás siguiendo? ―preguntó Bull.
―Lo mismo me pregunto, ya estaba acá ―le respondió la licántropa―. ¿Puedo sentarme a tu lado?
Bull se hizo a un lado de la ventana para que su hermana se sentara. Ambos percibían el silencio incómodo ante sus necesidades para hablar. Bull deseaba tocar el tema de su resurreción a manos del sacerdote; mientras que Ava simplemente quería olvidar ese tema. Pudieron ser hermanos en el pasado, pero la verdad es que a pesar de sus lazos sanguíneos y un par de bonitos recuerdos, solo eran un par de extraños.
Así que la licántropa decidió contarle sobre su vida antes de su primera muerte. Ella y el resto de Generales Lobos fueron parte de un grupo encubierto de investigación durante la Segunda Guerra Mundial. Jonathan se había enterado sobre un objeto creado por científicos nazis a partir de restos de un templo encontrado en la región antes conocida por Mesopotamia y que supuestamente contenía la sangre de dioses. Sin embargo, resultó ser un fraude y al ser descubiertos como licántropos, el grupo terminó siendo enviado a un campo de concentración donde experimentaban con criaturas capturadas durante el conflicto bélico.
Cuando las fuerzas aliadas liberaron el campo, los Generales Lobo se dieron a la fuga. En medio de la ráfaga de disparos y bombas entre ambos contendientes, el grupo se dispersó. Ava perdió la orientación debido a la cantidad de bombas que explotaron cerca de ella. Aturdida deambuló por los bosques mientras era perseguida por sus captores. Mientras sus ojos se apagaban ante la muerte, solo podía pensar en su madre, Ofelia y en su hermano menor que huyó de casa luego de asesinar a su tirano padre. Sintió como manos heladas la introducían a la tierra y estas escalaron hasta que vio el rostro de todas las personas y criaturas que mató durante misiones. Llevaba mucho tiempo con el arrepentimiento en su cabeza, pero era demasiado tarde para enfrentar a sus víctimas. Finalmente decidió dejarse abrazar por los fantasmas y aceptar su muerte como Nadia Strauss.
Aunque lo más extraño para Bull era cómo el sacerdote la encontró de casualidad en un terreno por el que antes ni siquiera trabajaba. Muchos de los miembros de la orden habían experimentado un evento cercano a la muerte, incluso llegando a creer que realmente habían muerto. Recordó la trágica historia de Dante Walsch y todas las historias se fueron tejiendo. ¿Acaso Dramonio se alimentaba de los sentimientos negativos de una persona o de los lugares? Eso explicaría mucho sus estadías en grandes ciudades del mundo. Sé es sabido que aunque un lugar sea abandonado, la energía acumulada permanece ahí y lo que termina atrayendo espíritus o demonios que también encuentran de ello una fuente de alimentación.
―Aquella vez dijiste que no podíamos hablar porque hay oídos en todas partes ―dijo Bull sin dejar de ver la lluvia―. ¿No confías en ese hombre detestable? Déjame serte sincero, él me recuerda al agente West, un hijo de puta que nos hizo la vida imposible en SOIS.
―Entiendo a lo que quieres llegar, pero tampoco puedo traicionar la mano que me ha cuidado todos estos años ―respondió Ava, quien se levantó molesta―. Fausto nos llevará a la salvación de todas las almas y hará pagar a aquellos que traicionaron su nombre.
―Hablas de él como si se tratara del mismísimo Mesías, pero todo lo que veo es la antítesis de él ―refutó el licántropo―. Ava, ¿quién es Fausto Paige? ¿Cuál es su relación con Dramonio?
Ava abrió la boca al escuchar el nombre del dios que su Orden adoraba. Intentó pronunciarse, pero no sabía qué respuesta darle. De pronto, se percibió el olor de Maura Tates junto al de otros dos individuos a pocos metros de distancia dirigiéndose a una entrada de subterráneo. Bull se levantó al percibir las intenciones enemigas de su hermana.
―No te permitiré que la toques ―amenazó con su cuerpo cubierto de pelo y un tercer ojo en su frente revelando su forma Berserker.
Bull cayó al suelo después de ser apuñalado por la espalda. La Ava que tenía enfrente se había vuelto humo. Se dio la vuelta con mucha dificultad y vio que los ojos de su hermana estaban blancos. Bull intentó levantarse, pero su cuerpo no respondía. Todo indicaba que el arma fue envenenada.
―No te preocupes por tu mujer, no le pasará nada mientras coopere para nuestro señor ―dijo Ava con una sonrisa que contradecía a las lágrimas derramadas por su rostro―. Hoy será el día de su ascenso y el inicio del mundo prometido.
Bull concentró toda su fuerza para ponerse de pie y caminó hasta su hermana. Su sospecha era cierta: aquella mirada no era la de Ava. Incluso su olor era diferente. Ava extendió su mano para hacer que el licántropo se hincara.
―Hijo de Wadim Strauss, ante los ojos de tu hermana, recibes tu sagrado juicio ―pronunció Ava―. El Dios Verdadero no aprueba tu existencia para el mundo prometido.
Un círculo mágico se formó debajo del licántropo dejándolo encerrado en un domo de energía que le comenzó a robar toda su motivación. Por su parte, Ava colocó frente a su hermano el puñal, una soga, unas bayas azules y también le señaló la ventana. Bull comprendió en ese momento que Dramonio no se ensuciaría las manos y provocaría su suicidio. Bul continuó luchando para escapar del trágico destino que la criatura le imponía.
A Dante Walsch no le importó mojarse y tiritar bajo la lluvia mientras se dirigía a la catedral. Su presencia fue acompañada por un rayo que quedó a la perfección con el enojo que lo carcomía internamente. Lo encontró en el altar mientras oficiaba una reunión secreta. Dante corrió mientras disparaba bolas de oscuridad, aunque con muy mala puntería. Fausto ordenó a sus seguidores que se dividieran en dos grupos para contener al chico enfurecido.
Dante se vio rodeado por sus compañeros que intentaban lanzarle un hechizo de cadenas. No quería lastimarlos, pero en la misma frustración su magia de oscuridad creó una onda expansiva que los disparó hacia las paredes quedando inmóviles. Mientras que Fausto manipuló la magia del chico hasta contenerla en una pequeña bola del tamaño de un puño. El sacerdote se acercó a pesar de los disparos de oscuridad que llegaron a cortar su ropa. Se lanzó a él abrazándolo y por un momento, el pelirrojo se tranquilizó. Sin embargo, cuando menos lo esperaba, el chico lo hizo levitar y de un fuerte golpe en el abdomen lo tiró al piso. Era la primera vez que Fausto Paige observaba sus habilidades. No pudo sentirse más orgulloso de él.
―No puedo creer el descaro que tienes para intentar abrazarme ―dijo el chico apretando los puños que deseaban reventarlo a golpes―. Creaste esta maldita orden que venera a una criatura que traerá el apocalipsis.
―Dante, querido, ¿qué locuras estás diciendo? ―replicó el sacerdote mientras se acercaba.
El pelirrojo encerró a su mentor en un círculo de sombras que se endurecieron hasta formar púas.
―No estoy completamente seguro, pero creo que provocaste un desequilibrio en mi magia y eso terminó por matar a mi familia ―Dante creó una lanza y amenazó con la punta en la garganta del sacerdote―. Así es, papá, soy un usuario de magia lunar.
―Creo que estás consumiendo mucha mota últimamente ―se burló el sacerdote.
Dante procedió a realizarse un corte poco profundo en el cuello de su mentor.
―Los idiotas de SOIS te han lavado el cerebro ―le dijo levantándose y con un movimiento de manos logró abrir un camino de su prisión―. ¿Crees que ellos son los buenos? Dante, por su culpa el mundo está en caos y las ciudades fueron abandonadas por el terror. Ellos son el verdadero apocalipsis. ¿Quién estuvo contigo cuando perdiste a tu familia?
―Ustedes, pero eso no significa nada.
―¿Nada? ¿En serio que nada? ―el sacerdote mostró una mirada de decepción, como si las palabras del chico lo decepcionaran―. Creo que mi error fue nunca decirte por qué acepté que te unieras a nuestra orden―. Fausto lo tomó de los hombros sonriéndole―. Dante Walsch, tú eres el Mesías profetizado. Tú eres el elegido por el Dramonio para traer el balance a este mundo. Todos acá confiamos en ti.
Dante retrocedió confundido y observó a sus compañeros observándole. Por una parte, no podía creer que Thomas fuera su enemigo, pero por otra, las palabras del sacerdote llenaron ese vacío que experimentó por años. ¿El elegido? ¿Un adolescente de barrio pobre y que su propia Iglesia lo botó a la calle por ser homosexual? Incluso con su confrontación, Fausto Paige no lo juzgaba. Sus ojos expresaban el cariño y la paciencia que siempre le tuvo, a pesar de su constante rebeldía. Lo esperaba con un abrazo que no se sentía dichoso de aceptar, pero realmente lo necesitaba por lo que se lanzó hacia él derramando lágrimas. Era cálido y sus palmadas en su espalda lo hizo recordar a su madre.
―¿Qué harás con Thomas y sus amigos? ―preguntó el pelirrojo separándose del abrazo.
―Ellos no pueden intervenir esta noche...¡La noche de su ascensión!
―¿Te refieres al ritual?
―Tus habilidades han mejorado, lo que significa que el momento ha llegado ―dijo Diana que se apareció detrás del pelirrojo―. Ava y yo nos encargaremos del resto mientras ustedes siguen al señor Fausto.
Dante no sabía si tomó la decisión correcta de creer en las palabras de Fausto. Solo esperaba que sus nuevos amigos no se decepcionaran por ello. Dudó un poco ante la invitación del sacerdote a través de un portal. Miró a Ava quien le asintió con la cabeza, al igual que sus otros compañeros. Suspiró para armarse de valor y por fin se reunió con la orden.
Tras ver la reacción que tuvo el chico, Thomas Rhodes decidió darle espacio para pensarlo. Era demasiado lo que debía digerir respecto a la que había sido su familia después de quedar en orfandad. De cierta forma le recordó a cuando se enteró haberse convertido en vampiro tras el ataque de John en el purgatorio espiritual.
Usó brazaletes supresores durante muchos meses y ni siquiera recordaba muy bien su transformación en aquella batalla contra Megan Strauss. Cuando finalmente pudo quitárselos, perdió los estribos y aprendió a la fuerza, la responsabilidad que conllevaba su transformación. Mató, se manchó las manos de sangre inocente y cargó con la culpa que lo volvió más fuerte de espíritu. Todo fue un golpe de realidad que no esperó vivir en un periodo corto de tiempo.
Así que mientras esperaba el regreso de sus compañeros, continuó la lectura del libro donde pasó varios minutos indagando una nueva parte de la profecía: "Entre el espacio y el tiempo, solo la muerte los podrá reencontrar y un juicio deberán ganar. Llegará el momento en que los descendientes de Van Vonter despierten una vez más...". Sin embargo, el silencio abrumador del edificio interrumpió su lectura.
Salió de su habitación y solo podía sentir su presencia. Ningún ruido de ser vivo más que el de sus pisadas en la madera vieja y su respiración. Al bajar las escaleras escuchó un ruido en el cielo falso. Preparó su pistola y siguió el sonido hasta el cuarto de los más allegados a Fausto Paige. Ahí pudo sentir el uso de magia rúnica detrás de la puerta. Giró el picaporte con cuidado y sintió una presencia detrás de él.
Thomas se dio la vuelta y lanzó una patada a Ava que la aventó a la pared abriendo un hoyo. De pronto más miembros salieron de la nada con la intención de agarrarlo. El agente luchó como pudo para no lastimarlos, ya que al observar sus ojos en blanco supo que se encontraban bajo control mental. Ava se unió de nuevo en la batalla y aprovechando el descuido del agente Rhodes, le inyectó un líquido rosa en el cuello que lo paralizó al instante.
―La curiosidad mató al vampiro mediocre ―se burló Diana y después le tiró una patada en las costillas―. No eres digno para el mundo prometido, Thomas Rhodes.
El grupo se retiró en un portal dejando a Thomas tendido en el suelo que poco a poco empezaba a perder su energía. Cuando por fin pudo liberarse, Thomas se acercó a la ventana al notar una runa brillante en la ventana. La abrió con dificultad y vio que no solo era una runa, sino que toda la casa estaba bajo un hechizo de aprisionamiento.
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