Capítulo 03
Una parte de la explosión logró entrar por el portal antes que se cerrara y rápidamente se fue expandiendo por el último vagón. Esto hizo que los pasajeros se fueran juntando en búsqueda de la salida, pero sin conseguir abrirla. Bull, con poca energía debido al enfrentamiento con su padre, junto a Luna crearon un escudo para proteger a los tripulantes. Aunque sabían que no podrían contenerlo por más tiempo. Poco a poco el escudo comenzó a fragmentarse y el calor abrasador los mareó.
―¿Por qué se está tardando tanto? ―preguntó Luna casi a punto de desmayarse.
―Aguarden un momento, tenemos un problema con el sistema de portales ―contestó Wallace a través del intercomunicador―. Los demás no pueden apoyarlos, porque ingresaron algunas criaturas con nosotros.
―¡Mierda, Wallace! ¡Nos estamos asando! ―se quejó la chica como nunca antes la había escuchado. En ese momento, Bull se desmayó haciendo que las grietas aumentaran―. Más te vale que lo arreglen en un minuto o yo misma te cortaré esa asquerosa barba.
―No te prometo nada, pero confío en ti ―dijo el agente Wallace finalizando la conversación.
Y es que en efecto, las cosas se habían complicado en el resto de vagones. Algunas gárgolas lograron ingresar y con los daños causados en el techo y las paredes, Gaarf y Timothy se las estaban ingeniando para derrotarlos en un diminuto espacio sin dañar a los civiles. Mientras que en el vagón del piloto, Maura se encargaba de dirigir el tren y evitar golpear los escombros de una dimensión desconocida. Por otra parte, Devy ayudaba a Wallace a arreglar los circuitos dispuestos alrededor.
―¿Falta poco, chicos? ―preguntó Maura entre dientes sin dejar de ver en frente. El sudor le corría por la cara como si fuera una catarata. En sus manos estaba la vida de todos los tripulantes. En aquella dimensión flotaban desde rocas, bloques de edificios, autos e incluso monumentos―. No quiero morir en este lugar.
―Con esto debería bastar ―dijo Wallace dando un pequeño golpe y desde abajo le guiñó a su compañera. Se levantó con el diablillo sentado en su hombro y tomó de nuevo el control del tren―. ¡Todos sujétense!
Wallace movió una palanca sobre un espacio gelatinoso de color gris y luego apretó una serie de botones, logrando que el tren lanzara un rayo en frente y de este se abrió un portal. Aceleró lo más que pudo y entraron. El único problema fue que comenzaron a caer de picada desde el cielo hasta un frondoso bosque.
―El tren no está reaccionando de nuevo ―comentó el agente muy asustado, parecía que los ojos se le iban a salir del rostro―. Devy, ¡ayúdanos!
Devy sonrió como si estuviera esperando esa orden desde su nacimiento. Voló hasta el tablero y con sus manos juntas, simulando una pistola, disparó una serie de descargas que reactivaron el sistema. Wallace logró enderezar el tren antes de que se estrellara. Sin embargo, terminó golpeando varios árboles hasta que llegaron a un precipicio, donde apareció una gigantesca mano formada de mariposas que los atrapó y luego los bajó con cuidado.
―Bendito sea el señor Viljem ―suspiró Maura.
Cargaron como pudieron el cuerpo inerte de su viejo amigo y bajaron del tren. Maura jamás se imaginó que en la misión lograrían llevarse a un grupo de cien personas. Observó a su grupo, pero no podía ver a Bull o a Luna, así que se acercó al último vagón. Thomas lo cargaba entre su brazo metálico y el real; mientras que Sawyer cargaba a la chica. Ambos inconscientes y con quemaduras de primer grado debido a su factor regenerativo. Maura suspiró aliviada, puesto que era su responsabilidad como la capitana de la misión y no quería cargar con la muerte de sus amigos. De repente, Viljem Strauss apareció arriba del tren. En tres años, las grietas del cuello se habían expandido al pecho, por lo que intentaba cubrirlas con una camisa desmangada vieja.
―¡Habitantes de Kronosphera! ―pronunció el anciano apoyándose en su bastón―. Les doy la bienvenida a mi hogar. Aunque debo advertir que constantemente me encuentro moviendo, por lo que deberán acostumbrarse a un estilo nómada para evitar ser atrapados por los esbirros del que ahora huyen―. Viljem saltó hacia la multitud y les indicó que lo siguieran en la oscuridad de los pinares―. Solo les pido que no se salgan del camino, no querrán perderse y nunca encontrar la salida.
Viljem los guio por un camino oscuro, que apenas era iluminado por hongos gigantes bioluminescentes, así como de rocas con runas y pinturas rupestres. De los árboles caían telarañas y entre los arbustos se podía ver a gnomos curiosos ante la multitud que acompañaba al viejo licántropo. Llegaron a una ruina que parecía haber sido un coliseo de seis pisos, siendo el primero destinado a reuniones y comidas; del segundo al cuarto estaba construido para ser habitaciones; el quinto para las habitaciones del clan van Vonter, así como un cuarto de artefactos; y el sexto propiedad exclusiva de él.
Mientras los nuevos huéspedes se acomodaban y de llevar a los heridos a descansar, Viljem llevó al resto a una habitación del sexto piso, donde se encontraba una mesa de piedra y una repisa de libros a lo largo de sus paredes. Para la sorpresa del clan, Samuel Rhodes se encontraba esperándolos. Se había dejado crecer la barba y su cabello se había ondulado, aunque no lo dejaba crecer demasiado para mantener una imagen ordenada.
―Está bien, ¡pueden abrazarme !―dijo Samuel al ver los centelleantes ojos de sus chicos después de no haberse visto en mucho tiempo.
Para Thomas era el primer encuentro que tenía con algún familiar. Desde la última vez no había visto a su madre y cuando obtuvo su prótesis, Samuel se encontraba en una misión. Mientras que Maura, por fin logró sacarse de su cabeza la idea del comandante siendo su pareja. Por su parte, Wallace se mantuvo un año entrenando con Gaarf y Timothy en la academia SOIS.
―Entonces, mi viejo amigo, ¿por qué noticia importante me has traído desde Tokyo? ―preguntó Samuel sentándose en la mesa―. Aunque tengo la duda donde guardarás el cuerpo de John.
―Respecto a lo de John, estará custodiado en este piso, tengo varias runas que lo protegen. Después de la reunión puedo enseñarles para que Thomas lleve las tres espadas hacia su último dueño ―respondió el anciano con mucha calma―. Mientras que la otra noticia les concierne a todos― Viljem hizo aparecer una silla de madera para cada miembro y esperó a que se sentaran para continuar―. El "Bajo mundo" se encuentra acechado y los diversos clanes rebeldes están planeando una reunión para velar por sus derechos e intereses, aunque en su mayoría es para volverse más fuertes y defenderse de Jonathan y Lilith.
―Parecido a la alianza mundial que fracasó hace siglos ―comentó Maura.
―¡Así es! ―prosiguió el anciano―. La tribu uay recibió su invitación y fue la misma Ixchel quien nos ha invitado a viajar con ella―. Después de esas palabras, Viljem se centró en el duende, quién se sintió incómodo ante su mirada y tuvo miedo de lo que vendría después―. El clan duende es uno de los invitados y siendo un ex miembro podrías ayudarnos―. El anciano quitó vista de Gaarf y se fue dirigió al resto―. Ustedes, como Clan Van Vonter, con miembros humanos, vampiros, licántropos, duendes y una quimera-zombie...sí, también un diablillo y un Spyros... todos pueden inspirar a los clanes que asistirán.
―Ya veo, según entiendo, recomiendas que nuestra nueva misión es buscar aliados ―intervino Samuel Rhodes y se quitó los anteojos un momento para limpiarlos, ya que lucían empañados―. Me parece una excelente idea, pero ¿cuándo se llevaría a cabo?
―Comienza en tres días, pero tendrá una duración de unos dos o tres meses ―dijo el viejo licántropo―. Por supuesto, no está demás el decirles que no hay que confiar tan rápido. Vivimos en un tiempo tumultuoso...
Gaarf se puso de pie sin levantar la vista del suelo y luego se fue en dirección a la salida.
―¿Será que se siente enfermo? ―preguntó Thomas tratando de comprender lo antes observado.
―No se siente listo para enfrentar su pasado ―le respondió Timothy―. El líder de clan duende es su hermano, Kleffider de Tardat, el responsable de su exilio. Creo que Wallace y yo podemos hablar con él y tratar de convencerle.
―Confío en ustedes, jóvenes. Pueden ir ahora mismo a apoyarle ―dijo el anciano sonriente.
Timothy y Wallace fueron a buscar a Gaarf, por lo que Maura aprovechó para contarle a Viljem acerca de lo sucedido en el enfrentamiento con Wadim. Estaba preocupado por su nieto, ya que si no superaba su miedo, podría llevarlo a la muerte la próxima vez que se encontraran. Estaba dudando si lo correcto sería llevarlo a la reunión de clanes y más cuando varios de los clanes fueron víctimas de los ataques del clan de Wadim y de sus sicarios, los "Generales Lobos".
¿Sería lo adecuado? O, ¿debería dejarlo encargado del escondite? Aunque eso solo conseguiría que el licántropo se enfureciera. Pensó dejarle la elección a su nieto. Hace tiempo, Bull era un niño sin amigos y con una gran desconfianza por cualquier ser vivo, pero todo cambió cuando conoció a John y se relacionó con humanos. Su vida había cambiado y estaba seguro que con el clan de su lado podría superar el miedo hacia Wadim.
Wintera es un reino ubicado al norte de Kronosphera, conformado por siete islas montañosas por donde sobresalen cristales. Después de derrotar a sus padres, Claude van Vonter se apropió del terreno para gobernar debido a su clima frío, desolado y con nieve la mayor parte del año. No obstante, debido a su "traición", Lilith le recomendó a Jonathan de quitarselo para premiar a Wadim Strauss y sus hijos, quienes con valentía apoyaron en la pelea y perdieron a un ser querido.
Sin embargo, el único que ganó fue el patriarca de los Generales Lobo, a pesar de haber estado fuera del juego durante dos siglos. Gabriel era mandado constantemente a conquistar reinos lejanos, de los que nunca creyó que pudieran existir y a pesar de ejecutar el trabajo sucio, no tenía permiso de reinar. Megan, por su parte, viajaba constantemente al mundo humano, siendo una de las encargadas del secuestro de sacrificios humanos que pudieran dar sangre para la familia real. Mientras que Nikolai fue tomado por Jonathan para fungir como mensajero y de vez en cuando acompañaba a su padre a misiones secretas.
Vanja era el único Strauss alejado de la acción y las obligaciones del monarca oscuro. Desde la muerte de su gemelo, Kristoff, y de la negación de su padre por revivirlo, el licántropo albino terminó sucumbiendo ante la depresión. Pasaba sus días encerrado en su habitación, con grilletes que suprimían sus habilidades y sin ningún arma para poder lastimarse o escapar. Wadim y Megan parecía no inmortales el estado de salud del licántropo, ya que los únicos que lo visitaban era Gabriel y Nikolai, que se escapaba todas las noches para llevarle comida y pasear con él por el castillo de cristal.
Cada día los recuerdos de Kristoff recibiendo un ataque dirigido hacia él, le provocaban una fuerte culpa. Aquella noche su gemelo no tuvo que tomar su lugar. Era una guerra y cualquier hermano podía morir. Todos luchaban por sus creencias, sus ideales y por el reino oscuro. A pesar de eso, el odio hacia Bull había incrementado. Daría lo que fuera para tenerlo enfrente y matarlo con sus propias manos. Ni siquiera le importaba ver su imagen famélica poco a poco deteriorándose, puesto que su único deseo era vengarse.
Esa noche, Nikolai no había aparecido. Se preguntó si se encontraba bien o si había recibido algún castigo de parte del monarca oscuro. Necesitaba sentir su presencia: era el único que realmente lo apoyaba. Caminó a lo largo de su habitación y al cansarse, se sentó en su cama y posó su vista en el reflejo de los cristales. Entre la distorsión de su imagen, el licántropo se trasladó al día después de la batalla. Wadim fue dado de alta y se reunió con sus hijos en el cementerio que funcionaba como hogar. Kristoff lucía más pálido de lo que alguna vez fue y alrededor del hueco había sangre seca. Nadie lo tocó, puesto que esperaban al líder del clan para llevar a cabo la cremación.
Wadim les pidió que le dejaran un momento a solas. Sin embargo, Vanja no quiso separarse de su hermano, por lo que se alejó unos metros para contemplarlo. Aunque hubiera preferido no hacerlo. Debajo de Kristoff se dibujó un círculo mágico de color púrpura que hizo levitar el cuerpo colocándolo frente a su padre. En ese momento, el albino pensó que lo traería de vuelta a la vida, pero la realidad fue diferente. Wadim colocó sus manos en el pecho de su hijo y un aura blanquecina fue subiendo por estas hasta llegar a la boca. Una vez finalizado el ritual, el cuerpo cayó al suelo.
―¿Qué mierda le hiciste? ―preguntó Vanja muy exaltado―. Pensé que tratabas de revivirlo, después de que él luchó durante años para traerte a la vida. ¿De esa manera piensas pagarle a tu propio hijo?
―Hizo lo que un buen hijo haría, pero de nada sirve regresarlo para que vuelva a perder contra el bastardo de Bull ―contestó Wadim con una expresión seria en su mirada―. Estoy molesto por su muerte, pero considero que no merece regresar para que fracase de nuevo.
―¡Te comiste su alma! ―gritó el albino.
―Lo que me hará más fuerte―replicó Wadim―. Y habría hecho lo mismo con Nadia si hubiera tenido su cadáver frente a mí―. Se acercó a su hijo, quien no dejaba de derramar lágrimas y de apretar la mandíbula. Y luego le habló en su cabeza―. Vanja, hijo, ¡esto será nuestro secreto! Nadie se puede enterar―. Wadim acarició la mejilla de su hijo y habló en voz alta mientras le sonreía maliciosamente―. El único culpable es Bull y si realmente quieres hacerle justicia al alma de tu hermano...vuélvete más fuerte, mátalo y ¡come su alma!
Una fuerte sacudida lo regresó al presente. Nikolai se encontraba frente a él con los ojos llorosos.
―No vuelvas a hacerme eso ―pidió el licántropo limpiándose las lágrimas―. No creo soportar perder a un hermano más.
―Aquella vez, papá...―pronunció Vanja, pero se detuvo y cambió de tema―. Ayúdame a encontrar a Bull. Necesito vengar la muerte de Kristoff.
―No creo que ganes nada con ello ―dijo Nikolai sentándose junto a su hermano―. Esa noche el muerto pudiste ser tú. Han pasado tres años y es posible que él se volviera más fuerte, mientras que tú has pasado encerrado y sin luchar.
―He luchado, pero ustedes no quieren verlo ―soltó el licántropo albino entre lágrimas―. No me importa si vuelvo a perder, mientras lo mate a él o a alguien que ame estaré feliz― Vanja apretó la mano de Nikolai―. Si te lo pido es porque tú me das la fortaleza que necesito para seguir adelante.
―Lo hablaremos otro día―cortó la conversación. Nikolai no sabía qué responderle ante un posible indicio de locura―. Nuestro padre no vendrá esta noche, te espero en el comedor cuando estés listo.
Vanja no estaba seguro si confiarle lo ocurrido con el alma de su gemelo. Después de todo, ya nadie lo miraba como alguien con cordura. Al contrario, su familia pensaba que jamás podría regresar a su vida normal. Cuando estuvo preparado, el albino salió de su habitación. Seguiría insistiendo hasta lograr que Nikolai lo acompañase en su deseo.
Gaarf se encontraba alejado del campamento improvisado del viejo licántropo. Necesitaba estar a solas para descargar su ira cortando troncos para la fogata nocturna. En cada bloque se concentraba en la imagen de su hermano o lo que él creía. Muchos siglos habían pasado desde que lo vio por última vez. Solo recordaba una cicatriz que surcaba desde la frente hasta la cuenca de su ojo de vidrio, la cual fue producto de una pelea que tuvieron cuando apenas eran adolescentes. Ambos se encontraban en una excursión para liberar a unos duendes rehenes a manos de los goblins. Ni siquiera habían llegado a su destino cuando Kleffinder derramó la última gota de paciencia de Gaarf iniciando una batalla de puños, pero que terminó siendo una batalla con espadas. Por supuesto, el señor Gaarf obtuvo una cicatriz en su hombro, pero ganó algo más ese día: seguidores. ¿Quién diría que una pequeña pelea lograría ganar súbditos que lo ayudarían a convertirse en el líder del clan de los duendes?
―¡Te maldigo, Kleffinder de Tardat! ―exclamó el duende cortando el último bloque de madera con su hacha.
Escuchó un fuerte crujido en el bosque y debido a su ira desbordante lanzó el hacha en esa dirección. Preocupado por su acción, corrió a ver al desafortunado herido, pero resultó que se trataba de Timothy acompañado de Ryan Wallace. Si bien le había cortado la cabeza, poco a poco su cuerpo comenzó a unirse de nuevo. La escena fue tan asquerosa que el agente terminó vomitando en un arbusto.
―No termino de acostumbrarme a eso ―dijo el agente incorporándose de nuevo a sus compañeros. Se limpió los restos alrededor de su boca y prosiguió―. Gaarf, sé que quieres estar solo, pero...
―Me alegra saber que se encuentran bien, pero ya lo dijiste...¡quiero estar solo!
―¡Deja de ser un cobarde, Gaarf! ―gritó el chico zombie―. Te enfrentaste a un dios vampiro y has sobrevivido a muchas guerras. ¿Te da tanto miedo reencontrarte con tu hermano? Ese no es el duende que conocí hace tres años.
―¿Crees que es fácil?
―Si hay algo que aprendí como tu alumno fue a no acobardarme por cosas tontas ―intervino Wallace acercándose al duende―. Gaarf, nadie te está pidiendo que te hagas amigo de tu hermano, pero necesitamos que vayas para generar un acercamiento. ¿Quién sabe? Es posible que tu hermano cambiara en todos estos años― Wallace extendió su mano y le entregó un bombón de chocolate―. Creo que un poco de esto te ayudará a sentirte mejor.
Timothy terminó su regeneración, por lo que se acercó para entregarle el hacha.
―Y ni pienses que te dejaremos solo ―dijo el zombie sonriéndole―. Te convenceremos de alguna manera o sino...―Timothy se detuvo para ampliar su sonrisa e incluso Gaarf estuvo seguro de haber visto un brillo de malicia en sus ojos―. ¡Te tocará a la fuerza!
―Ya veremos si logran vencerme en duelo ―respondió el duende ante la amenaza y aunque intentó mostrar una expresión seria, sus labios temblaron hasta que finalmente soltó una carcajada―. Está bien, creo que sí necesitaré de su ayuda―. Timothy y Wallace se miraron con incomodidad temiendo ser ocupados como mulas de carga―. Lo suponieron bien, ¿qué les parece si me ayudan a cargar la leña?
Sin poder negarse, terminaron ayudando al duende a llevar la leña hasta el campamento de Viljem. En pocas horas se llevaría a cabo una reunión para dar bienvenida a los nuevos habitantes y el reencuentro de los miembros del clan.
***
El cuerpo de John se encontraba suspendido en el aire, siendo protegido por un campo de energía creado por las runas que solo Viljem era capaz de desactivar. Thomas entró vestido de ropa deportiva a la habitación que no tenía nada de especial mas que su viejo amigo. Sintió un poco de tristeza porque no pudo cumplir la misión de encontrar al descendiente. Cuando estuvo listo, el agente se acercó al campo de energía e hizo aparecer las tres espadas a través de un círculo mágico.
―Quería que supieras que aún las conservo ―dijo el agente y pronto soltó una pequeña carcajada―. Pero debo confesarte que estoy enamorado de la espada de cristal. ¿Crees que podría quedarmela una vez derrotemos a Jonathan y a Lilith?
De repente, las espadas emitieron un brillo ópaco que cada vez fue incrementando hasta iluminar por completo la habitación. Se posaron frente al agente: dos en diagonal y una en vertical, mientras que del pequeño espacio que se formaba entre ellas, se formó un círculo mágico con un ojo.
―¿Qué caraj...?―pero Thomas no completó su oración.
Había sido invadido por una serie de imágenes que se mostraban con demasiada rapidez. Observó a John caminando en lo que parecía ser una corte con doce figuras traslúcidas con coronas de laurel. Luego su imagen se fue trasladó a paisajes pertenecientes a Nueva Delhi, Ciudad de México, París, Roma, Londres, Jerusalén y por último Nueva York. Una vez establecido en la ciudad, Thomas parecía encontrarse en una iglesia donde observó a un chico pelirrojo con una túnica escarlata. Observaba unos cofres y cuando el pelirrojo los tocó, Thomas observó a criaturas extrañas que incluso podrían ser quimeras.
―¿Quién eres? ―preguntó Thomas tomándolo del hombro.
El pelirrojo se dio la vuelta y asustado ante su presencia, se fue de espalda botando el cofre más cercano. Una puerta se escuchó abrirse, por la que entró un sacerdote y un grupo de personas portando la misma túnica roja. Al parecer no podían observar a Thomas.
―Dante, ¿qué te he dicho acerca de jugar cerca los reyes? ―dijo el sacerdote.
―Dígame que usted también puede verlo, por favor.
―¿A quién? Solo puedo verte a ti y a los miembros de nuestra congregación ―respondió con una expresión de confusión―. ¿Volviste a drogarte?
―Me refiero a ese chico ―señaló Dante con el dedo.
Todos voltearon a esa dirección. Nadie más se encontraba físicamente y tampoco era perceptible energía espiritual.
―Lo mejor será que vayas a descansar ―sugirió el sacerdote―. No quiero que te acerques más a los cofres y que por tu adicción termines estropeando todo.
Dante se desmayó y de su boca salió un humo negro que lo cubrió por completo. Sus ojos se abrieron dejando a la vista un destello rojizo que intimidó a varios de los miembros. Thomas sintió un miedo indescriptible. Trató de romper la conexión, pero era imposible con las sombras sujetándolo de los pies. Dante se acercaba a él y cada paso significó el aumento de una presión en el pecho. ¿Cómo era posible si ni siquiera se encontraba realmente ahí? En ese momento, el círculo mágico del ojo apareció entre ambos chicos generando una explosión que hizo desaparecer lo que rodeaba; mientras que Thomas era arrastrado en un espacio negro donde observó la imagen de una rata huyendo por el subterraneo de lo que parecía ser un dragón de escamas verdes y negras
Su visión había terminado, pero su corazón no dejaba de latir como si estuviera a punto de escaparse del pecho. Las espadas dejaron de emitir aquel resplandor y se acercaron a Thomas, por lo que las hizo desaparecer a través de un círculo mágico.
No terminaba de comprender lo ocurrido, pero de lo único que estaba seguro era que aquel chico pelirrojo, llamado Dante, se trataba de uno de los descendientes que profetizó el diario de Marcus Oras. Además, por alguna extraña razón una rata común tenía alguna relación con Dante y la criatura escamosa.
―Prometo encontrar a los descendientes ―dijo Thomas con una sonrisa―. No ha sido fácil continuar sin ti, pero cuando llegue ese día, tendremos la aventura de nuestras vidas―. Thomas se dio la vuelta y caminó hacia la salida donde se detuvo para decir unas últimas palabras―. Espera un poco más, querido amigo.
Los hermanos Strauss regresan en esta nueva entrega 👀. ¿Cuál será el destino de Vanja en todo esto? ¿Logrará rebelarse ante su padre y vengar la muerte de su gemelo? Este es solo el inicio de su arco narrativo y espero que lo disfruten tanto como yo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top