Capítulo 01
Año 2028
Los vagones del tren se movían violentamente después de entrar en un portal. Volaba en el aire como si existieran rieles invisibles. Tendría entre siete a ocho vagones y todos con asientos ocupados. Cada puerta era custodiada por un ogro, pero también había soldados de Transilvania Oscura circulando por los pasillos. Era fácil reconocerlos por una máscara demoníaca y por una cruz que por arriba se posaba una luna menguante de color plateado, siendo este símbolo grabado en su capa negra.
Desde hacía un par de semanas, Jonathan Van Vonter dio inicio a un recorrido para exhibir su más importante tesoro: el cuerpo de su sobrino, John. Tres años atrás, el príncipe vampiro perdió la batalla y Jonathan se encargó de conservar el cuerpo para demostrarle a Transilvania Oscura y reinos vecinos que su poder era inmensurable. Fue por esto que la gira se encontraba vigilada por soldados y las ciudades se encontrarían custodiadas por los "Generales lobo" o algún Lunar en caso de necesitar su ayuda. Mientras que Jonathan se encontraba muy ocupado lidiando con la crianza de Palkha.
El tren se dirigía a Kronosphera, una ciudad al norte de Transilvania Oscura. A diferencia de esta, la luz sí era parte de su cultura y también existía la oscuridad en su hora nocturna. Kronosphera era una ciudad círcular de calles adoquinada y rodeada por una gigantesca muralla que los protegía del impacto de las olas. De tejado azul y paredes blancas, similar a la ciudad de Santorini en el mundo humano. En el centro se alzaba una gigantesca torre que se perdía entre las nubes y a su alrededor se encontraba un jardín de flores azules.
Cuando llegaron a la ciudad, el tren se detuvo en la playa de arena negra. Poco a poco los soldados bajaron respetando su orden jerárquico a través de los vagones. Finalmente llegó el último turno. Primero salieron los ogros que custodiaban las puertas de acceso y luego los soldados, a excepción de uno que se había escondido detrás de unas butacas sin ser percibido. Se acercó a la ventana para observar cómo sus compañeros se alejaban
―Ya pueden entrar ―confirmó el soldado aunque con una voz modificada debido al traje.
Un portal se abrió en el techo del vagón y de este saltaron dos uniformados más. El primero se quitó la máscara y la capucha dejando al descubierto a Thomas Rhodes. Su cabello había crecido hasta los hombros dejando caer unos rizos en las puntas. Y aunque el traje lo disimulaba un poco, parecía que se puso en un entrenamiento corporal ya que no era el mismo flacucho de antes.
Luna Rosewood y Ryan Wallace también se quitaron sus máscaras. La chica había crecido dejando en el olvido su apariencia de niña pequeña, para convertirse en una jovencita. Mientras que el agente Wallace había dejado una barba , además de raparse el cabello. Thomas y él no se veían desde la última vez, por lo que se sorprendieron de sus cambios físicos.
―Chicos, ¿saben que no podemos perder más tiempo? ―dijo Luna para romper la plática sin sentido que ambos chicos querían iniciar―. Si logramos cumplir con la misión, tendremos el tiempo para ponernos al día.
―En ese caso, iré al vagón del piloto ―dijo Wallace colocándose unos guantes de nanobots. Luego volteó a ver a su compañero y le dijo―: SOIS ha hecho un par de arreglos a sus dispositivos. Creo que morirás para intentarlos, si es que aún te gustan las armas humanas.
Luna y Wallace entraron en el siguiente vagón. Mientras que Thomas se comunicó con Maura Tates a través de telepatía. La chica se encontraba en uno de los edificios cerca de la gran plaza y a su lado la acompañaba Sawyer Oras, el guardián del cementerio. Ambos vestían el uniforme de los soldados para no ser reconocidos.
―¿Tienes listo todo? ―preguntó Sawyer apuntando su flecha―. La multitud se está juntando en la gran plaza.
―Me sorprende que lo dudes, Sawyer ―respondió la chica un poco indignada. Maura terminó de alistar el arco de SOIS y se colocó el carcaj en la espalda―. Incluso el señor Pulgoso ya alistó lo suyo.
―Espero que no te haya escuchado ―comentó Saywyer para luego soltar una pequeña carcajada―. Lo más seguro es que sí.
―Era la intención, se lo merece por ser un idiota ―dijo Maura y luego prosiguió a confesar algo, pero se detuvo por verguenza―. Aún no supero que no me pidiera una disculpa.
Maura se acercó al borde del edificio junto a Sawyer para observar la plaza. Estaba inundada de personas y en cada esquina se encontraba un ogro vigilando cualquier actividad sospechosa. Desearon que Bull no llamase demasiado la atención con su actitud arisca ante los grupos grandes. De repente, sonaron unos cohetes pirotecnicos que explotaron cerca de los infiltrados.
―Se están acercando ―señaló Sawyer.
Desde el sur venía un grupo de soldados cargando el féretro del príncipe caído. A pesar de que Jonathan no tenía ningún aprecio por su sobrino, se esmeró en crearle un hermoso féretro de cristal con bordes dorados. Al llegar a la plaza central, la multitud abrió paso a los cargadores que colocaron el féretro en el suelo y a los pocos segundos levitó con ayuda de magia.
Un soldado de pequeña estatura caminó hasta el podio que había sido instalado desde tempranas horas. Se quitó la máscara sorprendiendo a todos los presentes. Desde aquella batalla, el rey Golem no hacía su acto de presencia. Sin embargo, su cara lucía deforme al igual que su cuerpo torcido. Cuando Viljem lo derrotó, sus partes fueron lanzadas, pero no pudieron encontrarlas todas, así que Trinas se las ingenió para reparar su cuerpo lo mejor que pudo. La mayoría de los presentes se unieron en vítores y silbidos ante su presencia. Mientras que el resto no se miraba feliz con lo que presenciaban, pero disimularon lanzando sus gorros.
―Muchas gracias, reino de Kronosphera ―pronunció el rey de la tierra, pero al igual que su apariencia, la voz ya no era la misma. Era como si le costaba pronunciar, además sonaba más carrasposo que de costumbre―. Es una pena que el rey Julius no estuviera para presenciar este momento tan importante para la historia del "Bajo mundo", pero tuvo que ser sacrificado―y con esto último, el tirano lanzó una carcajada mientras que su público gritó de emoción―. Ahora son parte del reino de Transilvania Oscura y es para mí un honor mostrarles a John Van Vonter, el último Lunar de la luz.
El féretro se abrió dejando que el cuerpo inerte de John levitara y con ayuda de la magia sus brazos se extendieron simulando a un crucificado. Maura y Sawyer no podían creerlo. A pesar de haber pasado tres años, el cuerpo lucía idéntico. Incluso conservaba las manchas de sangre de la última batalla. Maura estaba segura que el cabello le creció unos centímetros. ¿Era posible que su cuerpo siguiera vivo?
―¿Bull? ¿Qué estás esperando? ―preguntó Sawyer, pero el licántropo no respondió. Luego se dirigió a Maura con mucha preocupación―. Maura, creo que algo le pasó a Bull.
―¡Maldita sea con ese lobo! ¡Nos está atrasando!―dijo la agente Tates.
Maura buscó en el horizonte y creyó haber visto a dos figuras corriendo por el tejado, pero no le dio tanta importancia porque debía estar atenta a cualquier señal. De repente, se generó una explosión cerca de aquellas figuras, que levantó una cortina de humo y fuego a su alrededor. Golem detuvo su discurso y los soldados se dispusieron a averiguar la respuesta de lo sucedido. Pronto, nuevas explosiones ocurrieron al otro extremo de la primera. Maura y Saywer supieron que había llegado su turno.
Bull se encargaba de colocar explosivos en el área este, mientras que Gaarf, el duende, lo apoyaba en el oeste. No estaba muy de acuerdo con el método, ya que podría significar una acción terrorista. Pero se alegraba que al menos todos los habitantes se concentraban en la gran plaza, a unos cinco kilómetros de su ubicación. Los edificios que le rodeaban fueron inspeccionados anteriormente por Timothy, que llevaba infiltrado desde hace semanas. Así no corrían con el peligro de dejar sin hogar a más criaturas.
Escuchó que Maura habló sobre él, pero no comprendía su enojo. Durante el año que entrenaron con Ixchel, procuró de tratarla con más respeto. Su relación mejoró bastante y llegaron a contar sus más íntimos secretos. ¿Habrá sido por la vez que la vio desnuda accidentalmente? ¿La vez que la dejó plantada en el entrenamiento? ¿O cuando se rio cuando le recordó la bochornosa confesión con el comandante Rhodes?
Estaba tan perdido en sus pensamientos que no vio venir un fuerte golpe en la cabeza que lo hundió en el suelo. Olfateó bien sin poderlo creer. Deseaba de todo corazón que su pesadilla no fuese realidad. De repente, su atacante le dio vuelta y su temor se comprobó. Aquellos ojos desbordantes de furia y un cabello platinado muy desalineado, además de un olor de varios días sin bañarse y el aliento metálico...Wadim Strauss, su padre, se encontraba frente a él.
―Tantos siglos sin verte, Bull ―pronunció Wadim con una sonrisa macabra esbozando en su rostro. Parecía que lo iba a despedazar―. Tranquilo, no soy un fantasma. Creo que ya lo sabes, o ¿no te dolió el golpe?
Bull no soltaba ninguna palabra. Estaba mudo y con el cuerpo tembloroso. Wadim soltó una carcajada al observar a su hijo en la completa palidez y con las pupilas dilatadas y temblorosas. Se agachó y acercó su sonrisa para que lo pudiera observar con más claridad. Bull notó rastros de carne y sangre humana entre los dientes del rey licántropo.
―¿No piensas hablar? ¿Te cortaron la lengua? ―preguntó Wadim golpeándolo en repetidas ocasiones, pero ni siquiera eso lo hizo reaccionar. Wadim detuvo lo golpes y lo agarró del cuello―. Eres un malagradecido que debería estar sepultado en la mismísima mierda junto a la puta de su madre. Preferiste irte con el anciano después de herir mi corazón como a tu hermano―Wadim se detuvo al ver que Bull bajó el rostro. Enojado, puso la cabeza en su dirección y le soltó un fuerte puñetazo que le hizo sangrar la nariz y la boca―. Tanto Nadia como tú son mi peor decepción, pero tú te llevas el primer premio.
Wadim transformó su brazo y alargó sus garras. Luego se dispuso a matar a su hijo retrayendo el brazo, pero cuando lo trajo hacia adelante no logró golpearlo. Ymir, el Spyros, lo había embestido con ayuda de Timothy. Wadim tumbó una pared y se incorporó con rapidez en su modo Berserker y con su brazo estuvo a punto de golpear a su atacante, pero Bull lo detuvo cruzando los brazos.
―¡Continúen! ―gritó Bull―. Me encargaré de él.
―¿Estás seguro de qué podrás controlarte?―le preguntó el zombie-quimera.
―No, pero lo intentaré ―respondió mientras le lanzó dos patadas a Wadim y luego saltó al tejado―. ¡Confía en mí!
Timothy se alejó y dejó a Bull siendo perseguido por Wadim. El tejado estaba un poco resbaladizo, posiblemente por las lluvias que azotaron días atrás. Su padre estaba a punto de alcanzarlo, así que saltó detrás de él y lo golpeó en la espalda para lanzarlo al suelo. Wadim logró sostenerse de una viga, agarró impulso y se lanzó sobre Bull, con quien terminó rodando al otro extremo del tejado.
―Viljem y ese cazador te volvieron débil, incluso apestas a un maldito humano ―dijo Wadim ejerciendo presión con la rodilla en el pecho de su hijo―. ¿Dónde está el hijo que crié? He esperado este momento desde que supe que seguías con vida.
El temblor volvió a aparecer en la mirada del licántropo. De toda su familia, ¿por qué le tocó encontrarse con su padre? Supo que estuvo en la batalla en el castillo de hacía tres años, pero tuvo suerte de no enfrentarse con él. Se sorprendió aún más que su comandante, Samuel Rhodes, le hizo frente a pesar de ser un humano sin habilidades especiales. Era muy probable que incluso él tuvo miedo. Debía tomar su ejemplo para inspirarse. Bull cubrió su cuerpo con su energía espiritual y le dio un puñetazo en el costado que tumbó a Wadim.
Bull escuchó la primera detonación, por lo que se echó a correr y Wadim detrás de él. Poco a poco se fueron activando los demás explosivos que fueron cubriendo de humo y un calor sofocante a la ciudad de Kronosphera.
―Puedo percibir tu olor, no tienes escapatoria―advirtió Wadim.
Bull se sentía mareado por el miedo y debido a la impresión causada por las detonaciones cercana, corría con torpeza sin saber qué dirección podía tomar. En ese momento solo pensaba en escapar de su padre. Llegó hasta el final del edificio donde no era visible la profundidad de caída o la distancia entre el próximo. Volteó atrás con la esperanza que Wadim no lo hubiera alcanzado. Cuando se dispuso a saltar, Wadim apareció frente a él en forma de lobo lanzándose encima.
Debido al caos de las explosiones, los ciudadanos corrieron despavoridos en todas direcciones, tratando de alejarse de la plaza y de la zona cero. Maura y Sawyer dispararon las flechas que se dividieron en seis más pequeñas. Golem jamás se esperó un ataque a retaguardia, así que terminó siendo electrocutado por una red de nanobots. Maura disparó su gancho y se trasladó por tirolesa hacia el otro extremo. Estando desde el otro lado, Sawyer desactivó el arma y le entregó unos guantes a su compañera, quien se echó a correr para ayudar al licántropo.
Por otra parte, Sawyer bajó hasta la plaza y tomó a John con las cadenas encantadas. No obstante, unos ogros lo observaron en la distancia y le lanzaron sus hachas gigantes que estuvieron a punto de rebanar de nuevo al Lunar de tierra. Sawyer apenas pudo abrir un portal por todo entró un hacha y luego salió arriba del ogro cortándolo por la mitad. En ese momento, Gaarf y Timothy Berserker aparecieron para apoyarle en la batalla contra los ogros y los soldados respectivamente. Incluso desde la distancia, al vampiro le pareció una asquerosidad ver la sangre, la cabeza y las extremidades volar por aquella zona. Sus paredes blancas perdieron su pulcritud para ser teñidas por la sangre del enemigo.
―No pensé que tuvieran el coraje de invadir el bajo mundo para llevarse un maldito cadáver ―le dijo Golem retirándose los robots que aún tenía pegado en su cuerpo. Sus brazos y manos se cubrieron de tierra simulando una alabarda―. Los Vonnes me platicaron muy avergonzados que su creación se convirtió en una especie de Frankenstein que es usuario de sus magias lunares. Será divertido matarte y llevarles tu cuerpo.
―¿Frankenstein? Me agrada que me tengan como el monstruo que los derrotó ―dijo Sawyer con una sonrisa desafiante. Hizo aparecer la kusarigama y comenzó a girarla―. No pudiste contra John que solo utilizaba un elemento, no podrás contra mí.
―Ya veremos, pequeña rata ―murmuró el Lunar de tierra.
Un pilar apareció debajo del rey Golem que lo impulsó para atacar con ambas alabardas. Sawyer se defendió con la kusarigama. Luego abrió un portal por el que desapareció. Golem giró en reiteradas ocasiones para cerciorarse de no ser atacado de nuevo. De repente se formó un pentagrama rojo debajo de él. Intentó salirse, pero unas runas aparecieron al momento que su piel hizo contacto. A los pocos segundos, el rey de tierra sufrió una serie de cortaduras en todo su cuerpo, que dispararon sangre a las runas y de estas salieron manos de sangre que lo comenzaron a rodear.
―Tu debilidad es la imprudencia ―dijo Sawyer materializándose frente a él―. Te doy la bienvenida a mi Blood Maiden, un ataque inspirado en tus amigos los Vonnes―. Sawyer le dio la espalda para liberar a John del hechizo―. Es una lástima que no pudiste cumplir tu sueño, querido Golem.
―Lo que digas, rata traidora ―respondió el rey con una voz muy calmada que hizo preocupar al guardián del cementerio.
Sawyer se detuvo un momento al percibir vibraciones provenientes del suelo. De repente, este se fragmentó y salieron raices de tierra que lo acorralaron. La kusarigama salió disparada fuera de su campo de batalla y no regresaba para apoyarlo. Estaba siendo herido por las raices, así que colocó sus manos en el suelo donde se formó un pentagrama rojo y de este salieron estalactitas de sangre que danzaron para protegerlo del enemigo.
Mientras tanto, Bull ya se encontraba con la sangre escurriendo por su rostro y con la ropa desgarrada. Se había colocado en posición fetal y Wadim no se detuvo en ningún momento. El rey licántropo quería matarlo como sucedió con Kristoff y como hizo con él en el pasado. Una sonrisa se esbozó en rostro que terminó paralizando por completo a Bull. Era la misma sonrisa que le mostraba cada vez que no había podido matar a alguien. No quería recordar aquellas escenas donde él, convertido en un sicario obligado, acabó con vidas de criaturas inocentes. Hay quienes dicen que hay sonrisas que se deben proteger, pero la de Wadim eran de esas que nadie quisiera ver en vida. Por un momento, pensó que llegaría su final recordando a sus amigos del clan, en especial a Maura y a Thomas, con la cual su amistad incrementó en los últimos tres años. Se sintió como un fracaso, por no continuar con la misión de su hermano adoptivo. Estaba a pocos segundos de no volver a ver sus rostros, de no escuchar sus malos chistes, su risa y de no percibir los olores humanos que alguna vez odió.
Sin embargo, Wadim ya no se encontraba encima. Reconoció un perfume frutal y su corazón volvió a latir con más rapidez. Era Maura y lo estaba ayudando a levantarse. Todo el cuerpo le dolía y su regeneración se había ralentizado, pero se sentía seguro a su lado. Maura logró noquear a Wadim golpeándolo con los guantes cubiertos de energía espiritual. Al menos, tendrían el tiempo suficiente de alejarse.
―¿En verdad eres tú? ―preguntó con dificultad el licántropo.
―No te esfuerces en hablar, te tengo que sacar de acá―le respondió la agente Tates―. Es posible que nos alcance en unos segundos.
Maura volteó hacia atrás donde la silueta de Wadim no era visible, pero tampoco se escuchaban los pasos en el tejado. De repente sintieron un fuerte golpe debajo del tejado que los elevó varios metros junto a una parte del tejado. Bull creó un escudo de energía a tiempo que los protegió de los golpes de Wadim.
―Maldita sea, Thomas Rhode. ¿A qué hora pasa el tren?―dijo la chica por el intercomunicador de su oreja, un pendiente en forma de luna.
El escudo se fragmentó y solo bastó con un nuevo golpe para que se desvaneciera. Maura sacó unas canicas y se las lanzó. Wadim recordó su batalla contra el comandante Rhodes, por lo que lanzó al suelo. Maura y Bull saltaron hacia el otro edificio y continuaron corriendo con el licántropo detrás de ellos. Se detuvieron un momento para analizar el camino que tomarían. En ese momento, recibió un mensaje de Thomas, así que se agachó protegiendo a su compañero herido.
A Wadim le pareció patético el ver que su hijo se llevaba tan bien con una humana y que lo peor de todo, lo defendiera. No quiso seguir observando, así que alargó sus garras y se lanzó para rebanarlos...o al menos, eso pensó. El tren mágico lo embistió, mandándolo al edificio del otro extremo que terminó por derrumbar. Thomas, con sus alas de murciélago, bajó para ayudarlos a subir y llevarlos al centro de mando.
―¿Por qué tardaron tanto? ―preguntó Maura un poco molesta―. El tren tuvo que haber llegado hace mucho tiempo.
―Tuvimos un inconveniente, asumiré la culpa, jefa ―dijo Wallace muy apenado―. Sin Luna, esto no hubiera despegado. ¿A dónde nos dirigimos?
―¡A la plaza! Debemos recoger a Sawyer y los demás ―respondió la chica, luego volteó a ver a Thomas―. ¿Lograron subir a los rebeldes? ― Thomas asintió y Maura suspiró―. Bueno, espero que salgamos de esta.
El tren cruzó la cortina de humo para encontrarse con una calle manchada de sangre y los cuerpos de soldados y ogros. Wallace aceleró un poco el tren, que no era tan difícil de conducir y se detuvo por encima de la gran torre. Sawyer ya se había liberado de las raíces con la ayuda de Gaarf y Timothy, que las cortaban para abrirle el paso a él e Ymir. Entonces Sawyer abrió un portal cerca de John y una mano lo agarró, para luego cerrarse.
―Tenemos que irnos ―dijo el guardián a sus compañeros―. La misión no termina hasta que regresemos a salvo.
Sawyer y el Spyros desaparecieron a través de un portal y también Gaarf abrió uno por el que entró junto al zombie. Golem rugió impotente. Estaba harto de que sus enemigos le ganaran desde que resucitó. Su furia estremeció a Kronosphera, logrando que en las calles aparecieran profundas grietas y que algunos edificios se cayeran. Por otra lado, el tren se elevó un poco más y buscó dirección hacia la playa donde antes se había estacionado.
―No los dejes escapar, te ayudaré desde acá ―dijo el Lunar de tierra.
Golem colocó sus manos en el suelo y en la distancia se pudo ver como un pilar se elevó para impulsar una figura que cayó sobre el tren. Se trataba de Wadim, que lastimosamente para el clan, sobrevivió al impacto. Cuando cayó en el techo, el tren se estremeció un poco. En ese momento pensaron que se trataba de una simple turbulencia. Sin embargo, los gritos de los rebeldes y un problema en el mecanismo, alertaron a los integrantes de la cabina principal.
―Ese es mi padre ―dijo Bull poniéndose de pie, aunque casi termina cayéndose de no ser por Maura y Thomas. Observó el cuerpo de su hermano en las piernas de Sawyer―. Si me entrego les dará el tiempo suficiente para que escapen.
―Nos iremos de aquí juntos, tal cual llegamos ―refutó Maura―. Soy la lider de esta misión.
―Lo siento, Tates ―respondió el licántropo con una sonrisa desafiante―. Lo he decidido.
Bull desapareció a través de un portal que se cerró en pocos segundos.
―Tranquila, Maura, lo detendré ―dijo Luna, quien también utilizó un portal para alcanzar a Bull.
―Si el tren sigue moviéndose de esa forma nos vamos a estrellar ―advirtió Wallace―. De por sí los vagones están colapsados de personas.
―No te gustará mi idea―dijo Maura muy seria―. Necesitamos dejar el último vagón libre. De esa manera nos permitirá encerrar a Wadim, soltar el vagón y explotarlo. ¿Cuánto tiempo tenemos para poder activar el portal del tren?
―Unos cinco minutos― respondió Wallace con voz cortada―. Si es que esas gárgolas no nos derriban.
―Thomas, Sawyer, ¡encárguense de ellas! ―ordenó la chica y luego se quedó viendo el hombro de Thomas―. Sé que te escabulliste con nosotros, así que te pediremos tu ayuda―. En ese momento, el pequeño diablillo Devi se materializó mostrando una tierna sonrisa como si le hubieran ofrecido una barra de chocolate, que se convirtió en su postre favorito. Maura le entregó un saquito café y le sonrió emocionado―. Ponlas en el último vagón y cuando veas que Wadim se encuentra solo , activas la última y la lanzas.
Cada uno se fue a realizar sus tareas, mientras que Maura entró a los diversos vagones para ayudar al duende y al niño zombie con el circulamiento de los viajeros. Wallace estaba tratando de mantener la compostura. Cada golpe y sacudida por las peleas ocurriendo alrededor le alteraban. Ni siquiera la vez que casi muere en la caída del tanque lo asustó tanto. La costa ya no era visible, solo la vista oceánica y algunas nubes bajas rodeando la zona. Notó como se observaban algunos remolinos y temió que el tren fuese a caer en alguno.
Mientras tanto en el exterior, Bull se encontraba frente a su padre. Intentaba negociar porque sabía que en ese momento no le importaba tanto un cadáver cuando podía matar a quién más odiaba. Bull se acercó a su padre con dificultad y este lo sujetó con fuerza del cuello intentando asfixiarlo.
―Tranquilo, les daré tu cabeza como regalo ―dijo Wadim sonriéndole y de repente lo soltó. Se había cautivado por un extraño olor cerca de él―. Ese maldito olor, sé que lo he olido en otra parte.
Luna, en su forma Berserker, se encontraba parada detrás de él.
―Uno de tus hijos también me lo dijo ―respondió Luna con una evidente cara de asco―. Por una extraña razón, tu olor también me parece conocido y me trae malos pensamientos.
Aprovechó el momento en que su padre estaba de espalda, para tirarle una patada en el hueco poplíteo, que logró tumbarlo. Luego transformó sus brazos con el cuál abrió un hueco en el techo del vagón. Luna sujetó a Wadim y con ayuda de Bull lo metieron dentro del vagón.
―¡Rápido! ¡Entra al portal! ―gritó Luna metiéndose al portal que se abrió detrás del licántropo.
Bull estaba casi dentro, cuando Wadim apareció para sujetarlo de la pierna y queriéndolo arrastrar.
―Si muero, tú vienes conmigo ―aserveró su padre.
Wadim sacó un cuchillo de su pantalón y lo clavó en la espalda baja. Bull gritó al sentir como su piel ardía. Luna haló con fuerza a su amigo y el portal se cerró. En ese momento, el último vagón se soltó y a los pocos segundos explotó. Era poco posible que Wadim hubiera sobrevivido, pero con el enemigo no podían confiarse. Al menos les dio el tiempo suficiente para llegar a un cúmulo de nubes, donde Wallace pudo activar el portal permitiéndoles escapar de Kronosphera.
A pesar de que el vagón cayó al mar, el rey licántropo tuvo suerte. Había logrado entrar a un portal, aunque por la adrenalina del momento eligió mal su destino. Terminó cayendo en la playa norte de la ciudad. Golem llegó para tratarlo y no se fueron hasta saber cómo se lo comunicarían al reino. Después de todo, su fracaso sería castigado por Jonathan Van Vonter.
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