Extra | La pequeña Loughty.
Thiago
Tener una esposa embarazada, con todas esas hormonas y planeando una boda, no era algo tan bueno de digamos.
Sky tenía cinco meses de embarazo y nuestro bebé ya comenzaba a notarse demasiado. Me encontraba preparando el desayuno, si Sky antes no sabía cocinar, ahora que ya sabía, no podía acercarse a la cocina ya que siempre terminaba con demasiadas náuseas así que tome la decisión de cocinar para ella.
—¡Thiago! —Escuché el grito de Sky, desde nuestra habitación, limpie mis manos y salí corriendo hasta la habitación.
—¿Que sucede? —Pregunté llegando hasta ella, Sky me sonrió mientras acariciaba su vientre un poco hinchado.
—¡Se está moviendo! —La emoción se escuchaba en su voz, sentí como el corazón se me aceleraba mientras me acercaba a ella.—Pon tu mano..
Dudoso busque un lugar donde poner mi mano, Sky la tomo y la llevo al centro, dónde sentí un pequeño movimiento, abrí mucho los ojos y sentí otro movimiento. El bebé estaba pateando.
—Hola, bebé. —Murmuré mientras dejaba un beso sobre su vientre hinchado. —Espero que estés demasiado comodo con mami y también espero que en unos momentos que vayamos con la doctora puedas dejar que te vea, estoy muy ansioso en saber que es lo que serás bebé, papi se muere por saber que es lo que necesita comprar. —Besé nuevamente su vientre y Sky soltó un sollozó, oh no. Alerta: Esposa llorona.
—Enserio, te amo. —Sky murmuró y mi corazón se aceleró, cómo siempre que escuchaba esas palabras, parecían tan simples, pero siempre me habían vuelto loco.
—Yo también te amo, amor.
Sky comenzó a sollozar con fuerza y seguido de eso, llegaron las lágrimas, la mire alarmado.
—¿Pasa algo, preciosa?
—No pasa nada, Thiago. Es solo que soy muy feliz.
Me alegraba saber que estaba haciendo un buen trabajo, que estaba siendo feliz a mi esposa, mire que a lado de ella estaba una revista con vestidos de novia, sonreí viéndolos.
Habíamos tomado la decisión de casarnos por la iglesia ya que naciera el bebé, para que el bebé puediera estar presente.
Aparte Sky había dicho desde un principio que no quería apretar al bebé con el vestido de novia, no me negué en que la boda fuera después, ya estábamos casados, esperábamos un bebé, podría esperar el tiempo necesario. Aparte teníamos más tiempo de organizar una boda perfecta.
—¿Entonces?
—¿Entonces, que? —Pregunté confuso.
—Te estoy hablando Thiago y me estás ignorando. —Su voz sonó quebrada, oh no, novia molesta.
—Perdón, estaba algo distraído amor.
—Mejor dime qué no me quieres escuchar y que te aburro.
—Eso jamás. —Besé su frente y noté como las lágrimas caían por su mejilla.
Limpie sus lágrimas y besé sus mejillas.
—Ahora vengo, iré a terminar de preparar el desayuno. —Me agache y besé su vientre, ella asíntió, las lágrimas habían desaparecido.
Me aleje de ella y camine hasta la cocina, dejándola sola. Mientras terminaba de preparar el desayuno de mi amada esposa.
Al terminar el desayuno la llamé y ella llegó después de unos segundos sentandose en la mesa.
—¿Qué es eso? —Tapo su nariz con una mueca de asco.
—Tocino. —Respondí.
—Me da un poco de asco, perdóname amor, pero no podré comérmelo.
—¿Quieres otra cosas?
Ella negó levantandose de la mesa y caminando hasta la cocina, la seguí con la mirada mientras le daba un trago a mi café.
Realmente nunca había sido fan del café, pero después que comencé con la carrera de medicina, comencé a necesitarlo.
Noté a mi esposa que saco un poco de fruta del refrigerador y comenzó a picarla, la mire y ella me sonrió.
—Harriet me ha enviado un mensaje.
—¿Para que? —Alcé una ceja.
—Para preguntarme si iríamos a la fiesta de Aubrey después de ir al ginecólogo.
—No me perdería por nada del mundo el cumpleaños de mi sobrina consentida.
—Es la única sobrina que tenemos Thiago. —Ella rodó los ojos, mientras se metía a la boca una fresa.
Después de que termino de picar su fruta se acercó a mi y metió una fresa en mi boca, le sonreí mientras comenzaba a masticarla, al tragar, me acerque a ella y besé sus labios suavemente, ella suspiró contra mis labios, sonriéndome.
🪐🪐🪐
Al momento que llegamos al ginecólogo, tome la mano de Sky la apreté fuertemente, me sentía ansioso. Tan solo esperaba que el bebé se dejará ver.
Sky tomo una de las revistas que se encontraban en la mesita de cristal, y comenzó a hojearlas.
—Tranquilo, Thiago. —Ella me dijo, riendo.
—¿Qué?
—Tus manos no dejan de sudar, realmente te amo con todo y tus defectos, pero no te ofendas cariño, está siendo un poco asqueroso lo sudurosas que están tus manos.
Solté muestras manos y limpie mis manos en mi pantalón, Sky tenía razón estaba sudando demasiado y era asqueroso.
—¿Skylier Davenport? —Salió la asistente de la ginecóloga, Sky se levantó de la silla así que hice lo mismo que ella, mientras nos acercabamos al consultorio de la doctora.
Ella al vernos sonrió.
—Sky, Thiago. Es un placer verlos.
—El placer es nuestro, doctora wood.
La doctora le pidió que se acostara, mientras ponía una gel, y luego pasaba la máquina del ultrasonido por el vientre hinchado de mi esposa.
Comenzamos a escuchar el latido del nuestro bebé y como siempre que lo escuchábamos hacia que el corazón me latiera con fuerza de la emoción.
—¿Cómo te has sentido?
—Mucho mejor, solo que al parecer vivo en el baño. Me dan muchísimas ganas de orinar.
—Es normal. —Ella le sonrió.—Bueno, al parecer se mira perfectamente que es.
—¿En serio? —Dije, sonriendo.
—Claro. ¿Quieren saber que es?
—Si, si queremos. —Sky sonrió.
La doctora nos sonrió.
—Bueno pues felicidades, están esperando una niña.
Mire a Sky que se le habían llenado los ojos de lágrimas, mientras me miraba, me acerque a ella y la besé, mientras limpiaba sus lágrimas.
—Tendremos una niña, mi amor.
—Aubrey tendrá con quién jugar. —Sky sonrió. —Estoy muy feliz, ahora esto se siente más real, al saber que esperamos a una niñita.
—Ahora si, podemos comenzar a comprar todo lo que ella necesitará.
—Tenemos que buscarle un nombre.
—Aún nos queda tiempo para eso, mi amor. —Le dije, riendo.
🪐🪐🪐
—Vamos, mi amor. Tu puedes. —Le dije—Vamos, empuja, cariño.
—En estos momentos te estoy odiando Thiago.
Sí, podía estar seguro de eso.
—Vamos, preciosa. Tu puedes.
Intentaba de ver a mi hija, pero no podía. Sky soltó un sollozó y después jadeó.
—Me duele.
—Sé que te duele, pero empuja.
—No, no sabes lo que me está doliendo.
—Vamos, por favor. Quiero conocer a mi hija.
—Es que eso es lo peor. —Sky lloriqueó—Ella me está haciendo sufrir para que nazca y se parezca a ti, aparte te va a querer más a ti que a mí.
—Sabes que eso no es verdad.
Sky volvió a empujar y alcance a ver la cabecita de mi bebé, haciéndome sentir emocionado.
—Veo su cabecita mi amor, vamos continúa empujando.
Harriet se encontraba a lado de Sky, quiso que ella estuviera a su lado, Harriet decía que era un momento que debíamos de recibir como familia, pero Sky dijo que si yo ayudaría a mi hija a nacer, Harriet miraba a Sky mientras trataba de darle ánimos, la frente de mi esposa estaba llena de sudor, así que tomo una toallita y limpio su frente.
—Vamos, Sky. Tu puedes. Se que te duele, pero te juro que valdrá la pena cuando tengas a Sophie en tus brazos.
—¿Porque no me dijiste que dolía tanto? —Ella volvió a quejarse.—No me hubiera dejado embarazarme.
La mire alarmado, ella tomo un par de respiraciones y volvió a empujar con fuerza.
—Tres empujones más, y tendremos a nuestra bebé —Soné tan emocionado.
—Ya no puedo más. —Sus labios comenzaron a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Si puedes mi amor, eres muy fuerte, tres más y tendremos a nuestra bebé con nosotros.
—Rompe mi mano, si quieres. Pero venga, tres más.
—Vamos, señora Loughty, usted puede.
Los pasantes, enfermeros y unos cuantos doctores que estaban ayudándome comenzaron a darle ánimos, ella continuo empujando y después de unos minutos mi bebé estaba completamente fuera.
Sophie comenzó a llorar con fuerza, y mi sentí como mi corazón latía con fuerza por la emoción, ella estaba llena de líquido amniótico y se encontraba demasiado hinchada pero aún así, para mí era la bebé más bonita. Corte el cordón umbilical y besé la cabeza de mi hija, al fin era padre y sentía el pecho lleno de orgullo, me acerque a Sky, Harriet se alejo, dándonos espacio pero sabía que en el fondo ella estaba muriéndose por conocer a la bebé.
—¿Quieres conocer a nuestra bebé?
—Si. —Me miró, sonriendo. Se notaba cansada.
Puse a Sophie en el pecho de su madre y nuevamente, Sky comenzó a llorar, beso la cabeza de nuestra hija y la atrajo a su pecho.
—Es perfecta, Thiago.
—Lo es, mi amor. —Besé su frente—Lo has hecho genial, te amo.
—También te amo, los amo. Bienvenida al mundo, Sophie Loughty. —Sky le sonrió.
—Deben de revisar a Sophie y cambiarla.
—Esta bien.
—Lo haría yo, pero quiero estar contigo.
Sky sonrió
—Felicidades, doctor Loughty. —Me dijo uno de los pasantes
—Muchas gracias. —Sonreí con orgullo.
En lo único que podía pensar era en mi hija y en mi esposa, quería estar con ellas en estos momentos.
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