Capítulo quince | Un plan de conquista

Skylier

Dejé la nota sobre el casillero, está era la última nota que dejaría. Y estaba nerviosa, pronto iba a revelar mi verdadera identidad.

¿Que haría Jake? No quería ni pensar en eso aún.

Camine hasta la biblioteca y saqué uno de mis libros, mientras me concentraba en la lectura, necesitaba una distracción rápido porque no podía dejar de pensar en su reacción.

Leí la oración «Él decía que me amaba pero sus acciones decían todo lo contrario» Como unas cinco veces, no podía concentrarme en lo demás. Dejé el libro sobre la mesa y busque mis lentes para ponermelos y comenzar teclear sobre mi móvil.

Sky

¿Que harás mañana?

Jake

Nada importante. ¿Por?

Nada importante ¿Como? Bueno, relájate Skylier, quizás aún no a leído la nota.

Sky

Solo curiosidad, quizás iré a visitarlos y poder pasar la tarde con los mellizos.

Eso, distrae la conversación y busca un tema de cuál hablar distinto.

Jake

Suena genial.

Dejé el móvil sobre la mesa y volví a tomar el libro, escuché unos pasos y después como alguien se aclaraba la garganta, alcé la cabeza encontrándome con un chico.

—Hola.. ¿Puedo sentarme ahí?

—Oh, si claro. —Quité mi mochila y le cedi el lugar. —Todo tuyo

—Gracias —Sonrió, mirándome.—Soy Damien —Extendió su mano.

—Skylier —Acepte el saludo.—Es la primera vez que te veo aquí —Admití.

—Estoy de intercambio —Respondió—Esta es mi primer semana y digamos que estoy un poco nervioso por eso.

—Tranquilo, no hay ningún matón en la universidad del que debamos temer, o según yo, al menos.

Él soltó una pequeña risita.

—Bueno confiaré en tu palabra, pero tendré cuidado por si de casualidad hay un matón fuera de la universidad.

—Si, es mejor estar prevenido.

—¿Te importaría...? —Se aclaró la garganta y me miró nuevamente—¿Te importaría enseñarme el campus?

—Uh, para nada. Venga, vamos.

—¿En serio?

—No tengo nada importante que hacer, pero bueno no sé si tú tengas tiempo, ¿sabes? —Él alzo una ceja—Puedo mostrartelo cuando quieras y cuando tengas tiempo, total, casi nunca salgo.

Él volvió a soltar una risita levantándose de su lugar.

—Me gusta tu energía.

—Nunca antes alguien había dicho que le gustaba mi energía, es halagante.

—Venga, vamos a conocer el campus

—¿De dónde vienes? —Dije mientras tomaba mi mochila y pegaba a mi pecho el libro.

—De Canadá, estudio derecho.

—Oh claro, ya entiendo.

Salimos de la biblioteca en silencio, luego lo voltee a ver.

—Sabes no, no entiendo. Siento que derecho es muy aburrido.

—¿Aburrido? Me ofendes.

—¿Aprender cada ley no es una tortura?

—Lo es, pero me gusta

—Bueno que te guste, eso cambia. Muchos estudian algo que no les gusta por obligación. —Dije y al instante Thiago se vino a mi cabeza.

—¿Tu que estudias?

—Artes visuales.

—Suena interesante

—Lo es —Admití.

La risa de Damien resonaba por todo el pasillo.

—Es vergonzoso —Susurré con mis mejillas rojas.

—¿Como pudiste caerte en un charco de lodo el día de una exposición de artes?

—Es mi mala suerte

—Ya lo veo.

Ambos reímos mientras caminabamos hasta la cafetería.

—La súper cafetería, no compres los sandwiches, saben muy malos. Parece siempre que el jamón está caducado y sabe muy amargo.

—Entendido. ¿Que me recomiendas?

—Pastel de zanahoria y café.

—Eso no es un desayuno.

—Pero es mi desayuno

—¿Que le recomendarías a una persona normal?

—Una hamburguesa y una coca cola.

—¿Eso tiene mucha azúcar lo sabes? Y es dañino para la salud.

—Entonces toma agua natural y listo.

Nos acercamos a la cafetería que ya se encontraba un poco vacía y miré a Allie.

—Allie ¿Podrías darme una rebanada de pastel de zanahoria y mi super café?

—Lamento decirte que no tenemos pastel de zanahoria, Sky.

—¿De chocolate?

Ella asintió y después de unos segundos me entrego mi pedido, le pagué y le cedi mi lugar a Damien.

—Mucha azúcar —Dijo viendo mi pastel, yo reí.

—Mira, prueba. —Tomé una cucharada de mi pastel y lo acerque a su boca—Esto es el paraíso.

—A ver —Dijo, viéndome con fijeza mientras abría la boca, metí la cuchara a su boca y el masticó haciendo un sonido de satisfacción—Sabe bien, pero no lo comería todo los días. Muchas calorías.

Rodeé los ojos.

—Venga, te presentaré a mis amigos.

Camine hasta ellos que se encontraban en una mesa, dejé caer mi mochila a lado de Ashton mientras todos me miraban con fijeza y confusión al mismo tiempo.

—Les presento a Damien, acaba de llegar, está de intercambio.

—Mucho gusto a todos.

—Ven, siéntate.

Él miró a todos y suspiró mientras se sentaba a lado de mi y tomaba un sorbo de su agua.

—¿Has desayunado Sky? —Harriet me miró.

—No lo ha hecho —Respondió Damien.

—Mi desayuno es esto tan delicioso —Lamí mis labios, ya que había sentido que había quedado rastro de chocolate en ellos.—Delicioso —Susurré.

—¿Ella es así de adicta al azúcar? —Preguntó mi nuevo amigo, mirando a los demás.

—Siempre —Respondió Jake, sonriendo.

—Por cierto Thiago —Dije mirándolo fijamente, él alzo una ceja.—Gracias por hacerme reprobar el examen de la profesora Kelsey.

—Sky.

—No digas nada, yo sé que era más importante la cita con tu chica pero bueno. Yo digo porque te habías comprometido a ayudarme y no lo hiciste.

—¿Clases de que? —Jake pregunto.

—Clases de matemáticas, sabes que nomás no soy una en esa materia, es taaan difícil.

—Puedo ayudarte —Damien susurró, alcé la cabeza para poder verlo.

—¿En serio?

—Claro, me va bien en esa materia. ¿Podrías repetir el examen?

—Si, pero esta vez necesito estudiar y poder entender bien las fórmulas porqué si no, volvería a reprobar y odio reprobar porqué me siento inútil y estúpida.

—Ey, tranquila. —Damien puso su mano en mi brazo—Yo te ayudaré y aprobaras y ya que apruebes iremos a celebrar.

—Suena estupendo.

—Yo te daré las clases —La voz de Thiago se escuchó dura—Así como habíamos quedado, Skylier.

—¿Y luego decir que no puedes? —Alcé una ceja—Lo siento pero no, mi calificación depende de tu irresponsabilidad.

—Sky.

—No Thiago, él me ayudara.

Thiago tomó su mochila molesto y desapareció de la cafetería, mire a Grace que suspiraba y golpeaba su frente ligeramente mientras maldecía en voz baja, quería preguntarle si todo estaba bien, pero preferí quedarme callada.

—¿Harriet?

Mi mejor amiga dejo de hablar con Ashton para verme con fijeza.

—¿Si?

—¿Puedes venir un momento?

—Si, si claro. —Ella se levantó de su lugar y ambos comenzamos a caminar más alejados de todos.—¿Que sucede?

—Hoy Jake sabrá que he sido yo la de las notas anónimas, estoy nerviosa y ansiosa.

—Tranquila. Todo saldrá bien..

Ella me sonrió de lado, pero en el fondo sabía que ella estaba ocultandome algo.

—¿Sabes algo que yo no sepa?

—¿He? No, para nada. Pero bueno, dime ¿Necesitas que te ayude a prepararte para su encuentro?

—Por favor, siento que me volveré loca, siento el estómago revuelto y tengo muchas ganas de vomitar de los nervios ¿Y si Jake me odia?

—¿Por qué te odiaria?

—Porqué he sido yo la que siempre le a enviado notas.

—Claro, si. —Chasqueó la lengua—Las notas. No te odiara, confía en mí, Skylier.

—¿Nos vemos mañana a las seis de la tarde en mi casa? —Pregunté, mirándola.

—Nos vemos mañana en tu casa, ahora respira mujer, que estás amarilla del pánico y casi te pones a vomitar sobre mis pies y eso sería extremadamente asqueroso y si Jake te mirara, le resultarias menos atractiva.

Regresamos con los chicos y fingi una sonrisa, cuando en realidad estaba muerta de miedo.

Ahora era más que real, él sabría de mis sentimientos en menos de veinticuatro horas. Me senté a lado de Damien que hablaba con Jake y reían. 

Mañana Jake dejaría de ser mi secreto y se convertiría quizás en mi realidad, solo deseaba y anhelaba que él sintiera lo mismo que yo.

—Skylier —La mano de Jake se balanceó sobre mi cara.

Parpadeé un par de veces y lo mire con confusión.

—¿Si?

—¿Todo bien?

—Si, claro ¿Porqué? —Fruncí las cejas.

—Estas pálida y sumida en tus pensamientos. Hasta creí que estaba muerta en vida. —Él soltó una risita dándole un sorbo a su malteada.

—Todo bien, solo pensaba —En ti y tu reacción cuando sepas la verdad—En cosas. —Terminé respondiendo.

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Hoy era el día, el día más esperado de mi corta vida.

Era quedarme sin dignidad, o tener novio. Esperaba con ansias que fuera la segunda.

Me mire en el espejo y acomode mi coleta, hice una mueca y la quite para dejar mi cabello suelto, coloqué un poco de rubor y un poco de labial rojo.

Puse muy poco rimel para que resaltaran mis ojos.

Mis manos estaban sudando mientras Harriet, peinaba mi cabello, me sentía muy nerviosa y ansiosa, ya que hoy era el día en el que me declararía a Jake Henderson. ¿Que podría salir mal? Espero que nada.

Mire el reloj de mi muñeca y me di cuenta que ya era la hora acordada, me levanté de un brinco de la cama y corrí hasta mi closet para poder cambiarme la blusa.

—¿Cuál es mejor? —Balanceé dos blusas y Harriet ladeó la cabeza.

—Esta —La señaló.

—Ayúdame a buscar mis botas, no recuerdo dónde las dejé por última vez.

—Sky, sky. Eres un desastre. —Buscó de bajo de mi cama.

Se me hacía muy raro que Jake nunca me hubiera dicho que recibía notas anónimas, aunque claramente iba a fingir interés.

Le restó importancia y coloco mis calcetines, mientras tomo mis tenis ya que no encontraré hoy mis botas.

—Debo de irme.

—Mucha suerte, Sky.

—Donde está mi amuleto de la suerte, espero que el me prometa amor eterno y me diga que nos casemos y quiere que tengamos un perro y dos hijos.

—Creo que eso me lo has copiado.

Me reí para intentar quitar el nerviosismo de mi sistema, tome mi amuleto y lo colgué en mi cuello.

—Adiós —Hice un ademán al salir de la casa, ella sonrió y salió de mi habitación, para despedirse.

Me sentía muy ansiosa mientras venía conduciendo. Al llegar al lugar me mire en el espejo una vez más y acomode mi cabello nuevamente, mientras lo peinaba con mis dedos.

Mis labios aún seguían perfectamente pintados, aunque quizás después de esta confesión el labial terminaba arruinado pero valdría la pena.

Puse un poco más de perfume y sonreí frente al espejo pero mi sonrisa tembló un poco, comencé a caminar hasta la fuente de agua, dónde le había pedido que nos viéramos.

A lo lejos observé una silueta, cabello rubio, ojos azules, ese no era Jake. Era Thiago. ¿Él que hacía aquí?

—¿Que haces aquí? —Dije confusa al acercarme a él.

—No lo sé, dímelo tú. Tu eres la que me ha estado mandando notas anónimas todo los días, desde hace dos meses

—No eran a ti —Casi chillé—Eran para Jake.

—¡Sorpresa, le han cambiado el casillero hace cuatro meses!

—Maldita sea —Maldecí.

—¿Entonces, yo no te gusto?

Negué.

—Pues si tú objetivo con esas notas eran conquistar a Jake déjame decirte que lo ibas a lograr, aparte no eras muy cuidadosa dejando las notas, que digamos.

—¿Que quieres decir con eso? —Mi voz tembló un poco.

—Lograste conquistarme a mi, notas muy románticas.

—¿Como sabes que era yo?

—Ashton te vio y me lo confesó, dijo que por eso quizás tenías la costumbre de chocar conmigo, que porqué yo te gustaba y así querías llamar mi atención.

—No me gustas, Thiago.

—Entonces ahora será esa mi misión, ahora yo te mandaré notas anónimas y te conquistare.

—Pero tu odias a las chicas.

—A ti no, a ti nunca te he odiado.

Se acercó a mí y dejo una pequeña presión en mis labios, al separarse me sonrió y acomodo un mechón rubio atrás de mi oreja.

—Pronto sabrás de mi, chica anónima —Y sin decir más, él desapareció de mi vista.

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