Extra "Tras la puerta"

"Tras la puerta."

¿Cuándo había comenzado todo? Ah sí, ahora lo recordaba, todo había empezado aquella noche, ese día se encontraban en la capital del reino, acababan de terminar los juegos mágicos quedando ellos como el segundo lugar y claro, Fairy Tail había vuelto a ganarle, no por mucho pero una derrota es una derrota, pese a eso, había decidido asistir a la fiesta que el rey (influido por un dragón rosado) les había organizado en la cantina más grande del lugar. Una noche reservada para ellos solos, con todo el alcohol que pudieran beber, muchos habían pasado la propuesta, el único Gremio que acepto del todo fue Fairy Tail mientras muchos otros se negaron, su gremio no fue la excepción.

En realidad, él tampoco debía haber ido, como el maestro de Sabertooth debía mantener una buena postura o bueno eso era lo que siempre le decían Rogue y Lector, pero aquella noche había dejado a cargo a Minerva con la excusa de que tenía el "deber" de ir para complacer a Natsu-san; con lo cual logró fugarse y asistir a la cantina.

En medio de la fiesta él la había visto, tal vez era que ya llevaba muchas cosas encima, pero la había visto de mas, había notado que tan sedoso era su largo y brilloso cabello azul, lo dulce y suave que se veía su piel blanca, lo brillantes y encantadores que eran sus ojos azules que rosaban lo negro, lo cálida y amable que era su sonrisa, su peculiar impertinencia e imaginación sacada de un cuento de hadas, la había analizado de pies a cabeza sin que ella se diera cuenta concluyendo una cosa... Juvia Lockser era una mujer en un millón.

Luego se centró en el concurso de bebida, ella trataba de impresionar a Gray-san y eso lo había molestado porque ¿Qué tenía Gray que él no? En realidad el pelinegro carecía de muchas cosas que él si poseía entonces ¿Por qué la mujer de la lluvia lo veía solo a él? Al cabo de un rato termino por rendirse, era imposible comprenderlo.

-Gray-sama- Para cuando termino el concurso la chica ya estaba más que bebida, llorando amargamente tras lo que le había dicho Gray...

"Déjame en paz Juvia ¿Qué no entiendes que solo te degradas a ti misma?"

Fue duro y la chica no podía hacer nada más que llorar, tras eso, el alcohol empezaba a hacer su trabajo y lo impulso a acercarse sin importarle nada más, noto como ella salía silenciosa del lugar y el la siguió parando no muy lejos de la cantina pero en una calle donde no pasaba nadie, ella termino por caerse sobre sus rodillas y volver a llorar silenciosamente, él se acercó por detrás extendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.

-Juvia... ¿Es tan molesta?- Susurro ella sin aceptar su mano, el parpadeo un par de veces para luego sonreír con tristeza.

-No, eres una gran mujer, él es el idiota- Le dijo el ayudándola a levantarse, cuando estuvieron frente a frente él se perdió en los ojos tristes y dolidos de ella y solo pudo abrazarla, dándole su calor y aspirando involuntariamente su aroma mientras sentía algo no muy bueno en su interior.

-Juvia es una terrible mujer, ni siquiera Eucliffe-san que coquetea con cualquier mujer la mira- Dijo ella tratando de apartarse.

-Te equivocas, en estos momentos estoy tan bebido que me cuesta contenerme- Confeso amargamente mientras la miraba a los ojos y acercaba peligrosamente su rostro al de ella sin percatarse de ello, quedando a solo milímetros de besarla.

-Entonces no lo haga- Dijo ella en un susurro, entre dolido y necesitado y el, pues, a esa alturas ya no había cordura que lo detuviera lo último que recordaba de esa noche fue la posada cercana a la que entraron y los mejores besos que había recibido en su vida

Tras esa noche él se había ido, regresado a su gremio pero... no dejaba de pensar en ella, en su aroma, su rostro sonrojado, sus cálidos labios, pero sobre todo, esa dulce sonrisa que le brindo justo en el momento en el que él la había hecho su mujer, y al final... Termino enamorándose de ella, de cada gesto que ella hacía, de sus manías de todo.

Al cabo de unos meses él la veía de cerca, la admiraba como maga y como mujer, pero cuando se cumplieron dos meses desde su encuentro, ella desapareció del mapa, se mudó, no hizo más misiones y nadie hablaba de ella, por más que la busco no la encontró y los Fairy Tail ni siquiera lo dejaban acercarse a ellos, ni Natsu-san pese a su amistad.

Pasaron 2 años en los que busco como lunático donde estaba, haciendo favores, alguna que otra cosa un poquito ilegal (no muy grave) buscando información donde sea hasta que en una de esas, fue a parar a donde Jellal, el mago más buscado por el consejo, y con su compañera Meredy, quien tras mucho rogarle y haciendo todo lo que ella quería, la peli rosa le dio la dirección de la maga de agua y la advertencia de que si hacía o reaccionaba mal a lo que pasara ella misma lo castraría.

Ese día, donde tras prepararse mucho y decidir que decirle, Tras aquella puerta donde se paró por más de media hora nervioso, encontró lo que más quería, y no solo eso... había encontrado la nueva razón que tenía para seguir a delante; aquel día, su vida había adquirido un nuevo color, había dejado de ser el Casanova de Fiore, el solterón más codiciado y el despreocupado para ser el inexperto esposo, amigo y sobre todo... Padre de Familia.

-¿Qué piensas papá?- Volteo a ver a su lado, encontrándose con un joven y prodigo mago de agua, su hijo de 15 años, Julius Eucliffe, un joven de cabello azul largo hasta las orejas, ojos azul claro y piel blanca que pese a que era uno de los muchachos más guapos y deseados de todo Fiore tendía a ser callado y algo tímido por lo que siempre llevaba una capucha negra encima para esconder su físico.

-En cómo me enamore de tu madre- Sonrió el socarrón, ¿Hace cuánto paso eso? si, ya unos 16 años, de aquella noche que los había unido el destino, en eso, entro en su oficina, la oficina del Maestro de Sabertooth (trabajo que le sacaba canas verdes por una persona en específico) la mujer más maravillosa del mundo, con el cabello más largo y vistiendo un vestido largo estilo cortesana color azul.

-Eso sonó muy lindo Sting-kun- Ella le sonrió para luego darle un corto beso en los labios y abrazarlo por detrás, Julius volteo la mirada apenado pero manteniendo la compostura.

-Si actúas tan linda aun frente a Julius significa me traes más problemas ¿verdad Juv?- Rio el ya esperando lo que veía, si, después de todo se había podido casar con la mujer que amaba más que su vida, Juvia de Eucliffe, la peli azul rio nerviosa para luego entregarle una hoja del consejo, con la cual él se levantó enfadado.

-¡Sylvia!- Grito más que enfadado, cuando de pronto entro una joven, realmente hermosa, rubia y de ojos azules rosando lo negro, con piel tostada y un tanto alta, junto a una carita arrepentida, Sting suspiro, esa niña le sacaría canas verdes o peor aún, lo dejaría calvo y aun ni cumplía los 40.

-Perdón, es que... la misión se me salió de las manos y yo... perdóname... Pa... Papá- Susurro ella.

-Uffff ya descuida yo lo arreglo, pero estas castigada sin misiones en 2 meses jovencita- Dijo el sonriendo pese a las réplicas de su hija, si, Sylvia Eucliffe, su hija mayor que con 16 años, era peor que todos los dragones Slayers juntos, pero... era aquella bella sorpresa que había conocido aquel día que fue a declarársele a Juvia, la pequeña lucecita que siempre los unió pese a todo.

Pronto Julius saco a su infantil hermana del cuarto dejándolos solos, con lo cual Sting se levantó y beso a su esposa con dulzura, si, en definitiva, aquella vez Tras la puerta, había encontrado su felicidad, su futuro y su vida entera, había encontrado a su Familia.

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