Capítulo 12: Secretos
Lo que quedó de noche, Tetsu fue incapaz de conciliar el sueño. Que el mismo Kagami se confesase ante él de aquella forma le había destrozado, pero lo peor de todo era que le había enfadado todavía más. No podía creerse que le dijera todo aquello, que hubiera tratado de llevárselo a la cama sólo porque su amante le había dado la patada, era simplemente increíble y aun así, sentía que amaba a ese imbécil que sólo le causaba dolor, sufrimiento y le obligaba a mentir, a mentirle a su mejor amigo para ocultar un secreto que le destrozaba por dentro lentamente y en silencio.
A la mañana siguiente, las ojeras no pudo quitárselas con nada, ni siquiera podía disimularlas y Aomine supo enseguida la mala noche que había pasado. No quiso preguntar, suponía que romper una "no relación" con Akashi quizá le hubiera afectado algo, aunque tampoco debería haberle afectado mucho teniendo en cuenta que sólo aplacaban sus pérdidas el uno con el otro sin entrar en sentimientos. Aomine se sentó en una esquina de la mesa de su compañero y le observó teclear informes en su ordenador.
- ¿Una noche movidita? – preguntó - ¿Cómo se lo tomó Akashi?
- Supongo que bien. Estará entusiasmado porque vuelva Furihata.
- Entonces no tienes esas ojeras por él, ¿no?
- No. Es simplemente que no he tenido una buena noche.
- ¿Pesadillas?
- Sí, algo así. Una pesadilla que debía estar olvidada hace mucho tiempo – sonrió Tetsu – olvídalo, ya no tiene importancia.
- Voy a ir a por un café abajo ¿Te traigo uno?
- De acuerdo. Gracias. Tráeme uno muy cargado – casi le suplicó Tetsu sacando una sonrisa de su compañero.
Los teléfonos de la comisaría seguían sonando y un par de compañeros de Tetsu y de Aomine interrogaban de nuevo al delincuente que habían atrapado. Para sorpresa de Tetsu, una mano se posó sobre su mesa obligándole a mirar hacia ella, subiendo la mirada hasta el rostro de un sonriente Kagami.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó volviendo a sus informes.
- Tenemos que hablar.
- No tenemos nada de lo que hablar.
- Me dijiste que me querías.
Tetsu se abalanzó sobre él tapándole la boca y mirando a su alrededor para comprobar el daño que podían haber hecho esas palabras, observando con alivio cómo el incesante ruido de los teléfonos habían mitigado el efecto que pudieron tener aquellas palabras.
- Acompáñame. Hablemos en otro lugar.
Se levantó de la silla cogiendo la muñeca de Kagami para apartarle de su mesa. Prácticamente arrastró de él hacia uno de los pasillos. Miró por todas las ventanas circulares de las puertas buscando alguna sala de interrogatorios vacía pero no parecía tener suerte, finalmente, acabó metiéndolo a través de la puerta que daba al cuarto de la limpieza.
- Vaya, así que un cuarto de limpieza – susurró Kagami entre risas.
- Cállate. Habla rápido y déjame en paz.
- No puedo dejarte después de que confesases que me amas.
- ¿Y qué? No tiene nada que ver que te lo dijera o no.
- Cambian muchas cosas.
- ¿De qué vas? La última vez que te confesé mis sentimientos fue hace seis años y me diste la patada. Recuerdo aquella frase tuya de "estoy enamorado de Aomine". ¿Qué cambia ahora?
- Que no estoy con Aomine.
- ¿Y soy tu segundo plato? Déjame en paz. No me quisiste hace seis años y no me quieres ahora.
- Puede que hace seis años estuviera cegado por lo que creía sentir por Aomine.
- Decías que le amabas.
- Quizá sólo era admiración. Vamos, mírale, es casi perfecto, me dejé embriagar por su confianza. Al primer año de estar saliendo ya me di cuenta de que no era lo que siempre deseé, empecé a soñar contigo.
- ¿Y te acuestas con otra persona para fastidiar a Aomine?
- No. Aquello fue... un desliz.
- ¿Un desliz? ¿Quién narices era tu amante?
- Sólo... un chico – dijo esquivando la respuesta – me cameló, le vi allí con su cara de ángel y me conquistó. Creí que podría sentir algo por él pero me equivoqué. Me acosté con él, sí, lo acepto y me arrepiento de ello, pero sigo pensando en ti.
- Eres increíble – comentó Tetsu sonriendo apoyando su espalda contra la pared – has hecho daño a mi mejor amigo, le has engañado y traicionado y ahora... ¿Qué? ¿Quieres que yo traicione a mi amigo? Pues no lo haré.
- Me quieres, no puedes mandar en tus sentimientos.
- No, no puedo, pero mando en mis decisiones y así me muera del dolor porque estoy enamorado del ex novio traidor de mi mejor amigo, no saldré contigo. ¿Te queda claro?
- Quiero estar contigo.
- No. Lo que no quieres es estar solo como ahora. Lamento que tu amante te haya dejado y que hayas roto con Aomine por haber sido un imbécil, pero a mí no me metas en este lío.
- Tienes miedo de que te traicione por mis antecedentes con lo del amante.
- Por supuesto, no creo en tu clase de amor, ni tampoco voy a traicionar a mi mejor amigo por alguien como tú.
Tetsu colocó la mano en la manivela de la puerta para marcharse pero Kagami colocó la suya sobre la de Tetsu impidiéndole que se marchase, abalanzando su cuerpo sobre el suyo hasta que su espalda tocó la estantería metálica. Aquel beso robado por el que Tetsu trataba de convencerse que no lo deseaba, se equivocaba. No podía creerse que estuviera allí siguiendo aquel beso que tanto había deseado hacía seis años y que ahora... por alguna razón, pese a desearlo, también lo odiaba. Apartó a Kagami como pudo y abrió la puerta saliendo de allí enfadado.
- De verdad que eres increíble – se marchó apartando a un compañero que caminaba por el pasillo y chocándose contra Aomine que venía con los cafés.
- Ey, ¿estás bien?
- Perfectamente – mintió Tetsu cogiendo el café de las manos de Aomine pero sin detenerse hasta que llegó a su mesa.
Aquello sorprendió a Aomine pero más lo hizo al ver que su ex novio salía del cuarto de la limpieza mirando a ambos lados como si buscase a alguien. Fue entonces cuando entendió el enfado de Tetsu y su distancia. Kagami como siempre estaría molestando, era lo único que hacía últimamente.
- ¿Qué narices haces aquí? – le amenazó Aomine colocando su brazo en el cuello de Kagami y empujándolo contra la pared.
- No he venido por ti, tranquilo. Quería hablar con Tetsu.
- Pues él no parece querer hablar contigo.
- No seas idiota, Aomine, esto es algo entre él y yo.
- Lárgate con tu amante antes de que te parta la cara por estar molestando a mi compañero.
- No estoy molestándole. De hecho, él me quiere.
- No digas tonterías.
- Si no me crees, ve y pregúntale – le dijo soltándole el brazo de su cuello para marcharse de la comisaría.
Por un segundo, las dudas asaltaron a Aomine. Nunca había pensado que Tetsu pudiera ser el amante de Kagami, ni por un segundo y, sin embargo, ahora mismo después de saber que Tetsu se acostaba con Akashi porque sí, le daban una mala espina aquellas palabras envenenadas que había soltado Kagami. Por muy enfadado que estuviera con Kagami, tampoco podía ir sin más y enfrentar a Tetsu sin motivos, no tenía pruebas en su contra y no pensaba meter la pata con su mejor amigo sin pruebas.
Miró hacia su enfadado compañero y caminó hasta él volviendo a sentarse en la esquina de su mesa, esta vez viendo cómo Tetsu tecleaba en el ordenador con el bote de café a su lado.
- ¿Qué ocurre con Kagami? – preguntó.
- Nada. Me lo encontré ayer en un bar y ahora piensa cosas extrañas. Al parecer le ha dejado su amante. Creo que no sabe estar solo.
- ¿Y por qué te busca a ti?
- Piensa que estoy enamorado de él. ¿No es una locura? – le sonrió Tetsu tomando un sorbo de su café – pero ya está, no te preocupes. Le he dejado claro que no me interesa nada con el ex novio de mi mejor amigo. ¿Más tranquilo?
- Un poco – dijo Aomine aunque seguía pensando que ocurría algo extraño.
- Voy a seguir trabajando entonces.
Aquel fue un día extraño para ambos. Pasaron la mañana interrogando al sospechoso aunque no obtuvieron grandes respuestas excepto que era de una banda y todo eso lo dedujeron por uno de los tatuajes de su brazo. Al menos era una suerte tener a Tetsu allí con ese cerebro que parecía saberlo todo. Al finalizar su jornada Aomine pasó por casa a cambiarse para pasarse por el club donde trabajaba Kise, se lo había prometido.
Cuando llegó, Kise estaba terminando de tocar la última canción de su repertorio. Sonrió al ver cómo el rostro del joven se iluminaba al verle entrar y aprovechó en sentarse frente a la barra pidiendo una copa. Escuchó toda la canción embelesado, mirando atentamente aquellos ágiles dedos hacer vibrar las cuerdas de la guitarra hasta que finalizó la canción.
- Creí que no vendrías – escuchó Aomine la melodiosa voz de aquel chico sentándose en el asiento de su lado.
- Hemos tenido mucho trabajo pero te prometí que vendría y aquí estoy. ¿Qué te ocurre? – preguntó preocupado Aomine al ver la entristecida sonrisa de su chico.
- No es nada. Un mal día supongo.
- ¿Un mal día?
- Nada importante.
- Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?
- Claro – le dijo Kise sonriendo como siempre hacía, fingiendo.
Agradecía que nunca pillasen aquellas mentiras en él y es que no sabría cómo explicarle lo que había presenciado aquel día, cómo estaba de atrapado en una vida que cada vez se le escapaba más de las manos. No podía contarle todo lo que pasaba en esa desestructurada vida que llevaba, hasta dónde estaba metido en las bandas, en la delincuencia... simplemente permaneció en silencio.
- ¿Tú estás bien? Pareces un poco preocupado.
- No es gran cosa, creo – susurró Aomine con una sonrisa – es sólo que mi ex se ha pasado por la oficina y no sé... hay algo raro entre mi compañero y él.
- ¿Qué pasó con tu ex?
- Me engañó con otro chico – sonrió.
- ¿Crees que es tu compañero?
- No. Sé que no es Tetsu pero aun así... tengo la impresión de que me oculta algo y no sé qué es. Mi ex ha soltado que Tetsu está enamorado de él pero cuando le he preguntado a mi compañero...
- Lo ha negado.
- Piensa que Kagami lo ha dicho sólo para hacerme daño, pero, aun así, no sé por qué querría hacerme más daño del que ya me hizo, tendría que ser yo quien proclamase venganza por su jugada. Creo que parte de lo que ha dicho Kagami es cierto.
- ¿Por qué? – preguntó Kise extrañado.
- Porque estaba manteniendo sexo con un amigo que curiosamente se parece físicamente a Kagami, me dijo que alguien le hizo daño una vez, que no confiaba en el amor y ahora viene Kagami diciendo eso. Creo que en parte... es verdad pero no puedo confirmarlo.
- ¿Y qué es lo que te preocupa?
- Que no me lo haya contado si era verdad – dijo un poco enfadado - ¿Cómo va a ocultarme algo así? Era mi ex.
- Por eso mismo – susurró Kise – era tu ex. Quizá no quiso meterse en medio. De todas formas, sólo es una hipótesis lo que tienes, ni siquiera sabes lo que siente ese chico y aun así, pese a que lo supieras... es un asunto de ellos.
- No quiero que salgan juntos – dijo al final Aomine – no permitiría que Tetsu saliera con él, es mi ex novio y sé lo capullo que es. No quiero que le hagan daño a mi mejor amigo.
- Lo entiendo pero... no sé, Dai... cada persona es un mundo. Quizá entre ellos funcionase y si eso pudiera pasar y tú lo impidieras, ¿no te sentirías responsable por quitarle la felicidad a tu amigo?
- Es posible – sonrió – pero es un tema que me ha pillado por sorpresa. No sé qué pensar de todo esto. Tengo que pensarlo.
- Vale, pero no se lo digas a Tetsu por ahora. Podrías hacerle daño sin saber aún si de verdad siente algo por él. Puede que tuviera razón y Kagami sólo lo haga por hacerte daño.
Aomine sonrió depositando un suave beso en los labios de Kise. Aún tenía que hablarle sobre el asunto de las lentillas pero no quería hacerlo en el bar, así que le invitó a ir a su casa. Kise lo pensó unos segundos, pero entre la opción de ir a esa fábrica y ver otro espectáculo como el de aquella mañana, la idea de mantenerse todo lo alejado posible era una idea que le atraía demasiado, así que aceptó. Iban a salir del restaurante cuando al ver Kise a un camarero que llevaba en la bandeja un plato con pasta a la boloñesa, le hizo recordar la sangre de aquella mañana. No pudo evitar salir corriendo hacia el baño bajo la atenta mirada de un sorprendido Aomine que no entendía qué le ocurría.
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