Capítulo 10
La conversación
Un mensaje en el teléfono móvil interrumpió mis planes. Era de Aaron.
La sangre se me congeló. «Necesito hablar contigo, por favor Sally, juro que si escuchas lo que tengo que decirte nunca más volveré a molestarte», leí.
Ahh, conque ahora era Sally y no Salomé, como me había llamado en el baño del apartamento de Eddy.
Yo la verdad, no era muy fan a mi nombre, me recordaba a la sal. Soy consciente de que se trata de un ingrediente súper importante y muy útil en la cocina, sobre todo para nosotros los chef, pero en lo personal prefería lo dulce.
De mi apelativo, lo que más me motivaba era la historia que había detrás. ¿La conocen?
Según los libros, Salomé fue una princesa judía a quien hacen responsable por la decapitación de un hombre: Juan el Bautista, quien reprobaba el matrimonio incestuoso entre la madre de Salomé, Herodías, y el medio hermano de esta.
Pasajes de la Biblia recogen que fue la princesa la que, con un baile provocador, convenció a su padrastro de que le entregara la cabeza del bautista en una bandeja de plata.
Diversas pinturas, poemas salidos de la pluma de talentosos poetas y con un alto prestigio en Hispanoamérica como Julián del Casal y Rubén Darío, así como una obra de teatro escrita por el irlandés Oscar Wilde, la inmortalizaron; sin embargo, casi todas las caracterizaciones la dibujan como una mujer perversa y profana.
Sin duda, ella era de las mías.
No obstante, yo apostaría que la procedencia de mi nombre tiene orígenes menos intelectuales.
Otro sonido ensordecedor del teléfono me devolvió a la realidad.
Llegó un nuevo mensaje de texto: «Sally, en unos días acabará el curso y me iré de vacaciones al Caribe, no quiero irme sin que hablemos. Te lo suplico».
Que bien, si se iba con su ricachona familia política pues magnífico:
-¡Espero que sufras una insolación!-le grité a la pantalla, aunque enseguida me arrepentí de haberle deseado el mal.
No le respondí. Debía consultar antes con la almohada, ella siempre tenía la última palabra. Además, me reconfortaba saber que se quedaría esperando toda la noche por mi respuesta.
Touché para mí.
****
Le escribí cerca del mediodía con la propuesta de encontrarnos en uno de los parques cercanos a la casa de Eddy. En el apartamento ni pensarlo, ese sitio era peligroso para mi salud mental.
Me vestí lo más deportiva que pude, no quise ponerme nada sexy que le fuera a dar una idea equivocada de que me estaba insinuando o quería coquetear. Estaba muy lejos de eso, tan enojada como dos semanas atrás.
Cuando llegué, ya esperaba.
-¿Cómo estás?-me dijo apenas me acerqué a él. -Bien-respondí y me senté. Él se colocó a mi lado y comenzó a recitar, sin rodeos, todo un discurso que estoy segura había ensayado muy bien de camino a nuestra reunión, quien sabe si durante toda la noche.
-Lo primero que quiero que sepas es que no albergo esperanzas de que me perdones, por eso no pienso pedirte perdón, sé que no lo merezco. Me porté como un imbécil, y aunque me arrepentí cinco segundos después de haberme ido aquel día, no puedo echar el tiempo atrás y rectificar mi error-expresó.
-Bueno, y si no me llamaste para pedirme perdón qué rayos pinto yo aquí-le pregunté esforzándome en parecer pedante.
-Quiero explicarte.
-Explicar qué Aaron, el por qué me humillaste, el por qué me dejaste sola sin darme siquiera oportunidad de defenderme, el por qué no tuve noticias tuyas todo este tiempo.
-Sí Salomé, eso y más.
-Ok, pues adelante, que para luego es tarde, y por favor, no me llames así, sabes que no lo soporto.
Me miró con esos ojos profundos que tanto había extrañado y no pude sostenerle la mirada.
Lo intenté, vaya que lo intenté, pero había olvidado que, en ese mar cálido y negro, siempre que intentaba navegar, naufragaba. Cinco segundos, solo cinco segundos y sucumbiría; pero estaba decidida a no a morir. Hoy no Sally. Así que desvié la vista y entonces, comenzó a hablar.
-Si la memoria no me falla, creo que te conté que mi madre había salido de mi vida cuando yo era muy pequeño.
Confirmé con un movimiento de cabeza.
-Pues quiero que sepas que mi mamá nos dejó por un hombre que conoció en el trabajo. Se enamoraron, o lo que sea que haya pasado entre ellos y comenzaron una relación. Él era viudo creo, pero ella seguía casada con papá. Un día mi padre los había descubierto y aquello terminó muy mal, sobre todo para mí. Papá la amenazó con llevarla a juicio para pelear por mi custodia, pero la sangre no llegó al río. Una tarde ella recogió sus cosas y se fue sin despedirse siquiera de su hijo. Yo tenía 4 años-respiró profundo y continuó.
-Lo que nadie supo nunca fue el trauma que me provocó la infedelidad de mamá mucho antes de que se destapara todo. Un día ella había tenido que llevarme a su oficina. Era gerente de una empresa de cosméticos y perfumes, el imbécil ese con el que estaba era el dueño. En un momento me quedé dormido sobre el sofá y cuando abrí los ojos, encontré a mi madre con la boca abierta haciéndole sexo oral a ese tío. Obvio que yo no sabía qué era eso, en mi mente mi mamá era un monstruo que estaba tratando de comerse a ese señor-hizo una pausa y se pasó las manos por el rostro, como queriendo librarse de la grotesca imagen.
-¿No se dieron cuenta de que los observabas?-pregunté como para darle tiempo a que se recuperara, creo que me lo agradeció. Tomó aire y prosiguió con su relato
-No, pero tuve muchas pesadillas luego, sobre todo después que ella nos dejó. Con los años aprendí el significado de aquella escena, pero no por ello dejé de repudiar el acto. Me asqueaba la idea de pensar que alguien me haría a mí...eso, y tú sabías Sal que no me agradaba, porque te lo advertí.
-Pero aún así lo disfrutaste, no me lo puedes negar-me defendí.
-Y eso fue lo que más odié. Que lo que me hiciste, todo, desde el comienzo, me encantó, y eso me hizo enfurecer. No espero que lo entiendas, pero fue como traicionarme a mí mismo. Mandé al carajo mis principios. Lograste que por un momento olvidara mis propósitos, incluso me hiciste dudar de ellos. Me sentí débil Sal, y no puedo permitirme flaquear, no ahora.
-Y eso te daba derecho a tratarme como basura ¿cierto?
-Entiéndeme por favor, en ese momento no era a ti a quien llamaba de esa manera sino a ella. Me ofusqué, estaba ciego de ira, pero no quería hacerte daño. Aunque no te voy a negar que me jodió mucho que traicionaras mi confianza, que no me obedecieras.
-Yo nunca te he obedecido Aaron, y nunca lo haré. Soy una mujer libre a la que le gusta disfrutar todo del sexo. Quiero tener sexo oral contigo, y ni te imaginas los deseos que me guardo de tener sexo anal contigo.
Si vieran la cara que puso.
-¿Quieres o querías?-oh, eso era claramente una pregunta trampa.
-No lo sé Aaron, ahora mismo, no lo sé-respondí.
Preferí no seguir ahondando en esa herida. Él quería explicarse y lo hizo. Yo necesitaba una explicación y la tuve. Así que no valía la pena seguir con el tema; en definitiva, lo pasado, pasado está y ni sus justificaciones ni mis reclamos habrían cambiado nada de lo que sucedió.
Solo tenemos poder para enmendar el presente, si es que aspiramos a mejorar nuestro futuro, pero para ello debemos ser capaces de dejar el pasado donde pertenece, atrás, bien atrás.
El resto de la plática rondó entorno a su viaje.
Como era de suponer, sus suegros lo habían invitado y eso era algo a lo que no se le decía que no. Irían en un crucero por algunas islas del Caribe.
En serio me alegré por él. Era una gran oportunidad.
Me contó además que no me había buscado en la universidad porque él también estaba destrozado, se sentía mal por lo que había hecho y su estado de ánimo había desencadenado varias peleas con Maggie, de ahí la invitación de sus padres, hecha solo con el objetivo de que arreglaran sus diferencias.
De mí sabía por David. Me dijo que enterarse de que yo la estaba pasando fatal lo ponía de peor humor y al final decidió pasarse unos días fuera de la escuela para aclararse. El resultado había sido ese encuentro que ahora teníamos.
-Te extrañé cocinera, no alcanzas a imaginarte cuánto-me dijo de repente.
No pude evitar creerle y entonces empecé a verlo como víctima de los errores de su madre y a valorar la posibilidad de perdonarlo.
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¿Alguien más se anima a perdonar a Aaron? ¿Podrán retomar él y Sally las cosas dónde la dejaron? ¿Tú qué opinas? Déjame saber con tus comentarios. Ah, y no olviden las estrellitas 🤩🤩
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