La carta que empezó todo
De: Tu querido amigo Eduardo.
Para: Mi más tierna amiga, Rita.
Debo decirte que cuando decidí enviarte la primera carta desde Estados Unidos, estaba en el aeropuerto esperando a que mi tío Mario me recoja. Pensaba ¿Con qué empiezo? Debido a que con toda seguridad sé que como debería iniciar debería ser con algo loco e inteligente para que continúes leyendo. Pero luego me pregunté si tú piensas en mí ¿Lo haces? Yo todo el tiempo.
<<¿Piensas en mí, Eduardo?>>Escuché tú voz un día. Sí, sin duda que lo hago. Todo el tiempo estoy pensando en ti, porque hemos permanecido uno a lado del otro tantos años que todos mis recuerdos son a tu lado, me dolería encontrarme con la noticia de que no te hallas bien. Pienso que te dolería leer mi carta o que ni siquiera la abrirías. Pienso que me extrañas y me odias a la vez, aunque eres tan dulce para aceptarlo. Pienso que extraño el rubio de tu cabello y lo grande de tus ojos negros. Pienso mucho en todo. Pienso que estarás ocupada planeando todo para tu primer día de clases, aferrándote a eso para no mirar a tu alrededor y entristecer ¿Por qué eres así, Rita? Tan ordenada y obsesionada con lo perfecto, tan reservada con tu dolor.
Rita, te extraño. Aunque ha pasado tan sólo un mes desde que te vi por última vez. Siento que necesitas mi ayuda todo el tiempo, a pesar de que seas obstinada y tan orgullosa para aceptarlo y yo la tuya, aunque decidí irme sin ti. Odie el momento en que me enteré por todo lo que pasabas ¿Por qué me privaste de saberlo? Tal vez que lo supiera no hubiera solucionado nada, pero estaría hoy a tu lado y no aquí.
Lo único que me evita regresar es saber que eres fuerte, la chica más valiente que he podido tener el placer de conocer, debo admitir. Sin embargo me cuesta aceptar que te tengo lejos por primera vez y en estas circunstancias. No podré regañarte cuando hagas algo tonto y rebelde sin pensarlo con determinación. Pero que esté aquí es gracias a ti, sino me hubieras dado ese empujón que me hacía falta no hubiera viajado, o estuviera escribiéndote desde mi habitación nueva, en la universidad de mis sueños, junto a un chico de España que habla inglés tan mal como tú.
Estaré ocupado un buen tiempo haciendo todo lo posible para que mi estancia aquí como becado sea perfecta, como tanto deseas que sea, pero no me divertiré como quisieras que lo haga, no sin ti. No conoceré a una chica bonita, tú ya superaste a cualquiera que en el futuro esté a mi lado.
Sé que dijiste que no te buscara y no te escribiera, pero es que te extraño y me he aferrado a ti tanto como tú a ese libro de Virginia Wolf que lees con determinación. ¡Cielos! Es muy difícil saber qué hay en tu cabeza, comparado con el libro.
Y te escribiré. Cuanto quiera. Cuanto me plazca. Aunque vayas a cambiar de casa. Aunque te vayas a aislar de todo por todo lo que estás pasando. Espero que no me odies por alejarme ahora que me necesitas más que nada. Pero fue culpa tuya, debiste ser egoísta cuando te pregunté lo que pensabas acerca de que me fuera. Ahora es demasiado tarde para regresar y seguirte hasta el mismísimo fin del mundo, aunque espero que comprendas y me dejes saber de ti cuanto antes, con urgencia.
Porque me preocupas, Rita. Tú eres lo único que tengo allá por lo que me montaría en un avión y regresaría sin pensarlo dos veces si me lo pidieses. Eres mi chica, como siempre te digo. Eres fuerte, valiente, decidida, arriesgada, mi mejor amiga.
Quiero que confíes en mí, como siempre, como antes...
Con mucho cariño,
Desde el otro lado del mapa,
Eduardo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top