6. De una madre a sus hijos
Queridos granos, brazos, pechos, cabello y dientes:
Lo siento, siento mucho no quererlos lo suficiente, siento mucho no quererlos cómo si fueran parte de mí; pero lo son, y aunque a veces no me parezca del todo, gracias a ustedes soy lo que soy.
Tal vez con el tiempo alguno de ustedes crezca mientras el otro se vaya, pero quiero que sepan que jamás olvidaré cómo formaron parte de mi vida todos estos años, tanto en las buenas cómo en las malas, mientras lloraba y mientras reía.
No, no son defectos, si lo fueran ¿entonces por qué aparecerían en mis mejores momentos? ¿Por qué me acompañarían en las fiestas y en mi vida?
Después de todo, es a mí a quien me tienen que mirar ¿no? Ustedes solamente están ahí para hacer que me de cuenta quién me mira más allá de "mis defectos".
Los quiero, los quiero tanto cómo me quiero a mí, con ustedes o sin ustedes debo aprender a aceptarme y amarme.
Gracias, por hacerme sentir bella incluso cuando yo creía lo contrario, gracias por darme más autoestima y valentía que cualquiera.
Con amor, Viviana.
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