Palabras: sexo, cáncer, amor.

Dos palabras que pueden cambiar una vida. Dos palabras que nadie nunca quiere escuchar. Dos palabras, dos simples palabras: Es cáncer. Y, de pronto, una nube de humo pasa por delante, un frío recorre la espalda y... nada. No pasan imágenes ante mis ojos, no ocurre nada. Delante alguien está hablando, pero escucho... nada. Miro justo al lado y allí está ella, escuchando atentamente lo que ese ser con bata está diciendo. Y entonces decido prestar atención, seguramente esté diciendo algo importante.

Pero no atiendo a nada, mi mente registra... nada. La fragilidad de la vida, la lucha del bien, del mal, del karma, de lo justo, el sentido de la vida, son gilipolleces que me pasan por la cabeza. Da igual la edad, el sexo, la religión, estatura... Todo da igual. Porque la vida pasa de estar bien a ser una mierda.

Y el tiempo sigue su curso, y te centras en los momentos pasados. Te planteas si ha sido suficiente el amor que has dado. Si ha bastado con lo que has hecho o podrías haber hecho algo más. Y eran sólo dos palabras. Dos palabras que pueden cambiar muchas vidas.

Dos. Simples. Palabras.

Versión 2:

Podría haberme ido a lo fácil. Haber escrito una simple conversación entre una pareja:

―Amor, pásame el periódico que quiero ver el horóscopo.

Éste le acercó el periódico que tenía en la encimera y ella lo hojeó.

―A ver el tuyo. Aquí está: Querídísimo cáncer, aprovecha esta semana pues estará llena de sexo desenfrenado.

―¿En serio pone eso? ―preguntó él con los ojos muy abiertos y asomándose a leerlo por él mismo.

―¿En serio te importa? ―preguntó con una sonrisa.

Sin embargo, he querido terminar con algo un poco más personal. En fin, este es el final de la primera temporada de retos. Espero que os hayan gustado. Gracias por estar ahí y por leer.