San-juu shi | 34.

Kosei, un cariño natural y Shūji es un buen hombre.

—También me gradué de la universidad, pero últimamente me siento vacío... —contó deprimido, aunque luego subió la mirada y miró a Dazai—. ¡Ah! Lo siento, amigo, estaba muy emocionado de ver a Rai y fui grosero, ¿cómo te llamas, eres amigo de ella?

Cuando cuestionó aquello, por alguna curiosa razón, Shūji sonrió fingido cerrando los ojos en un gesto amigable.

—Mi nombre es Dazai Osamu y soy el prometido de Rai. Mucho gusto, Kosei-kun...

—¿¡C-cómo!? ¿C-comprometidos... ustedes? —exclamó impresionado—. Rai... No...

Escuchando lo último que soltó, aparentemente involuntarío, tanto Dazai como Rai le vieron fijamente, con una duda que podía sentirse. Se quedaron en silencio, hasta que una corriente de aire helado devolvió al ex-novio a tierra, entonces levantó la mirada en total desastre y negó incluso con las manos en un movimiento desesperado.

—¡Q-qué alegría! S-sí, sí. ¿Cuándo es que se casarán? —Fingió interés en la pareja, retrocediendo un paso de manera disimulada.

—No tenemos fecha aún, pero pronto lo haremos —contestó el prometido. Él no entendía por qué el sentimiento de satisfacción le llenaba todo el cuerpo, pero decir eso en voz alta frente a alguien más, le llenaba de orgullo.

—Oh, bien, espero que tengan una bonita celebración. Rai se lo merece... —expresó el muchacho.

Por un momento, pareció que Kosei había notado lo que Osamu sentía al darle noticia de su boda, ya que lo miró directo a los ojos al mencionar que Rai merecía una bonita boda, pero esa mirada, era todo menos amigable.

—Gracias, seguro será muy bonita —ella respondió bajando la mirada.

Hubo otro momento silencioso y era incómodo, sobre todo para Dazai al ver que Kosei miraba con tristeza a su ex-novia, que por supuesto, el no sabía la historia completa ni que ese muchacho era del que Ritsuko le había contado poco en la cena-baile de la graduación. Sin embargo, pronto comenzó a sacar conclusiones.

—¿Eres amigo de Rai? —Shūji le devolvió la pregunta y este asintió nervioso—. Entonces ven a nuestra boda. Las invitaciones están casi listas y te enviaremos una, así que por favor, para Rai sería bueno que estuvieras allí.

Automáticamente, la mencionada miró al mayor alarmada. ¿¡Por qué demonios lo estaba invitando a la boda "falsa"!?

—Por supuesto, me encantaría estar presente. Gracias por considerarlo. —Kosei seguía sonando falso.

Rai no sabía que decir, afortunadamente, un grito de Yuji interrumpió el momento, y cuando le vieron, estaba sobre el césped mientras los patos se amontonaban.

—¡La van a picar toda! —Se espantó la muchacha y corrió en su dirección antes que nadie.

Dejó solos a los hombres, olvidando la conversación tan "importante", y ellos no le siguieron, porque sabían que los patos no eran agresivos como para causar heridas de gravedad, simplemente deseaban sacar a Yuji todo alimento que llevara encima. De hecho, pronto Rai hubo rescatado a su sobrina y le ayudó a levantarse del suelo mientras la menor reía contenta.

—¿Cómo se conocieron Rai y tú? —Le tuteó en esa cuestión agresiva.

Dazai sonrió maldoso al saber que estaba sacando a relucir su verdadera personalidad. Kosei deseaba quedar bien con su antigua pareja, no obstante, no era lo mismo que deseaba con su actual pareja.

—En su trabajo, fue amor a primera vista —presumió, algo, que evidentemente no era verdad.

—No te creo —respondió el otro, quitando la mirada de la muchacha para verlo de frente.

Dazai parpadeó un par de veces pensando en sí en realidad, todo el mundo podía ver a través de su relación falsa generada por intereses individuales.

—Después de terminar nuestra relación hace cuatro años, Rai dijo que no quería volver a verse involucrada en una relación amorosa. Ella cumple todo lo que dice, por ello no me como todo ese cuento del amor a primera vista. Puedo apostar que la conozco mejor que tú —amenazó seguro.

—Ah, así que tú eres su ex-novio. Lo imaginé desde hace rato. —No quería hacer notar que sus palabras le habían turbado, porque era verdad que Kosei conocía mejor a la chica que él.

—¿Ella está embarazada o algo por el estilo? No entiendo porqué de pronto está comprometida con alguien con quien no se le ve apegada —habló molesto.

Al parecer, todo el mundo ahí conocía a Rai tan bien, que podían incluso adivinar lo que pensaba. Bueno, tampoco era justo ir a los extremos, la muchacha siempre fue reservada y las únicas personas que la conocían al derecho y a revés, eran su familia y al parecer, Kosei. El solo hecho de pensar en eso, le era difícil al hombre de negocios, porque pensaba, no faltaba mucho para que la treta fuera descubierta.

—Si está o no lo está, es mi problema, Kosei-kun. Me gustaría que dejaras de hablar de Rai como si fuera tuya, porque hace mucho que has perdido la oportunidad de sentirte completo... —Hizo alusión a su comentario anterior sobre sentirse vacio—. Me dejas en la penosa necesidad de decirte, que es ella mi prometida, no la de alguien más.

Antes de que Kosei pudiera contestar algo en protesta por haber sido descubierto, Rai volvió y está vez con Yuji.

—¡Vieron eso! ¡Los patos me siguieron hasta que me derribaron! —la menor rió al decir.

Todos sonrieron al verla, por lo menos su comentario libró un poco de la tensión en el ambiente.

—Fue divertido —contestó el muchacho—. Pero bueno, tengo que irme, me dió gusto volver a verlas. Espero que podamos reunirnos antes de que Rai se vaya de la cuidad. Hasta luego... —Sin dejar que alguien le contestara, el ex-novio tomó camino a paso rápido fuera del parque.

—Que agradable joven —se burló el castaño antes de volver a sentarse sobre el césped.

—¿Verdad? Kosei es el ex-novio de Rai, así que lo conozco desde hace mucho —soltó Yuji imprudente.

Tras eso, Rai miró al mayor nerviosa por el dato que creyó, acababa de saber, pero este solo miraba hacia un lado ignorando el hecho de sentirse molesto por la desfachatez que tuvo un muchacho al plantarle cara.

El trío volvió a casa pasadas de las siete, luego de haber ido a pasear más tiempo en una plaza cerca del parque, en donde Dazai consiguió para Yuji un enorme peluche de conejo de una máquina de garra, al que apodaron Shūji sin que la menor supiera que era el verdadero nombre del mayor. Dicho conejo, viajó en autobús y fue él quien tuvo que hacerse cargo con tanto peso, así que una vez entró al recibidor de la casa, lo dejó en el suelo y se estiró. Cómo no estaba acostumbrado a salidas como esas, se sentía muy cansado de pronto.

—Bienvenidos. —Yashiro los recibió—. La cena estará lista pronto —avisó gentil.

Por supuesto que habían comido por la tarde, pero después de recorrer el centro comercial comprando un par de cosas y llevar a Yuji al arcade, se sentían con hambre nuevamente, sin embargo, eso no era lo importante, porque Rai seguía avergonzada de su comportamiento llorón y los únicos que contestaron a la madre fueron los otros.

—Mira mi conejo, abuela, Dazai-san lo consiguió para mí. ¡Nunca había visto algo tan genial! —Emocionada le mostró el peluche.

—Debió serlo, nunca he visto a alguien que pudiera hacerlo. Debes ser muy habilidoso —halagó al castaño y este se avergonzó—. Deberías dejarlo en la habitación de Rai mientras no vayas a casa —recomendó está vez a la niña.

Yuji hizo caso como si fuese un soldado, comenzó a arrastrar al animal lleno de algodón con fuerza, pero no pudo moverlo un poco.

—Te ayudaré, Yuji, ve con tu abuela y ayúdale con la cena —gentil se ofreció el futuro tío y se lo dejaron en las manos al irse y decir gracias—. Vamos, Rai, llevemos también lo que hemos comprado.

La muchacha no escuchó aquello último, solo veía el pasillo largo sin saber por qué no dijo nada, si tan decidida estuvo por la mañana en que incluso lo besó.

No fue hasta que Dazai le tomó de la mano con amabilidad para que le hiciera caso, entonces ella le miró con duda.

—Lo estás haciendo bien, cariño. —Mimó a la joven después, besando el dorso de su mano con delicadeza.

Las mejillas sonrojadas junto con esos ojitos cerrados de Rai, hicieron que el ambiente se tornara natural, porque ese fin tenía la espontánea caricia, no obstante, en lo único que pudo pensar, era en lo buen actor que había sido el hombre.

—Vayamos, supongo que esta será una cena larga, pero planeo hacerlo bien —prometió y avanzó hasta su habitación cuando su mano estuvo libre.

Dazai le siguió, y en silencio, dejaron las compras en el lugar junto al animal de textura felposa, Rai fue al cuarto de baño y lavó su rostro antes de volver a salir. De esta manera, se encaminaron a la sala donde comerían, y minutos después, Renzo abrió la puerta de la casa y anunció su llegada, por cierto, muy tarde por el tiempo extra.

—¡Pero que linda familia he encontrado! —bromeó al arribar también a la sala y verlos a todos sentados.

Saludaron al mismo tiempo y este ocupó su lugar junto a su esposa. Así pues, comenzaron con la cena.

Al principio todos estaban muy callados, por lo que Yuji tuvo que hacer de las suyas y comenzó a contar todo lo que se había divertido en compañía de los comprometidos.

—Satoko se decepcionó mucho aquella vez que intenté hacer lo mismo, me alegra haber podido conseguirte ese peluche —contó el hombre de negocios cuando la pequeña le agradeció por el regalo.

—¿Satoko? —Yuji cuestiono sin entender.

Rai no dijo nada, solo siguió comiendo y viéndola, pues no le inconvenía que Dazai le dijera acerca de la pequeña princesa.

—Satoko es mi hija, Yuji, tiene la misma edad que tú —informó con una sonrisa.

Mencionar eso en la mesa frente a todos, no fue incómodo como esperó que sería. Todos siguieron en su posición sin miradas malas ni interrupciones innecesarias.

—¿Yo podré conocerla algún día? —De pronto se puso tímida—. Es que, si es tu hija eso significaria que ella será parte de mi familia, y como no tengo primos con quien jugar, me gustaría hacerlo con ella.

Si todos hubieran podido decir una palabra como conclusión, habría sido: tierno; eso fue, increíblemente tierno que pudo haberles dado un ataque al corazón por exceso de azúcar.

—Por supuesto que podrás jugar con ella, Satoko me preguntó lo mismo cuando estuve cuidándola antes —contestó Rai. Lo de la niña no había sido exactamente igual, porque ella todavía no sabía que iban a casarse y por ende ser familia, pero se interesó bastante por Yuji en aquel tiempo en que preguntaba cosas personales.

—Supongo que podrán conocerse en la boda —la madre dijo, haciendo emocionar a la menor.

—Claro, claro, ella estará allí. —Orgulloso, el padre de Satoko imaginó de pronto la celebración. A él también le emocionaba que se conocieron, pero sobre todo, estar más cerca de su custodia con ese paso largo.

Siguieron hablando, luego cambiaron de tema a uno muy lejos de la celebración próxima, y Rai tuvo la oportunidad de mantener de nuevo la conversación con sus padres tal como si no hubiera sucedido nada. Así era mejor.

Minutos después, Yuji fue a descansar a la habitación de su abuela, pues ansiosa por salir en la mañana con su tía, no había pegado el ojo en toda la noche anterior.

—Me alegra tanto que Rai halla encontrado un buen hombre —comentó Yashiro después de hablar sobre su trabajo cuando Renzo preguntó por este.

—Debo decir que me impresiona que seas tan joven y ya tengas esa estabilidad económica tan grande —halagó el padre.

—Es solo trabajo...

Estaban entonces muy orgullosos del éxito de Shūji y el muy modesto decía que era solo trabajo, mientras Rai, quien sabía solo lo básico sobre sus ingresos, es decir, que tenía lo necesarios y un poco más, se vió tan nerviosa al comprender que el capital monetario del hombre no era un juego. Ya comprendía entonces, por qué Hatsuyo prefirió separarse que quedarse, por qué Satoko cargaba con ella un tarjeta de emergencia, y que Dazai no bromeaba al decir que le daría todo lo que deseaba en aquella ocasión cuando pidió su mano y ella le rechazó.

—Se que todavía no se devuelven a Yokohama, pero me gustaría decirles, hijos míos, sean felices pase lo que pase. Nosotros estaremos desde aquí apoyando y no duden en que tienen su casa para volver cuando gusten.

Con sus palabras, aúnque la señorita Fujiwara había prometido ya no llorar, volvió a hacerlo, salvo que está vez de felicidad por los buenos deseos.

Buenas, tarde pero seguro, todo el día estuve así...

¡Gracias por leer!

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