Ni-juu ni | 22.
Detalles, miedo al zoológico y el gerente nuevo.
Pequeños rayos de sol se colaban en aquella oficina, donde detrás de un escritorio de madera se encontraba un hombre recargado totalmente en su silla. Miraba el techo blanco y las manos estaban sobre su estómago.
—Rai es complicada, pero a la vez muy práctica, Dazai-san. No le gusta meterse en problemas y se ahorra las preocupaciones con cosas que no valen la pena.
Si bien, la mencionada en aquella conversación del evento de gala había dicho que no cuidaría de Satoko ese sábado, era ella misma la razón por la que pudo ir al trabajo sin inconveniente. Dazai iba a mantener su promesa de dejarle en paz porque Rai cumplió con descansar, aunque más que nada lo hizo gracias a Ritsuko; sin embargo, aceptó que había actuado imprudentemente y que la pequeña no tenía la culpa de sus desvaríos y situación con su padre, así que esa mañana se volvió a repetir la rutina. Él le había recogido en su dirección, ella se había quedado dormida más rápido que antes, y por último le había dejado en la sala mientras se despedía un tanto indiferente.
—Es una joven entregada a sus sueños de pie a cabeza.
—También solia ser así —se dijo en medio del silencio. Debía estar trabajando, pero allí lo tenían pensando en Rai toda la jornada.
—Hablando de su peculiar personalidad... No sé que pueda decirle que no haya visto en la semana. Es tranquila, amable y si insistes de la manera correcta, tarde o temprano cederá, aunque no sé si decir eso este bien.
Recordó la risa que había soltado Ritsuko al mencionar el dato, y él sonrió al confirmarlo con sus primeras interacciones que no tenían nada de lejos de esas fechas.
—No conozco mucho de su pasado en Miyazaki. Rai como todo joven llegó a enamorarse de alguien en preparatoria... Uh... no recuerdo su nombre ahora. Pero en fin, lo que si sé, es que ella ama mucho a su familia, que para mala fortuna no pudieron venir hoy hasta Yokohama para presentarse en la graduación.
Evidentemente, el castaño no sabía acerca de su primer amor, no obstante, le generaba el dato un sentimiento incómodo, ya que encontró raro cambiar la imagen que tenía de Rai, a una enamorada. Y eso que apenas se conocían.
Al final, Ritsuko le contestó cada pregunta, incluso la más mínima y tonta para que quedara sin dudas. Fue hasta la última de ellas, quizá la más importante de toda la conversación, que pensó en lo que le tenía en ese estado apagado.
—No quiere amor. Dice que le estorbará en sus metas, aun así, existen posibilidades de que ella vuelva a enamorarse de alguien que no sea un peso muerto... y aquí es donde entra usted, señor.
—Creo que comienzo a entenderlo.
—Ustedes tuvieron una conexión inmediata en la pastelería, creo en ello ciegamente. ¿No le parece esto el destino?...
Su pregunta le había dejado en vela toda la noche, debido a que entendía las palabras de la muchacha.
Dazai Osamu era el hombre independiente que Fujiwara Rai había estado esperando sin saber, y viceversa. Era ella la mujer libre de prejuicios y con apoyo inestimable que él estaba esperando sin... ¿esperarlo?
<<Aún si lo he visto con mis propios ojos e Ishinomori-san lo confirmó, ¿qué tan seguro es que Rai soporte la carga de intentar iniciar una relación con alguien como yo? Soy un hombre divorciado y con una hija, además Hatsuyo nunca fue feliz a mi lado... >>, se pensaba pesimista de la situación.
Debía también pensar en el hecho de que Rai le atraía como mujer, sin embargo, de eso a que le gustara, existían demasiados peldaños que recorrer paso a paso, y muy en el fondo, aunque eso sucediera, Shūji tenía miedo de volver a enamorarse y por ende paranoia de que las cosas no fueran por buen camino como la última vez. Terminaría nuevamente herido y dañaría a su compañera por segunda ocasión.
De esta manera, de pensamiento en pensamiento, llegó a una conclusión.
—Debo dejar que Rai se aleje como quiere y no volver a molestarla.
Era hora de volver al trabajo.
Por la tarde, Rai y Satoko se encontraban en la plaza más cercana al departamento, ya que al ser el último día completo de la pequeña en Yokohama, no quería irse sin obtener un recuerdo para su madre.
—Esta es la última tienda —habló la mayor cuando se detuvieron frente al lugar que vendía ropa y accesorios para damas.
—Debe haber algo aquí —aseguró la niña. Todavía no perdía la esperanza de encontrar algo que pudiese agradarle a su progenitora.
Habían recorrido de pie a cabeza el centro comercial, también aprovecharon para comer y comprar un helado a pesar de la estación. Eran ya las cinco y pasadas, antes bien, lo importante era que se habían divertido en su tarde para chicas.
—¿Qué te parece esto? —inquirió Satoko señalando un par de aretes detrás de una vidriera ya dentro del lugar.
—Podrían gustarle —simple contestó la otra.
Para Rai era difícil ayudar con la búsqueda, puesto que no sabía el gusto de la mujer de las joyas, aunque no estaba tan alejada de la realidad al decir que le gustaban los detalles extravagantes, aun así, aconsejar a la nena parecía una desición suicida, ¿qué sucedía si le decía que comprara algo que a Hatsuyo no le agradara? Eso decepcionaría a Satoko.
Mientras seguían buscando, el móvil de la mesera comenzó a vibrar en su bolsa cruzada.
—Es tu papá, voy a contestar, así que no te vayas muy lejos, ¿bien? —avisó viendo la pantalla y por ende la hora. Si le llamaba, era porque ya había terminado su horario laboral.
—Entendido, estaré por allá —señaló la estantería al decir y fue sin más a seguir buscando.
—¿Sí? —Rai terminó por contestar el teléfono observando a la pequeña.
—¿Siguen en el centro comercial? —preguntó incómodo de hablarle el hombre.
Por supuesto que tenían permiso para salir. Ella era muy responsable, así que le avisó antes de que abandonaran el departamento y él aceptó con confianza, porque sabía que a ella le importaba mucho su hija y no cometía errores cuando de cuidarla se trataba.
—Sí —simple respondió. También estaba incomoda al hablarle, después de su rabieta el día anterior, no sabía ni como verlo a la cara.
—Voy saliendo del trabajo, iré para allá, así que esperen un poco, podemos hacer algo más para Satoko antes de que se vaya —dijo, esperanzado de poder pasar el tiempo con su hija aunque fuera una tarde más.
—Lo esperaremos entonces en la puerta principal. Nos vemos —colgó solo dijo y guardó el celular enseguida.
No quería ser grosera, pero los nervios le ganaban todas las tiradas. Osamu no merecía su indiferencia, por lo que estaba pensando en disculparse una vez se despidieran para siempre, es decir, esa tarde cuando su compromiso de niñera diera por terminado.
—Tu padre viene en camino, dijo que harían algo más esta tarde —hizo saber a la nena cuando se acercó.
—Ah, ya se que quiero hacer. —Inmediatamente sonrió.
Al final, esa tienda resultó ser lo mismo que las otras. No encontraron nada que pudiera gustarle a Hatsuyo, pero Satoko se compró un lindo vestido de muñeca, asi que no fue en vano la visita al lugar.
Una vez el padre llegó al lugar, envío un mensaje de texto a la muchacha y pronto se dirigieron a la entrada principal donde este mismo les esperaba, como siempre, en traje.
—¡Papá! —Satoko corrió apenas lo vio, y cuando se encontraron, el mayor le levantó en brazos con una alegría que no podía ocultar.
Rai tuvo que voltear la mirada al sentirse incómoda, pues encontró el gesto muy tierno y sonrió sin darse cuenta de ello.
—Un vestido, que lindo, aúnque tú eres más linda, cariño —halagó cuando la menor le mostró la prenda emocionada.
—Estuve buscando un recuerdo para mamá todo este tiempo, pero no encontré nada adecuado —se quejó cuando pudo.
La muchacha vio el momento exacto cuando Dazai neutralizó el rostro al escuchar indirectamente el nombre de su ex-esposa, antes bien, trató de esconderlo. Funcionó para Satoko, pero no para Rai.
—Bueno, lo que importa es la intención. —No supo que más decirle, solo sonrió—. Además, el día todavía no termina, ¿te gustaría hacer algo especial?
—¡Quiero ir al zoológico! ¡Sí, sí! —hizo saber enseguida.
<<Uh, al zoológico... >>. Cualquiera que le hubiera visto, habría notado como Rai comenzó a temblar cuando la niña mencionó el nombre de aquel lugar, debido a que le aterraban los animales no-domesticos. Le gustaban, por supuesto, pero su miedo a ellos solo toleraba verlos por medio de fotografías. Todo comenzó cuando con siete años en la zona de llamas, una de ellas le escupió directo a la cara.
Afortunadamente, su teléfono comenzó a sonar por tercera vez en el día. Así que se disculpó, caminó algunos pasos y contestó al ver el nombre de Ritsuko en la pantalla.
—¿Para que soy buena? —contestó un poco alegre. Después de la noche de graduación, Rai estaba muy feliz con su amiga, y no porque le compró un lindo vestido, sino debido a que compartieron un momento muy especial esa noche.
—Tienes que venir al local ahora —pero la mesera en turno, al contestar no parecía muy contenta—. Hay un nuevo gerente y quiere verte. Akutagawa-senpai le dijo que estabas incapacitada por accidente de trabajo, pero dice que tiene algo importante de que hablar contigo y que no le gusta perder el tiempo.
Tanto como a los meseros en turno como a Rai, no les agradó el último mensaje.
—Esta bien, iré para allá justo ahora —prometió, se despidieron y colgó para volver con los Tsushima esperando.
—¡Rai, vámonos, iremos al zoológico! —avisó la nena, pero ella negó disimulada.
—Está vez no puedo, Satoko-chan. Me necesitan en el trabajo de urgencia —contó enseguida—. Al parecer el gerente necesita hablar conmigo.
—¿El... gerente? Se supone que... —Dazai habló, se veía confundido, pero luego le restó importancia al tema—. Te llevaré al Yellow Cake's entonces...
—Oh, no se preocupe, ustedes vayan al zoológico antes de que sea más tarde, yo puedo tomar un taxi —se negó a sus palabras.
—Pero, Rai, yo quería que fueras con nosotros al zoológico —renegó decepcionada y en voz bajita la pequeña.
—Lo siento mucho. Es importante, recuerda que yo no tengo familia en Yokohama y mi trabajo es lo único estable que tengo —justificó.
Tenía razón, si ignoraba el llamado, quien sabe cuántas consecuencias traería. Si la despedían del restaurante-repostería antes de encontrar un buen trabajo con sus estudios, definitivamente comenzarían los problemas económicos.
—Esta bien, pero a cambio vendrás mañana a despedirme a la estación —condicionó Satoko antes de que se fuera.
—Está bien, iré —aceptó sin mucho problema, todo con que le dejara marcharse por ese día.
—Iremos por ti a las dos de la tarde, ¿bien? Será rápido, luego te llevaré de nuevo a casa. —El mayor no preguntó, solo dijo lo que harían, pues también entendía que debía irse rápido.
—Bien, los esperaré.
La campanilla de la puerta sonó en el Yellow Cake's, avisando así a Ryūnosuke que un cliente más había arribado, solo que al ver directo hacia allá, encontró a Rai acercándose a paso rápido hasta la barra donde se encontraba. Atsushi y Kyouka también le vieron, pero no pudieron acercarse porque estaban ocupados.
—Hola, Akutagawa-senpai —saludó primero—. ¿Dónde está el gerente nuevo? —cuestionó después nerviosa.
—Hola, él está esperando en la oficina junto a los vestidores. —Él muchacho no se veía contento.
—Gracias —diciendo aquello, avanzó.
Cuando estuvo a punto de abrir la puerta de personal, Ritsuko la abrió primero y se encontraron de frente.
—Esta loco —fue lo primero que dijo la mayor—. Sea lo que sea que quiera decirte, no aceptes nada que vaya en contra de las normas —advirtió molesta.
—¿Por qué? —pidió una respuesta preocupada.
—Te lo diré más tarde, ahora ve o se molestará más —terminó, y sin que la menor pudiera decirle otra palabra, fue a seguir trabajando.
Si ya estaba nerviosa, eso lo empeoró, sobre todo porque era rara la ocasión en que Ritsuko parecía molesta, y en ese momento lo estaba.
—Buenas tardes —llamó antes de tocar la puerta y entró cuando escuchó que le daban el pase.
En la oficina, un hombre de traje gris le esperaba. Parecía muy mayor, pues tenía arrugas y canas en aquel peinado relamido con gel. No se veía amable tampoco, de hecho era todo lo contrario al anterior gerente.
—Ya era hora, señorita, ¿cuánto más iba a hacerme esperar? —inquirió molesto desde su lugar, que Rai mejor se quedó en silencio y de pie en su mismo lugar, hasta que le señaló la silla frente al escritorio y tomó asiento—. Bien, no tengo más tiempo para perder en nimiedades. Le he llamado porque este lugar ya no requiere sus servicios, así que sea rápida y firme el documento de renuncia cuanto antes —mientras hablaba, arrastró una hoja hasta ella junto con una pluma.
—Pero, señor gerente... —Iba a pedirle una explicación, sin embargo, el otro la interrumpió.
—¿Es tonta acaso? Firme y váyase de este lugar —insultó desmedido.
Rai estaba tan asustada, que tomó la pluma entre sus manos. Entendía que nada podía hacer si le estaban despidiendo, no obstante, al leer el documento de renuncia, las líneas en el motivo no eran la verdad.
—Yo no tengo tres meses incapacitada y tampoco es una mentira el accidente de trabajo. Me está corriendo injustificadamente y lo está haciendo pasar por una renuncia. No voy a firmar esto, hasta que lo redacten de la manera correcta y me den la compensación que merece un despido por recorte de personal —se enfrentó a él valiente y amenazó.
—Es usted muy inteligente, Fujiwara-san —halagó sonriendo con maldad y luego se inclinó en el escritorio—. Pero aquí se hace lo que yo digo...
Rai entonces comprendió por qué Ritsuko estaba molesta. No tardó en levantarse para irse del lugar, ya luego hablaría con un abogado o algo por el estilo.
—Ah, ya se va. Escuche bien antes... —También se levantó—. Es una pena que alguien tan joven pierda un buen trabajo, así que le tengo una propuesta. Veámonos en el hotel cerca de aquí esta tarde, y consideraré su situación...
—¿Me está... condicionando? —La mesera no podía creer lo que le decía. Su sangre hirvió de solo pensar a lo que se estaba refiriendo—. Váyase a la mierda usted junto con su trabajo.
Así pues, abandonó la oficina y el lugar por medio de la puerta trasera para no ser cuestionada por sus compañeros. Le daba rabia tener que decirles acerca de la clase de hombre que ahora estaba a cargo del lugar.
Están saliendo los capítulos más largos y más aburridos, así que lo siento mucho. También me disculpo por no haber actualizado ayer. Esta es mi disculpa jsjsj:
¡gracias por leer!
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