Extra
Globos de diferentes colores como ramos de diferentes flores, adornaron e impregnaron de agradable fragancia el interior de esa bulliciosa habitación de hospital.
Hoy era día más feliz para cada una de esas personas, familia y amistades de los Quinn y Alaya. El hijo de la pareja casada había nacido no hace mucho, al cual llamaron; Misae Quinn. Que significa: El Dios sol blanco y ardiente ya que nació cuando el sol estaba en el punto más alto.
Todos ellos no podían dejar de ver esa pequeñita cosita en los brazos de un agotado Mael. Fue un parto muy agotador para el omega que sigue con su mirada fija en Misae. Tiene muchos pensamientos sobre lo que se siente sostener a su hijo. Eran sentimientos que se desbordan por sus puros sin poder evitarlo, demasiado feliz.
-En tus brazos se ve muy pequeño, hermano mayor.-Quiero sostenerlo, pero tengo miedo de dejarlo caer por lo frágil que se ve.
-Sí.-Acaricia esos cabellos azabaches.-Se ve tan pequeño, pero dolió mucho.
¿Esta hermosa cosita salió de mí? Es tan pequeño que da miedo romperlo o lastimarlo por un mal movimiento. Mi corazón se encuentra burbujeante, ese sentimiento de alegría penetra una y otra vez mi alma, deslumbrado mi alrededor con radiantes colores.
Pese a eso, hay una cosa que me tiene un poco entristecido y eso es su muy evidente parecido con mi esposo, eso es inaudito.
Mael cerraba y abría sus ojos repetidamente, no podía creerlo, mejor dicho se negaba aceptar que ese pequeño en sus brazos no se pareciera a él.
Lo único común entre Misae y Mael; Son sus grandes y deslumbrantes ojos lila, esa mirada hipnótica es lo único en lo que se parecen al omega. De ahí, es la viva imagen de Karl, estaban por criar a un guapo mini-Karl.
Casi siete horas en labor de parto ansiando el nacimiento de su tan esperado bollo, todo para llevarse la sorpresa que es idéntico al padre. Mael amaba demasiado a su alfa, sin embargo seguía pensando que es injusto.
El omega esperaba que el nene tuviera un poco de ambos desde belleza hasta la personalidad, pero no. El pequeño bollo es idéntico al padre.
Y no es como que quedará ganoso en querer tener otro más adelante, y por querer que se parezca a él termine pareciéndose nuevame a su esposo.
-Esposa-Karl trata de calmar las aguas.
El alfa subió a la camilla, abrazado por la espalda a su amado Mael. Mirando con ternura a su hijo, Misae. Ese pequeñín lo veía devuelta con una muy pequeña sonrisa.
-Está recién nacido, todo rojito, arrugadito.-Expresó-Por lo tanto no podemos decir a quien se parece aún. ¿Verdad?-Ve a los demás.
Se qué solo está fingiendo estar indignado, ya que puedo ver esa pequeña sonrisa es sus labios. Todavía recuerdo su mirada brillante y su voz dulce gritando, "se parece a ti, esposo. Es muy injusto pero estoy tan feliz" o, ¿tal vez solo lo dijo por la emoción del momento que por fin salió y dejó de tener esas infernales contradicciones.
Me fue muy doloroso verlo así, tan demacrado con su hermoso rostro sudoroso y sus ojos enrojecidos por ese infernal dolor tanto en su columna como en otros lugares. En ese instante deseé poder cambiar de lugar y ser yo quién sufriera esas penurias.
Mi alfa estuvo a segundos de tomar el control y convertir en un desastre esa sala de parto, todo para proteger a mi esposa quien en ese momento solo pensaba que le estaban haciendo daño. Sin embargo, mi abuelo me golpeó más de cuatro veces con su bastón para poder tranquilizarme.
Si no hubiera entrado en razon en ese momento creo que mi abuelo hubiera seguido golpeando mi cabeza, de igual manera terminé con este vendaje en mi cabeza.
-Si, así es-Respondieron al unísono.-Karl tiene razón.
-Esperemos unos meses más y entonces podremos saber a quien se parece.-Sugirió Alin.-De lo qué no me cabe duda es que tendrá tu persona, Mael.
Mi querido niño, su rostro puede verse fruncido, sin embargo esa mirada lila demuestra cuán feliz se encuentra por el nacimiento de mi nieto. Feliz de que todo haya salido bien, feliz de poder por fin sostenerlo en sus brazos. Feliz porqué se parece a su único amor de toda la vida.
Recordando el pasado cuando Mael era tan solo era un bebé, me causa nostalgia por todo el paso del tiempo y de como ese niño sonriente se volvió maduro a una corta edad para poder ayudarme. De como paso de un chico adicto al trabajo a un joven que solo irradia felicidad.
Agradezco a Dios, al destino, a quien sea. Gracias por permitir que mi amado hijo mayor, sea tan feliz y que siga sido feliz para siempre. También gracias por permitir que Claudio y yo también seamos parte de sus alegrías.
Somos afortunados de compartir todos juntos estos gratos momentos, afortunado de estar vivo y poder seguir viviendo a mis hijos, yenor, amigos, cubiertos de pura felicidad.
-No necesito tanto tiempo.-Mira a su esposo y luego a Misae-Es idéntico a ti, de eso no hay duda.-Hades, tu también piensas igual que yo, ¿verdad?
El gatito solo maullo al mismo tiempo que frota su rotro peludo en los pies de Mael. Karl le dio una mirada de; "no podías callarte" Hades solo le mostró sus garras y dientes.
-Veamos...-Mael lleva su mirada en dirección a Donovan y Camilo. Ambos le dirán lo que quiere saberlo, esos dos no sabían mentir por más que lo quisieran.
Cuando ambos sintieron la mirada penetrante de color lila caer sobre ellos, empezaron a sudar por el nerviosismo de que les pregunté.
-¿Verdad que estoy en lo correcto, Don, Camilo?-Sonrió ampliamente.
Los primos se tensaron e intentaron evadir esa mirada de Mael, no obstante no lo lograron y terminaron dándole la razón al omega.
-Si-Responde.-Es idéntico a Karl.-Dándole toda la razón al omega.
Y no era mentira, el pequeño bollo hasta tenía la expresión de Karl, de cuando se conocieron por primera vez con Mael. Ese hermoso rostro todo frío que solo se derrite cuando ve a Mael o a Karl.
-No podías cerrar la boca.-Susurró Claudio y Alden dándoles miradas llenas de reproche.
Negada con su cabeza lo decepcionado que estaban de su boca floja, ni siquiera hicieron el intentó de decir algo diferente o de señalar el poco parecido de Misae con con Mael.
-¿Por qué no cubristes mi boca con tus labios?-Preguntó entre susurros un Donovan pícaro.-De esa manera no hubiera podido decir algo porqué estaría ocupado saboreando tus....-Dos grades manos fueron puestas en la boca de Donovan, para que de callara.
Eso es lo único que podía hacer Alden, ya que no pudo pronunciar una palabra. Ni siquiera tenía el coraje de mirar a los presentes por lo avergonzado que se encuentra con sus mejillas todas sonrojadas a causa de ese alfa ojos azules.
-¿Y tú por qué me mirás?-Claudio se alejó de Camilo.
Desde esa esa noche su relación se ha vuelto un poco tensa, mucho más cuando despertaron y notaron que sus labios estaban lo suficientemente cerca, con el mínimo movimiento hubiera tocado los labios del contrario.
Ambos se iba arriesgar a moverse y dejarse llevar por lo que sea que pasará en ese instante, no obstante en ese instante los padres de Camilo entraron bruscamente a la habitación, interrumpiendo lo que hubiera sido un tierno beso.
-¿Por qué no puedo verte?-Volvió acercarse disimuladamente.-¿Recuerdas que tenemos algo pendiente?-Preguntó bajito cerca del oído de Claudio.-Yo....
-Lo entiendo.-Posa su mano sobre la boca de Camilo.-Tampoco lo he olvidado.-Sus miradas se entrelazan.-Hablemos de ello luego....
Las puntas de esas bonitas orejas de Claudio, se tiñeron de rojo escarlata al ver las miradas de todos los presentes sobre ellos dos.
-Ves lo que causas...comportarte.
-¡Agh!-Sostiene su adolorido estómago, su mejor amigo le dejo ir un puñetazo.-Claudio, espérame.-Hizo una reverencia antes de salir de la habitación.
-Hablemos de eso después.-Iker cambió de tema, no quería que los demás indague sobre lo que esos dos se traía entre mano. No por el momento.
Ya que es un secreto entre él y Claudio. Al ser el más anciano de la familia, el adolescente alfa creyó que Iker era la persona adecuada con la cual hablar, por sus años de experiencia en la vida.
Recibir sus sabias palabras eran muy importantes para Claudio, el adolescente ya veía y consideraba como su abuelo al señor Iker Quinn.
-¿Puedo sostener a mi bisnieto?-Preguntó con entusiasmo.-O, ¿lo sostendras tú primero, Alin?
-Lo haré después de ti.-Sonríe.-Adelante, puede sostenerlo.
A niguno de los dos les importa ceder su turno primero, lo único que les interesaba y querían era poder disfrutar de la alegría al momento de tenerlos en sus brazos, justo como se sintieron los padres primerizos al sostener por primera vez a Misae.
-Gracias.
Karl acomodo a su hijo en los brazos de su abuelo, comentando todo tipo de cosas relacionadas con la seguridad y la comodidad de su pequeño Misae.
-Cómo si no supiera sostener a un bebé.-Bufo.-Se te olvida que te conté que fui yo, quien más cuidó de tu difunto padre cuando solo era un bebé.
Él era tan pequeño que podía cargarlo en una sola mano, desde el primer momento en que vi sus inocentes ojitos dorados, lo supe. Supe que seria mi corazón al igual cuando sostuve a Karl.
Son recuerdos que siempre están y estarán en mi corazón, justo como este. Es una lastima que no podré jugar con mi adorable bisnieto, pero me conformo con haber estar presente en su nacimiento y poder verlo aunque sea por un corto tiempo. No puedo pedir más.
Lo siento por Karl y por todas las personas que me aprecian mucha, sin embargo llegara el momento de decirles adiós. Ese adiós se encuentra a la vuelta de la esquina quizás.
Mis huesos están cansados, ya no tengo la fuerza para seguir luchando con está incurable enfermedad. Solo quiero descansar y poder encontrarme con mi esposa e hijo. Ellos también me han estado esperando por muchos años y es momento de reunirnos una vez más.
-¡Abuelo!-Karl, Donovan y Mael se exaltaron al ver sus ojos cubiertos de lágrimas.
No eran lágrimas de tristeza u arrepentimiento, eran lágrimas de una sofocante felicidad recorriendo sus viejas venas y huesos. Nunca pensó que llegaría a presenciar el nacimiento de su bisnieto, pero como siempre lo había pensado, se conformaba con ver feliz a Karl.
Ese niño que en su momento era un témpano de hielo y solía levantar grandes murallas para no dejar entrar a nadie a su vida. Sin embargo esas murallas fueron rompidas por ese omega sangre pura de hermosos ojos lilas.
-No se alarme.-Sonríe.-Solo estoy demasiado feliz.-Y no era mentira.-Soy eternamente feliz de haber podido presenciar la boda de Karl, el nacimiento de mi bisnieto, y el amor que se tienen Donovan y Alden.
Feliz de poder darle consejos a Claudio, aliviar sus inquietudes y algunos miedos, como por ejemplo; el arruinar su amistad con Camilo si llegase aceptar sus sentimientos que han ido creciendo sin darse cuenta.
-Son lágrimas de felicidad eso es todo. No entre en pánico por estas gotas de agua-Vuelve a sonreír una vez más.-Mi bisnieto es tan lindo.
Iker quería seguir sosteniéndolo, sin embargo era turno de Alin. No podía aprovecharse más tiempo, todavía faltaba Donovan y Alden en poder sentir la calidez que emana Mesae.
Karl y Mael solo sonreía mientras se abrazan, mirando los rostros radiantes de sus familiares y amigos. Poco de pues, Claudio y Camilo volvieron entrar a la habitación. Rodeando a, Alin.
En cuestiones de segundos se había formado una rueda y el centro se encuentra Alin, hablándole tiernamente a ese lindo bebé.
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