extra 1 [Claudio y Camilo]
El sol yacía escabullidendose por las ventanas francesas abiertas deslumbrado el rostro del adolescente, él todavía quería seguír durmiendo lastimosamente eso ya no puede ser posible. Esa las causó cierta incomodidad, sin quedarle de otra que abrir lentamente sus somnolientos ojos.
Con su mano cubrió la luz excesiva, la cual no le permitía enfocar su mirada en un solo punto y mucho menos abrí los ojos como quería.
Todo somnoliento giro su cuerpo poniéndose de lado llevándose cierta sorpresa. Despertado por completo al momento de encontrarse con ese radiante rostro muy cerca del suyo. Nunca se había sentido tan despierto como lo está en estos momentos.
Eso provocó un pequeño estremecimiento en Claudio, sobre todo al instante en que su mirada se fue directamente a ese par de labios semi-abiertos. Se veía sensuales al momento en que Camilo, los lamía tratado de apagar su sed.
Los vellos de su cuello se erizaron al momento en que, esa cálida respiración de Camilo terminó por estrellarse contra la piel de Claudio.
El adolescente alfa quería mirar a otro lado que no fuera el rostro de Camilo, sin embargo eso le fue imposible porque no se podía darse la vuelta nuevamente. Tembló al darse cuenta que su cuerpo era preso del contrario.
‹¿Cómo puede dormir tan cómodamente? No parece que fuera él quién está o estaba enfermo. Me siento como una sardina siendo aplastada por su pesó. ¿En qué momento su mano y pierna termino encima de mi cuerpo? Por poco me deja sin aire.› Cuestiona, Claudio.
Sin dejar de mirar ese rostro durmiente, suavemente con su mano derecha levantó hacía arriba los cabellos de contrario, que caía por su frente. Quería comprar si la fiebre de la noche anterior había bajado por completo.
Claudio suspiró aliviado al comprar que su mejor amigo se encuentra libre de esa infernal fibre, sorprendiéndose por la repentina sonrisa adornado sus labios, alegré, y eso se debía a la mejora de Camilo. Ya no lo vería temblar de frío y mucho menos quejarse que era demasiado incómodo el sudar tanto.
‹Este tonto me hace preocuparme por nada.› Su dedo índice suavemente se desliza por el puente de la nariz de Camilo. ‹Sin embargo, en el momento en que escuché su frágil voz mi pecho siento una sofocante punzada.› Ese dedo índice bajo lentamente desde la nariz hasta los labios de Camilo.
El adolescente alfa sintió un escalofrío. Escalofrío que terminó por convertirse en una pequeña corriente eléctrica, electrizando no solo su piel.
Claudio escondió su mano al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Esa mano bajo la sábana se encuentra roja principalmente su dedo índice.
"Es como estar viendo a la luna conviviendo junto al sol, sin que su luz sea opocada, cegando nuestros ojos con su radiante brillo. ¿Verdad?" Expresó el alfa interior de Claudio.
"Es agradable verlo dormir relajado mientras su cabeza es apoyada en nuestro brazo." ‹Deja de decir idioteces, mi brazo está completamente dormido por su culpa. Teniendo tantas almohadas terminó por tomar mi brazo como una.› Bufo.
Claudio en está ocasión no quería estar de acuerdo con su alfa interior, no quería darle la razón una vez como lo ha estado haciendo estos últimos meses atrás.
"Ajá, ¿por qué no lo empujas?" ‹¡Se te olvida que estuvo enfermo! Mejor cállate› Su alfa interior quería seguír, pero al final desistió.
—Claudio...
Ambos se estremecierón al momento en que sus miradas terminaron haciendo contacto visual, sus rostros se encuentra tan cerca que sus frentes se rozan con gentileza.
Sus frente no eran los único rozandose, su pecho también lo estaba tanto que ambos podían sentir el acelerado palpitar de sus corazones. Parecían dos tambores golpeadose entre sí, creado un inmenso estruendo que atravesó sus oídos.
‹Para corazón, no sigas latiendo de esa manera tan extraña.› Camilo se encuentra tratando de tranquilizar a su enloquecido corazón.
En nigún momento se espero despertar y lo primero que vería sus ojos sería el rostro de Claudio, con esa brillante aura a su alrededor provocado por el sol tras su espalda.
‹En su momento pensé que Claudio terminaría durmiendo en otro lugar luego de que me quedara dormido. Por eso al abrir mis ojos y ver su rostro tan cerca del mío, causó cierto hormigueo en mi estómago, como mariposas revoloteando, no solo eso. Mi pierna se encuentra sobre su cuerpo y mi cabeza apoyada en su brazo.›
El adolescente al percatarse de eso su rostro se volvió sutilmente sonrojado, quería retirar su pierna pero temía que en el proceso la atmósfera se vuelva incómoda.
—Camilo.
—¿Sí?—Estuvo a segundos de tragar inconcientemente y muy fuertemente su propia saliva.
La tensión se sentía en el aire, sus miradas fijas queriendo decir unas cuantas cosas, pero no encontraba las palabras correctas para decirlas. Prefiriendo callar y dejar que su tacto trasmitirá lo que en realidad quería decirse uno al otro.
Ambos fueron acortando la distancia entre sus labios, lo hicieron tímidamente con sus mejillas un tanto enrojecidas. Estaban a un segundo de rozar sus labios cuando...
—¡Camilo, cielo!—Entro sin tocar.—¿Cómo sigues? ¡Tenemos que llevarte al hospital?
La elegante mujer de cabellera rizada rubia, cuerpo esbelto hermosamente curvilíneo tenía una expresión desesperada. Regreso tan rápido como se enteró del estado de su único hijo.
Ella y su esposo sintieron que su alma dejaban sus cuerpos al escuchar al mayordomo, informarles sobre la condición de salud de su hijo.
—¡Mamá!—Por alguna razón se sentía molesto en vez de feliz al ver a su madre.—¿Por qué no tocas antes de entrar?
Ella se preocupó al ver el muy evidente sonrojo en las mejillas de Camilo, la manera en la que su rostro humeaba. Ella creía que la fiebre había empeorando. Sin embargo, eso no se debía a ninguna fiebre.
—Estaba preocupada, tocar es lo de menos cuando estás enfermo, cielo.—Su mirada terminó en el rostro del adolescente alfa.—¡¿Claudio?!—Se sorprendió al verlo.
Los dos adolescentes se había alejado lo suficiente para no rozarse con las extremidades del otro, todo eso sucedió por el susto de escuchar la voz de la mamá de Camilo. La señora Cass. Ella es la tía de Donovan.
—Hola, tía.—¿Qué demonios estaba apunto de hacer antes de que ella entrará? Me volví loco, solo tenemos 15 años. No puedo solo robarle el primer beso a alguien por impulso.—El ya se encuentra mejor, su fiebre ya bajo.—Informó.
—¿Es así?—¿Por qué él también tiene la cara roja? ¿También se enfermo?—Gracias por cuidar de él.—Sostiene la mano de Claudio.—Eres la única persona en la que confía.—Sonríe.—Al único que le presentó a su familia y deja entrar a la casa como si fueras parte de la familia.
Claudio sin darse llevó su mirada en dirección a Camilo, el nombrado no se atrevió a mirarlo por alguna razón se sentía más tímido de lo normal.
—Espero su amistad siga siendo así de buena siempre.
—Es un tonto a veces, pero también confío en él.—Comentó.—Seguiremos estado juntos.—Pone su mano en el hombro de Camilo.—Tenemos planeado ir a la misma universidad.
—Sí, en eso tienes razón.—Concuerda.—Camilo, aveces es un tonto. Sin embargo, eso lo vuelve adorable.—El alfa adolescente asintió. Dándole la razón a la señora Cass.
—Estoy aquí.—Hablo sin ánimos de discutir.—Mamá, ¿dónde está papá?
—Hablado con el médico con respecto a tu estado de salud.—Acaricia el cabello de su hijo.—¿Seguro que estás bien?—Su mirada muy amorosa.
—Muy seguro.
Volteo a ver a Claudio sin esperarse que este estuvo esperando este momento, sus miradas terminaron conectadas recordado lo que estuvieron a punto de hacer antes de que llegará la señora Cass.
—Claudio me cuidó.—Ambos desviaron sus miradas a otra dirección, sin embargo ese sonrojo en sus cuellos no pasó desapercibido a los ojos de la señora Cass.
—Comprendo. Sin embargo, si te sientes mal no dudes en decirnos. Nos iremos directamente al hospital.—Deja de estar sentada en la cama.
—Así lo haré, mamá.
—Entonces, levantarte y ve a bañarte con agua tibia porque apestas.
Por reflejo o por otra cosa Camilo miro directamente a Claudio. Esperado la confirmación del nombrado, de esa forma poder morir de vergüenza.
—Es cierto, apestas.—Sonrió disimuladamente.—¿Que estás esperando para entrar a la ducha.
Son mentiras con respecto a tener un mal olor, es leve pero huele bien. Percibí ese casi inexistente aroma a rosas blancas.
—¿Tú también te darás un baño junto a Camilo?—Preguntó.—Son mejores amigos, se tienen confianza. Porque lo que no es raro que compartan la ducha.
Las orejas de Camilo se tiñeron de rojo carmesí, lo mismo sucedió con Claudio. Él no fue la excepción, su cuello es el que más enrojecido se encuentra.
—¡No traje ropa de repuesto conmigo!—Respondió rápidamente.
—Eso no importa, ¿en el clóset de camilo debe de haber alguna prenda que te quede?
—Me duchare solo.—Expresó Camilo, abriendo la puerta del baño.—Claudio puede hacerlo luego de que salga.—Cerro la puerta.
Ambos dejaron salir un leve suspiro de alivió, eso había estado demasiado cerca. Es cierto que se han bañado en varios ocasiones juntos en la regaderas del colegio después de un partido o clase de física. Sin embargo, ¿ahora son tímidos?
Ese pensar causaba confusion en los dos adolescentes, ¿del por qué ahora el bañarse juntos les vuelve tímidos tan de repente?
—Bien, como gusten.—Camina hacia la puerta.—Tomarse su tiempo, los estaremos esperando en el comedor.—Salio de la habitación.
—¿Por qué sonríes, cariño?—Preguntó un hombre fornido de 1.85 metros de altura, similar físicamente a Camilo. ¿El adolescente se convertirá así de elegante y atractivo más de lo que ya es cuando sea un adulto?
—Creo que descubrí algo impresionante.—Abraza a su esposo.—Claudio vino a cuidar a nuestro hijo.
—Es su mejor amigo, ¿qué tiene de raro? Se nota la confianza que se tienen mutuamente.—Expresó.—Aparte, ese niño es muy inteligente. ¿Sabías que sin la ayuda de nadie creó un juego que costará ciento de dólares?
Si ya logró eso con tan solo 15 años de edad, ¿que más podrá lograr con el pasar del tiempo? Él será un espléndido hombre de negocios. Mi hijo tampoco se queda atrás, él también es grandioso de eso no hay ni la más mínima duda.
—Sí, lo sabía. Camilo alardeo de eso por un buen rato.—Comentó, aún con una gran sonrisa en sus pícaros labios.—¿Qué te parece como futura pareja de nuestro pequeño hijo?
Presiento que el entrar a la habitación fuí inoportuna, terminé por interrumpir algo importante que estaban apunto de hacer ellos dos.
—Esposa.—Lleva esos cabellos rubios tras de la bonita oreja de ella.—No vamos a intervenir en las relaciones amorosas de nuestro hijo. Acordamos que sería él quién decida a quién darle su corazón.
—Lo sé, pero siento que hay algo entre los dos. Si no hubiera entrado de la manera que lo hice, ellos estarían uniendo sus labios.—Sonríe como una fanática de la lectura romántica.—¡Si los vieras vistos todos sonrojados! Se veían tan adorables que quería apretar sus mejillas.
—¡En serio!
—Sí, estoy muy segura de eso. Se notaba el nerviosismo en sus miradas.
—Sea lo que sea que esté pasando por sus cabezas.—Deja un casto beso en los labios de su amada.—Que sean solamente ellos quien lo resuelvan. ¿Sí?
—Bien.—Lo toma de la mano.—Vamos a decirle al chef que preparé algo nutritivo para nuestro hijo y algo delicioso para nuestro futuro yerno.
Los dos bajaron de las escaleras tomados de las manos, yendo directamente al comedor. Mirándose con amor cada vez que tenía la oportunidad.
—¿Yerno?—Se desconcierta.—¿No sería nuera?—Preguntó.
—Esposo—Besa la mejilla de él.—Nuestro hijo será la nuera de la familia Alaya.—Sonríe al mismo tiempo que niega con cabeza.
—¿Como estas segura que Camilo será la esposa?
—Intuición, esposo. Mi intuición nunca ha fallado y ni fallará.
Los dos adolescentes aun ni sabían sobre los sentimientos que albergan en sus corazones, y ya estaban prediciendo quién sería el esposo y quién la esposa.
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