capitulo 8

—Claudio—Lo llama un joven de unos 15 años, cabello corto plateado, ojos grises, esbelta figura.

—¿Si? Camilo—Aguardo sus cuadernos en la mochila, ya era hora de irse a casa.

—¿No irás al cibercafé?

—No, tengo que hacer algo importante—Se coloca la mochila en al espalda.

—Pero vamos a perder, ya sabes que los demás son un tanto lerdos.

—Sera otro día—Salio del aula.

—“¿Qué es eso tan importante que tienes que hacer?”

—Cenar con la familia de mi cuñado—Caminaron hacia el autobús, los padres prefiereren pagar, así no vienen ellos a recoger sus hijos. Más cuándo pasan ocupados en su trabajo.

Los estudiantes que tienen mucho dinero, a ellos si los recogen sus choferes con Mayordomo.

—¡¿Qué?! ¿Por qué no me habías contado?—Se quejó—¿Sigo siendo tu mejor amigo?

—Si, no te sientas triste. Nosotros tampoco sabíamos, Mael, tuvo el secreto muy bien guardado.

—Ahora entiendo todo, es por eso que su belleza se volvió más deslumbrante, si yo fuera beta. Me hubiera casado con él—Camilo creí que Mael, era beta.

Camilo es el segundo hijo de una familia adinerada, aunque es un niño rico. Cuando le lleve por primera vez a mi casa no reaccionó de una manera que diga está pocilga es tu casa. No, se porto como si fuera su casa, y al conocer a mi hermano se quedó idiotizado.

—Se te olvida que es mayor qué tú.

—Eso que importa, en la antigüedad se casaban a los catorce años o menos, y con viejos que les rebasaba en edad.

—Gracias a dios que no nací en esa época.

—Joven Alaya—Un anciano canoso llamó a Claudio antes de que subiera al autobús.

—¿Lo conoces?—Claudio, asintió—¡¿Cómo es que conoces al mayordomo de la familia....?!

—Callate—Le cubrió la boca—Llamaras la atención de los demás—Lo soltó.

—Señor Sebastián.—Frunce su entrecejo.

—¿Me conoce?—Se sorprendió.

—Si, mi hermano lo describió tal cual, anciano canoso. Ojos verdes, con una expresión amable y a la vez malvada—Susurró.

—¿Disculpe? No escuché el final.

—Amable—Sonrio—¿En qué lo puedo ayudar?

—Mi maestro me mandó a recogerlo—Abrio la puerta del auto.

—No debió molestarse—No quería subir—El autobús ya está por salir—Froto su nunca.

No quiero ser bombardeado con preguntas mañana, solo mis amigos cercanos conocen a mi hermano, así que aunque se case con Karl Quinn, nadie sabría que soy su cuñado. Y estaba bien con ello, no me gusta al ateccion.

—Llegaremos más rápido a su casa, de una sola vez nos iremos a la mansión...

__Si, si, ya entendí—Subi al auto, no quería que esas personas me siguieran viendo o que se enteren que sere cuñado de un gran pez gordo—Nos vemos mañana.

—Tambien puedes subir—Sugirio Sebastián a Camilo.

—No, estoy bien. mi auto acaba de llegar—Miro a Claudio, el podía notar lo incómodo que está su amigo—Deja de poner esa cara de como si estuvieras comido mierda, deberías de sentirte honrado.

—¡Ya cállate!

—Bueno, Adiós.

Le diré a mi hermano que le diga al cuñado que no vuelva hacer esto, a puesto que mañana las personas que me veían un poco feo por mi origen, se acercarán hablarme como los hipócrita que son. Igual que mi maldita familia, esas personas también quieren algo de nosotros tres.

El auto se puso en marcha, Marcello y Sebastián pueden sentir lo pesado que se siente el aire.

—¿Esta molesto por qué lo venimos a recoger?

—No, solo no soy de las personas que le gusta estar en el foco de ateccion—Mael es igual, solo que por nuestro bien está exponiendose al público.

Son tan diferentes en personalidad y apariencia, al parecer el joven mayor Alaya le explicó muy bien todo lo que tenía que saber. Tampoco tiene aires de grandeza por algo que no le pertenece, la verdad que mi maestro no me pidió que viniera, solo quería ponerlo aprueba.

—Entiendo.

—Entonces que no pase otra vez, no crea que no sé porque lo hizo—Sus ojos se volvieron de un color más oscuro, tiene la mirada de un tigre—Si por mi fuera no dejaría que mi hermano se casará como un ganado, pero lastimosamente nací 7 años tardé.

Admiró a mi hermano, es mi orgullo. Al igual quiero que esté orgulloso de mi, no recuerdo a mi padre. El murió cuándo solo tenía 4 años. Mael es lo que conozco como un buen hermano y padre a la vez. Se a sacrificado tanto por nuestros que es tan injusto que lo vuelva hacer.

Ya me faltaba poco para terminar de desarrollar el juego en el que he trabajado tres años, si alguna compañía de videojuegos les gustaba, lo vendería. Nuestra vida cambiaría, pero da la casualidad que me tomará un año para la finalización.

También tenía otro problema, no sé si a alguien le vaya interesar.

—No sé de lo que habla joven Alaya.

Este niño tampoco es fácil, la información no era errónea. Es muy inteligente y sabe leer a las personas. Por lo visto tampoco quiere que su hermano mayor se casa.

—Aja, si—Hablo sin interés de seguir la conversación.

—¿Quiere decir que su hermano es demasiado bueno para nuestro maestro?—Preguntó Marcello con irritación.

—Usted lo dijo, no yo—Sonrio de una manera que no sabrían como interpretar.

Mael tenía razón, este guardespaldas tampoco le agrada la idea de que su maestro se case de una manera como lo harán. Podía escuchar como Marcello rechina los dientes.

—Eso no importa, después de todo mi maestro ya tiene su luz de luna blanca—Alardeo.

—¡Macerllo!-—Sebastian le dio una mirada afilada—El no sabe de lo que habla—A mi maestro no le gusta que alguien hable de él joven maestro Cede. No hay nadie en la mansión que no lo sepa, está prohibido hablar de ello.

—¿Qué le causa gracia?—No me gusta esa sonrisa en los labios de ese niño.

El auto se estacionó, ya habían llegado a la casa de la familia Alaya, Claudio salió a la vez que cerró la puerta con fuerza. Se apoyo en la ventana del conductor.

—La pregunta correcta sería, ¿Que tan blanca es esa luz de luna en el interior?—Retoma su camino—Mael—Corrió abrazar a su hermano quien lo estaba viendo desde que él auto entro a la propiedad.

—¡¿Que demonios?! Ese niño me causó escalofríos, es idéntico a su hermano, ambos son tan..—No creí que su voz de alfa fueran tan explosiva, más a una edad temprana.

¿Que tan blanca es esa luz de luna en el interior? Ese niño dijo algo en lo que no me había puesto a pensar, el joven maestro Caden Jefferson, se fue sin decirle adiós a mi Maestro, pero desde que lo conozco es una persona demasiado pura para este mundo. Pero se fue justo cuando mi Maestro iba....

—¿Por qué fueron atraer a mi hermano?—Mael frunció el ceño.

Acaso no saben lo que pueden causar, las personas que creen que de verdad estoy enamorado de Karl y el de mi, verán a mi hermano como una posibilidad para llegar a Karl, y la otra es que desdé pequeño, Claudio odia estar en el centro de atención.

—¿Por qué está molesto?—Preguntó Marcello.

—Tu cerebro también está hecho de músculo, ¿Por qué siempre tengo que relacionarme con personas de celebradas. Y no crean que no escuché lo que venían hablado—levanto sus celular, aún estaba en un llamada con su hermano.

Marcello y Sebastián, voltearon a ver Claudio, el pequeño alfa tenía una sonrisa socarrona.

—Joven Alaya..

—Dejen sus disculpas inútiles, no me interesa nada de la vida personal de su Maestro—Chasquio su lengua—Solo dejen de probar a mi familia, ellos no tienen nada que ver con nuestra asociación con su maestro, ahora dentren a la casa o esperen aquí a fuera.

Mael, caminó agrandes sacadas hacia dentro de su casa, a ese par le tocó entrar también ya qué aún falta un hora para la cena en la mansión.

—Discupe por las molestias—Hablo Sebastián, a la vez que se quedó asombrado por la belleza de Alin, el ya lleva el traje gris de dos piezas que Mael, compro con su propio dinero, le quedó a la perfección.

—No pasa nada, pueden sentarse. Claudio servirles un vaso de refresco.

—Si—Cluadio fue a la cocina—Aqui están, que lo disfruten—Sonrio como un buen niño.

—Sube a vestirte.

Claudio asintió, subió a su habitación. Mael también estaba terminando de abrochar los botones de su camisa, su traje no llevá corbata.

Es tan agradable que no tenga corbata, asi no sentiré que me estoy a horcado. Las horas pasan tan rápido, al igual que va pasando tu vida. Siento que estoy en una historia cliché.

Mael termino de arreglar su camisa, se puso el abrigo. Salio de la habitación, en el pasillo se encontró con un elegante hermanito, Claudio lleva un traje negro de una pieza.

—¿Me veo bien? Podría morir por la sofocación—Se arregla su corbata.

—Te vez muy bien, pero la corbata está al revés—Mael, la termino de arreglar.

—Gracias.

Los dos bajaron a la sala, cuando Sebastián y Marcello, los vieron bajar. Se pusieron de pie.

—Nos vamos—Comenze a empujar la silla de ruedas, cuando tenga la primera parte del dinero, voy a llevar a mi madre al mejor hospital privado, para saber si aún se puede operar para que vuelva a caminar.

El dinero se me será entregado por partes para que el anciano no sospeche que estamos en un contrato.

Mael, le ayudó a Alin, ha subir al auto. Seguido Claudio, el fue aguarda la silla en el maletero.

Subi al auto, Marcello se puso en marcha, podíamos llegar en taxi, pero para aguardar apariencias, karl envió a su personal. Aunque primero fueron por mi hermano, algo que estoy seguro que no ordenó ese cubito de hielo de Karl.

Alin no podía calmar sus nervios, Mael y Claudio, pusieron su mano sobre la de el, para tranquilizarlo.

Mis niños son tan buenos, soy afortunado de ser su madre. Esposo, donde quiera que estés viéndonos, espero que me perdones por no ver protegido bien a nuestros hijos. Pero tú partida a un me sigue doliendo, te extraño tanto.

Mientras Alin está melancólico, el auto iba entrando a la mansión Quinn. Sebastián esperaba una reacción de asombro por parte de los dos que recién conocen el lugar, pero ningún hizo una expresión así.

Era como si todo el lugar no fuera de otro mundo, después de todo un día ellos también vivieron en comodidad. Todo cambió cuando su padre murió.

Volvieron a bajar, Mael volvió a empujar suavemente la silla de ruedas de Alin.

—Bienvenidos—El anciano los recibió con calidez—Iker Quinn, mucho gusto.

—Alin Alaya, el gusto es mío—Sonrio con nerviosismo, después de todo Iker es un anciano respetable.

—No este nervioso, actué como si fuera un anciano común y corriente.

—Lo intentare.

—¿Claudio?

—Si, mucho gusto señor Quinn—Hizo una reverencia.

—Que niño tan educado, sigamos hablando en la sala—Iker observo a Karl y Mael, ellos dos estaban mirándose con ternura.

El señor Quinn se ve más animado de lo normal, hasta su rostro esta más saludable y deslumbrante.

Al sentarse en la los sofas, ellos comenzaron a hablar de cosas tribales, Mael estaba deseado que llegara la hora de cenar, tanta charla solo le dio sed y hambre.

Todo está yendo bien, el anciano no sospecha nada, aunque a veces nos voltea ver a Karl y a mi, me toca ver cómo estúpido a este alfa junto a mi.

—Ire al baño—Me levanté, tanto sonreír me está empezando a dolor la cara.

—¿Te acompaño?

¡¿Qué? Estás lunático! Eso no lo aceptaré, también quiero mi espacio.

—No, se que me extrañaras—Sonrio—Pero vuelvo en seguida—Se retiró.

Suspirar, ese alfa está enfermó. Quiere que su abuelo sea feliz pero que tampoco exagere.

Mael caminó en círculos, se había perdido. La mansión era grande.

Por fin lo encuentro, tantas vueltas casi me hacen vomitar. Entré al baño, que reluciente. Puedo ver mi rostro en ese ladrillo blanco que esta pegado en la pared.

Mael, hizo sus necesidades, al terminar la voz sus manos. Las secó con la toalla. El Omega iba abrir la puerta pero de tuvo su movimiento al escuchar voces allá a fuera.

—Siento lástima por ese joven.

Voy a enterarme del chisme y yo sin pedirlo, pero ya qué no puedo salir hasta que se vayan, vamos a escuchar.

Mael se recostó en al pared, cruzó sus manos. Comenzó a prestar a tención ha todo lo que digan.

—¡verdad! el se ve tan enamorado de nuestro maestro, su mirada tiene corazones cuando lo mira, se escuchó tan romántico cuando le dijo que sus ojos son preciosos como dos bellos lingotes de oro—Suspiro.

¡Pero que mierda! ¡¿Encerio me veo así de ridículo!? Dijeron que me tienen lástima ¿Por qué?

—Si, lastima que nuestro maestro esta enamorado de ese joven maestro Caden Jefferson, el no se lo merece—Hablo con despreció.

—si, ese tipo se marchó sin decirle nada, justo cuando el iba a proponerle matrimonio, TKS, desde entonces me cayó mal—Bufo.

—Espero que nuestro maestro se de una oportunidad con el joven Mael Alaya, el es demasiado hermoso, vistes esos ojos. Son dos presiosos rubis color lila.

No gracias, no quiero nada romántico con su jefe, ni con nadie. Enamorarse es un gastó caro, se gasta tu tiempo, tus emociones, felicidad, corazón. No voy a invertir en algo que siempre se gana.

—Te entiendo, me sorprendió que fuera un Omega con ese cuerpo de dios griego, pero le queda muy bien. Pero tengo un mal presentimiento, Edith.

—¿Sobre qué? Marisol.

—Siento que ese Cade Jefferson, volverá aparecer justo cuando nuestro maestro comience su vida de casado—Marisol se escucha preocupada.

—¡Cállate, que ni dios quiera! Eso sería desastroso—En definitiva se querrá quedar en la mansión.

¿Cuando se marcharán? Me están comenzando a dolor mis pies de tanto estar en esta posición, escuché como caminaban en la dirección contraría, gracias a dios.

Mael salió rápidamente del baño, como si el que escucho toda esa conversación nunca fue él.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Este lugar es muy grande, me perdí—Sonrio con vergüenza.

—Por eso sugerí acompañarte, vamos al comedor. Todos los están esperando ahí.

Escuchar eso es gratificante, ya qué después de cenar. Nos iremos a casa, a dormir. Me encanta dormir, quizás anteriormente fui un panda o oso perezoso, y despues rencarne en un humano.

—Mael, sentarte aquí—Hablo el anciano.

—Gracias—"Sonrie, sonríe, ya casi nos vamos a casa" se decía a si mismo.

—Alin, me estuvo contacto sobre tu niñez.

—¿Alin?—¿Cuánto se acercaron tanto? ¿Este anciano es fanático de los Omegas o que? O solo somos demasiado adorables como para caerle mal a las personas—Mamá, no hables sobre esas cosas vergonzosas—Se puso rojo como un tomate.

—Le dije al señor Quinn que podía hablar informal, y no es vergonzoso, eras un niño muy inquieto de pequeño. Me sorprendió que ya de grande fueras calmado.

Le brillan los ojos cada vez que habla de sus hijos, para Alin son su mayor orgullo, tesoros.

—¿Tiene fotografías?

Todos voltearon a ver al dueño de esa voz fría, Karl había preguntado.

—Si, tengo dos álbum completo de solo Mael, y dos de mi pequeño Claudio.

—¿Puedo verlas?

—Empezamos a cenar, tengo hambre—No puedo dejar que vean esas fotos, ya qué al anterior Mael no le gustaría eso.

Este niño es tan tímido, puedo ver sus orejas rojas. Mi nieto en verdad se sacó la lotería, espero y duren para Siempre.

—Si, cenemos—El anciano le hizo una mueca a Sebastián, para que comenzará a serví la comida.

Las personas que trabajan en la mansión, se escabullen para observa a la familia Alaya, están sorprendidos por los genes.

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