capitulo 58
Bajo los pies de la persona que colgaba del techo, se encuentra un charco de sangre la igual que pequeñas gotas esparcidas por la pared de ese oscuro lugar.
Era muy evidente que esa persona a sufrido una buena tortura, con cero de compasión por sus gritos en ese instante. Fue masacrado sin una pizca de piedad por más de dos semanas.
Sin embargo, no le dolía los golpes o las heridas, le dolía y le enfureció que no fuera Mael, quien lo castigará. Estaba tan enfermo que amaría ver esa mirada lila mientras lo torturaba.
Como si Mael fuera consciente de su enfermedad, el omega le dio el mando completo a Karl, le pidió a su esposo encargarse de sufrir a ese loco desquiciado.
Y así fue, Karl de lo más feliz aceptó la petición de su esposa. Torturó...mejor dicho despedazado a Harut, sin permitir que muriera tan fácilmente. No podía descansar luego de hacer sufrir de esa forma a su amado Mael.
Harut tenía que seguir sufriendo por muchos años, compensar con sus gritos agonizantes todo el dolor que vivo Mael, por la loca obsesion de querer hacer amado sin importar nada y acuesta del sufrimiento de las demás personas.
Sus crímenes estaban más allá de lo imperdonable, Harut no merecía ni la más mínima compasión o simpatía tras destruir una y otra vez a Mael, en esas anteriores vidas.
La pareja por fin podía relajarse ya que Harut, está en sus manos y no podrá escaparse por más que lo intente y mucho menos vendrá a rescatarlo. Cuando su familia está en guerra territorial con la familia del esperpento abuelo de Mael. No solo eso, también están en una lucha con la policía.
Ninguno de ellos debió de meterse con ese par de esposos, juntos son malditamente despiadados. Que se lo pregunten a Cade, quién por su egoísmo y avaricia de querer algo que no le pertenecía termino en la quiebra.
Cade con sus acciones causó la quiebra de la familia Jefferson, ese fue su castigo. Sin embargo, si hubiera realizado algo más atroz como por ejemplo; llamar a Claudio. Entonces sí, la quiebra no seria su castigo. La muerte sí.
-¿Alguien viene?-Susurró, decir eso lo dejo sin aire.
Continuamente lo torturan, lo regresan de las puertas de la muerte y lo vuelven a torturar. En ningún momento durante estas dos semanas, le han permitido que diga algo.
A Karl no le interesa hablar y mucho menos escucharlo a menos que, grite desesperado por el dolor infundado en sus huesos. Por más que no lo quiera, a Harut le toca gritar mientras Karl lo ve sin expresión alguna.
Eso también molestaba a Harut, porqué sentía que esa tortura no significaba nada para esos ojos dorados que lo veían cual basura inservible, que no llega ni a reciclaje.
Durante esas dos semanas, Mael en ningún momento apareció. Pero, podía ver todo porqué una de esas paredes la que parecía un espejo, tras de eso había otra habitación. Es ahí donde Mael llegaba y veía todo como una película.
-¿No lo mataste?-Preguntó monótono.
Harut se tensó al escuchar la voz de Mael, pese a eso siguió fingiendo estar inconsciente. Quería seguir escuchando su conversación, no se iba a delatar por la emoción de escuchar a Mael.
Harut en verdad que está loco, no hay razonamiento en él cuando se trata del omega. Sus deseos más oscuros quedan al descubierto cuando se trata de Mael.
-No. Eso sería irresponsable de mi parte aunque ganas no me faltaron.-Sonrió fríamente.
Odió tener que ver a ese tipejo con la apariencia que una vez tuve. Al principio tuve un mal sabor de boca, pero eso se esfumó al aceptar que ese no soy yo.
-Su sangre apesta tanto como él.-Cubrió su boca y nariz con mascarilla.-¿Como puedes soportar este hedor cuando tienes esos malestares?-Frota el estomago de Karl.
Hace una semana que Karl, a estado sufriendo las nauseas de mi embarazo, es divertido y a la vez lamentable verlo disimular mientras corre al baño a vomitar. Aún no les decimos a nadie de la familia, que estoy esperando un bebé.
Mientras Donovan estuvo hospitalizado, aproveche para realizar algunos chequeos, saber como estaba mi condición y del bebé. Me dijeron que todo está yendo bien. Estaré cumpliendo un mes de embarazo el primero de enero del año nuevo, el cual está muy cerca.
-¿Crees que no se que estás fingiendo estar inconciente?-Preguntó Mael, mientras toma asiento muy lejos de Harut. No quería ser salpicado por la sangre de ese ser repugnante.
-¿Por qué tardaste tanto en venir?-Levanto su rostro ensangrentado.-¿Por qué dejas a cargo a ese maldito?-Frunce el ceño.-Esto no es su problema, tenemos que arreglar esto entre nosotros dos como los esposos que somos.
Mael ni siquiera reaccionó a sus intentos de molestarlo o enfurecerle. En esos ojos lilas solo podías apreciar tranquilidad, como si fuera un doctor en una intuición psiquiátrica, viendo ingresar uno de eso tantos locos.
-¿Terminaste?-Preguntó con aburrimiento.
Lo desprecio y lo odio con toda mi alma pero no le daré la alegría de verme enfurecido a causa de él, eso no o permitiré.
-¿Por qué Mael?-Baja su cabeza.-¿Dime por qué no te compadeces de mí?-Mordió su tembloroso labio.-¡¿Por qué?!-Vuelve a preguntar con enojó.
Esa mirada es tan fría que no quiero verla, ¿dónde está esa mirada que me daba cuando hablamos en el jardín del palacio? Esa sonrisa y mirada que solo eran mías mucho antes de que Karl, apareciera en nuestras vidas.
Me duele, duele que me siga viendo con ese desprecio. No tenía que ser así, si tan solo ese maldito bastador de Karl, no hubiera aparecido, seguiremos felices en el imperio. Viendo para siempre.
Sí, iba a darle la inmoralidad a Mael luego de darle como sacrificio a todas las personas de ese imperio a mi Dios. El mundo solo sería para nosotros dos. Era un sueño de muchos años que se fue a la basura en un instante.
-Te amo-Sigue mordió su labio para no llorar.-Te he amado desde hace mucho tiempo.-Levantó su rostro el cual se encuentra distorsionado.-¡Eras mi emperador y yo tu emperatriz!-Gritó furioso.
Karl se molestó al escuchar eso, por lo que golpeó una y otra vez a Harut. Hasta que le boto un par de dientes los cuáles cayeron al suelo.
-Me dijeron que mi destinó era morir a tu lado como tu única persona amada....¡¡aahg!!-Seguía sin callarse por lo que el alfa, seguía golpeadole.
-No me amas-Expresó con repudio.-Nunca me has amado y jamás podrás saber que significa; ese "te amo" eres demasiado egoísta y malvado como para tener esa ducha.
-¡No digas eso!-Se exaltó.-Te amo, todo lo que hice fue para poder estar juntos. ¿Acaso no lo entiendes? Somos iguales, fuimos rechazados por ese maldito Dios de ese imperio podrido.
Desde que tengo memoria e tenido cierto don o poder no sé cómo llamarle, que en su momento creí que era una desgracia. Por medio de ese poder logre evitar la muerte de mis seres queridos, o eso fue lo que creí.
Ya que evitar algo que estaba escrito fue un alto pecado para el Dios, que veneramos en el imperio de mi primera vida. Todo por romper el equilibrio del destino. Fui castigado, terminaron quitándome todo lo que quería inclusive hasta mi propia existencia.
Los clérigos y papa de esa maldita Santa Sede tuvieron una revelación de que alguien de cierto territorio, estaba utilizando poderes malditos a los que llamaban magia negra. Qué era necesario eliminar ese hereje sin importar qué, y así fue.
En un solo día y en cuestiones de segundos eliminaron un territorio con miles de personas inocentes. ¿Por qué matar a esas personas? ¿Por qué? Ellos no debían nada y yo tampoco, nunca hice algo para ser llamada bruja y ser aniquilada de esa manera.
Sin embargo, no morí ya que inconscientemente utilice mis poderes y deje una ilusión mía en ese lugar. Dándome así por muerta, pero hubiese querido morir ya que al despertar no había nadie junto a mí.
Fue agonizante vagar por tanto tiempo, solo din nadie a tu lado, queriendo morir y no poder hacerlo. Todo lo que tocaba se volvía nada, hasta que me harte de la autocompasión hacia a mi, y utilice dichos poderes para mi beneficio sin importar cuanto sufriera las demás personas.
Por primera vez decidí ponerme a mi en primer lugar, darme prioridad y fue así que después de muchos años. Le lavé el cerebro a un duque haciéndole creer que era su hija perdida, iba a vivir cómodamente en esa familia.
No obstante, conocí a Mael. Fue un su coronación como el nuevo emperador, tan joven y ya tenía esa imponencia, presencia. Pero, lo que llamó mi atención fueron sus ojos inexpresivos sin emociones por ser el monarca de un imperio.
El hedor a sangre impregnado en él por más que se bañara, me lo confirmó. Me confirmo que eramos iguales de lamentables, que teníamos que marcharnos las manos de sangre para poder sobrevivir en este injusto mundo.
Quería ser su compañera de vida, ayudarle en todo lo que pidiera, es por eso que le pregunté a mi Dios, al que servía. Si Mael podía ser mío para toda la vida y sobre todo ser amada por él.
"SÍ, es posible." Esa fue su respuesta solo tenía que darle cada año una ofrenda generosa, no me importó y acepté sacrificar unos cuantos adolescentes huérfanos, plebeyos, nadie los extrañaría.
Con la seguridad y la fe puesta en mi Dios, fui seleccionado como una de las candidatas a emperatriz, estaba segura que ganaría porqué sabia exactamente todo de Mael. Espiar valió la pena, fue así como me senté a lado de mi emperador.
Esperado pacientemente hasta que me dijera, "Te amo" sin embargo, eso jamás sucedido y estaba empezando a molestarme sobre todo, no ser tocada por sus manos aún asi fuera obligación.
No podía permitir que alguien más tuviera a mi emperador luego de saber que, muy pronto se encontraría con la persona, con la cual caminaría por ese duro camino. Superado las dificultades, odio, odié ver esa sonrisa que jamás me había dado.
Eso me hizo enloquecer y planee como deshacerme de Karl, pero mis poderes no le afectaban como al resto del imperio, esas inútiles personas que eran muy fáciles de convencer, engañar.
Tampoco podía matarlo sin perder mi vida, karl era un maldito genio espadachín mágico, era tan agotador el huir de él para no ser descubierto. Sin embargo, logró hacerlo.
Eso me hizo tomar la decisión más desgarradora de mi existencia, con todo el dolor de mi alma solo quedaba una ultima opción, matar al único amor de mi vida, Mael.
Antes de atravesarlo con su propia espada, lo maldije con la reencarnación eterna, pero que moriría al cumplir 30 años. Y recordaría sus vidas pasadas a una edad entre la adolescencia y la adultez. Que si un dia se encontraba con karl, se terminaría matando.
No quería que fuera feliz con Karl, si lo maldije fue para poder ser yo, quien se encontrara con él y poder salvarlo de su infernal sufrimiento. Hacerle saber que solo yo, podía revertir su maldición.
No obstante, el maldito de karl también hizo de las suyas. Antes de escapar de sus garras me lanzo una maldición con la ayuda de alguien de su reino.
Me maldijo con morir antes de que Mael, llegase a nacer. De esa forma nunca podría poner mis manos en Mael. Y así fue, siempre moría un día antes de que mi emperador, naciera.
Lo peor es que recordaba todo en mi lecho de muerte, eso era todavía más lamentable. Porqué ni siquiera tenia la fuerza para recitar un hechizo y poder pasarme a otro cuerpo.
Hasta que ese día llego y recordé todo un día antes de morir, fue así como termine en el cuerpo de un hombre. Y para mi suerte o mala suerte fue en el hombre que una vez amo Mael.
Pero, el problema fue que solo hace poco recordé mi objetivo y para ese entonces, Mael ya se había casado con Karl. Algo que me desconcertó mucho...
-¡Ustedes debieron de volverse a matar cómo estaba predicho!...Aghg.
Karl le atravesó un puñal sin piedad la parte izquierda de su abdomen. Se había cansado de escuchar el tragico pasado de Harut. Eso iba a causar simpatía en ellos, porqué todo lo que hizo sigue siendo egoísmo puro.
-Todo lo que me hiciste pasar, vivir, ¿fueron por esas rezones estúpidas?-Sonrío tan horriblemente hasta el punto en que sus rostro se distorsiona.
Tanto Karl como Harut se estremecieron al escuchar la frialdad de esa voz feroz y su mirada oscura sanguinaria, con amplias ganas de matar.
-Tu maldita irá y locura fue puesta en persona inocentes.-Le dió una mirada a Karl, de que siguiera empuñado ese puñal hacía al frente.-Debiste destruir lo que te hizo daño, no convivir bajo de ellos, sonriendo como si nada hubiera pasado.-Ve con desprecio a Harut.-¿Creíste que sentiría algo por ti por ser hombre? Que estúpido, tan repugnante que quiero arrancarte la piel de tu cuerpo.
Odia que lleve la apariencia de Karl, de esa tercera vida. Sin embargo, no siente nada por verlo lastimado de esa forma. Porqué su único Karl es su esposo.
-¡¿Ya le dijiste...quien soy?!-Sonrío con sus labios cubiertos de sangre.
Puedo saber lo que está pensado, piensan que perturbara mi relación con Karl, con esas preguntas ridículas. Nadie podría romper nuestra confianza, ni nuestra propia familia. Porqué ante todo y por encima de todo, nosotros dos somos primero.
Mael abrazo por la espalda a Karl, besado el cuello del alfa. Eso hizo enfurecer a Harut. En ese momento creyó que el omega era una serpiente susurrando cosas malvadas al alfa, endulzandole con palabras lascivas.
-Le confesaste que soy su abuelo.-Dejo salir una carcajada de "Victoria" no podía permitir que entre ellos dos, hubiera tranquilidad así muera.
Quería ver la expresión retorcida de Karl, al darse cuenta que está torturado a la madre de su difunta madre, sí. Harut antes de morir en está vida y usar sus poderes para quedarse en este mundo y esperar el nacimiento de Mael. Tuvo un noviazgo que terminó de mala manera, pero con un regalo inesperado que fue la madre de Karl.
-¿Qué se siente estar torturado a tu abuelo?-Sonrío todavía más desquiciado.-¡Tu madre debe de estar revolcándose en su tumba!
Por su expresión me deja saber que Mael, no le había contado nada de esto. O, ¿Mael tampoco sabía eso? Tal vez solo sabía que éramos familia.
-Mael, soy el único que puede revertir esa maldición de reencarnación.....¡¡Aahg!!-Bajo su mirada al pecho.
Karl atravesó el pecho de Harut, con un martillo golpeó la empuñadura una y otra vez hasta que perforó por completo ese desagradable corazón.
-Tú...-Tosio sangre-¿Mael?-Lo vió con lágrimas rojas en sus ojos.
-No eres nada mío, mucho menos de mi madre.-sigue martillando.-Sin embargo, debo de estar agradecido por verla dado a luz, ¿no?-Golpeo una vez más.-Tu intento de querer poner una brecha entre mi Omega y yo, es muy inútil. Entré mi familia y mi esposa, está primero mi esposa.
Harut solo podía soltar pequeños quejidos de dolor, la sangre subía a su cabeza y se filtraba por sus oídos, nariz y boca. El dolor que estaba sintiendo era el dolor más infernal que haya experimentado, la muerte nunca dió tanto miedo como ahora.
-No necesito tu ayuda.-Besa la nuca de Karl-Porqué así muera en el otro lado siempre me estará esperando Karl.-Abraza con fuerza la cintura de alfa.-Mi amado Karl siempre estará para mí, en cambio tú.-Sonrío en un tono burlón.-Nadie irá por ti, ¿quién iría al infierno en primer lugar por un bastardo con tú?
No iba a permitir mantenerlo más tiempo con vida, podría ser contraproducente por las mañas perversas de Harut, solo que está vez no volvería por ellos. Harut ya había gastado todo su poder para que al final todo fuera en vano.
-No intentes decir una palabra más.-Hablo con frialdad.-Seria gastar saliva en vano, nunca obtendrás mi corazón. Prefería mil veces morir de la peor manera que amar alguien tan vil como tú.
Harut solo sonrió con burlas antes de dejar caer su cabeza hacia abajo. Fue torturado por dos semanas seguidas, por exactamente 336 horas, sin descanso. Su cuerpo estaba inrreconocible al igual que su rostro, murió con esa mirada fría de Mael tatuada en mente.
-Vamonos-Karl levantó en sus brazos a Mael.
Salieron de esa choza abandona, había trasladó a Harut a ese lugar para deshacer de su rastro. Ya estado afuera a unos cinco metros de distancia, los dos guardaespaldas Marcello y Nahomi. Encendieron esa vieja choza.
Subieron al auto hasta que todo eso se volviera cenizas, estaban seguro que está vez se había liberado de esa maldad, que el bebé en el vientre de Mael, estaría a salvo de todo. Es por eso que no quisieron seguir torturado a Harut, para evitar cualquier desgracia.
Sin embargo, verlo volverse cenizas no les quitó todo ese dolor, resentimiento en sus almas. Pero, ya era un comienzo y por algo se empieza.
-No digas nada-Mael esconde su rostro en el pecho de Karl.-Ninguno de los dos necesita disculparse por esas trágicas vidas.-Inhala felizmente las feromonas de su alfa.-No somos culpables de nada, no pienso disculparme tampoco.
-Tampoco quiero que lo hagas, bebé.-Besa la frente de Mael.
-No me llames así.-Suavemente, golpeó el pecho de Karl.
-Bebé, bebé.-Repite una y otra vez con una pequeña sonrisa en sus labios.
Enterarme sobre el orígen de mi mamá y de quién era hija, fue un gran Shock. Tanto fue la culpa que evité por una semana a Mael, no podía ver su rostro sin sentirme culpable.
Por mis venas corría sangre de ese ser maligno, que le hizo la vida miserable al hombre que más amo. Pero, ni porqué ese Harut de alguna manera era mi abuela-abuelo, no lo sé. No me detuvo con la tortura y seguí sacado mi frustración con él. Porqué amo a Mael sobre todo, hasta sobre mi mismo.
Si me pusieran a elegir entre él y mi familia, la respuesta es demasiado obvia. No es que no quiera a mi familia, solo es que amo demasiado a mi esposa, este amor por Mael es más extenso e inmenso que el mar.
-No pienso dejarte ir-Mael se subió al regazo de Karl.-Si tendremos que matarnos nos mataremos, será una matanza pero en nuestra cama matrimonial.-Beso los labios del alfa.
Ya hemos cubierto nuestras manos con demasiada sangre, sufrido y matado a suficientes personas. Es momento de dejar ese interminable recientemente, el culpable de todo ya es ceniza. Es hora de embarcarnos al único camino que debemos recorrer, el de la felicidad.
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