capitulo 50

Mael no ha dicho nada desde que salimos de la empresa y cuando llegamos al hospital, el solo hablo con el doctor "Salve a mi esposo como si su vida dependiera de ello, con el más sumo cuidado" fueron sus palabras, mientras lo veía fríamente con esa hermosa mirada fría de color lila.

Pero, luego de eso ya no habló conmigo. Solo se sentó ahí sin decir una palabra, es como si no estuviera aquí y se encontrará en el limbo rodeado de miles de preguntas a las cuales no puede encontrarle una respuesta.

Ni siquiera me mira a los ojos, evita verme a toda costa. ¿Que es lo que le sucede? ¿Por qué me evade? Puedo ver cuan preocupado está por mi, pero mi herida no es nada grave, el doctor expresó que solo tenía que aguardar reposó por unas tres semanas.

—Mael—Sostiene esa bonita mano de su omega—¿Por qué no me miras?—Pregunta con una voz suave y preocupada.—¿Que pasa?—Besa esa mano—Dime, soy tu esposo. Siempre estaré de tu lado.

Karl sintió en la forma que Mael, se tesan cada vez que el decía o preguntaba algo. El Omega quería decirle y a la vez no. "Te mate" ¿Cómo podría decirle eso?

Me enamorado del mismo hombre en tres ocasiones, e incluso podría ser más vidas, pero al parecer tengo lagunas mentales o solo fue en la tercera vida que logramos reencontrarnos para que al final nuestra historia de amor se convirtiera en una guerra de odio-amor.

¿Cómo se supone que lo vea a los ojos? Todavía puedo sentir su cuerpo enfriarse, lo odie todo este tiempo sin saber que él, no era el culpable de nada.

—En mi primera vida fui el hijo de una concubina ambiciosa—Mael sigue con su mirada fija en el piso—Ella hizo de todo para lograr su objetivo, mataba a todo aquel que se atrevería a codiciar el tronó. Quisiera o no, yo tenía que ser el próximo emperador y ella la madre del emperador.

No puedo imaginarme lo duro que debió de ser, crecer en ese tipo de ambiente, dónde los lazos de sangre no son tan importantes y que por el poder estás dispuesto a matar hasta tu propia familia.

Sin importar la época en la que naces, los padres no tienen porque proyectar sus sueños frustració o ambiciones en sus hijos. No entiendo porque hacen eso. Ellos ya vivieron sus vidas, ya no tienen que vivir atraves de sus hijos.

Ahora a comprendo de dónde viene esa aura a su alrededor y esa sofisticada e inigualable elegancia de mi esposa. De solo imaginarlo sentado en el trono con una mirada arrogante, mi corazón tiembla de emoción. ¿Tendré que mandar a construir algo parecido? Quiero verlo con ese estilo de vestimenta, hacerle el amor.

—Antes de sentarme en el tronó, cometí muchos actos que se podrían considerar malvados e incluso imperdonables—Aprieta la mano de Karl—Hasta el punto en que no entendía del porqué tenía que hacerlo, "¿Estoy feliz? Si mi madre es feliz, ¿Yo también lo soy?" Eran las preguntas que con mucha frecuencia me preguntaba, pero no, no era feliz.

Karl le indica a Mael que suba a la camilla, pero el Omega se niega hacerlo, al final termino soltando la mano de su esposo.

—Los años pasaban en un abrir y cerrar de ojos. Con ello mi vida se iba volviendo más solitaria y vacía, tenía que fingir una gran sonrisa cada vez que salía a la plaza a saludar a mis súbditos. Habían ocasiones en las que solo quería cerrar mis ojos y no volver abrirlos, todos eran felices pero yo no sabía exactamente que era esa tan aclamada felicidad.

Karl empuña sus puños, le duele ver ese semblante tan solidario en Mael. Cada vez que su boca se mueve para decir una palabra, la expresión del Omega se vuelve más sombria.

—Fue entonces que los consejeros y los nobles empezaron a insistir en que tenía que caserme, por el bien y futuro del imperio. Otra vez tenía que sacrificar algo por el bien de alguien más.

Karl al escuchar "casarme" los colores se fueron de su rostro, al mismo tiempo que un sentimiento extraño se alojó en su corazón, ese sentimiento eran celosos y enojó con esas personas egoístas que obligaron a Mael, a casarse.

—No quería, pero de todas maneras lo hice. No era un gran problema el casarme, o eso creí—Une sus manos—Constanza era una señorita fina y recatada con una personalidad única, nos llevamos bien desde el momento en que nos conocimos. Fui muy sincero con ella, y me sorprendió que ella fuera tan considerada. 

Hasta ahora comprendo del porque todo flujo muy bien, ella ya sabía cómo ganarse mi confianza, sabía sobre las cosas que me gustaban. Siempre supo todo de mí y yo nada de ella.

—Por una vez me sentía bien el tener una amiga, estaba más que dispuesto en tener un hijo con Constanza, pero no podía. No podía despertar a mi miembro por más seductora que ella fuera.

El el Omega al tener su mirada fija en el piso, no puede ver las expresiones negras y escalofriantes que cambian de un segundo a otro en Karl.

—Jamás logré armarla como ella lo hubiese querido, ahí es dónde se genera el principal problema.

—¿Fuistes maldecido por eso?—Que mujer más loca, despreciable. Lo que sienta no era amor, era una profunda obsesión.—¿Por qué no podías darle tu corazón?

—No fue ese el verdadero motivo—Levanto su rostro, sus ojos se encuentra fijos en esos dorados—Llego alguien inesperado en mi vida, esa persona logró lo que nadie había podido hacer. Puso mi mundo de cabeza y me encantó.—Sonrío con esa mirada brillante.

—¡¿Tienes un primer amor?!—Pregunto con celosos, su expresión es negra—Ese tipo no viene contigo, ¿Verdad?—No quiero que veas como lo mato—No importa, eres mi esposa y no pienso darte el divorcio.—Se cruza de brazos—Si tengo que volverme un maniático posesivo, lo haré.

Mael quería reírse de manera escándalosa, era tan adorable y divertido el ver a su esposo celoso de simismo.

—Si, mi primer amor es muy guapo. Una lastima que no lo encontré en mi segunda vida luego de ser asesinado por Costanza y ser maldecido por ella.

La expresión de Karl cambio completamente al saber que Mael, fue asesinado. Dedujo hace un tiempo que en la mayoría de sus vidas pasadas, siempre han sido llenas de tristeza y soledad. Tener una confirmación de que fue asesinado, eso le hace hervir la sangre más de lo que ya hierve de furia.

—En mi tercera vida lo contre—Mi voz flaquea—Me enamore locamente de él, y el se enamoró de mí. Ninguno de los dos eramos consientes de nuestras anteriores vidas, pero esos inmensos sentimientos estaban arraigados a nuestras almas.

—Puedes saltarte esa parte, si sigues hablando de esa manera de él, solo incrementa mis ganas de matarlo. No estoy dispuesto a compartir tu amor con él, eres mío.—Sus ojos dorados brillan peligrosamente.

—Solo callarte y escucha hasta el final—Sonríe bajito.

Cómo un gran lobo negro regañado, Karl bajo su cabeza, orejas peludas y esa cola inexistente. Sin más, solo le toca hacer lo que su esposa dice.

—Nuestra relación iba de lo más maravillosa, hasta que las cosas se torcieron. El amor se transformó en odió luego de creer que él, había matado a mi amada familia.

—¿Creer? ¿No fue él?

—No—Niega con la cabeza—Lo supe hasta el final, luego de atravesar su pecho con una bala—Sus ojos se cristalizan—Te mate en nuestra tercera vida, yo...yo te mate—Mira sus temblorosas manos—La persona que tienes enfrente y a la cual amas tanto fue quién te quieto la vida —Solloza—¿Sabes lo horrible que eso? Amas a una persona tan malvada...

—¡¿Soy tu primer amor?! ¿Soy de la persona que te has enamorado siempre?—Sonríe emocionado—¡Siempre fui yo!—Se levanta de la camilla—Soy quién tiene tu corazón, no voy a compartir tu amor con nadie más—Levanta a Mael en sus brazos—Eres mío, solamente mío—Frota su rostro en el cuerpo de Mael.

El Omega se encuentra consternado y muy pero muy molesto, había estado preocupado, frustrado, por algo que a los ojos de Karl, no es la gran cosa. El alfa estába más emocionado por ser el primer amor de Mael, que el hecho de que su amado le quieto la vida.

—¿No escuchaste?—Lo jala del cabello—¡Te mate! ¡¡Te quite la vida!!

—Claro que escuché, y estoy seguro que no es algo que hubieses querido hacer por más odió que tu tuvieras por mí—Lo ve fijamente—No fue tu culpa mi amor, nada es tu culpa—Besa los labios de Mael—No sigas martirizadonte con eso, esposa mio. Estoy seguro que también te lo hice saber en ese entonces. Te amo, te amo y te seguiré amando siempre.

—Eres un verdadero idiota—Esconde su rostro en el cuello de Karl—Deberias de odiarme, tienes que hacerlo—Sus lágrimas mojan la piel del alfa.

—No puedo hacer algo como eso—Frota la espalda de Mael—Nuestras vidas ya han sido lo suficientemente una mierda como para darle gusto y perder el tiempo en cosas del pasado, donde ambos solo somos víctimas de una mujer con la mente enfermiza y esa desagradable obsesión.  

Es muy obvio lo que esa tal Constanza quería hacer, ella quería que en cada vida nosotros dos terminaramos en venados en odio y rencor. De esa manera jamás podríamos estár juntos por más que nos encontramos porque, nos terminamos matado. Demasiado perversa.

—Te amo—Se aferra fuertemente del cuello del alfa—Te amo....te amo con toda mi alma, mi amado príncipe de ojos dorados.

—Y yo te amo a ti, mi inigualable emperador—Está tan inmenso en sus muestras de afecto que no se dió cuenta que la herida se está desangrado.—Si era un príncipe, eso significa que si dejabas a esa perversa mujer, ¿Me terminaría convirtiendo en tu Emperatriz?

Los dos se ven fijamente, en silencio. Segundos después ambos dejan salir una escandalosa carcajada. Están mucho más felices.

—¡Joder, bajarme nos olvidamos de que estás herido!

—Estoy bien—Se sienta en la cama, aún con Mael en sus brazos—No quiero alejarme de ti, quiero tenerte así de cerca—Besa la frente de su Omega.

—No me iré a nigún lado—Deja un casto beso en los labios de Karl—Primero que te revisé el doctor y luego seguimos con nuestras muestras de afecto, ¿Si?

—De acuerdo, las palabras de mi esposa, son la ley.

Mael llamó al doctor, el cual entró corriendo como si el diablo lo estuviera persiguiendo. El Omega había dejado un enorme miedo en el pobre doctor, da la casualidad que es el mismo especialista que realizará la cirugía de Alin, en dos días.

                                            [••••••••]

Todavía siento escalofríos al ver esa expresión en Mael, pero no son escalofríos de miedo, mas bien de angustia. Era como si ya hubiese visto esa mirada tan asustada y a la vez furiosa.

Quería ir al hospital y ver cómo sigue Karl, pero me quedé ayudado a Francis a limpiar el desastre dejado y verificando que todo haya terminado bien en la cuidad natal del Viejo Ratt.

Cuando regrese a su ciudad luego de recibir todo su merecido, verá que en su organización hubo un gran cambio.

No estoy tan preocupado por Karl, dudo que eso lo derribe. Es más, hasta creó que está fingiendo un poco para tener la atención y más mimos de Mael. Logré ver esa sonrisa estúpida, mientras Mael lo sostenía en sus brazos.

Donovan era uno de los tantos francotiradores que se encontraban en los otros edificios de enfrente, apuntando con esos puntos rojos el cuerpo del viejo Ratt.

—¡Oh, lo lamento...!

Donovan se estremeció al ver a Alden, quién no se encuentra del todo solo. Una persona jamás vista estaba muy cerca de él.

El alfa de ojos azules inconcientemente jalo a Alden, del brazo. Esa persona de ojos dorados le trasmitía una inmensa desconfianza, disparó una alerta de peligro en su cuerpo.

—¡¿Que te sucede?!—Cubre su nariz. Donovan está soltado sus feromonas.

—¡Alejarte de él!—Su lado territorial salió sin previo aviso.

—Tranquilo lo estaba pidiéndole de favor que....

—Puedo ver tus mentiras—Susurró fríamente—Vamonos—Alza a Alden en sus hombros.

—¡Que demonios estás haciendo, soltarme maldito idiota!

Que humillante, me convertí en un sacó de papas cargado por este alfa apestoso. ¿Por qué se comporta así? ¿Quién le dió permiso para que se tome estás libertades? ¡Yo no se las di!

—Que fastidio, esa maldita familia también reencarno en este mundo—Frunció su ceño—Si se vuelve a interponer, los volveré a matar.

Esos ojos dorados sonríen malvadamente, cada vez se va acercando a Mael. Más no sabía que el viejo Ratt, ya obtuvo su merecido por pasarse de inteligente, lo mismo le pasará a él, si sigue con la estúpida idea de que en está vida saldrá victorioso.

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