capitulo 5

Mi mandíbula duele por tanto sonreír, ya me estaba sintiendo molestó, ese anciano Iker no me dejaba que marcharse, y el lingote de oro no ayudaba en nada.

Suspirar, piensa en el dinero Mael, piensa en el dinero. Serás rico en un año, solo mira este diamante, si, presioso. Ya me siento mucho mejor.

—Llegamos, aqui es donde vivirá hasta que llegue el día de la boda—Infomó Francis.

La casa es muy hermosa, de dos pisos, pintada de un color aqua. El jardín, patio, es lo suficientemente grande, más esa piscina. Claudio estará emocionado porque tiene donde bañarse sin miedo a desperdiciar agua.

—¿Le gusta?—Preguntó Karl.

El había venido hablar con la familia de Mael, aunque esta relación sea una farsa, debe de dar sus respetos.

&Si, comparada con mi anterior casa, esto es un castillo.

Dieron paso hacia dentro, no hubo necesidad de tocar, Claudio abrió la puerta.

—¡Hermano!—Lo abrazo—¿El será mi cuñado?—Claudio lo analizó desde la cabeza a los pies.

Debo de aceptar que es muy guapo, sus ojos son como ver el oro. No es para menos después de todo es Karl Quinn, el Ceo del grupo Quinn especializo en todo todo lo que tenga que ver con el comercio, y la industria del entretenimiento.

—Si, es el.

—Buenas tardes, Maestro Quinn—Saludo respetuosamente—Mamá esta en la sala pelado mandarinas, tus favoritas.

—Entremos—Mael se quitó los zapatos se puso pantuflas, dejó su abrigo en el parcheros&Mamá, ya regresé—Camino hacia la sala.

—Bienvendio, mi niño.

Karl se quedó observando la manera en que Mael mueve sus redondas caderas, aunque no quisieras verlo es imposible, es demasiado deslumbrante. No era exageradamente grande, no, es simplemente perfecto.

—Que vulgar—Bufo Claudio en dirección a Karl y Francis, corrió hacia la sala.

¿Vulgar? ¿Que hice para ser llamado de esa manera? Este mocoso es idéntico a su hermano.

—Mamá, te presentó a Karl Quinn, tu yerno—Levanto la mano para mostrar su sortija, luego tomo una mandarina.

Alin se limpio las manos en el pañuelo que estaba en la pequeña mesa, esta nervioso. Al instante reconoció a Karl.

—Mucho gusto en conocerlo, soy Alin Alaya.

—El gusto es mío señor Alaya, me gustaría hablar con usted__Correspondio el saludos de manos.

__Esta bien, Mael, prepara bebidas para los invitados.

&Claudio, ayudarme—Se pone de pie.

—Esta bien—Camino junto a su hermano.

Mael se toma su tiempo para servir las bebidas, quería darle el tiempo suficiente para que su madre hable sin interrupción con Karl.

—Mael, ya le explicó de que se trata este compromiso.

Este señor no se parece en nada a mael, pero su belleza es evidente, ahora entiendo porque ese niño alfa se parece a el. ¿Entonces mael se parece a su difunto padre?

—Si, estoy enterado. Como puede ver no puedo caminar, para darnos una mejor condición de vida a Claudio y a mi, acepto tal contrato. Solo espero que el no sufra—Apreto el reposa brazos de la silla de ruedas.

—Justo como el lo hace por su bienestar, yo también hago lo mismo por el de mi abuelo, el no sufrirá. Se lo prometo.

Así que los ricos también tienen sus problemas, son humanos después de todo. El abuelo de este gran maestro debe de ser muy amado por su nieto.

—Eso me tranquiliza, por lo menos se que vivirá bien, gracias por dejarnos vivir en esta casa—Hizo una reverencia con su cabeza.

—No haga eso—Aunque hablaba con una voz monótona, se podía ver que respeta a sus mayores—Esta casa ya es de usted.

Es parte del contrato, tengo que planear como transferir cien millones a la cuenta de Mael, sin que mi abuelo sospeché.

—Aqui estan las bebidas—Mael las sirvió, era jugo de manzana.

Rig, rig, rig.

—Si me disculpan—Camino hacia la ventana de enfrente—Hola—Mael contesto su celular con una gran sonrisa.

Esa sonrisa no llega hasta sus ojos, es más que claro que esta fingiendo estar feliz, ¿Es así con todo el mundo? Creí que solo era así por nuestro acuerdo, pero ahora veo que no le agrada nadie. Tampoco es que me importe.

Karl se tomó el juego de un solo tragó, ya dijo lo que tenía que decir, era hora de irse.

—Me retiro—Hablo un tanto fuerte.

&Mael, acompañarlo a la puerta. Qué tenga un buen viaje Maestro Quinn.

—Claudio lo hará—Cubrio la bocina del celular—Francis, maneja con cuidado, No quiero quedar viudo antes de tiempo—Su vio a buscar la quesería su habitación.

Claudio los acompañó a la puerta, entiende a su hermano, no tiene porque comportarse cariñoso con Karl cuando la situación no lo amerita. No era necesario fingir delante de su familia.

—Hasta luego—Comento Claudio, Karl solo asistió.

—¿Ya se marcharon?—preguntó Alin.

—Si.

—Susipirar, el aura de ese maestro no es una broma, ¿En qué se metió Mael?—Alin esta preocupado.

—Te entiendo mamá, pero por más desinteresado que se vea, no tiene malas intenciones con Mael, así que podemos estar tranquilos—Eso espero.

Tengo que estudiar mucho y graduarme de una buena universidad para trabajar en algún grupo prestigioso, y ser yo quien cuide de ellos dos.

Mael está acostado en la cama de dos metros de largo y de ancho, esta pensado en la llama que recibió hace un rato.

Era de su jefe, el dueño del club donde trabaja. Le pidió...mejor dicho le rogó que fuera a trabajar.

Mael era excelente en poner quitó a todos esos niños ricos que causan problemas, su jefe lo protegía por si alguno intentaba arruinar a su mejor empleado y al que el consideraba su amigo.

Cómo persona que ocupa este cuerpo tengo que cumplir una última petición de la persona que tanto hizo por Mael, solo será una última vez.

Mael se levantó de la cama, fue directo al baño a darse una rápida ducha.

No había admirado este cuerpo como es debido, ahora que me veo sin ropa debo de decir que es hermoso, mucho más que mi esbelta figura de mis anteriores vidas, este cuerpo es más fornido. No al punto de ser exagerado, solo es bien detallado.

Mael dejo de alabarse a si mismo para terminar de bañarse, secó su cuerpo, cabello, envolvió su cintura con una toalla, se puso pantuflas.

Fue directo a su guardarropa para buscar que ponerse, espera encontrar algo bueno.

Se puso un bóxer ajustado, su trasero se figura tan claramente, esa blancas, largas, piernas, son tan finas. Si nigún bello en ellas. La ropa que se podría sería casual y tenis negros.

Puse mi celular y cartera en los bolsillos del jeans, por último tome el abrigo que me compro hoy el asistente de Karl, Francis. Salí de mi habitación.

—Hermano, ¿Saldrás?

—Si, mi jefe me llamó. Esta es la última vez que iré a trabajar—Me puse el abrigo—No le habrán la puerta a nadie que no conozcan, regresaré tarde—Esta será como mi despedida de soltero.

Iré a ese club, cuando tenga la oportunidad voy a tomar el mejor Whisky de la casa, al jefe de Mael, no le molestaba que su mejor empleado se tomará ciertas libertades.

—Mi niño—Mael bajo su rostro, su mamá que es muy religiosa, le rezó una pequeña oración para que regresé sano y salvo—Cuidate mucho.

—Asi lo haré, madre—Beso la frente de Alin—Claudio cuida de mamá, eres el hombre de la casa cuando no estoy.

—Lo cuidare muy bien.

Mael salió de la casa, camino por la acera de la calle. Esperado que pase algún taxi para hacerle parada.

—Al club nocturno el pecado, por favor.

Alden, el jefe de Mael. Le había puesto ese nombre un tanto peculiar porque hay podías hacer todo lo que quisieras, que iba desde jugar a tener relaciones.

—Ese lugar dicen que es muy elegante—Comento el taxista de unos 57 años, ojos cafés. Aunque su nombre es raro, ¿En verdad se peca?

Muchos van solo por saber eso mismo, al final les terminar gustado y se hacen clientes frecuentes, en ese club no hay estatus, todos solo tratados por igual.

—Si, es elegante. Si beber licor o jugar las cartas es pecar, entonces creó que sí—Era mitad mentirá y mitad verdad.

—¿Trabaja allí?

—Si—Qué Sr. Tan conversador.

Qué bueno que no siguió preguntado nada más porque no querido seguir respondiendo.

Después de unas cuántas vueltas habían llegado al club, si que habían muchas personas.

—Gracias—Pago.

¡Cuántos jóvenes y señorita, están haciendo fila para entrar al lugar! Ahora entiendo porque le pagaban tan bien a Mael, pero ni eso le ajustaba para pagar la renta de esa casa vieja y comida.

Este lugar es más elegante y un poco extravagante, se queda corto con la información que tiene este cuerpo.

Mael caminó hacia la puerta de atrás, no iba entrar por enfrente, habían muchas personas.

—Mael... Ahh!!!—Antes de que lo tomara por el hombro, el Omega lo tomo del brazo, tiró a esa persona hacía delante, la espalda del desconocido hizo "Crack" al tocar el suelo.

—¡¿Que demonios te sucede?!  Nunca me tomes por sorpresa, la próxima vez tendrás más que un hueso roto—Ya lo había escuchado, solo quería vengarme por todo lo que le hizo pasar al anterior dueño de este cuerpo.

La persona que está tirado en el suelo es René Lucena, el es “el mejor amigo” de Mael.

Este maldito hipócrita no están feo, tiene un cabello castaño, ojos grises, su piel trigueña es bonita. Para ser un beta tiene una buena figura una comparada a la de un Omega, se cuida mucho para pararse más lindo y que las personas se interesen en el.

—¡Mael, me rompites una costilla!—Se quejo.

—Para que te quede de experiencia, levanté. Estás cubriendo mi camino.

—Que mal amigo, por lo menos ayudarme a levantarme—levanto sus brazos.

—Deja de fingir—Mael no iba ayudarle.

—¿Estas de mal humor?—Me levanté del suelo.

Su comportamiento es raro, en este momento ya debería de estar abrazándome y diciéndome como estás amigo. Contándome todo lo que ha hecho.

—No, ¿por qué lo estaría?—Levanto su mano mostrando su sortija de compromiso.

—¡¿Te vas a casar?! ¿Cómo pasó? ¿Por qué no me has dicho nada? ¡Soy tu mejor amigo!

—Deja de gritar—Entro al club, el ya no quería escuchar a René.

—¡Mael!

El Omega no le hizo caso, fue directo a su casillero para cambiarse de ropa.

Su cara era una hoja de papel blanco, ahora mismo debe de estar golpeando alguna mesa por la molestia que ha de sentir.

—René, ya te dije que dejes de joder...¿Qué haces aquí?

—¿Usted que hace aquí? No sabe que tiene que cuidar su imagen, pronto será el señor Quinn. Mi maestro me mandó a cuidarlo—Marcello frunció el ceño.

—Solo es un último favor que le estoy haciendo a mi jefe—Se abrochó los botones del chaleco—Aparte esto se sabrá, cuando nos casemos sabrán cómo nos conocimos.

__Mi maestro ya tiene todo preparado.

—Si como sea, iré donde mi jefe. Qué darte lo mas lejos de mi vista—Mael subió al segundo piso—¿El Jefe?—Le preguntó a los dos guardias que cuidan la puerta.

—Adentro, puede pasar.

Entré a la oficina de Alden, el está sentado en una silla de cuero con sus piernas separadas, un joven esta en medio de ellas, dándole una....

—¡Mierda, mis ojos! ¿Es enserio? ¡Cubrirte malditasea! es asqueroso—Se me olvidó que ese tipo de tan solo 28 años es un promiscuo.

Al ser bien parecido con una altura de 1.80, con esa cabellera rubia que es uno con sus ojos color miel, una esbelta figura, los Joves se vuelven locos por subir a su cama y sacar provecho de ello.

—Sigues reaccionado como la primera vez que me vistes, eres demasiado adorable—Sonrio.

Adorable mi culo, quiero darle un puñetazo en esa estúpida sonrisa, no soy del tipo de personas que les gusta mirar cosas como estás.

—Salte ahora mismo o te saco—Advirtio Mael.

El joven no tenía ni una pizca de vergüenza, en cambio solo vió con curiosidad a Mael, al mismo tiempo que se lame los labios.

—Ya lo escuchastes, sal—Alden se puso de pie, se cubrió con una bata de leopardo, el joven estaba vestido por lo que salió corriendo, dándole una mirada recriminatoria a Mael.

Niño estúpido, crees que solo por darle una felación a este tipo, el se enamorara de ti. En la cama de Alden han pasado muchas personas y ninguna a vuelto a estar con el una segunda vez.

—Mi querido Mael.

—No te atrevas abrázarme, te vez y hueles demasiado asqueroso.

—Tan dulce como siempre—Sonrio—¿Entonces es tu último día aquí?—preguntó con decepción, apoyo sus caderas en el escritorio.

—Si, voy a casarme—Mostro su sortija—Por eso vine para despedirme, y agradecerte por todo—Hizo una reverencia—¿Alden?

Alden está como piedra, aún no puede procesar lo que acaba de escuchar.

Mael se casa, ¿Cuando es que conoció a alguien? ¿Por qué no estoy enterado?

—¿Desde cuándo?—Apreto sus puños.

—Durante un año, hoy me pidió matrimonio—No puedo decirle la verdad.

El anterior Mael es quien confiaba en él, yo no confío en nadie. Si, ni en mi propia familia. Después de todo no es mi familia exactamente.

—¿Es por eso que rechazabas a cualquier persona que quería ligar contigo? ¿Pero por qué no me contastes?

—Solo he trabajado aquí durante cuatro meses, no iba hablar sobre mi vida personal como si de un chisme se tratará, aveces las relaciones se terminan cuando por fin se lo cuentas al mundo. No quería eso.

—Entiendo, felicidades—Sonrio—Puedes retirarte.

Mael asintió, salió de la oficina. Cuando el Omega ya no estuvo presente, Alden arrojó todas las cosas de su escritorio, sus ojos se cristalizaron pero solo fue un breve momento, a los segundos ya estaba como si nada hubiera pasado.

Esa mirada penetrante de Marcello me está fastidiando, siento que está haciendo un hueco en mi rostro, suspirar. Espero que está sea la única vez en la que me este cuidado, aunque no lo necesito.

—Mael, hasta que te encuentro—René llegó a lado de Mael, este se alejó un poco—¿En verdad te vas a casar?—¿Cómo puede ser posible? Solo está alardeando, esa sortija también debe de ser falsa.

—Ya dije que sí—Mire el reloj, ya casi son las las nueve, tres horas más y podré largarme.

—Pero no tienes pareja...—Mael ya se había marchado en dirección a esa pequeña disputa que están tenido unos jóvenes de unos 23 años.

—¿Qué sucede?—Hablo con molestia, sus ojos color lila son más profundos.

—No señor, solo estábamos bromeaba, ¿verdad chicos?

—Si, solo bromeamos—Sonrien con rigidez.

Sabían que está prohibido hacer disturbio en el club, porque no los dejaran entrar la próxima vez, y también porqué Mael daba miedo cuando se enoja.

—Ya veo, sigan divirtiéndose.

Volví a mi puesto asignado, serca de la barra. René aún no se marcha. No quiero hablar con él.

—En lo que estábamos, ¿Quién es tu pareja? ¿Sabe que eres Omega?—Apreto sus dientes.

—Si, lo sabe todo de mí—Investigo hasta que como.

—¿Y no se sorprendió?

—René ¿Qué quieres decir exactamente? Para ser amigo de Mael, hablas con doble intención—Comento el hombre que sirve tragos en la barra, cabello marrón, ojos claros. Cuerpo robusto, de unos 35 años.

—Deja de voltear mis palabras, Vinny—Bufó.

—Felicidades, Mael—Ignoro a René—Te vamos extrañar por aquí.

—Gracias, las noticias vuelan, aparte no es como si no los pudiera visitar. No estaré encarcelado, solo me estoy cansado.

—El jefe envío un mensaje en el grupo.

—Me lo suponía, Alden es un adicto a la tecnología.

Aún no entiendo, yo llevo más tiempo trabajando en este lugar, pero ni una vez he llamado de una manera casual al jefe. Mael ni había tenido una semana cuando se volvió el favorito del jefe, ¿Que tiene de bueno? Eso me molesta.

El transcurso de la noche paso sin ningún incidente, solo René que no dejaba de hacerme miles de preguntas, las que respondí vagamente.

La hora de marcharme había llegado, ya casi eran las doce de la mañana, fui a cambiarme de ropa, al estar listo puse mis cosas en una pequeña caja, di vuelta al rededor del lugar, es nostálgico, el anterior Mael le tenía cariño a este lugar.

Mael caminó hacia la salida, ya se había despedido lo suficiente del lugar.

—!Felicidades! te vamos a extrañar. Ven a visitarnos de vez en cuando—El confetis quedó en el cabello negro azulado de Mael.

—Muchas gracias, claro que vendré a visitarlo—Cada uno de los empleados le dieron un fuerte abrazo, Mael no le gustaba ese tipo de afecto pero tuvo que soportarlo.

—Cuidate, si necesitas de mi ayuda, llamarme—Alden abrazo de una manera más cariñosa que los demás, Marcello que estaba espiado desde una distancia considerable, frunció el seño.

—Asi lo haré, espera mi invitación, querré un buen regalo. De nuevo muchas gracias, Jefe—Correspondio el abraza.

—Bueno, a partir el pastel. Es tu favorito, de chocolate con mantequilla de maní enmedio—Comento Alden, René solo los observa sin decir ni una palabra.

—Tomen su parte y lo demás me lo llevaré a casa.

—Ahora sabemos el porque tienes ese cuerpo—Hablo René—Comere más para ponerme así de galán—Sonrio.

—Lo dudo, solo puede existir una persona así de bella—Expresó Alden.

—¡Si, el jefe tiene razón! Solo nuestro Mael puede ver ser asi de bien, sin importar qué coma como un cerdo—Dijero todos.

—Se están ganado que no les de pastel—Bufó.

—¡Estamos bromeando!

Todos sonrieron, comieron, bebieron del mejor vino. Hasta que se emborracharon, menos Mael. El es muy tolerante al alcohol, no se pone ebrio tan fácilmente.

Por fin logré salir de ese lugar, tengo mucho sueño. También frío.

—Joven Alaya, suba por favor—Marcello abrió la puerta para que Mael entré.

Subí al auto, puse las cosas y el pastel a un lado, este tipo no se fue, ese lingote de oro si que se la puso difícil a Marcello. Debería estar durmiendo en vez de cuidandome.

Camita, frazada, hay te voy. Solo falta poco para poder tirarme en la cama y dormir como un bebé.

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