capitulo 3
Mael se observa en el espejo de cuerpo completo, admirado lo que un traje elegante y de la mas alta costura lograba hacer. Ese traje azul negro de dos piezas le queda muy bien.
En verdad no parecía para en nada un Omega, el transmite masculinidad, eso hace que sea más irresistible, más si lo observas desde atrás, ese chaleco define una espalda sexi, cintura firmé al igual que esas caderas. Tiene un redondo trasero más firme que cualquier otro.
—Me quedaré con este, y dejen de ver mi culo—Desde hace ratos que estoy sintiendo sus miradas, después de todo escondía este cuerpo tras esa ropa andrajosa y holgada—Es desagradable, hablan de comportarse con clase cuando ustedes son los vulgares—Chasqueo su lengua con molestia.
—Nos discúlpamos, solo quién pensaría que la ropa si define a las personas—Comento Francis.
—Ya me estoy cansado de escuchar sus disculpas, está claro que la ropa siempre es importante a la hora de dar buena impresión—Dios darme paciencia porque no se si podré contener mis ganas de golpearlos—Si esto es todo ¿Nos vamos?
—Si, vámonos—Los tres salieron del lugar, Subieron al auto.
Acomodé mi abrigo nuevo, me puse guantes negros. El frío está fuerte, si no es nieve, es llovía. Este invierno se vino con todo.
—Joven Alaya, cuando este enfrente de el señor Quinn, evité de hablar de una forma...
—Pueblerina, vulgar, sin clase—Completo la frase que Francis quería decir—No te preocupes—Acomodo su corbata—Aunque no lo crea, yo soy la persona con más clase en todo el mundo.
Cruzó las piernas, cambio su semblante, aura, a la de un emperador. No había rastro de que fuera un niño que nació en la pobreza.
Después de todo fui emperador, en mi tercera vida mi familia una vez fue la más noble de todo el país, hasta ese dia. En esa vida conocí lo que significa odiar a todo mundo incluyéndome.
—Puedo notarlo, ¿como es que puede cambiar tanto? Hace unos días ni siquiera podía vernos a los ojos. Con todo respeto pero parecía un pequeño animalito herido__Para tener ese cuerpo era muy inseguro de si mismo
—Si te lo dijera tendría que matarte—Sonrio con dulzura.
Pero para los dos subordinados de Karl, esa sonrisa era la de un ángel caído con una oscuridad tan espesa.
—Llegamos—Informó Marcello.
Las puertas se abrieron, ¡Qué mansión más grande y bella! Ese color azul cielo con blanco le queda muy bien, aquí huele a dinero. ¿Aún puedo pedir más dinero? Creo que acepte este contrato por muy poco. Ni modo, ya firmé. Tampoco voy a tentar mi maldita suerte.
—¿Por qué hay tantos guardaespaldas?—Ahi a fuera hay muchos hombres vestidos de negro y lentes, como si estuvieran esperando al presidente.
—Es para hacer más significativa su entrada, tienen que conocer a su futuro señor.
—¿Era necesario? Para mi eso es muy excesivo, estamos en una obra de teatro no en el circo—Sali del auto, Francis lo siguió de cerca.
—¡Bienvenido Joven Alaya—Hiciero una reverencia.
Solo asenti con mi cabeza, esto me trajo recuerdos nada gratos, caminé más rápido hacia la puerta.
—Bienvenido, Joven Mael Alaya. Mi maestro lo espera en la sala—Lo recibió el mayordomo.
—Comprendo—Le pase mi abrigo, pude ver como los ojos de este anciano se sorprendieron, ya que este no es el cuerpo de un omega—Y si, soy Omega—Saca de dudas a Sebastián.
Me adentre al lugar, todo esta decorado con las cosas de más alta calidad, de pie frente a sofá estaba el que será mi esposo, es más guapo qué en los recuerdos de este cuerpo.
Ese hombre tiene el mejor cuerpo que haya visto en mi vida, pero lo que más me gusta son esos ojos, es como estar viendo dos lingotes de oro, del más puro.
Tan concentrado estaba admirando esos orbes dorados, Mael no prestó a tención a ese pequeño ardor en su nuca.
¿Dónde lo evisto? Sus rasgos fáciles me parecen conocidos, bueno no importa, da igual.
—Bebé ¿Por qué tardaste?—Karl lo abrazó, tenía que ser convincente.
¿Bebé? Eso suena horrible, siento como si fuera un niño con comida por toda la cara.
—Lamento hacerte esperar, mi lingote de oro—Correspondió el abrazo—Te he dicho que tus ojos son presiosos, ese dorado es el más hermoso color que mis puros ojos hayan visto—Se alejó de Karl.
Otro joven que se enamora de mi maestro, esta aprovechando el abrazarlo. Espera,... ¿dijo lingote de oro?
—No, es la primera vez que me lo dices, bebé—Lo volvió abrazar, sabía que el guardespaldas de su abuelo lo estaba espiando.
—Ese dorado tiene un toque de ámbar, es hipnotizante—Sonrio con timidez—podemos seguir después, ellos están viendo—Sus mejillas estas rojas por la vergüenza—Es vergonzoso.
—Finge que no están, te extrañe mucho.
Nadie te creía eso si vieran esa expresión tan fría que yo estoy viendo ahora mismo, necesita unas cuantas clases de actuación.
—Me vistes a noche, ¿no lo recuerdas?—Mael acaricio el pecho de Karl.
Tengo que confesar que si me dice que consumamos la noche de boda, diria si, ¿dónde me acuesto? Pero eso no sucederá, este tipo esta aguantando el no decirme muérete.
—Listo, esa persona ya se fue—Susurró—El sujeto que nos espiaba ya se marchó.
¿Eh? Ese joven se atrevió a dejar a nuestro maestro con los brazos extendidos. En vez de estar concentrado en el, esta más concentrado apreciado la decoración de la mansión.
Tanto Sebastián como Francis, están consternados. Ellos habían creído en la actuación de Mael, esa mirada que le había dado a Karl era de un joven enamorado, tímido enamorado.
Si nos engaño tan bien, con el señor Quinn será más que convincente, es bueno en lo que hace.
—Sebastian, lleva unos aperitivos y vino al despacho.
—Enseguida.
—“Bebé” sígueme—Hablo con sarcasmo.
—Si, “mi lingote de oro”
Seguí a este demandante maestro, esa voz fría que intenta soñar dulce es un poco desagradable. Entramos al despacho.
—Puede sentarse.
—Puedes dejar ese apodo tan feo—Comento Mael.
—Estamos solos, deja de tutearme—Fruncio el ceño—Lo mismo digo, "Lingote de oro" no se le ocurrió uno mejor—Se sento en la silla del despacho.
—Hable encerio cuando dije que tus ojos parecían oro, a mi me gusta el oro, que culpa—Hablo sin pelos en la lengua.
—Como sea, no viene hablar sobre eso.
—¿Entonces?
—Es sobre mi abuelo, el es una persona difícil de engañar, así que..
—Lo entiendo, soy muy bueno actuado. Aquí el del problema eres tú.
—Te dije que dejes de tutearme—Estaba molesto—Cuando estemos solos soy el maestro Quinn.
—Tks—Chasquio la lengua_Que genio, se hará más viejo "maestro Quinn"
Que fastidio el tener que lidiar con este joven, pare un mocoso de seis años, todo por el bien de mi abuelo, si, todo por hacer feliz a mi abuelo.
—¿Te aprendistes todo el libreto?
—Si.
Toc, toc, toc.
—Adelante.
—Maestro, su abuelo quiere ver solo al joven Alaya—Informo Sebastián.
Esta claro que quiere saber la verdad, si sabe que le estoy mintiendo, seba a decepcionar. No puede enferma más.
—Esta bien, ire—Me puse de pie.
—Por más intimidante que sea, no muestres vacilación.
—Cree que no lo sé, mi dinero está en juego. Guiarme a la dirección donde está el señor Quinn.
—¿Solo el dinero?—Preguntó con curiosidad Sebastián.
—¿Que más habría en este lugar que valiera la pena que no fuera dinero?—respondió un tanto confundido.
—Mi maestro por ejemplo.
—¡Sebastian!—Advierte que deje de hablar.
Lo sé maestro, pero tengo que estar seguro de que este niño no esté enamorada de usted para qué se divorcié como debe de ser. Que no ponga nada de escusas.
Les importaba más que no estuviera enamorado de Karl, que la gran cantidad de dinero que están por darme, eso era algo nuevo, los ricos son muy complicados.
—¿Por qué me importaría tu maestro? Es verdad que es todo un dios masculino pero no logra hacerme mojar, sin ofender.
¿Mojar? Qué joven tan vulgar, ¿Cómo tiene el valor de decir tales palabras sin sentirse avergonzado? ¿Debería de cancelar este matrimonio?
Aunque no lo diera a notar el orgullo de Karl, había sido herido.
—¿Qué? ¡El es el hombre más elegante, varonil, que pueda exister. ¿Esta seguro que se divorciara en su momento?!
—¡Sebastián!—Uso su voz de alfa.
El olor a menta combinado con romero, es una fragancia refrescante a la vez dulce, amarga o te hace sentir relajado según los ánimos que tenga la persona quien las posee, ese olor invadió el despacho, los ojos de Karl era mucho más dorados.
—Lo siento maestro—Hizo una reverencia.
—Joven Alaya ¿esta bien?—Use mis feromonas, se me olvidó que es un Omega...
—Ya terminaron de discutir, el señor Quinn aún me espera__Salio del despacho sin ninguna expresión de sofocación o signos de ver dejado salir sus feromonas.
—Con permiso, maestro—¿Como es qué no reaccionó? Es como si no fueran nada—¿No sintió nada por oler las feromonas de mi maestro?
—¿Que debería sentir? Anciano, preguntas demasiado para ser solo un mayordomo, no quiero nada con tu maestro, no me enamoré de él a primera vista, eso solo es un cuento de fantasía para las personas necesitas de amor—Susurró.
El amor es peor que las drogas, te consumen de una manera lenta y destructiva, te duele todo cuando no tienes ninguna herida que cause tu muerte.
Habla de una manera que no le importaba nada, solo el dinero, es lógico, según la información desde que su padre falleció, a tenido una vida dura, yo en su lugar también pensaría igual.
¡Pero que mierda! Ese anciano me mira con lástima, es repugnante, ya debió de leeré mi historia. No debía poner esa expresión cuando estoy sacándole dinero a su maestro, la palabra exacta sería; ayudarnos mutuamente, si eso es.
Tantas vueltas a empezado a marearme, ya perdí la cuenta de cuantas veces giramos a la derecha en el segundo piso, está mansión tiene más de seis habitaciones.
—Es aquí.
Por fin, ya me estaba frustrado porque nunca llegábamos, un hombre de Medina edad, muy bien parecido, cuida la puerta, el mismo que nos estaba espiado cuando llegué.
—El señor Quinn me indicó que podía pasar, solo el joven Alaya.
—Entonces, compermiso—Entre a la habitación, cerré la puerta.
En la cama ya hacia un anciano de unos 87 años, su cabello negro se había vuelto blanco por la vejez, sus ojos son dorados, ese color se está volviendo mi favorito, es como ver el oro, no me cansó de repetirlo. Su blanca piel está un tanto arrugada, pero su elegancia no se desvanece.
__Buenos días, señor Quinn—Hizo una reverencia, en su cara tiene escrito; nerviosismo, Mael juega con los dedos de las manos.
—No tenga miedo, no te haré nada. Sentarte aquí—Señalo la silla junto a su cama.
La voz de este anciano es igual que la de Karl, bien fuerte y grave. En fin son abuelo y nieto.
—Soy Iker Quinn, Sabes por qué te mandé a llamar solo a ti, ¿Verdad?
—Si—lo miro a los ojos—Es porque duda que yo y mi lingote de oro, estemos en una relación falsa.
__¿Lingote de oro? Ese apodo es un peculiar—¿Mi nieto dejo que lo llama así?
—Es por su ojos—Sonrio con timidez—Ese dorado de sus ojos es la cosa más preciosa que haya visto en mi vida—No habían mentira en sus palabras, ni en su mirada, porque se imagina que son oro.
—¿Entonces no es por su dinero?
—Tal vez piense que soy un casa fortunas solo porque mi familia es de un origen humilde, pero si quisiera dinero, desde hace mucho hubiera revelado que soy Omega—El anterior dueño de este cuerpo era un tanto ingenuo—Pero la verdad es que...—Sus mejillas se volvieron rojas.
—¿Qué?—El anciano en verdad no podía ver las mentiras que Mael decía sin morderse la lengua, por más experto que sea el anciano en distinguir la verdad o la mentira, con Mael era todo lo contrario, no podía ni siquiera leer sus expresiones faciales.
—Me enamoré de Karl cuando visito el club donde trabajo como guardia de seguridad, al principio me daba miedo, esa mirada fría te congela.
—Estoy de acuerdo en eso—El anciano asistió.
—Pero entonces vi que detrás de esa fachada fría había un calido corazón—Mael juega con su camisa, su rostro está hacia bajo, pero Iker puede ver sus orejas rojas—Desde ese día solo me conformaba con solo verlo desde lejos—Mentira, este cuerpo ninguna vez interactuó con Karl.
—En eso también tienes razón, mi Karl es un niño dulce.
Dulce mi culo, ese tipo caga cubitos de hielo frío. No sé cómo soportará fingir delante de este anciano sin poner esa expresión de quiero matar a alguien.
Este niño ¿En serio está enamorado de mi nieto? No puedo ver mentiras o vacilación en su mirada, eso zafiros color lila son los más puros que he visto en toda mi vida. O es que la vejez ya me hizo perder el toqué.
—Dime la verdad, ¿No te casas por qué el te está amenazado? ¿Eh?....¿Por qué lloras.
—Sus palabras son hirientes, me hace recordar mis más terribles recuerdos—Sollozo—Desde que era un niño nadie se fijaba en mi por tener un cuerpo de alfa en vez una piel suave como debe de ser un Omega...Karl fue la primera persona que no se fijo en mi físico si no qué aquí—Apuntó su corazón.
Este anciano no es como el tipo viejo que solo quiere casar a sus hijos y nietos por el bien de la empresa, no, este señor Iker solo quiere la felicidad de su nieto para descansar en paz y irse con su creador, por lo que su corazon es más sensibles con los temas de desgracia de una pobre persona como yo.
—Si quiere que deje a Karl porque no soy educada y no vengo de una familia adinerada... con el dolor de mi corazón lo dejaré—se puso de pie—No voy a poner la única familia de mi amado en su contra, para Karl usted es muy importante. No puedo dejar que por mi culpa se enojen—Camino hacia la puerta.
—¡Espera, no quería hacerte sentir mal! Vuelve a sentarte—Mael así lo hizo, se limpio las lágrimas.
—No, yo lo lamento, reaccione de una manera vulgar. Solo que recordar las veces que me gritaban fenómeno, me hizo enojar, no tengo la culpa de ser un Omega muy masculino en vez de lindo—Mael se veía triste—Como puede ver carezco de modales.
—Puedes aprender más adelante, tampoco es importante. Lo importante es que de verdad se amén.
—Lo hacemos, nos amamos.
—Si es así, entonces solo me toca darles mi bendición—Espero no estar equivocado y verme dejado engañar.
—Muchas gracias, señor Quinn—Hizo una reverencia—Estoy muy feliz.
—Desde ahora dime abuelo, seremos familia.
—Abuelo, ¿Nos hemos visto antes?—Desde que entre sentí que lo conocía y eso me está molestando.
—No, ¿Deberíamos?
—No, tal vez solo solo estoy confundido.
Mael no estaba equivocado, solo que no recordaba aquíen se parecía el anciano Iker Quinn.
—Si te casarás con mi nieto, ¿Dónde está la sortija?—Cambio de tema.
—¡¿Casarme? El le dijo eso!—Sus mejillas se tornaron rojas—¿Entonces es por eso que estaba tan nervioso y misterioso?
—¿No lo sabías?—Lo siento Karl, revelé una importé información.
—_No—Mael sostuvo su corazón que latía fuertemente, hasta el anciano escucho los latidos—No podré actuar norma con esta noticia.
—Tienes que hacerlo, si no Karl creará que no te gustó su declaración—Tomo las manos de Mael—Bienvenido a la familia—Sonrio—Cuida bien de mi nieto.
—Lo haré muy feliz, no se arrepentirá de su decisión—Sonrio ampliamente.
Lo siento señor Iker por mentirle sin remordimiento, pero es por el bien común, yo gano dinero, y usted una mentira hermosa donde su nieto es el hombre más feliz del mundo.
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