capitulo 25

Las esbeltas piernas del Omega se aferran a las firmes y afiliadas caderas del alfa, el beso se había vuelto más intenso, más caliente. Karl mordió un poco el labio superior, orillado a Mael abrir su boca y poder invadir con su lengua esa cálida cabida bucal.

Un gemido ahogado salió de los labios del Omega, al sentir como la invasora, rasposa y a la vez suave lengua se mezclaba con la de el. Componiendo una obscena melodía. El alfa tiene unas ansías y deseos de poder volver a sentir lo de hace tres días atrás.

Karl roza con sus dedos de arriba y abajo las piernas de Mael, causando escalofríos placenteros al más joven. El Omega frota y mueve con impaciencia sus caderas en el abultado miembro del alfa.

Mael tiene su mirada fija en el rostro de de karl. Ahora sin el aturdimiento del celo, ver sus cambios de expresión le parecía extraño como lindo. No creía que su cara de hielo se volviera así, de adorable e excitada.

El Omega no quería ser el único dominado, empujó bruscamente a karl. Subió arriba de él, sacude su trasero obscenamente. Karl gime consciente o inconscientemente. Eso lo tomo con la guardia baja. Sus ojos dorados se ven deslumbrados por la explendida figura e imponente Omega.

La vista desde aquí es grandiosa, el cubito de hielo ya no es un cubito. Ahora parece más un tomate apunto de volverse jugo, muy lindo..para su edad el sonrojarse de esa manera es demasiado tierno. Eso vuelve más divertido esto.

Mael frota descaradamente su redondo y firmé trasero en el erecto miembro, es un poco doloroso para el alfa, ya que, su misil quiere salir a jugar a fuera. Sentir la suave piel del Omega.

Ese dorado no puede verse más embobado de lo que ya estaba. Podía escuchar su corazón, aunque quisiera negarlo con todas sus fuerzas, eso no cambiaría el hecho de que, cayo redondito a los pies del Omega.

¿En qué momento exacto fue? No lo sabe, y tampoco quiere indagar más. Puesto que, Meal es un Omega al cual le costará mucho conquistar, o tener la fortuna de obtener una pizca de su amor.

Solo que el alfa no está dispuesto decirle "Me gustas" Creé que si no lo dice en voz alta, con el tiempo ese sentimiento se esfumara, que puede ser solo pasajero o por el calor del momento, no quiere aceptarlo por completo. Quizás muy en el fondo de él, sabía que, decirle algo así a Mael, solo arruinaría lo que aún no tiene un futuro.

Estoy perdido, yo, Karl Quinn. Entre a una batalla donde no sé...mejor dicho, no tengo la seguridad de salir victorioso. ¿He caído tan bajo?

—M-Mael—Ve a ese brumoso color lila.

—Que—Respondio.

—Eres hermos....

—¡Karl, ya me enteré de lo que pasó!—Abre la puerta de golpe—¿Cómo está Mael?...

—¡Abuelo!—Karl tuvo la destreza de cubrír por completo al semidesnudo de Mael, este solo lleva un ajustado boxer gris.

Hasta el pobre Hades, quién dormía en la lujosa alfombra del piso, pego un brinco del susto por la repentina entrada del viejo Iker.

—¡Se te olvidó la etiqueta!

Karl solo lleva puesto el pantalón de algodón, su rostro es rojo escarlata, esta muy aliviado que Mael, no pueda ver la vergüenza y timidez que esta escrita en su rostro.

No creí que esté alfa fuera distraído u idiota por no ponerle seguro a la maldita puerta, una oportunidad de volver a comer un platillo de placer, se fue directo a la basura.

Bajos las sábanas esta un molesto Mael, molesto por ver interrumpido su oportunidad de volver más que solo manosear al alfa.

—¡Querido nieto, ¿Que te paso?!

Iker veía con burlas a su nieto, pero también con asombro por esas muestras de cariño que tienen marcado su cuerpo. Sabía cuan avergüenzado está, pero quería seguir molestándolo.

—¡Abuelo, ya vete!—Lo empuja con cuidado hacia fuera.

—Karl, ¿Que es eso?...

—Hablamos después—No le prestó atención a dónde su abuelo, apuntaba.

—Hermano mayor, mamá estaba esperando en la sala...

—No entres—El anciano cerró la puerta—Los esperemos en la sala.

Esa mordida en su pecho es rara, más que una mordida parecía ser una marca, ¿Acaso mi nieto fue marcado sin darse cuenta? ¿Entonces Mael es un Omega sangre pura? Pobre de mi nieto....

—¿Que lo pone tan feliz?—Su sonrisa es un tanto extraña.

—Por nada, Claudio—Alborota el cabello del joven alfa—Por nada.—volvió a repetir.

En la habitación se formó un silencio incómodo, ninguno de los dos podían verse a los ojos.

karl quería seguir donde se habían quedado pero, no encontraba las palabras o la manera adecuada de volver a la cálida atmósfera de hace un rato.

—Me iré a bañar—Demasiado incómodo para mi gusto—Hades, vuelvo en unos minutos—Le da mimos.

El alfa mira el cuerpo semidesnudo de Mael, está tan sorprendido por todas las marcas que dejo en su esposa. Sobretodo las mordidas al rededor del tatuaje en la espalda de Mael.

¡Yo, hice todo eso, ¿me convertí en un perro? ¿No le dolerá?...es una lástima que solo recuerdo poco de esos tres días, quisiera saber que otras expresiones puso Mael, mientras nuestros cuerpos de volvían uno solo.

Karl puso una almohada en su regazo, ocultado su descarada erección, disque para que Mael no lo notara. Pero muy tarde, Mael ya lo había visto como sentido mucho antes de que los interrumpieran.

—La próxima vez ponle seguro a la puerta.—Dicho eso, Mael entró al baño.

Sin el notarlo, una sonrisa fue plasmada en los labios de karl, la que fue borrada al sentir la mordida en sus dedos, gracias a Hades. Cómo quién dice; "¿De que te ríes?"

—¿Quieres que te envíe de vuelta a Bira Bira?—Advierte.

Hades le muestra sus afilados dientes al igual que sus garras, advierte que también pode causarle daño.

Me estoy arrepintiendo de verlo traído, siento que este gato recibiera más cariño por parte de Mael, que yo, su esposo.

Karl baja de la cama a Hades, diciéndole que ese santuario solo le pertenece a Mael y al mismo que no permitiría que roben su lugar.

¿Que estoy haciendo? ¡Yo estoy discutiendo con un gato! ¿Cómo puedo estar peleando con un animal? ¿En que momento me convertí en esto?

Karl suspiró profundamente, le dió una última mirada afilada a Hades, el gatito le dio la espalda mientras se acomodaba para dormir un buen rato.

Antes de ir al gran armario, Karl se queda un buen tiempo viendo la puerta del baño. En esa mirada se puede apreciar el deseo de entrar y bañarse junto a Mael, pero retiró esa idea. Fue a vestirse decentemente para encontrarse con su abuelo y suegro e cuñado.

Mael salió de la ducha vistiendo ropa casual de invierno, haciéndolo lucir muy guapo, el blanco le queda más que bien. Sus mejillas se ven rosadas a causa del agua tibia con la que limpió su explendido cuerpo.

—Vamos a conocer a mi familia—Levanta en sus brazos a Hades—No los veas feos—Lo ve directamente.

Los dos pares de ojos color lila tienen un duelo de miradas, Karl solo los veías desde la entrada del armario. Y como si Hades sintiera la mirada de este, comenzó a ronronear tiernamente mientas frota su cabecita en el cuello de Mael.

Por un momento Karl podría jurar que le había sacado la lengua. Pero deshecho esos pensamientos que el creí muy estúpidos. Quizás Hades si este resentido con Karl, después de todo, estuvo encerrado en la jaula y siendo alimentado por marcello, otro tipo que no le agrada para nada.

—¿Ya estás listo?—Pregunta Mael.

—Si, vamos—Salen de la habitación.

El Omega se estremeció un poco al sentir como Karl, sostiene su mano. Ya que no es momento de estar en modo actuación.

Desde hace un buen rato que "mi lingote de oro" se está comportando extraño, bueno, que importa.

Bajan las escaleras, ahí está su familia. Alin y Claudio sonrieron al ver a su Mael, este solto la mano de Karl. Fue abrazar a su madre y luego a su hermanito. El alfa empuño su mano, por un mes se siento vacío.

—Bienvenido, hijo—Besa toda la cara de Mael—Te extrañe mucho, ¿Te encuentras bien?....—Alin abrió sus ojos engrande al ver las aún visibles marcas en el cuello de Mael.

—Estoy bien—Sonrie—Mira, el es Hades—Deja al gatito en el regazo de Alin.

Karl esperaba que esté se pusiera huraño pero no fue así, hasta con su abuelo fue todo un amor. Fue entonces que entiendo que solo tiene riña con el.

—¡Es lindo!—Exclama Claudio—Sus ojos es como estar viendo los tuyos—Frota su rostro con su agradable pelaje—¿Lo adoptaste o lo encontraste?

—Es un regalo de mi esposo—Abraza a Karl—El me sorprendió mucho—Sus ojos hacen contacto visual, el alfa sintió un hormigueo en su interior.

Esto si sorprendió a Iker, al principio creyó que Mael lo había adoptado y Karl no se negó para que su esposa fuera Feliz. Iker sabía muy bien que a Karl, no le gustan los animales. No siempre fue así, todo empezó cuando era un niño.

Ver morir a su pequeño perro Labrador retrievers, fue un gran Shock. Desde ese momento no se permitió así mismo volver a tener otra mascota.

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¡No puedo creer que haya hecho eso! ¿Cómo puede hacerlo? Peor aún, tenía que ser ese tipo. De solo recordarlo me causa náuseas, ¡Olí las feromonas de otro alfa! Agh.

Alden se está embriagado nuevamente, sigue sin procesar el hecho de que beso a nada menos que, a Donovan. El tipo que no le agrada y que además es un alfa. No puede aceptar que esas feromonas por un momento le parecieron agradable.

Es como si hubiese traicionado mis sentimientos por Mael, se que es estúpido. Pero, así me siento. Aunque no pueda tener el amor de Mael, quiero seguir compartiendo mi tiempo con el, aunque sea como un simple amigo. Me conformaré con eso.

—Alden—Suspira Ava—Si sigues así, tus riñones no llegarán ni a los treinta años—Expresa con preocupación—¿Cuánto días llevas así? ¡Ah, ya me acordé! Llevas tres días seguidos—Frunce el ceño.

Todavía puedo ver su adoloridas expresión mientras me contaba que, Mael había entrando en celo y que deseguro Karl estaba ahí con él, calmado sus inquietudes.

—Mejor aún—Suspira frustrado—Asi, no me veré en la obligación de casarme con la persona que elijan mis padres.

Avan lo ve con una mirada compasiva, entendía a su amigo. Los padres de Alden le han permitido que haga lo que guste. Todo eso cambiará cuándo entre a los treinta, desde ese momento tendrá que sentar cabeza y dejar su promiscuidad, tomar las riendas del negocio familiar.

—Esa es una de las razones por la que me alegro ser una persona de clase medía—Mira a Ciara, esta la ve devuelta, solo fueron unos segundos—No tengo que cansarme por el bien del negocio familiar—Cambia el vaso de whisky por un vaso de agua.

—En ese aspecto te envidio—Bebe de un solo trago el agua del vaso—No vendré por tiempo—Deja una gran cantidad de propina—Pero Podemos reuniones para hablar, después de todo, eres como mi terapeuta personal.

También envidio a Karl y hasta el mismo Donovan, aunque no no me agraden. Ellos son hijos de personas con agradable pensar, ponen la felicidad de sus hijos y luego el patrimonio familiar. Pero en cambio la mía, primero va el legado y por último mi felicidad, son tan patético, con 28 años encima y todavía sigo cumpliendo los caprichos de mis padres e abuelo.

—Voy a empezar a cobrarte—Sonrie.

—Me envías tu número de cuenta.

—Ve adormir, niño rico—Ava, chasqueo su lengua.—Ciara, me envías en mensaje cuando estén en casa.

—Si, luego vendré por ti.—Ava solo asintió.

Alden no iba del todo ebrio, su mente sigue muy lucida. Ya estando en el auto, se quitó el abrigo y bajo la ventanilla, quería que el viento helado lo despierte más de lo que ya estaba.

El alfa cubre su rostro con ambas manos, el nudo en la garganta le advierte que en cualquier momento las lágrimas pueden salir de sus ojos. En este momento está pensado en Mael.

Estaba más que seguro que esos dos, pasaron el celo juntos. Eso le causaba mucho dolor, no quería sentir ese sentimiento desgarrador. Se pregunta si esto se hubiese evitado si jamás hubiera aceptado que está enamorado de Mael?

No sabía que el amor podía llegar a doler de está manera, se supone que es la cosa más hermosa del mundo, si, tal vez lo sea. Pero solo si eres amado de vuelta. Si no es así, es la forma más destructiva de morir en vida.

—¿Quiere más agua?—Pregunta Ciara, la guardespaldas.

—No. Estoy bien así—Deja de cubrír su rostro—Conduce más rápido.

El frío comenzó a penetrar cada celula del cuerpo de Alden, pero ni asi, frunció su rostro o sintió incómoda. Eso no era nada con el dolor agonizante que su corazón siente, cada vez que su cerebro le dice que, olvidé a Mael. Que hay nunca hubo y ni habrá la más mínima oportunidad.

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