capitulo 24
No debería de sentirme así de bien, pero lo hago. Después de que almorzamos, Karl no a querido soltarme. Parece una serpiente enrollada en mi cuerpo, se que debemos fingir, pero no al punto de no dejarme hacer nada. Cómo caminar por ejemplo, o sentarme por mi mismo, se empeño en sostenerme en su regazo.
Cade me está crucificando con su mirada, aunque no lo muestre, se que me está maldiciendo, tal vez matándome de mil maneras en esa retorcida cabecita suya.
—No voy a levantar represalias contra ella—Expresa Cade con una voz amable, los demás arquean sus cejas con cierta incrédulidad.
—¿Por qué lo harías?—Prenguta Karl—Estas en propiedad privada, ella solo así su trabajo. Eres tú, quién causó los problemas.
En este momento quisiera tener palomitas y un gran vaso con hielo llenó de una bebida carbonatada, esto está por tornarse entretenido.
—¡Kal!—Exclama con reproche.
Cade se sintió herido por las palabras hirientes de la persona que más le gusta, Karl. Sus ojos se tornan llorosos, esa es una mirada que en su momento hacía vacilar a Karl.
Vaya que persona más mentirosa, sus lágrimas puenden parecer reales, pero para personas estúpidas. He vivido mucho tiempo, conocido todo tipo de personas, y está persona es la más buena cuando se trata de mentir.
Sus ojos están llorosos, pero si te fijas bien, puedes ver cuan molesto está. Empuña sus puños pero no por frustración, es por enojo de que nada vaya bien como lo había planeado.
—¿Por qué lloras?—Pregunta inocentemente—Esposo—Mira a Karl—Fuiste rudo con el señor, ¿No es tu amigo?
Francis por poco deja caer sus lentes al piso, los estaba limpiando cuando empieza ver la actuación de Mael. Siempre lo sorprende con cada frase que dice.
—Señor Quinn...
—Puedes decirme Mael—Sonrie—Me sentiría extraño si alguien mayor que yo, me habla educadamente. Más si es amigo de mi "Mi lingote de oro"
Donovan esta intentado con todas sus fuerzas el no reírse. Pero para los demás eso no pasó desapercibido. Veían con claridad esa sonrisa que está por explotar en una carcajada.
Esta conteniendose para no gritarme, esto te pasa meterte comigo, te hubiera dejado en paz. Pero se que le das órdenes a Marcello. Y también estoy seguro que le pedirá mas información de mi relación con Karl. Si vamos a luchar, luchemos, pero yo seré el ganador. No pienso perder mi dinero.
—Tengo 28 años, y no. No estoy llorando—Apreta sus dientes—¿Le gusta el oro?—Pregunta.
Verás te dejare como una persona que solo tiene los ojos puestos en una sola cosa, voy a dejar expuesto tus verdaderos colores.
Mael y Cade tienen un duelo de mierdas, pero la de Cade es más ardiente. Mael lo ve aburrido, eso molesto aún más al beta.
—Si. ¿Aquíen no le gustaría?—Expresa con un poco de confusión.
Veamos con que sale, deseguro intentará doblar mis palabras a una dirección diferente, para que yo, quedé como una persona que le encanta el dinero, y es cierto, pero a los ojos de las personas debo de ser un niño humilde.
—Ahora entiendo todo—Mira con tristeza a Karl—Todo se debe a eso.—Veamos como sales de está.
—¡Cade!—Advierte Karl.—Es mejor que cierres la boca antes de que yo, lo haga.
Todos había entendido a lo que se refería, Cade. Dándoles a entender que Mael solo estaba con Karl. Por el dinero y nada más por eso. Justo como lo había predicho Mael.
—Discupe mi ignorancia, ¿Pero de que está hablando, señor?—Finge ignorancia con una expresión inocente.
Nuestro señor están ingenuo y puro, tan puro que no entiende las descabelladas palabras de Cade Jefferson. Esta tan celoso que quiere ver mal a nuestro señor Quinn.
Edith y Marisol son dos personas tan lindas que no pueden leer la verdadera personalidad de Mael. Pero si la de Cade.
—Esta diciendo que se sacó por el dinero de nuestro maestro—Comento Marisol, antes de que Donovan lo hiciera.
La expresión de Mael se volvió llena de indignación y un poco triste, podías ver cómo muerde su labio para calamar las lágrimas que amenazan con salir.
—No sabía eso. No sabía que al gustarte las cosas brillantes signifique que soy un busca fortunas, tal vez mi respuesta fue mal interpretada, pero si dije que me gustaba el oro—Mael mira ese color dorado—Fue por lo ojos de mi esposo.
Karl, al hacer contactó visual con ese bonito color lila, estuvo a punto de llevarse la mano al pecho, su corazón se había sobresalto de manera anormal, todo por esa mirada hipnotizante.
—Cuando vi por primera vez esos ojos, fue muy difícil no pensar en oro, ese brillo resplandeciente te hace querer seguir apreciandolos. Son como dos exquisitos lingotes del oro puro, cuando el sol llega a ellos, ese color se vuelve transparentes, es como ver dos ardientes Soles.
Eso no era mentira, eso es lo más verdadero que Mael, haya podido decir. Y Karl también lo sintió muy real, tanto así, que su corazón dio un inmenso vuelco.
—No sé el motivo de querer dejarme ver cómo un casa fortunas—Sus ojos están apagados—Creo que tampoco quiero saber, iré a la habitación. Con permiso—Se pone de pie—Marisol que te mejores....—Sus piernas flaqueron.
Intento agarrarse de algo, al final sujetó la pierna lastima de Cade. Apretó con mucha fuerza, se enclina un poco hacia adelante.
—Pobre iluso—Susurra—Crees que las personas de este lugar me verán mal por las envidiosas palabras que salen de tu boca. Te odian por abandonar a su maestro, no te metas conmigo si no quieres salir perdido más que solo la lengua, intento de Omega....
Cade no soporto más el dolor y empujó a Mael, este podía detenerse pero quería ser más dramático.
—¡Mael!
Karl, evitó que cayera al suelo, lo levantó en sus brazos, con una mirada preocupada, lo revisa de pies a cabeza. Luego fulmina a Cade.
—Me disculpo—Se aferra de su esposo—No quería lastimarlo—Sus ojos se volvieron cristalinos—Solo que mis piernas no tienen fuerza—Ve a Karl—Fuistes muy rudo—Se sonroja, de nuevo le hace saber a Cade, que se Saborío a el alfa.
Karl se ruborizó al recordar los intensos tres días llenos de puro placer, la manera en que Mael se movía con esa mirada hipnótica, lujuriosa.
—Sol, tomarte una semana de descanso, Edith que cuide de ti mientras te recuperas, Donovan llevar a Cade. Explicarle a su familia lo que sucedió—Mira al beta—Vuelves a ponerle una mano encima a mi esposa—En esa mirada solo vez frialdad—Debes de estar listo para perder tus manos—Advierte.
Esto se volvió un poco raro, puedo sentir un frío escalofriante proveniente de Karl. Pero no va dirigido a mi, si no qué, a Cade. Si, esto se tornó muy extraño, no tendría que ser al revés.
—¡Fue el quien cayó sobre mi a propósito!—No podía creer que su Kal, lo este advirtiendo de una manera tan despiadada—¡Sabes lo que me Susurró al oido! El me dijo....
—¡Cállate!—Donovan explotó.
Cade casi salta por el susto, el grito de Donovan, fue lo menos que esperaba en esta situación.
—Nadie va a comprar tus inútiles intentos de dar lastima—Frota su ceño—Me disculpo por los repentinos gritos...Mael—Mira al Omega—Te traeré más tarde algo para aliviar tu malestar.
¿De que esta hablando este tipo? No me siento mal. Cuando dije sobre lo rudo que fue Karl. Fue solo para darle celos y poner furioso a Cade. Me estoy empezando a sentir como esas personas renacidas que fueron matadas y cuando vuelven, todos las aman después de tratarlos indiferentes.
Aparte Karl fue todo lo contrario, no fue nada rudo, lo poco que puedo recordar de esos tres días, el se comportó como todo un caballero, me trató de la una manera dulce, cada toque fue con delicadeza.
—Y tú—Ahora observa a Karl—No podías ser menos salvaje—Ese azul se volvió frío—Como sea, hablaremos después.
—¡Ah!—Como un vio costal de boxeo fui subido a la espalda de Donovan. Mi consternación no me deja procesar lo que está sucediendo. ¡Cómo podía traerme de está manera!
Ignorando todo a su paso, Karl subió a la habitación con Mael en sus brazos, al llegar a la cima de las escaleras. Dirige su mirada a Marcello, este no había dicho ni una sola palabra, pero se le podía notar molesto por la “Injusticia hacia Cade”
—Francis.
—¡¿Si?! Maestro—Acomoda sus anteojos.
—Sube a la habitación algo frágil y a la vez feroz. Marcello ya sabe que es, el te lo dará. Esta entre el equipaje.
—Entiendo, vamos—Toma a su hermano por el cuello de la camisa—Deja de estar funfurñado, ¿Cuando vas abrir tus ojos?—Suspira con frustración.
Frágil pero a la vez feroz ¿Que cosa es esa? ¿Compró algo mientras no me daba cuenta? Desapareció un momento cuando estaba empacaba las cosas.
Entramos a la habitación, por estar influenciado por el celo, no tenia cabeza para observar este lugar. Lugar que será mi nueva habitación, me gusta el color, es un tono grisado pero no tan oscuro, el blanco lo hace menos tétrico. Es espaciosa, ¿Esos son trofeos?
Había una vitrina con trofeos relacionados con el atletismo, concursos académicos. También veo que le gusta la lectura, bueno, si a los libros de negocios se le puede llamar así.
—¡¿Que estás haciendo?!—Dejo de apreciar el lugar, Karl le estaba sacado la ropa.
—Quiero revisar si estás bien—Retira el pantalón y ropa interior mucho antes que, Mael. Logra reaccionar.
Estando así de expuesto, Mael se puso un poco nervioso. La penetrate Mirada de Karl, entre sus piernas, es lava ardiente para el Omega, ese lugar esta más que inflamado pero no desgarrado.
—Deja de mirarme tanto—Mira hacia otro lado que no sea en dirección del alfa.
—Solo espera un poco—Busca en la gaveta del buró, una crema para calmar un poco la incomodidad en ese lugar—¿Puedo?—Pregunte, solo no esperaba ver esa expresión en su rostro, lindo... así que, él también puede sentir vergüenza.
—Me hicistes de todo—Vueleve a poner esa expresión de no puedes hacerme sentir nada—Me vistes de diferentes maneras y posiciones, por lo que es demasiado estúpido preguntar si puedes...mm~
Sin querer hizo un ruido obsceno, para el alfa, escucharlo sin la influencia del celo, lo hizo tragar grueso, ese pequeño sonido lo encendió un poco, por lo que terminó rápido de poner la crema, volvió a ponerle la ropa en un segundo a, Mael.
Lo cubrió con una frazada, disimuladamente fue al baño. Necesitaba remojar su cara con agua fría para a pagar esos deseos que recorren su cuerpo.
—Maestro, ¿Puedo entrar?
Karl, limpió su rostro, no dejo pruebas de que se había lavado la cara con agua fría para poder mantenerse despierto.
—Pasa—Tomo asiento en la orilla de la cama.
—Aqui está—No era precisamente una caja, es una jaula con un pequeño amiguito.—Con permiso—Se retiró.
Mael no podía creer lo que estaba viendo, sus ojos lila se encontraron con otros del mismos color. Solo que eso tiene pelaje y no es una persona.
—¡Hades!—Se sienta olvidado la incomodidad en su cintura—¡Mierda!—Vuelve acostarse—¿Cómo convenciste al dueño—Sonrie al sostenerlo en sus manos—¿Me extrañastes?—Hades solo maullo.
—Tengo mis métodos—Karl ve esa hermosa sonrisa pintada en los labios del Omega, pensado que ojalá fuera por el en vez de la emoción por sostener un gato.
Cómo Hades supiera lo que está pensado Karl, el lamió la mejilla de Mael, luego miro directamente al alfa. Este solo frunció el ceño.
—No hubo amenaza de por medió—Ve a los ojos ha ese alfa.—¿Verdad?
—No, nada de eso. Aparte Hades se encariño contigo, el dueño expresó que el no pasa mucho en contacto con ellos. Que lastimosamente su trabajo lo mantiene ocupado, solo vela por su bienestar.
Aparte tenía un plan "B" por si el dueño no aceptaba, no le quedaba otra que usar el apellido Quinn, pero de que Hades vendría con ellos, vendría, de eso no había duda.
—Eso me tranquiliza un poco—Acaricia el pelaje negro de Hades, el gato solo ronronea complacido.—Acércate un poco.
—¿Si?—Karl se acercó todo lo que puedo.
—Muchas gracias—Sonrie, una sonrisa que muestra su blanca dentadura—Este obsequio es muy agradable—Deja a un lado a, Hades.
En verdad estoy sorprendió, no creí que tuviera tal gesto o me prestará atención cuándo hablaba de querer tener a este pequeño gato, creí que me veía como un loco, pero no fue así.
Toma a Karl por el cuello de la camisa, acercado los labios del mayor, más cerca de los suyos. Sus miradas son uno.
—Te daré una recompensa, bueno, eso creo—Beso los del alfa.
No sé para quién es la recompensa, si para él, o para mí, ya que estoy aprovechando en manosearlo, es un ganar ganar.
Karl no perdió el tiempo en sorpresa, aprovechará cada momento que le de la oportunidad de disfrutar este tipo de contacto. A ciegas toma a Hades para bajarlo de la cama, este le araño un poco la mano, pero igual no lo soltó y lo bajo. No iba permitir interrupciones.
Subió arriba del Omega, sus dedos empiezan deslizarse bajo la camisa de Mael, acariciando la piel inmaculada terciopelada de su esposa.
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