capitulo 20

—¿Por qué suspiras tantos? Es como si te están obligado a volver.—Los días en esa playa se terminaron, es hora de regresar al bungalow. En la noche tomaremos el vuelo de regreso a casa.

Karl observa a un melancólico Mael, sin importar qué lleve gafas de sol, podía asegurar que la mirada del omega, tiene una mirada conflictiva.

—Asi me siento—Toma un gran sorbo de la margarita que sostiene su mano—No quería volver—Suspira con pesadez.

—¿Prefieres vivir en una isla que en la civilización?—Arquea su ceja.

—Si, prefiero vivir con los animales que con los humanos.

—Se me había olvidado que tienes las costumbres de un cerdo—Uno bonito.

Karl se veía tan malditamente caliente con esa vestimenta puesta, ¿Cómo una simple ropa de playa puede hacerlo lucir así, de candente? Esos lentes de sol dorados, le quedan a la perfección. Ni en mi tiempo de Emperador, no puedo encontrar una persona que le llegue a los talones...si había. Esa maldita tenía una belleza sin igual.

Mael mira fijamente a Karl, este se sintió un poco nervioso al ver ese color lila, inspeccionando su cuerpo completo. Es una mirada penetrante, como si quisiera encontrar algo en él.

—¿Que? ¿Tengo algo en mi rostro?

Mael volvió a su posición original, se recostó en la silla Libanesa. Las gafas vuelven a cubrir sus ojos. Un poco más y hubiera visto un Karl tímido con las mejillas un poco rosas.

—Nada—Por un momento creí que Karl, podía ser descendiente de esa maldita.

Pero ella tenía dos hermosos zafiros de un color azul negro, literal, era como ver ese minera de más alta calidad. Y en todas mis reencarnaciones sus descendientes tienen sus mis más características, por eso se me hace fácil encontrarlos y vengarme.

Se muy bien que no tienen la culpa, pero yo tampoco merecía esto, en nigún momento fui un tirano con mi pueblo. Fui un excelente emperador. Mi pueblo lo sabía. En lo único que me equivoqué fue, aceptar ese matrimonio.

Aveces me preguntó que hubiera sucedido si no lo aceptara, ¿Aún así mi muerte estaba escrita? La bendición del dragón se me fue retirada por ver matado a uno de mis hermanos, pero si no lo hacia, mi cabeza sería la que saldría rodando. El ser hijo de una concubina, tampoco ayudaba mucho.

¿Cómo podía amarla cuando ni siquiera yo podía amarme a mi mismo? No estaba para entregar un corazón que apenas se mantenía con vida. Desde el principio fuí sincero, le advertí que yo, no podría darle el amor que tanto anhelaba.

Todavia le pregunté unas cuantas veces más, si estaba segura en seguír con ese matrimonio. Ella solo dijo " Si, me casare contigo, estoy segura que ganare tu amor" y eso no pasó, ni en uno, ni en dos años. Nunca logré sentir ese afecto.

Cuando paseaba por mi jardín, escuché gritos desesperados. Fuí al palacio conjunto de la Emperatriz, aunque no la amara le tenía aprecio, la veía como una buena amiga. Ni bien había entrado cuando fui apuñalado con mi propia espada, muy irónico.

No sé porqué ella la tenía o si en mi palacio había un traidor y yo, ni cuenta me había dado. Lo último que recuerdo es que ella me veía con una expresión complicada para luego decirme "Si no serás mío, tampoco serás de..." ¿Que fue la otra frase? Lo olvide, no, como podría olvidar ahora.

Mael intenta recordar esas palabras, puede recordar cada segundo de sus vidas pasadas, la primera es la que más recuerda. Saber que olvidó algo, es malo porque tal vez paso de largó algo que, podría ayudarle a saber el porque de todo esto.

—¿Mael?—No reacciona—¿Mael?—Vuelve a llamarlo.

Karl retiró sus lentes de sus ojos, se levantó de la silla. Camina en dirección a Mael. De pie frente al Omega, inclinó su cuerpo un poco hacia adelante. Su rostro está a unos centímetros del más joven.

—¡Mael!—Le quita las gafas—Llegamos.

Ese bonito color lila se volvió un poco transparente, en ellos puedes ver cuan sorprendió esta, inconcientemente llevo su mano a su agitado corazón.

—¿Es así?...Mmm~!!!

Karl tuvo la osadía, desfachatez de besar los labios del joven Omega que, no logró reaccionar por el giro inesperado de cada acción por parte de Karl.

No pude contener mis impulsos, lo cual es vergonzoso, yo siempre he tenido autocontrol. Pero tenerlo a si de cerca fue muy tentativo, sus labios, mirada, todo el me está convirtiendo en una persona codiciosa.

Con muchos deseos que van dirigidos solo a Mael. ¿Me volví estúpido? Soy un hombre de negocios, alguien que no debe dejarse llevar por los deseos o por el instinto. Cuando invierto en un negocio, debo de estar más que seguro que será mío.

Solo que con Mael es diferente, Mael es la excepción. El es un joven lleno de secretos, lo que me muestra no es su verdadero yo, es una versión creada por el, para que las personas no lleguen más allá, donde ya estableció la linea.

Estoy seguro que si apostará algo con relación a Marl, no saldría ganando. No tengo la seguridad de ganar, yo. Karl Quinn, estoy cayendo por alguien peligroso.

—Bajemos—Hablo como si besar al omega, es algo que a venido haciendo desde siempre.

Mael mira la espalda de karl, hasta llegar a la retaguardia, algo se encendió en su cerebro. Esto no iba a dejarlo pasar tan fácilmente.

El que juega con fuego debe de estar preparado para quemarse, más cuando Mael es una llama ardiente que puede causar un infierno como un ventisca.

—Karl—Antes de que este girara, Mael ya lo esta abrazado por la espalda—Si sigues haciendo lo que se te plazca—Desliza su mano bajo el short del alfa.

Karl se estremeció al sentir como la mano de Mael, agarra con fuerza esa tercera pierna.

¡Esto es anormal! ¿Puede existir algo así de grande? Quería molestarlo pero no creí que mi mano no fuera capaz de abarcarlo por completo. Si esto llega entrar en algo tan pequeño como mi culo. Se romperia!!

Mis ganas de tener este cuerpo están empezado a flaquear, no me gusta el dolor, soy inmune casi a todo, menos al dolor y la oscuridad esas dos cosas me aterran.

—Es más pequeña de lo que creí—Tampoco iba a perder la oportunidad de desquitarse por verlo besado sin su permiso, aún si tenia que mentir con respecto al "Tamaño"—¿Te pones algo allí para que se te vea abultado?

Mael no podía ver la expresión negra del alfa, solo apreciaba el cuello que se tornó un poco rojo. Solo que el omega creía que era por lo moleste que esta.

Ya lo moleste bastante, es mejor que me detenga aquí, antes de que me tiré al agua.

Mael retiró la mano de ahí dónde la tenía sumergida, se alejó del cuerpo del alfa. Bajaría del yate antes de que karl quisiera tirarlo al mar.

Solo que no logró bajar cuando Karl, lo jalo del brazo, lo inclinó en el yate mientras el se colocaba detrás de Mael. Con su pierna separó las del Omega.

—Veamos si no es envidia la que tienes—Susurra en el oído de Mael.

Sueltame

Karl se sorprendió por esa voz escalofriante, todo cambio en un instante, de un broma paso a algo más traumático y serio. Todo el cuerpo de Mael, se encontraba más tensó de lo normal.

—¿Mael?—Karl lo suelta para girarlo suavemente, ese color dorado se contraen al ver la expresión de Mael.

Era una vacía, ese color lila no tenía una pizca de brillo, su respiración hiperventilada es asfixiante, en ese rostro de porcelana podías ver gotas de sudor que bajaban a su cuello. Él estaba en un trance dónde nigun mal podía hacerle más daño del que ya recibió.

¿Me pase? No iba hacerle nada, solo iba aparentar que deslizaria mi mano como el lo hizo conmigo. ¿Sufrió algún trauma? ¿Hacer eso le recordé cosas desagradables?

—No quería hacerlo—Karl posa su frente en la de Mael—Solo quería seguir tu juego—Acaricia el rostro del Omega—¿Mael?

Lo sostiene en sus brazos, no podían quedarse en el yate. Suben al Jeep para regresar al bungalow. Mael aún no quería salir de su trance.

—¿Mael?—Vuelve a llamarlo.

"Te esta llamando, ¿No irás?" <No quiero ir, estoy bien aquí>

Mael estaba en su subconsciente hablado con su Omega interior, se sorprendió al ver como podía crear un lugar cálido en su subconsciente.

"Vuelve, no quiero que te veas débil enfrente de nadie" <No somos débiles, tu fuistes quien me trajo aquí, ahora me estas echado> chasquea su lengua.

"Si no hacia, ibas a volver a recodar lo que tanto quieres olvidar." <Estoy bien, karl no me causa asco, es por eso que lo molesto.>

Es raro y un tanto inquietante el hablar con una persona exactamente igual a mi, pero a la vez agradable. Después de todo el Omega en mi, es el único que me entiende y me conoce.

—Si vuelves hacer algo así, te pateare el trasero—Frunció el ceño con irritación, le esta doliendo la cabeza.

—Lo siento—Tiene una mirada afligida.

Al ver a Mael con la mirada perdida y en sus brazos fue más que un shock para alguien como él, Karl también tiene sus traumas, relacionados con la muerte de sus padres.

—No es necesario que te disculpes—Intenta alejarse pero karl, lo opresa más en sus brazos. Impidiendo que se levanté—Fui yo quien empezó a molestar.

Mael se cansó de forcejear por lo que se rindió y se quedó ahí, siendo sostenido por el alfa. De todas maneras faltaba poco para llegar al bungalow.

Karl quería preguntarle tantas cosas pero prefirió callar. Después de todo fue el quién especificó que la vida privada es solamente de ellos mismo, que ninguno debía de meterse en la vida del otro.

                                                  {~~~~~}

¡Joder, como duele mi cuerpo! Odio el maldito ciclo de calor, siempre me deja adolorido. No puedo tener a alguien con quien pasarla porqué....tengo un problema.

No siento ganas de coger con nadie, es más un calor que arde y quema que no dan ganas de tener relaciones sexuales. Si no fuera así, tendría a dos personas acostadas en mi cama ahora mismo.

—¿Como llegue a mi casa?—Toma una aspirina—No me acuerdo de nada, ese es mi otro problema. Olvidó todo, solo espero no haber hecho una estupidez.

Con solo un bóxer puesto en su magnífico cuerpo, el bajo de la cama. Quería darse un baño.

Debo de darme prisa, hoy regresa Mael. Quiero estar presente por si quiere irse solo del aeropuerto privado. Estoy muy seguro que Cade, estará en ese lugar.

Si hubiera sabido que el futuro esposo de Mael, era ese tipo. Yo, quizás hubiese cometido una locura. Me robaría a Mael, ese mismo día que se casó.

No me importaría que me odiara para siempre, con solo salvarlo de un dolor así, era más que suficiente para mi.

Varias personas saben que Cade Jefferson, es el gran amor de karl Quinn. Cuando se fue sin decir adiós, fue algo devastador para ese estúpido alfa.

Alden golpea la pared de vidrio reforzado, con gran fuerza. Cada vez se le hace difícil el no pensar en Mael. Trata de no hacerlo, pero le es imposible.

Soy tan patético—Sonríe con burlas hacía el mismo—Merezco esto por estúpido, egoísta, sin corazón...no, si tengo corazón, porqué duele mucho.

Con esa expresión no se sabía si estaba triste, o estaba llorando. Solo se podía ver esa lamentable mirada.

Termino de bañarse, envolvió la mitad de su cuerpo con una toalla, antes de salir del baño, cepilla sus dientes.

—Joven maestro—Llaman atraves de la puerta.

—Adelante.

—¿Se encuentra bien?—El mayordomo, lo revisa de pies a cabeza.

—Estoy bien—Deja de secarse el cabello—¿Solo por eso me buscas?—Frunce el ceño.

—Si, hace tres días se veía muy raro. Tenia un aroma diferente en su cuerpo.

—¿Aroma?

....¡¿Qué son esos fragmentos de recuerdos?!...No puedo distinguirlos. Al diablo, de seguro ligue con alguien, otra cosquita de una noche. Si no lo recuerdo, mejor aún.

—Si. Me sorprendió que no vomitara, después de todo eran feromonas de un alfa.

—¡Alfa!—Mi estómago se sintió asqueado—Quema esa maldita ropa—Frota sus brazos, ahora más que nunca no quiere recordar nada.

—¿Seguro?—¿Acaso tampoco recuerda que la olfateaba como un perro?

Puedo asegurar que hizo algo más. No le diré porque capaz y me mata con su fría mirada. Mis viejos huesos ya no están para eso.

—Como ordené. Mis señores lo están esperando en el comedor.

—Ya bajo—El mayordomo salió de la habitación.

Por favor. Yo, yo, relacionandome con un alfa, eso es escalofriante.

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