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El viento sopla salvaje azotado los cabellos rubios y negros de ambos alfas que se encuentra acampado arriba del mirador, observando las estrellas en ese oscuro cielo que a poco a poco va siendo deslumbrado por ese monto de estrellas.
Los dos alfas se protegen del frío con esa peludita colcha y no podia faltar su temperatura corporal, no había más agradable que el calor de sus cuerpos.
Luego de cenar a la luz de las velas una deliciosa comida, dieron un grato paseo por todo el lugar. Subieron a unos cuantos lugares turísticos desde dejar flores en el lago subido de una pequeña lancha hasta jugar a tiro al blanco en una de las tantas salas de juegos en ese lugar.
Cada sitio con diversión tiene una seguridad y requisitos que acatar para no terminar volviendo un completo caos donde te encuentras parado.
Los novios luego de jugar y realizar que otras actividades, subieron al mirador que es lo suficientemente espacioso para dos personas, con pequeñas cosas que podría usar o comer durante su estancia ahí arriba.
El alfa de cabello rubio se quedó todavía más impresionado estando ahí arriba y de como todo se veía un poco pequeño. Comprendido que si sufría de temor a las alturas, él no hubiera podido disfrutar de esto con su querido novio, Donovan.
—Me la estoy pasando tan increíble.—Estado con él lo simple se vuelve inolvidable y lo aburrido en algo divertido.
Alden descansaba en el pecho de Donovan, con su coronilla sobre el pálido cuello del alfa ojos azules. Apreciado todo a su alrededor mientras sus manos se encuentra entrelazadas.
—Fuera genial si todos los días fueran así.—Nunca pensé o llegué a imaginar que un día podrían tanto esmero por obtener ese oso negro de ojos azules.
Desde el momento en que lo vi fue como ver una versión animal de Donovan, solo que más adorable y suavecito aunque nada se compara al original a mi alfa.
Quien diría que casi a mis 30 años me empezado a divierte y a disfrutar las cosas que debí hacer en mi adolescencia o juventud. Sin embargo, en ese momento no había nadie digno con quien crear esos momentos.
Ahora que lo pienso, mi vida ha sido muy solitaria y ni cuanta me había dado. No tengo un amigo confiable con el que pueda despejar cualquier clase de duda o pedir algún consejo.
Tal vez si sabía que estaba solo sin importar si tenía alguien o no con quien ahogar mis penas. Tengo a ava o a mi guardaespaldas Ciara, sin embargo no tenía esa confianza de decirles algo más allá de lo que ellas, deducía o descubría por mi comportamiento.
¿Es por eso que me empeñaba tanto en dormir con diferentes personas? De esa manera no tendría un compromiso porque desde un principio tenía miedo a ser dejado y es por eso que prefería ser yo, quien terminara con todo para ahorrarme cualquier desilusión.
—Podemos venir cuando quieras.—Gira con gentileza el cuerpo de Alden. Mirándose fijamente con dulzura y deseo.
Sus ojos se miran una radiante, ese hermoso color miel tiene un pequeño brillo acusa de la luz de las estrellas, pero también es un brillo que le pertenece haciéndome saber que se encuentra feliz.
—Todos nuestros días serán feliz.—Baja con delicadeza sus manos desde el cuello hasta las caderas de Alden.—No puedo asegurarte que no habrá que otra discusión por cosas sin sentidos o por desacuerdos.
Alden se estremeció al sentir esas grades y frías manos deslizarse dentro de sus pantalones, traspar su ropa interior.
Los vellos de sus manos y cuero cabelludo se tensaron al momento en que las yemas de sus dedos se escabulle por la rendija de sus glúteos.
—Sin embargo, trataremos de solucionarlo rápidamente antes de que se agrave.
—¡Unh!
Su dedo travieso se encuentra jugado con ese emocionado lugar, lo toca pero luego se aleja en el momento exacto que ansioso pequeño orificio se contrae al toqué de ese dedo travieso.
—Prometo darte la razón sin importar que estes equivocado.—Inclina su rostro hacia adelante, olfateando en cuello de su pareja.
Cada vez que su nariz percibe ese suave aroma a Kiwi, los ojos azules muestran un pequeño pero muy oscuro destello de deseo por dejar una marca como la suya en su cuello.
Le encanta ver esos dientes marcados en su piel, cuando Mael y Karl le explicaron que eso pertenecía a Alden, su emoción creció todavía más. Saber que le pertenece al alfa rubio, fue fenomenal de escuchar aún cuando no recordaba en que momento exacto pasó.
—Don...¡Ah!—Jadeo al momento en que ese dedo travieso preciono la pequeña entrada.—Lo sé. —Sostiene en sus manos el rostro de Donovan. Mirándose deseosos.—Sé que nunca me voy a repetir de entregarte mi corazón, de amarte como te amo...sin importar las dificultades o los rechazos, me quedare contigo..así que tu también nunca me dejes sin importar nada. Te amo.
Quería poner atención a todo lo que me decía con su dulce y muy sincera voz, sin embargo desde que escuché ese "te amo." Fue lo único que podía escuchar una y otra vez, como si estuviera navegando en un mar se algodón de azúcar.
—Te amo.—Sonrío ampliamente.—Queria decirlo primero, pero me ganastes.
—¿Qué?—El viento frío de repente se volvió cálido, mis huesos que en su momento temblaban de frío cuando mi cuerpo se alejaba de Donovan, se calentó de repente.
Ya ni siquiera podía sentir nada más que solo la calidez filtrándose por mis poros. En mis oidos y corazón solo podía escuchar el eco de ese "te amo."
—Te amo.—Repitió una vez más.
Volviendo como gelatina el cuerpo del alfa de cabello rubio, tenía miedo que su corazón se detuviera de la emoción penetrado más que solo su alma.
—Te lo diré cuántas veces quieras.—Inhala.—TE AMO MI ALFA.—Gritó.
Una vez más el eco de su voz resonó por todo el lugar, atravesado el corazón de Alden, quién tiene una sonrisa dulce en sus labios.
—Solo cállate y hazme tuyo.—Demandó lascivo. Moviéndo su trasero circularmente.
—Como order mi señor.—Beso los labios de Alden.
Entre besos apasionados y caricias desenfrenadas se fueron despojado de toda su ropa que solo estorba en su acto de darse mucho amor.
Al quedar completamente desnudos cado uno aprecio la piel del otro, rozado ya sea con sus dedos o besos el cuerpo desnudo del otro.
Dejado más que solo una que otra marca de diente o chupetones en la piel enrojecida de Alden. Sobre todo, en las cerezas que en cuestión de segundos se volvieron duras como una roca.
Ambos se perdieron en las caricias dadas por sus labios o manos, justo como en este momento en que las manos de Donovan, se encuentra masajeado los redondos glúteos del alfa rubio.
Suavemente, delizo un dedo después de empaparse con suficiente lubricante y no lastimar a su amado Alden. Sin importar cuántas veces haya el amor, Donovan siempre prepara a Alden con sumo cuidado.
—Mmng~—Ese lugar sigue siendo tan estrechó, pero mucho más emocionado de lo normal, será porque tenemos una semana sin haber echo el amor.
Alden alzo un poco más sus caderas al mismo tiempo que abría sus piernas, dejado caer su pecho sobre el del alfa ojos azules.
Jadeando pesadamente por estimulación en su cuerpo y eso que Donovan, a penas había metido un segundo dedo y Alden ya se encuentra sacudiendo sus caderas con impaciencia.
—Ahgm~
Donovan fue sorprendido, su alfa se aferró de la solitaria polla, frotándose mutuamente ya que Alden, no quería ser el único en disfrutar esas grandiosas sensaciones tomando control de su tembloroso cuerpo que no dejaba de tragarse con ferocidad los tres dedos intruso en su hambriento orificio.
—Meterlo ya.——Demandó con impaciencia.
Mi piel se erizo al escuchar su voz dominate y calentado todo de mí al sentir su aliento caliente cubriendo mi maltratado cuello por sus muestras de amor que, van desde mordidas a chupetones es como si Alden quisiera comerme por completo.
—Don...—Se quejo al sentirse vacío sin esos dedos, que en su momento estuvieron acariciando todo su interior.
—Tranquilo.—Sonríe al verlo inquieto, mirándole con ferocidad.—Tomalo.—Siguiere lascivo.—Montarlo.—Abofetea las caderas de Alden. Sacado que otro gemido vergonzoso de los labios semiabierto del rubio.
Con su rostro todo rojo por la vergüenza, Alden sostiene en sus manos bruscamente el miembro de Donovan. Posicionado ese taladro grueso y potente en ese agujero que se contrajo al sentir esas venas palpitantes.
—Aah~—Maldición esto es complicado.—Mngh~
¿Por qué están grande y gruesa? No siento que baje mi cuerpo por más que lo intente. ¡Ni siquiera la punta a entrado! Joder, no es la primera vez que los sabemos cómo para que cueste tanto...
—¡¡Aaaaghh!!—Tan profundo.
Donovan se emocionó tanto viendo a su amado batallado para tragarse su cosa por completo, que se calentó mucho más y solo quería estár dentro de Alden. Golpeado cada sitio suave de su febril interior.
—Tan caliente.—Comentó, lamiendo sus labios.
Llevo sus manos a esas cerezas rojas, haciendo un desastre de esos rojos e hinchados pezones por las mordidas dadas por Donovan.
—Cada vez que subes y bajas tu interior se contrae, apretado tan fuerte mi miembro que tengo miedo que lo rompas...Nhg~
Sus caderas se han empezado a mover por si solas, buscado sus propios lugares sensibles donde empujar con más fuerzas, se podría decir que él mismo está guiando a mi miembro de dónde tocar, que loco pero me encanta. Se sienten tan malditamente bien de como me domina, mientras cabalga sobre mí.
—Aahh~...ahí.—Demanda, aferradose de los hombros de Donovan.—Amgh~—Una vez más su punto dulce fue embestido salvaje.—Don...Aah~
Mis dedos de mis pies se encorva y mis piernas tiembla cada vez que su miembro penetra ese lugar, haciéndome perder la cordura. Todo daba vueltas por la inmensa estimulación.
—Aldon.—Lo nombró entre jadeos.—Estoy en mi límite.—Se apoderó de los labios del alfa rubio.
Su punto dulce era golpeado tan salvaje que Alden, poco a poco fue perdiendo la fuerza por toda esa epifanía de placer destruyendo placenteramente su descontrolado interior que no paraba de aferradose de ese eufórico miembro caliente a punto de soltar toda la carga.
—Nmhg~
Con un suave murmullo e intedible los dos alfas llegaron al climax, mirándose con esas miradas que estaban tan brillantes como el cielo arriba de sus cabezas.
—¿Don?—Al momento que su espalda toco el suave colchón, Alden se estremecio.
Su cuerpo aún se encuentra sensible, tratado de respirar y Donovan ya se encuentra con la intención de meterlo en ese pequeño lugar, otra vez. Eso sería demasiado estímulo y Alden tenía temor de correrse con solo el roce de la punta de ese palpitante miembro.
—Tan lascivo.—Lame sus labios al ver esa rosada entrada contraerse.
Alden se encuentra con sus piernas de par en par, sin dejar nada a la imaginación y eso pone más cachondo al alfa ojos azules.
—Demasiado sexy.—Inclina su pecho hacia adelante, tocadose con el del contrario, sintiendo como sube y baja el pecho de Alden, por su respiración aún acelerada.—Te amo.—Muerde los labios del Alfa rubio, quién soltó un gemido que se terminó por perderse en la boca lasciva de Donovan.
Una vez más volvieron a estar unidos, Sus gemidos y ruidos obscenos se camuflajan con el cantar de las aves o que otro animal, ocultado el hecho que ahí arriba en ese mirador estaban haciendo algo más que solo ver las estrellas.
Dos amantes enamorado se estaban entregando en cuerpo y alma, reforzado todavía más ese lazo que los une sin importar que no sean destinados, ellos dos aman y eso jamás cambiará se oponga quién quiera oponerse.
Antes de elegir la comodidad o los deseos de alguien más, a decidido elegirse a ellos mismo, a su amor antes que todo. Ellos estarán primero siempre.
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