+18 capitulo 44

Jamás creí que estaría todavía vivo para presenciar tal acto desesperado y vergonzoso de mi inexpresivo y frío nieto. Verlo en ese estado es tan absurdo y a la vez tan gracioso, ¿Quién diría que el gran maestro Quinn, estaría suplicado? Ésto amerita ser grabado y que pasé de generación en generación.

El viejo Iker, observa a su nieto. Quién está ladrando desesperadamente el nombre de Mael, a la vez que golpea la puerta suplicando que lo deje entrar.

—Mael—Giraba la perilla pero tiene seguro desde adentro—Vamos, abre la puerta para que podamos hablar.

Tendré que ir al hospital y cortar las manos de Cade. Tal vez así me perdoné mi esposa. Enviaré esa familia a la ruina.

Cede fue llevado al hospital con un inmenso dolor por la fractura de cuello y un hombro dislocado, dos dedos fracturados. Y eso que, Francis logró apuras penas detener a su jefe.

Karl estaba tan furioso que todo el piso donde se encontraban fue cubierto de puras e irritantes feromonas que te hacían saber su deseo de asesinar. Francis suspiró aliviado porque no le pasó cierta información a su jefe. No podía decírselo en ese momento sin que, Cade fuera lanzado desde el quinto piso donde se encontraban en ese instante.

Al parecer Cade y Alex fueron los culpables de que el abuelo de Mael, descubriera la existencia del omega. Fue por culpa de ellos que están queriendo llevarse a Mael.

—¿Mael?—¿Por qué hay tanto silencio? Siempre que lo llamaba me gritaba que me largará.—¿Mael?—Vuelve a llamarlo, sigue sin haber respuesta.

Una desagradable y temerosa preocupación va penetrando de a poco el cuerpo de Karl, hasta lograr traspasar sus huesos y esa preocupación lo está empezando ahogar.

—¿Esposa?—No podía pensar bien, mi corazón tampoco ayudaba, se sentía tan ansioso enviando señales de alerta a mi cerebro.

Karl con aquella asfixia que apretaba sus pulmones, tiró la puerta de una sola pata. Su alma salió de su cuerpo al ver las ventanas abiertas, el viento azotaba fuertemente. Esos ojos dorados buscan a Mael.

Karl pensó lo peor al ver que Mael, no se encontraba en la habitación. Creyó que podía a ver escapado por la ventana. Sintió un escalofriante deja Vu.

—¿Qué fue ese ruido?

Mael venía secado su cabello, su cuerpo viste una fina bata de seda, pegada a su maravilloso cuerpo esculpido. Hace unos minutos terminó de ducharse.

Por fin logré respirar un poco de aire, verlo ahí viéndome me hizo sentir vivo, aquella ansiedad que opreso mi corazón, fue disminuyendo. Él seguía aquí y no se había ido a ningún lado. Fue como si mi cuerpo se sentía tan liviano.

—¡Que demonios....!—La toalla que sostenía cayó al piso, el repentino abrazo desesperado de Karl, me desconcentró. Sus ojos tenían una mirada afligida.

Su cuerpo está templado como si hubiese estado muchas horas bajo el frío invierno. Algo estaba mojado mi cuello y no era precisamente las gostas de mi húmedo cabello. ¿Son lagrimas? ¡Karl está llorando! ¿Por qué?

La mirada de Mael hizo contacto visual con Ademir, el guardaespaldas del anciano Iker. Él estaba volviendo a poner la puerta en el lugar correspondiente para que, nadie interrumpa a la pareja.

—¿Karl?—Hunde sus dedos en ese hermoso cabello azabache despeinado.

—C-Creí que te habías marchado—Su voz tiembla.

Es la primera vez en mi vida que me siento tan perdido y desesperado sin saber que hacer. Es un sentimiento agobiante que te hace sentir como si en tu espalda cargaras miles de cactus pinchado tu piel desnuda.

—¿A donde iría con este horrible clima?—Quiere alejarse de Karl, pero este lo levantó en sus brazos para llevarlo a la cama.

—Me asusté cuando ya no logré escuchar tu voz—Se arrodilla en el piso. Abraza la cintura de Mael, apoya su cabeza sobre el regazo del Omega

—No iré a nigún lado, tonto—Acaricia el cabello de Karl—Ahora largo, todavía estoy molesto.

—¿Que puedo hacer para que me perdones?—Desata los cordones de la bata—Dime, esposa—Lame el medio erecto miembro de mael.—¿Entonces?—Presiona con su lengua lascivamente la punta del glande del Omega.

—Ahg~—Caliente, su lengua se encuentra muy caliente al igual que su respiración respingado en su piel desnuda.

Los dedos de las manos del Omega, se vuelven pálidos por la presión que ejercer al sostenerse de las sábanas blancas. Karl mueve su lengua como su fuese una serpiente al rededor de su duro y firme miembro.

—E-Esposa~—Desliza suavemente por su garganta el miembro del Omega.

Huele bien, me gusta como la fragancia de ese jabón se mezcla con el aroma azahar de sus feromonas. Me hace querer lamer, succionar y tragar todo lo que salga de está cosa que tengo en mi boca. Puedo sentir las palpitaciones y de como va calentándose cada vez que mis labios y boca le dan caricias inolvidables.

—¡Nhg!...tan bien, se siente bien.

Mael dejó se agarrarse de las sábanas para sujetarse del cabello de Karl. Ese alfa sabía cómo mover esa lujuriosa boca. Había válido la pena comer y ensayar con un plátano aunque, el grueso era muy diferente. Mael no era pequeño de ahí abajo.

Las piernas de Mael se aferran del cuerpo de Karl, empujándolo más profundo al igual que embiste a un ritmo suave la boca del alfa.

Karl tenía una expresión feliz, estaba dándole mucho placer a su Omega. El cual no deja de gemir y maldecir sobre lo bien que se siente y lo sensacional que es la boca del su alfa.

¡Demonios se supone que estoy enojado! Pero mírame aquí, disfrutado de su maravillosa boca que está quemado mi polla.

—¡K-Karl!—Llego al clímax.—¡E-Escupirlo!—Muestra sus manos para que lo deje salir de su boca.

El alfa no obedeció y termino por tragar todo y no permitió que nada se derramará en el piso, ni una sola gota.

—No sabe mal—Lame sus labios.

—¡Estás loco!—Le da pequeños golpecitos en los hombros.—Eso no sabe bien.—Lo empuja con el pie, pero el alfa tuvo la ligereza de atraparlo cariñosamente—Sigo molesto....¡Mmhg~!

Karl pasa su lengua entre los bonitos dedos de Mael, los envuelve luego suelta para lamerlos lascivamente, con esa mirada eufórica fija en el rostro y bonitos ojos color lila extasiados de placer.

—Quiero hacerte el amor—Pone una expresión y ojitos de lobito herido.—¿Podemos?—Besa los hermosos muslos del Omega.

—No pidas permiso y solo....—Cual perro encelo, Karl capturo los labios de Mael. Desliza sus manos entre los muslos del más joven.

Mael se estremece al sentir los largos y gruesos dedos buscar su lugar más íntimo. Karl sonrió al darse cuenta que, ese lugar había sido preparado y pegajoso como si hubiese derramado algún lubricante. Mael estaba extremadamente excitado.

El alfa se despoja de su ropa rápidamente, sin romper el apasionado beso que derrite sus adormecidos e hinchados labios.

—¡Aaah!

El interior del Omega se regocija eufórico al sentir ese gruso, grande y duro miembro explorar su caliente interior. Quemado sus entrañas en puro placer.

—¡Me quema!—Jadea—Tu ardiente interior me está quemando—Pasa su lengua desde el cuello hasta morder y chupar los erecto pezones.

—Unmh~....Esposo—Susurra entre gemidos.

Se siente tan bien, es la segunda vez que lo hacemos sin condón y la sensación es mucho más placentera que la primera vez. Mis caderas no dejan de moverse al vaivén de sus embestias. Cada vez que me embiste llega un poco más arriba de mi caliente y apresado abdomen tanto que da un poco de miedo.

Mael subía y bajaba devorando una y otra vez ese miembro que se volvía loco a sus movimientos a la hora de estar sobre él, cabalgando lascivamente.

Los ojos de Mael se volvieron de un color más claro al inhalar una fuerte cantidad de ésas intensas feromonas. Ese dulce olor exploró su nariz, era un aroma que querría oler para siempre.

—¡Aaahhg!...¡Karl!—Derramo todo sobre el pecho del alfa.

Mael tenía una mirada perdía con miles de corazoncitos en sus pupilas, su cuerpo tenía espamos repetitivos más cuándo Karl, mueve sus caderas.

—¡Es...Espera...aahhg!—Volvio a levantarse ese miembro que a se unos segundos estaba disfrutado un enloquecedor placer.—¡Mierda, mierda, que bien se siente!—Gime de forma obscena.

—No podría vivir sin ti, es por ti que estoy respirando, es por ti que mi corazón sigue latiendo cómo lo hace—Las lágrimas se deslizan por sus mejillas—Te amo.....—Dejo salir todo en el interior de Mael, y este lo recibió todo con severos espamos y una venida por tercera vez.

Levanta su mirada, ese color dorado lloroso ven fijamente esos hermosos ojos lilas que se encuentra más que sorprendidos.

—Te amo, Mael.

Mael se quedó estático, no podía escuchar nigún ruido. Todo se había tornado silenció, lo único que resuena y calientan sus oídos es ese "te amo" que poco a poco se va volviendo un pequeño eco.

Una suave ventisca invadió toda la habitación, causando escalofríos a nuestros cuerpos que no se encuentran abrigados. Tendría que estar temblando de frío, pero mi cuerpo ardía en llamas, los latidos de mi corazón retumban en mis oídos, como si mis orejas estuvieran en mi pecho y no en mi cabeza. Había una nueva sensación extraña cubrido mi corazón...un deja Vu, ¿Ya había escuchado algo así?

Mael no podía apartar su mirada del rostro de Karl, esa expresión del alfa solo empeoró sus emociones desbordantes.

Sin darme cuenta mis feromonas ya se habían esparcido he envolviendo por completo el cuerpo de Karl. En éstos momentos no se que expresión estoy poniendo pero de seguro mi rostro esta pintando de un rojo escarlata.

Sigo cayendo y cayendo más y más por este hombre. Me estoy hundido en lago de hermosas emociones e inmensa felicidad, que de un momento a otro ese lago se puede convertir en un horrible pantano con miles de vidrios y espinas lastimando cada rincón de tu alma.

¿Que importa si caigo al pantano? ¿Que importa si destruyen mi corazón, otra vez? ¿Que importa si todo se tiñe de rojo nuevamente? Ya no importa. En este instante dejo de tener miedo por mi incierto futuro, voy a entregarle mi corazón y alma por completo a este hombre.

Mael siente mucho amor por Karl, pero el temor seguía arraigado en su alma por lo que, seguía alerta y no se entregaba por completo. Para ser más específico, solo le había entregado la mitad de su corazón a Karl, la otra parte la había dejado libre como su seguro de vida por si está relacionado terminaba en tragedia. De esa manera tendría la fuerza para acabar con dicho sufrimiento.

Pero al escuchar la confesión de Karl, fue como si desde hace mucho ya había perdido su vida otra vez. Ya no podía seguir dando la mitad cuando Karl, lo está entregado todo, sin miedo a morir de amor y terminar con miles de agujeros en su pecho, confesó lo siguente.

—Te amo.

Ese te amo podía sonar seco pero, Karl sintió y escucho miles de emociones en una sola frase. Su alfa aulló una y otra vez con euforia.

—Te amo Karl Quinn. Ámame o mátame no importa. Porque de una manera u otra me iré ya sea al infierno o al cielo, pero tú vendrás conmigo—Sello su confesión con un apasionado beso y unas lágrimas que se delizan por sus mejillas hasta llegar a su labios y saboreadas por ambos.

Una luz contamina oscura con aspecto desagradable salió de la frente de Mael. La cual fue devorada por la luz brillante y pura proveniente de Karl. Era como si un pacto u maldición fue completada y se dio por terminada.

Las almas que habían sido obligadas y maldecidas a jamas encontrarse cómo estába previsto que sería, y reencarnar con aquel anhelo de su otra mitad, había terminado.

Ya no morirían como siempre había sucedido en aquel entonces. Uno moría de mal de amor y recordando todo cuando ya era demasiado tarde, y al otro le tocaba sufrir de la peor manera y luego morir a una corta edad.

Lo peor es que siempre estuvieron cerca, el de ojos dorados siempre llegaba tarde, le tocaba ver morir y sentir como se enfriaba el cuerpo de su amado. Le tocaba vivir en la culpa, castigado y buscado una manera de no olvidar a su amado.

Pero por fin se habían encontrado y confesando sinceramente esos sentimientos que debieron de a verse dicho en su primera vida, como estaba escrito por el destino. Pero lastimosamente dos personas habían visto el futuro y se negaban a entregarle el hombre que amaba a otra persona.

Por lo que a la fuerza cortaron ese hilo que estaba atado a sus meñiques, dándoles una maldición de jamás poder encontrarse así vivieran en la misma ciudad, país y si algún día se encontraban, uno terminaría muriendo por la mano del otro. Algo que lastimosamente sucedido una vez, en la tercera vida, Mael terminó matando a su amado luego de creer de que fue él, el culpable de las muertes de su amada familia.

Lo peor es que en ese instante Karl, recordó todo y no le dijo nada aún sabiendo que no tenía la culpa, pero él quería que Mael, se vengará, sacará esa inmensa furia, después de todo había sido su padre, el culpable de que la familia de Mael, muriera.

Con una sonrisa en sus pálidos labios le confesó cuanto lo amaba, algo que terminó por destruir a Mael, ya que en ese instante recordó a quien pertenecían esos hermosos ojos dorados. Fue tanto el shock de que mato a la persona que amaba que terminó por suicidarse, solo que con ello terminó por sellar esos recuerdos, temía recodar eso último de su tercera vida. No quería recordar que había matado con sus propias manos al hombre que amaba.

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