Capítulo 5

¿Ser sorprendido en la madrugada por el doctor que lo atendía mientras este llevaba un atuendo completamente diferente al que acostumbraba? Definitivamente no era algo que Taehyung esperaba y estaba seguro de que nadie lo haría en su situación. Gritar no era una opción, golpearlo tampoco además, no estaba seguro de haberlo hecho aún en otras circunstancias.

No podía encontrarle un significado a lo que estaba ocurriendo, no a la forma en que este lo cargó y sentó en una silla de ruedas o como lo sacó de allí con cautela. No debía ser adivino para identificar los gemidos causados por el sexo a solo varias puertas de la suya, tampoco para saber que ese custodio que Jungkook entró de la escalera para dejar en el pasillo había sido derribado por su doctor de habilidades desconocidas.

Quizás su mente lo estaba llevando por el lado equivocado, pero él interpretó algunos papeles parecidos y el resultado de sus conclusiones lo llevaban a: su doctor era un espía disfrazado que tenía que eliminarlo, un espía que quería salvarlo, alguien contratado para matarlo o salvarlo, un agente, un justiciero, un novio olvidado protagonista de un melodrama. Esos eran los resultados que sus rápidos pensamientos arrojaron.

El frío suelo lo hizo salir de sus cavilaciones cuando sus pies se posaron en estos. Su piel se erizó completamente aunque no sabía si esto era por la frialdad o esos ojos oscuros que lo miraban mientras le estiraba una mano.

— ¡Sube! — Mandó dándole su espalda. — No tenemos tiempo, Kim.

Taehyung despertó de su ensueño y subió a su espalda aún sin entender por qué no le permitía caminar por su cuenta. Actuaba como un loco, no como inválido. Sin embargo, cuando este empezó a correr escalera abajo, saltando incluso con él a su espalda lo comprendió.

Se aferró con toda su fuerza cerrando sus ojos, sintiendo su corazón latir desbocado mas el susto, la emoción y la adrenalina de estar haciendo algo nuevo y completamente diferente a su rutinaria cotidianidad en los últimos años desde que estuvo encerrado ahí. Antes de notarlo, ambos se encontraban en la planta baja y Jungkook lo colocó en el suelo entregándole sus botas para que se las pusiera rápidamente.

— Sé que tu condición física en estos momentos debe ser pésima pero necesito que a mi señal corras junto a mí como si tu vida dependiera de ello porque literalmente, lo hace. — Mencionó entreabriendo la puerta para mirar a los alrededores. — ¿Crees poder hacerlo?

Por primera vez, no le dio solo una mirada, asintió en respuesta y Jungkook no puedo evitar elevar una de sus comisuras. Estirando su mano, apretó fuertemente su hombro dándole una mirada calma que Taehyung no supo cómo tomar exactamente pero que agradeció.

— Te protegeré, pero necesito que en estos momentos pongas de tu parte. A la cuenta de tres, corre hasta que tu alma abandone tu cuerpo. — Mencionó elevando su mano mostrando su dedo índice, luego elevó el medio y por último llegó el anular.

Tal cual le pidió, Taehyung corrió con toda su fuerza hasta la escalera que los llevaba a la habitación por la cual Jungkook entró al edificio. Cerró la puerta con seguro desde el interior y corrieron hacia la ventana por donde Taehyung salió ayudado por Jungkook que, montándolo sobre sus hombros lo elevó para que alcanzara el marco de esta. Se aseguró que el castaño saliese para brincar y con su cuerpo impulsarse hacia arriba.

Aún estaban en el hospital, en uno de esos jardines por los que a veces los paseaban, pero el aire se sentía diferente para Taehyung esa noche. Olía a libertad, una que no sabía si era cierta o producto de su fantasía pero que en ese momento le permitió respirar por primera vez en lo que le pareció un siglo. La última vez que pudo inhalar el aire con esa pureza y extraña tranquilidad, fue aquella fatídica noche en la que su vida terminó sin avisar.

—Tendrás que volver a correr y esta vez mucho más distante. ¿Listo? — Una vez más el castaño asintió mirando sobre los arbustos y luego a Jungkook. — A la de tres.

Nunca en su vida había corrido con tanta necesidad y urgencia, ni siquiera aquella noche en la que sintió peligrar. Esa pequeña ventana era una nueva y quizás la última oportunidad de volver a vivir. Esto era si ese hombre vestido de negro realmente lo estaba salvando y no acortando sus días. Hacia mucho quería ponerle un punto final a su maldición pero sería tan cruel, mostrarle la luz para luego lanzarlo al más profundo de los pozos.

No sentía sus pies, las botas eran de su tamaño pero hacía muchísimo tiempo desde la última vez que verdaderamente utilizó un par de zapatos y no esos que daban en el hospital para que realizaran sus actividades. Se sentía tosco, torpe, su cuerpo sudaba frío y por mucho que corría, no avanzaba.

¿Realmente tenía sentido huir? La oscuridad siempre lo alcanzaba, los tentáculos de quien huía podían llegar a cualquier sitio. ¿Era necesario hacer todo eso ahora? A punto de darse por vencido, de detenerse y regresar caminando al edificio del que no debió salir, una mano se aferró fuertemente a la suya para tirarlo.

Eso bastó para hacerlo cerrar los ojos y con su corazón en la boca continuar corriendo. Su mirada viajó a esos dedos que lo agarraban y luego al dueño de estos. ¿Por qué sentía que lo regañaba y a la vez alentaba a continuar, a no tirar la toalla sin intentarlo? No debía confiar en ese hombre, no lo hacía del todo pero quería hacerlo.

Llegaron a una pequeña cerca cubierta por arbustos que escondían un gran agujero creado por Jungkook minutos antes para que el castaño pudiese atravesar sin demasiado trabajo. No podían perder tiempo, por eso aunque con corto tiempo, preparó todo. Sabía que quizás un día debería hacer uso de una salida, solo no esperaba que fuera tan repentinamente y tan pronto.

Cuando llegaron al auto que Jungkook estaba utilizado, el castaño rápidamente se lanzó hacia el asiento del copiloto jadeando, su pecho dolía, sus piernas, su cabeza, todo él era un maldito desastre. Se pusieron en marcha en breves segundos en los que ni siquiera tuvo tiempo para mirar hacia atrás aunque quizás, eso fue lo mejor. Algunas veces no se podía mirar o ir hacia atrás ni para coger impulso.

No comprendía cómo era que su doctor parecía que no había corrido ni siquiera dos metros. Rastros de sudor no había, su respiración no estaba descontrolada y no parecía estar muriendo en vida en su asiento como él.

En algún momento, sus ojos simplemente se cerraron como si no hubiese dormido en siglos, cosa que no estaba tan lejos de la realidad porque hacía mucho tiempo no dormía correctamente. Cuando volvieron a abrirse, se encontraba acostado y arropada aún llevando la misma ropa con la que salió del hospital

Todo era real, no fue un alocado sueño, no fueron recuerdos de un pasado que por momentos se volvía borroso. No estaba en la estrecha y aislada cama del sanatorio mental en el que fue recluido y que lo ayudó a librarse de la cárcel en donde lo querían refundir debido a todas las calumnias que le levantaron.

Estaba en una habitación que lucía acogedora, sábanas de colores, un aroma agradable y no el perenne olor a hospital. Cuando sus pies tocaron el suelo, este estaba tibio, tenía pantuflas acolchadas, calentitas como ya no recordaba. No sabía que algo así podría convertirse en algo placentero.

Existían tantas cosas simples que tuvo diariamente y no valoró porque las dio por sentadas al haberlas tenido una vida que ahora, volviéndolas a experimentar, tenía incluso ganas de llorar de la felicidad y a la vez tristeza que lo embargaba por la nostalgia que golpeaba.

Se levantó con cuidado de la cama sintiendo que todo su cuerpo dolía pero caminó alrededor de la habitación, incluso se acercó a la ventana encontrándose con una pequeña terraza sin mucha vista. Sonrió internamente cuando vio el baño, quizás lo primero que haría sería perderse en esa bañera con agua bien caliente. Parecía estar en un universo diferente, uno agradable. Si alguien ahora le decía que había llegado al cielo, él lo hubiese creído.

Arrastrando sus piernas, caminó hacia la puerta yendo contra todo lo que su mente le decía o advertía. Lo mejor era quedarse en su sitio porque seguía sin saber dónde estaba correctamente. Lo más prudente sería seguir actuando como un desquiciado con problemas mentales y amnesia pero aun así, colocó su mano sobre el manubrio que giró hasta abrir la puerta con cautela.

Con cortos pasos, avanzó por el pasillo, deteniéndose al escuchar una voz que reconocía no muy lejos de ahí. Su corazón latió una vez más, a pesar de no estar agitado, así se sentía.

— Objetivo retenido y asegurado, lo tengo bajo vigilancia, no debe preocuparse. — Escuchó y esto le hizo detenerse. ¿Era él el objetivo? — Sí señor, la extracción fue un éxito, lamento no poder reportarlo antes. — Seguía siendo un pájaro enjaulado después de todo.

Una fuerte bocanada de aire que amenazaba con escapar de su boca fue contenida mientras daba mucha atrás sin voltearse hasta llegar a la puerta de la habitación donde lo tenían, apresurándose a entrar nuevamente. Cerró la puerta con seguro y corrió hacia la ventana por la que se encaramó para poder salir y huir de ahí. Sus horas de todas maneras estaban contadas pero no quería dejárselo tan fácil a ese pseudo doctor o a cualquiera que estaba detrás de él.

Por un momento creyó que nada tenía que ver con Bogum por lo que escuchó la última vez que lo extrajo del hospital pero ya no sabía qué creer y la verdad, no le importaba mucho tampoco. Su vida no tenía un final bonito, ya lo sabía.

Justo cuando saltó, la puerta fue bruscamente abierta de una sola patada por un pelinegro que aún seguía luciendo igual que horas antes. Apoyando una mano en el marco de la ventana, Jungkook saló rápidamente como si eso no fuera nada y corrió detrás de Taehyung, agarrándolo cuando este estaba a punto de hacer el intento de cruzar el muro de aquella terraza.

Un puño colisionó contra el rostro del doctor que maldijo bajo antes de inmovilizar sus manos y arrastrarlo hacia el interior, no obstante, una patada fue dada a su pierna pero lo cierto fue que le dolió más a Taehyung que a quien fue golpeado. Inclinándose, Jungkook lo cargó por sus piernas para regresar al pequeño apartamento pero entrando esta vez por la puerta que daba a la cocina en vez de la ventana del cuarto por la que salió el castaño.

— Joder, para ya, si quisiera matarte lo hubiese hecho hace meses, Taehyung. Por favor... — Pidió Jungkook bloqueando sus movimientos, posicionándose sobre su cuerpo, sosteniendo con fuerza su cabeza. — ¡Basta! ¿De acuerdo? Vamos a hablar sin farsas o actuaciones. Sé que estás perfectamente bien, no tienes amnesia, ningún trastorno de personalidad o algún otro motivo por el que tengas que estar internado, Kim Taehyung. Tú estás más cuerdo que muchos, eres inteligente si no, no hubieses llegado hasta aquí. Así que ahora yo voy a soltarte, tú te tranquilizarás y hablarás conmigo sin hacer ninguna estupidez. ¿De acuerdo? ¿Lo harás por las buenas para así yo no tener la obligación de sedarte?

Quedándose completamente quieto y confundido, Taehyung asintió con parsimonia, notando la mandíbula del contrario suavizarse junto con el agarre en su nuca. El peso de su cuerpo no era una broma, la potencia de sus manos tampoco pero esa mirada que por primera vez veía, se ganaba todos los premios a lo inesperado. Sintió miedo por un segundo pero cuando la suavizó y se alejó de él para permitirle incorporarse, volvió a sentir una extraña calma que no estaba seguro debía sentir.

— ¿Estás bien? — Le preguntó entregándole un vaso de agua del que bebió. — Creo que ya es hora de permitirme escuchar tu voz. Deja de fingir al menos conmigo en este momento.

Hubo un gran silencio en la habitación mientras ellos hacían contacto visual. Era extraño, había tensión pero no incomodidad. En medio de la tenue oscuridad que disminuía solo por una pequeña lámpara en una mesilla, doctor y paciente se miraban en silencio. Hacía tanto tiempo que él no hablaba, fue como haber tomado un voto monje con el único propósito de salvar su vida. No recordaba correctamente cómo hacerlo aunque sabía que solo necesitaba abrir su boca y dejar salir el sonido, esa habilidad motora no podía simplemente desaparecer pero era extraño.

— ¿Quién eres? — Jungkook permaneció en completo shock al escucharlo y el castaño tosió sintiendo su garganta llena de arenilla o polvo.

¿Había hablado?

Los dos se hicieron la misma pregunta y seguían procesándolo. Jungkook escuchó muchas veces su voz mientras veía videos suyos en internet, vio incluso algunos de sus trabajos pero era la primera vez que su voz llegaba a él personalmente. Fue tan baja, tan ronca que cada vello de su cuerpo se sublevó. No esperaba que fuera tan masculina y ruda. Miraba a su paciente como si estuviese viendo un raro espécimen que le devolvía la mirada enarcando una de sus cejas.

Tragando un poco de saliva, avanzó pocos pasos para acercarse otra vez al sofá. Por reflejo el castaño puso distancia entre ambos y esto le hizo levantar sus manos en son de paz antes de sentarse frente a él.

—Mi nombre es Jeon Jungkook. — Mencionó notando como estrechaba sus ojos. — Por supuesto, eso ya lo sabes. — Suspiró frotando su rostro antes de apoyar ambas manos sobre sus muslos. — Soy un doctor verdadero por si has estado preguntándose eso. La información que compartiré contigo ahora es vital y con esta me pondré en tus manos pero quiero que confíes en mí, por eso seré el primero en demostrarte que estoy confiando en ti.

Taehyung lo estaba estudiando una vez más como tantas veces lo hizo antes y ambos lo sabían. Estaban conscientes de que no creería cualquier cosa que dijera pero al menos escucharía y eso era un avance.

Entregándole un teléfono que Taehyung miró confundido, Jungkook se alejó hacia la habitación continua para marcarle. Dubitativo, el castaño tomó la llamada y se llevó el celular al oído parsimoniosamente.

— Escúchame atentamente, Kim Taehyung. — El aludido dejó caer el aparato confundido sin explicarse lo que estaba ocurriendo.

Había escuchado la voz de Jungkook muchas veces pero esta era la primera vez que notaba que justo esa voz, fue la última que escuchó antes de accidentarse o mejor dicho, antes de que su auto explotara y él cayera junto a este en el río que quizás salvó su vida aunque aún no supiera cómo.

Fue muy poco lo que le escuchó decir, la verdad. Estaba tan concentrado en huir que contestó sin saber quién era el que insistentemente llamaba, todo lo que oyó fue su nombre y un "¿Dónde estás? ¡Estaciónate ahora mismo!" Eso fue todo, sin tener tiempo a preguntar por qué o pensar en cualquier cosa, sus oídos se ensordecieron con el estallido de esa pequeña bomba que lo sacó del auto gracias a que no tenía puesto el cinturón de seguridad.

— Yo te llamé el día de tu accidente para advertirte que iban a matarte y no debías subirte a ese vehículo. Sin embargo, fuiste muy rápido, no me contestabas y cuando lo hiciste, fue tarde. — Volvió a hablar dándole cierto tiempo al castaño para asimilarlo todo.

No entendía el motivo, quizás eran todas esas imágenes que guardó en el fondo de su memoria y que ahora lo golpeaban con tanta fuerza como el impacto de su cuerpo sobre el agua a pocos metros del vehículo que conducía por aquel entonces. Todo era tan oscuro esa noche, todo ocurrió tan rápido que notar lo que estaba sucediendo no fue posible.

Cerró sus ojos con fuerza, su cuerpo se volvió rígido, comenzando a temblar poco después. Cuando Jungkook regresó a la sala terminando la llamada, volvió a situarse frente a él para sostener sus manos y envolverlo en un abrazo hasta que dejó de estar tan trémulo. Sus dedos se perdieron en su cabello acariciándolo suavemente mientras su otra mano circularmente se movía en su espalda.

— Soy un agente trabajando en un caso donde mi objetivo final es hacer caer el presidente de nuestro país, Park Bogum también, a todos aquellos que puedan estar coludidos con él. Sé que fuiste su pareja por varios años, incluso antes de que se lanzara a su primera candidatura. Tengo conocimiento de que fue él quien te mandó a matar pero no sabemos el por qué. No sé qué sabes y qué tan importante es como para que te quisiera fuera de juego. No creo que fuera para borrar las huellas de su relación, podía haberte tenido bajo su control sin necesidad de mandarte a desaparecer.

Taehyung se removió en su sitio pero pretendió nuevamente no escuchar nada, estaba claro que no iba a hablar y Jungkook lo sabía, jamás le diría todo tan fácilmente pero debía ponerle todas las cartas sobre la mesa, era la única forma de hacerle creer en él.

— Sé que no me lo dirás ahora, tampoco te lo preguntaré. No te estoy presionando, de hecho, no estuviésemos aquí en este momento de no ser porque Park ha logrado un nuevo tratado con los Estados Unidos de América que había estado persiguiendo desde hacía un tiempo. Con esto, tiene carta blanca para muchas cosas, entre ellas, poder finalmente desaparecerte, ya que tu nombre ha sido olvidado por la mayoría de las personas. Suponemos que se moverá un poco más rápido de lo esperado y debemos evitar eso. Eres un testigo esencial e importantísimo para esta investigación y misión.

— ¿Qué harás conmigo ahora? — Vaya, otra vez hablaba y una vez más, Jungkook se quedó hechizado por su voz, sus labios en movimientos y esos ojos que lo miraban exigiendo tácitamente una respuesta.

— Por ahora permanecerás aquí sin salir unos días hasta que se calmen las aguas de tu desaparición. Te buscarán por todo el país seguramente pero no aquí, tan cerca y a la vista de todos prácticamente. Yo tengo que trabajar cada día como lo he estado haciendo hasta ahora porque si no mi desaparición hará todo muy obvio. Vendré a visitarte cada día y te dejaré aquí solo por momentos. Puedes hacer lo que desees en esta casa menos salir de ella. — Avisó mirándolo con detenimiento. — Por precaución, no tendrás acceso a internet o cualquier servicio telefónico o de comunicación.

— Estoy acostumbrado a no tener nada. — Se encogió de hombros.

— Podría acostumbrarme a escucharte hablar todo un día. — Soltó con una sonrisa que ocultó prontamente el pelinegro al notar como era mirado con extrañeza. — Durante el día tendrás todo tipos de alimentos enlatados, fríos o para picar pero no puedes usar la cocina o microondas por lo que no tienes. Sin embargo, siempre te traeré para la cena comida caliente. Serán solamente pocos días, después tendremos que movernos de aquí. — Avisó levantándose a la cocina para traerle algo que comer, no tenían mucho más que cosas en conservas preparadas pero bastaría para la noche. Por favor, no vuelvas a salir al exterior, es arriesgado.

— ¿Te irás? — Indagó Taehyung al notar como se dirigía a la puerta. — ¿Pasaré aquí la noche solo? — Jungkook se volteó rascando su nuca, esa era justamente la idea. — Quédate en el apartamento al menos esta noche. — Mencionó con cierta dificultad, sintiendo su voz apagándose. — No estoy acostumbrado ya a estar totalmente solo, en el hospital sabía que siempre había alguien cerca. Han sido muchos años en ese ambiente, so... — Bajó su cabeza sintiéndose un poco avergonzado por estar pidiendo eso como un niño aterrorizado.— Por favor, quédate.

Quedarse ahí esa noche requería de una cuartará válida tanto para Seokjin como para el hospital así que sacó rápidamente su teléfono tecleando algunas cosas y lo bloqueó para guardarlo en su bolsillo.

— De acuerdo. — Musitó viendo como Taehyung volvía a observarlo, un destello de alivio en su mirada. — Tú puedes regresar a la habitación, yo dormiré aquí en la sala.

💜💜💜
Quizás no lo esperaban pero... Doble actualización. 🙈💜

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top