Capítulo 13
El trabajo puede tornarse el mejor aliado para ayudar a suprimir los pensamientos, manteniendo el cuerpo y la mente ocupados, imposibilitándole pensar o analizar demasiado en aquello que afectada su vida personal. Por eso, Kim Seokjin prácticamente trasladó a casa esa noche todos los pendientes laborales que pudiese completar o adelantar. Sospechaba que, una vez más, la soledad le haría compañía porque su pareja no llegaría a dormir.
Deseaba conversar con Jungkook acerca de lo que sea que estuviese pasando. Desconocía si aquello que le afectaba estaba relacionado con el trabajo o si estaba usando al mismo como excusa para ocultar algo más. Si estaba pasando por una mala racha personal e individual o si tenía que ver con él, con ellos, con su relación. El problema radicaba en la escasez de comunicación que tenían últimamente, el pelinegro nunca fue el más abierto, pero al menos sabían cómo comunicarse efectivamente.
Querer hablar con él y que este se limitara a decir que todo estaba bien, no los guiaba a ningún lado más que a la distancia. Sentía que se estaban perdiendo y no tenía la menor idea de cómo contrarrestar eso.
Sintiendo el frío penetrar sus pies descalzos, Jin tomó la decisión de buscar un par de calcetines que le permitiese seguir sentado cómodamente sin que sus piernas se enfriasen. Sin embargo, una vez cumplido su objetivo, optó por abrir una copa de vino, cubrirse con una manta y sentarse en el balcón de su apartamento para tomar una copa. Quizás la frialdad de la noche ayudara a enfriar y apaciguar sus pensamientos.
— ¿Qué está sucediendo, Jungie? — Preguntaba casi para sí mismo, debatiéndose entre marcar el número que veía en la pantalla de su teléfono o simplemente esperar un nuevo día.
El alcohol y los teléfonos no son los mejores amigos, menos si se mezclaban con los sentimientos. Tuvo que haberlo sabido mejor antes de llamar y escuchar el buzón de voz. Ya nadie los utilizaba, dejar un mensaje era absurdo porque Jungkook ni siquiera lo escucharía. Costaba que se dignara a escuchar los audios que le enviaba directamente, esperar que escuchara también el buzón de voz ya sería una avaricia. Eso fue lo que le llevó a hacer algo considerado estúpido por cada célula de su cuerpo.
— Jungie, soy yo. Bueno, sé que saben quién soy, verás mi número. No estás en casa, no es nada nuevo y debería saber respetar tu ausencia, pero... Te echo de menos, ya casi se desvanece de mi memoria lo que es sentir el calor de tu cuerpo en las noches, tu aliento en mi cuello, tu mera presencia. Me pregunto qué nos está pasando, qué está sucediendo contigo y qué no me estás contando. Siento que guardas muchos secretos, tienes derecho a tenerlos, pero eso que ocultas nos está separando y dañando. No deseo perderte, te necesito. — Suspiró, bebió de su copa y luego sonrió antes de limpiarse una lágrima perdida. — Te amo.
El sonido de que había alcanzado el máximo de tiempo destinado para el mensaje de voz le indicó que ya era momento de colgar, pero permaneció durante varios segundos más con el teléfono pegado a su oreja. Vencido, lo desechó hacia el otro asiento y en su lugar tomó la botella para servirse un poco más.
— No quiero perderte, me esforzaré más, no te perderé. — Musitó mirando su copa para luego beberse todo de un solo trago.
+++
Jungkook había tenido una larga conversación con Taehyung esa noche, este le confirmó uno de los tantos incidentes causados por Park Bogum, la lista continuaba, pero tenía la certeza de que Taehyung, tal cual lo dijeron los informes, estaba al tanto de mucho más. El hombre que dormía a escasos metros de él sabía más de lo que él mismo creía, incluso detalles que para el artista no significaron nada, podían ser piezas que ayudaran a armar el muñeco que necesitaban incendiar y derribar.
En silencio y confirmando que el contrario continuase dormido, Jungkook se puso sus botas y abandonó la cabaña, trasladándose por el trillo ya conocido hacia la orilla del río. La noche aumentaría el eco y volumen de su voz, por lo tanto, trató de encontrar una ubicación que disminuyera esas posibilidades antes de sacar un teléfono satelital y marcarle a su superior.
— Un día de estos voy a enviar a alguien a que te extirpe los testículos. — Esa fue la primera frase que Jungkook escuchó una vez que contestaron su llamada. — Una mejor idea, iré yo personalmente a darte caza, haré que te tragues cada uno de ellos y le daré el resto de tu cuerpo al primer animal que se me atraviese en el camino. ¿En qué carajos estás pensando, Jeon?
— Señor Min, si me permite explicarle...
— ¿Explicarme? ¿Dónde demonios estás y por qué motivo estás bloqueando tu ubicación para mí?
— Seguridad, jefe. Me dijo que me encargara de prepararlo y eso he estado haciendo. — Respondió sin prestarle importancia a las palabras de su jefe.
— Oh, eres muy inteligente, pero no juegues psicológicamente conmigo, no soy uno de tus pacientes. Sabías perfectamente a lo que yo me refería cuando te dije que lo prepararas. Tenías que explicarle sus opciones, cubrir todas las medidas de seguridad necesarias y llevarlo a cumplir su papel. Estás atrasando nuestros planes, esa bestia está furiosa porque su la paloma que tiene de mascota se le perdió. — Suspiró Min Yoongi incorporándose en su cama. — ¿Qué te ha dicho?
— Nada. — Era mentira, pero todavía no iba a revelarle toda la información a su jefe. — Ha aceptado que recuerda algunas cosas, pero está demasiado asustado para hablar, no le inspiramos confianza y no es de extrañar, yo no confiaría en nosotros tampoco.
— Nosotros no somos los malos, Jeon.
— Pero actuamos como ellos para alcanzar nuestros intereses, no hay mucha diferencia. No estoy juzgando la organización a la que pertenezco, pero sé reconocer sus fallas. Sabíamos que era cuestión de tiempo que ese tipo volviera hacer de las suyas. Pudimos haber evitado ese maldito accidente, pero esperamos hasta el último momento porque a ustedes les interesaba arrinconarlo. El problema es que todo se les salió de las manos y el accidente que el presidente de este país orquestó, terminó involucrando a una niña inocente. Querían que la paloma estuviera tras las rejas para presionarla y obligarla a confesar aún sabiendo que no tenía la culpa. Pero fue astuto, hizo de loco y ustedes volvieron a aprovechar la oportunidad para recluirlo en un sanatorio mental.
— ¿Se te olvida que esa fue tu idea?
— Era la única forma que teníamos para evitar que fuera a dar una cárcel y terminaran el trabajo inconcluso, lo iban a matar. — Bajó el volumen de su voz que evidenciaba frustración, pateando una de las piedras que cayó en el río. — Así pude protegerlo.
— Esa es la cuestión, Jeon, ¿por qué has estado intentando protegerlo con tanto esmero? Habías renunciado a la agencia y nos traicionaste para prevenir su accidente, también su encarcelamiento. ¿Crees que no sé que moviste los hilos para que confirmaran ese diagnóstico que le permitió ser recluido ahí y no llevado a una prisión? ¿Piensas que no tengo idea de que el único motivo por el cual accediste a regresar fue para protegerlo? Intentamos convencerte de regresar a Corea muchas veces, pero lo hiciste únicamente cuando te permitieron tomar su caso. ¿Quién es Kim Taehyung para ti? Si no me dices, no podré ayudarte.
Jungkook desconfiaba de la mayoría de los agentes, hasta el momento, Yoongi era el único en quien confiaba. Cuando de adolescente se dejó perder, yendo por malos caminos, Min le dio una nueva oportunidad, fue como un hermano mayor para él. Desgraciadamente, eso no quitaba el hecho de que, a pesar de todo, Yoongi fuese alguien fiel y leal a las leyes, los rangos, a su trabajo. Confiaba en él y a la vez no, porque no sabía qué tan lejos había llegado o llegaría en el cumplimiento de su trabajo.
— Siempre intentas llevar tu propia agenda, pero no te confundas, eres un agente después de todo y yo soy tu superior. — Jungkook rodó los ojos ante estas palabras. — Deja de rodar los ojos como un mocoso. — Por un momento, el nombrado miró a su alrededor. — No necesito estar presente para saber cómo reaccionarás. No sé qué mierda estés haciendo con Kim y dónde demonios estén, pero en cuarenta y ocho horas, él debe volver a su lugar.
— Jefe...
— ¿Entendido?
— Yoongi hyung.
— Si no lo haces, tendré que seguir las reglas y daré la orden para que los cacen a los dos. Sin nuestra protección, ¿cuánto crees que puedan duran con el presidente detrás de ustedes?
— ¿En serio vas a amenazarme?
— No me dejas otra opción. Ni una hora más, cuarenta y ocho es mi límite.
Sin poder rebatir sus palabras, el mayor terminó la llamada, dejándolo listo para decirle algo que no pudo. No había terminado de entrenar a Taehyung, se necesitaban meses, a veces años para que una persona estuviese adecuadamente entrenada. Taehyung tenía las ganas, interés, pero todos esos años sedentarios no le permitieron alcanzar el nivel que él deseaba. Dos días no serían suficiente y, una vez que regresaran, cuando lo entregaran, no estaría a su lado todo el tiempo para protegerlo.
Maldiciendo mentalmente, Jungkook se preguntaba por qué terminó inmiscuyéndose en ese asunto. ¿Qué hizo promesas cuando él bien sabía lo difícil que era mantenerlas? Especialmente, cuando el cumplimiento no dependía únicamente de su voluntad. ¿Por qué no podía mantenerse al margen de lo que le ocurriese a Kim Taehyung?
Pensar que todo había comenzado por un estúpido abrazo.
Cerrando los ojos, volvió a patear una piedra esperando escuchar ese sonido que hacían cuando se hundían en el agua. Sin embargo, ese no fue el único sonido escuchado, podía escuchar un sonido entre las matas que no era causado por el viento y esto le hizo sacar uno de sus cuchillos. Se mantuvo en guardia hasta que escuchó el quejido de Taehyung, lo vio salir de entre los arbustos rascándose. Aparentemente, algo le había picado.
Esa podría ser una de las noches en donde Jungkook más suspiró, al ver que se trataba de él, el alivio mezclado con frustración le hizo exhalar profundamente.
— ¿Qué haces aquí afuera a esta hora? — Preguntó volviendo a guardar su cuchillo. — Deberías estar descansando, mañana será tu último día de entrenamiento aquí.
— Yo bien podría estar haciéndote la misma pregunta. ¿Qué estás haciendo aquí a esta hora cuando mañana será nuestro último día de entrenamiento? — A pesar del tono ronco por haber estado durmiendo hasta minutos antes, se podía reconocer la diversión escondida en su voz. — No sé, no podía dormir. Me di la vuelta y no pude volver a cerrar los ojos, me levanté, al ver que no estabas decidí salir a buscarte.
Era entretenido ver a Jungkook frustrarse tanto. Se sentía maravilloso poder respirar un aire tan puro en un lugar tan apartado y único para él, casi mágico. Ni siquiera antes de aquel día que cambió su vida, él cometió muchos errores cuando estaba rodeado de fama y uno de esos fue perderse a sí mismo, el otro, no disfrutar de cosas tan sencillas como esas, un paseo a algún lugar. Casi siempre que iba a sitio así es porque participaba en un programa de variedades o estaba grabando, tomando fotos, algo relacionado con el trabajo. Estuvo libre y a la vez preso por parte de la sociedad que lo miraba con lupa, porque permitió que su vida se convirtiera en esa simple basura.
— ¿Puedo preguntar qué sigue ahora cuando regresemos al mundo real? — Preguntó Taehyung sentándose a la orilla del río, quitándose sus zapatos para permitir que el agua tocara sus pies.
Jungkook lo dudó por varios segundos, pero se sentó a su lado, también quitándose las botas. Intentó meter los pies en el agua, pero la temperatura de la misma no fue la mejor y su posición tampoco. Por eso, terminó sentándose con sus piernas flexionadas y algo separadas, sus brazos casi rodeando las rodillas.
— ¿Regresaré al apartamento o al hospital?
— Ninguno de los dos. — Taehyung lo observó algo confuso, lo que le instó a proseguir. — Es decir, sí, haremos una parada en el apartamento, pero regresarás a tu vida antigua.
— ¿Qué? ¿Estás loco? — Se separó y levantó rápidamente, porque eso sería como mandarlo a suicidarse. Si Bogum no contrataba a alguien para matarlo, la gente lo haría porque lo creían el asesino de una niña inocente. — Yo no... No puedo. Ni siquiera me he entrenado lo suficiente.
— Tienes más que un entrenamiento básico en diferentes áreas, desde autodefensa hasta paracaidismo y supervivencia en situaciones remotas. Eres más fuerte de lo que crees Taehyung y eso no se limita únicamente a lo que hemos entrenado, a lo físico. Mentalmente, aunque libras mil batallas, mentalmente, eres una persona con gran fortaleza. Muchos no hubiesen tenido la valentía, fuerza o astucia para sobrevivir todos estos años. No será sencillo, mentiría si te dijera lo contrario. — Se levantó para ir cerca de él, sosteniendo sus hombros para que lo observase. — Podrías vivir un infierno, yo no podré librarte de todo, no soy tú ni podré actuar por ti. Depende de ti salvarte, mismo si yo te estaré siempre protegiendo.
— Esta es una idea loca, demasiado.
— Lo sé.— Admitió abrazándolo.
— ¿No podemos quedarnos como estamos ahora? Acepto vivir en ese apartamento lejos del mundo, viéndote aparecer y en ocasiones sintiéndote como un amigo o mi pareja incluso, aunque fuese simplemente en mi imaginación. — Jungkook sonrió, era gracioso escucharlo hablar incluso en una situación así. — Esa paz ficticia es adictiva. ¿Puedo quedármela?
Jungkook no supo qué responder a eso, de hecho, no dijo nada. Se limitó a devolverle el abrazo hasta que el mayor por su cuenta se distanció.
Tenía sus opciones claras, Taehyung lo sabía, por el momento debería ir con aquellos que lo utilizarían, pero no lo matarían inmediatamente. Ellos eran su única seguridad, Jungkook era su única posibilidad de, por el momento, mantenerse vivo. Huir y esconderse era otra opción, le hubiera gustado tomarla, pero aunque consiguiera escapársele al hombre que tenía delante y aquellos que le daban órdenes, ¿cuáles eran las posibilidades de sobrevivir? Bogum era el jodido presidente del país, lo podría encontrar hasta debajo de una piedra.
Además, aunque no fuera cierta, quería aferrarse a la promesa hecha. Si se mantenía al alcance de Jungkook, donde este pudiese verlo, este lo protegería. No se conocían realmente, desconocía cuánto debía confiar en él y cuánto no, su máxima prioridad era mantenerse vivo, aunque no tuviese la más remota idea de qué hacer con esa vida. Quería creer que, en ese mundo, todavía existía alguien a quien le importase. Ilusión o no, atesoraría esa oferta momentáneamente.
— De acuerdo, explícame los detalles.
+++
Kim Namjoon tenía la mirada fija en el suelo, sus manos empuñadas y un escozor en su rostro que evidenciaba la bofetada recién recibida. Él había sido el objetivo de la ira y violencia por parte del presidente.
— Es imposible que no se haya comunicado con su hermano. Cualquier persona común, lo primero que intentará es comunicarse con sus seres más allegados o queridos en algún punto. Eso es una necesidad animal, incluso para los más solitarios. — Hablaba sirviéndose un trago. Estaban en la oficina presidencial de la Casa Azul, pero eso no le impedía dejar salir su enojo sin contención. — ¿Cómo un civil que tuvo el alcance mediático que tuvo Kim Taehyung, desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro? Él no tiene el alcance o el poder para desaparecer del mapa tan fácilmente. Lo que conlleva a una sola cosa, la idea que ha estado rondando por mi cabeza, alguien lo está ayudando y, quien quiera que sea, quien esté ayudándolo, es mi enemigo.
— Duplicaré los esfuerzos y traeré resultados. — Se limitó a responder Namjoon, viendo al otro hombre en la habitación comenzar a sonreír.
— No tiene caso, la paloma siempre regresa a su nido. Ahora lo que tenemos es que estar preparados para su regreso, hay que recibirla como se merece. Ya sea que simplemente se escapó solo, que esté siendo ayudado o forzado, su desaparición es únicamente el avance de lo que vendrá. — Sus dedos libres buscaron la corbata para aflojarle el nudo. — Pon más atención a los movimientos de su hermano, si necesitas días libres para pegártele como un jodido insecto, tómalos, pero quiero saber cada movimiento que hace, cada cosa que dice, cada persona que ve.
— Como usted diga, señor Presidente. — Namjoon se preparó para irse, pero las palabras de Bogum lo detuvieron.
— Taehyung sabe demasiado, vio, escuchó y tuvo acceso a muchas cosas no destinadas a su conocimiento.
— Pero ya hemos confirmado de varias maneras que él no recuerda nada.
— Los humanos no son como antiguos computadores que almacenan, pero también pueden perder mucha información. El cerebro humano es más capaz de lo que muchos se imaginan. — Musitó mirando fijamente a su escritorio. — Todo está almacenado en la profundidad de su cabeza. No podemos sentarnos a esperar pasivamente a que todo vuelva a la superficie. Mantengan la búsqueda como hasta ahora, sean eficientes, pero tampoco dupliques los esfuerzos. Preparémonos para atacar, esa será nuestra mejor defensa.
— De acuerdo, señor Presidente.
+++
El último día de entrenamiento fue tan intenso para Taehyung, como para Jungkook. El doctor había estado canalizando toda su incomodidad, molestia y preocupación haciendo ejercicio junto a él. Como resultado, ambos se acostaron para tomar una siesta luego del almuerzo. El sol estaba en lo más alto del cielo, brillante y calentando como si fuese un día de verano. Taehyung había estado sudando tanto mientras dormía sin una gota de brisa que se colara por las ventanas, que decidió levantarse y salir a caminar.
Normalmente, al mínimo movimiento suyo, Jungkook se despertaba en alerta, pero pudo arreglárselas para salir por la ventana y no despertarlo. Dormía en realidad tan poco, que no quería interrumpir ese descanso.
Sin embargo, como si su subconsciente supiera que algo faltaba a su alrededor, Jungkook se despertó quince minutos más tarde, buscando a su acompañante. Se puso las botas y sus armas antes de salir corriendo a buscarlo. No tuvo que vagar demasiado, a poca distancia, en el río, pudo ver una ropa abandona y un majestuoso cuerpo que salía a la superficie completamente desnudo.
A diferencia de Taehyung días atrás, él no se ocultó para verlo. Sus pies actuaron por cuenta propia y se dirigieron a la orilla del río, deteniéndose únicamente cuando el contrario escuchó sus pasos y se giró hacia él. Sus miradas quedaron enganchadas por varios segundos o minutos, tal vez, no lo sabían.
— No quise despertarte, me estaba muriendo del calor y por eso vine a echarme un chapuzón. — Explicó el hombre cuyos cabellos castaños mojados se empeñaban en tapar sus ojos. Con un rápido movimiento volvió a echarse el cabello hacia atrás. — ¿Qué? — Sonrió al ver como Jungkook luchaba por mantener la mirada en su rostro. Fue en ese momento que recordó que, lo único que cubría la parte inferior de su cuerpo era el agua. — ¿Te apetece entrar? Lo vas a agradecer, con esta temperatura es lo más refrescante que podrías tener.
— Eso lo sé. — Su respuesta fue escueta, mirando a sus alrededores y luego posando su vista una vez más al frente.
¿Cómo podía un ser humano parecer una ninfa de río que lo embaucaba con simples palabra? Ni siquiera hacía falta que hablase, mirarlo era suficiente.
— No muerdo.
— Toda persona muerde, que elijan no hacerlo es diferente. — El castaño rodó sus ojos y no pudo evitar reír. — De acuerdo.
Toda la atención de Taehyung se centró en la manera que el pelinegro agarró la parte inferior de la camiseta, como la fue elevando hasta pasarla por su cabeza y dejar todo su torso desnudo. Su respiración se detuvo, no era la primera vez que lo veía sin camisa o completamente desnudo, pero cada vez era como una aparición, un espejismo efímero que no se le permitía atrapar.
Se zambulló en el agua una vez que lo observó entrar en su desnuda gloria, quería enfriar sus pensamientos. Sin embargo, cuando volvió a sacar su cabeza para respirar, se encontró con un cuerpo a escasos centímetros del suyo. No hubo palabras, tampoco una señal que lo preparara para lo que vendría, todo lo que supo fue que en un segundo, Jungkook lo miraba fijamente a los ojos y al segundo, eliminaba toda la distancia para sostener sus castaños cabellos.
— Voy a besarte, si no deseas, dímelo ahora. — El aliento de Jungkook chocó contra la piel contraria, un mimo tibio, luego de un agua tan fría.
— No te diré semejante tontería cuando también deseo besarte.
Jungkook se obligó a despegar su mirada de sus labios para desviarla a sus ojos, asegurándose de no estar cometiendo un error. Se equivocó, el error fue justamente ese, mirar al artista a los ojos, porque estos terminaron por embrujarlo, tirando de él hasta que sus labios se posaron sobre los ajenos.
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Les dedico este capítulo a mis lunianitas fieles y fastidiosas. @kassy_e @akaneneki
¡Hola hola! Aquí estoy, he visto todos los comentarios que me han dejado aquí, en el muro y también los mensajes privados tanto por aquí como por Instagram. Muchas gracias por sus lindas palabras. Espero que este nuevo capítulo haya sido de su agrado.
¿Alguna idea de lo que depara el próximo capítulo?
Nos leemos pronto.
LORED
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