Investigación
Lamento la tardanza.
Al empezar el día los detectives se dirigieron directo al trabajo con un castaño que solo se quejaba por ser despertado por su compañero de lentes para salir a primera hora de la mañana, volvieron al edificio en el bosque e inspeccionaron la zona buscando algun rastro que los lleve con su líder.
Al no encontrar nada volvieron a la agencia a buscar información desde ahí, la policía ya estaba interrogando a los miembros capturados la noche anterior. Al llegar a la agencia cada uno se sentó en su escritorio.
— ¿Kyouka-chan? —preguntó el albino al ver su escritorio vacío.
— Fue a trabajar con Kenji —respondió Ranpo mientras comía un panecillo.
— ¿Estará bien? —mencionó al recordar como le fue a él trabajar junto con el niño.
El teléfono en el escritorio de Kunikida sonó haciendo que este contestara e intercambio un par de palabras con el remitente, anunció que consiguieron información sobre la pandilla de matones, jaló a Dazai de su abrigo para salir del edificio junto con el albino en dirección al departamento de policía.
— ¿Esto será suficiente?
— Confía en mí, te veras igual que en el cartel —mencionó risueño el albino.
Se encontraban en un callejón detrás de una tienda de telas cercana al edificio de la Port Mafia, el albino consiguió una vieja gabardina negra con uno que otro agujero, un pantalón negro, una camisa blanca y varios trozos de tela del mismo color, amablemente le pidió prestado a la ancianita de la tienda aguja e hilo, comenzó a coser los agujeros que tenían la gabardina negra lo suficiente para que no se notará a simple vista, agregó las telas blancas a la camisa en forma de volantes en capas, similar a la del Akutagawa del cartel de "Se busca" que encontraron de camino. El ex-mafioso cosía mientras tarareaba bajo la atenta mirada del detective, que en parte lo miraba asombrado por su habilidad en la costura.
— ¿Dónde aprendiste a coser? —habló con auténtica curiosidad.
— Elise-san me enseñó, de vez en cuando la ayudó a arreglar la ropa de los niños en el orfanato —le dio unas cuantas vueltas al hilo en la tela y lo corto con sus dientes—. Listo.
Le extendío la ropa al pelinegro, este comenzó a quitarse su ropa actual sin importarle que estuvieran en un callejón a metros de la calle central o que el albino le estuviera mirando, este algo sonrojado desvío la mirada aún extendiendo la ropa que usaría su compañero para infiltrarse, el agente tomó la ropa y se la colocó, después de unos segundos el Tigre se digno a mirarlo.
La ropa que la agencia le dio estaba doblada sobre un bote de basura, vestía completamente de negro a excepción de la camisa blanca con los volantes, si no fuera porque su expresión es más relajada se vería identico al del cartel.
— Está algo ajustado —mencionó después de estirarse un poco para comprobar que no se rompa.
— Hice lo mejor que pude —lo miró de arriba a abajo—. Te queda bien el negro —se acercó a él con un trozo de tela blanca y la aguja—. Falta esto y estarás listo.
Ryunosuke se quedó quieto y dejó al albino coser lo que sería su "corbata", en segundos ya estaba listo, a menos que alguien con muy buena visión o este muy cerca del pelinegro, nadie notará que es ropa de mala calidad y tiene varios arreglos hechos a mano.
— Bien, trata de no hablar con alguien a menos que sea realmente necesario, lo único que necesitamos son dispositivos de comunicación en caso que debamos separarnos y algo de información, un hombre con esa habilidad no puede pasar desapercibido —habló el albino frunciendo el seño.
— Entendido —le dio fin a la conversasión y se encaminó al edificio.
Atsushi se asomó por el callejón mirando al pelinegro, esperando que no lo descubran, se recárgo contra la pared deslizándose hacia abajo hasta terminar sentado en el suelo, abrazó sus rodillas en la espera del regreso de su compañero, suprimiendo los recuerdos de la habilidad de ese hombre.
Los agentes llegaron al departamento de policía quienes arrestaron a uno de los matones que intentó liberar al resto, se notaba a simple vista que era todo un cobarde y fue obligado a ir, apenas los policías lo encerraron empezó a cantar cual pajarito la información que poseía.
— ¿Qué fue lo que dijo? —en calma se dirigió al policía el de lentes.
— Nos reveló la información del líder y su objetivo —se acercó a un escrito y sacó una carpeta, comenzó a leer—. Su líder se llama Ototsu y su habilidad es "Rebote", como dice su nombre si es atacado por una habilidad el la puede dirigir hacia su oponente, además que fue un ex-sargento militar, tiene vasto conocimiento en defensa y armas. Vinieron a esta ciudad para robar los suministros de armas y munición a la Port Mafia.
— ¿Sabe dónde se encuentra ahora? —dijo mientras anotaba los datos en su Ideal.
— Según nos reveló... Fueron a tomar venganza contra el individuo que los atacó en el bosque —habló nervioso el policía.
— Atacaran a la mafia, ¿Cuándo? —cerró su cuaderno y lo guardo en su bolsillo.
— Dentro de una hora —respondió el chico que fue atrapado al intentar escabullirse para liberar a sus compañeros—. Atacaran directamente la sede principal, p-por favor déjenme ir, yo no quería ser parte de e-esto —suplicó.
— Es un ataque suicida —pensó en voz alta el idealista ignorando la súplica del chico.
— ¿Alguien dijo suicidio? —se unió el castaño que hasta ahora no tenía ningún interés en la información.
— Dazai-san, debemos capturarlos —le llamó el albino—. Si se enfrentan a la mafia morirán.
— Entonces dejemos que la mafia se haga cargo de ellos —mencionó con simpleza.
— ¡Dazai! —él idealista sacó su cuaderno del bolsillo para golpear la cabeza del suicida—. ¡Este es nuestro trabajo y lo vamos a cumplir! —lo agarró del cuello de su gabardina para dirigirse a la salida del edificio junto con el albino, antes de salir volteó hacia el oficial de policía—. ¡Los llamaremos cuando los tengamos! —y salió del edificio hacia su destino.
El detective Akutagawa se abría paso entre los pasillos del edificio, entrar fue bastante sencillo, literalmente llegó y entró, los subordinados que lo veían le hacían reverencia pero fueron ignorados, por sus reacciones supuso que su personalidad no era muy diferente a su "Yo" de ese mundo ya que se lo tomaron con calma y siguieron su camino, se guió de las indicaciones del albino llegando a una bóveda donde guardaban armas, bombas, municiones, etc. Se acercó a la zona que contenía unos audífonos peculiares que se encontraban en pares, según su información estos son de línea directa al audífono a su lado, tomó un par y los guardó en el bolsillo de su gabardina junto con una granada cegadora.
— Solo falta información —salió de la bóveda y se dirigió a la zona donde guardan los documentos, nuevamente siguiendo las indicaciones de su compañero.
Seguía encontrándose con más subordinados pero al igual que los primeros sólo hicieron una reverencia sin dirigirle la mirada, el pelinegro estaba a metros de la habitación donde guardaban los documentos que necesitaba.
— ¡Akutagawa-senpai! —detuvo su paso quedando estático, en el fondo se encontraba nervioso pero sabía disimularlo—. Regresó temprano hoy —se giró para ver a la persona que le hablaba.
Una chica rubia y de ojos rojizos se acercó a él con confianza, seguida por 3 personas más, a su parecer era un chico pelirrojo junto con un hombre mayor con monóculo, pero no le tomo importancia a ninguno de ellos, se empezó a acercar rápidamente al grupo.
— El jefe nos ordenó qué- —el pelinegro pasó por su lado sin mirarla—. ¿Akutagawa-senpai? —confusa siguió con la mirada a su superior.
Akutagawa Ryunosuke, detective de la agencia armada, atrapado en un mundo diferente al que pertenece junto con el ex-mafioso albino con quien estaba iniciando una amistad, ignoró su objetivo principal de ese momento, solo para abrazar a la chica pelinegra que a pesar de cubrir gran parte de su rostro y llevar ropa diferente, la reconocería en cualquier lugar, siendo observado por las sorprendidas miradas de sus "subordinados".
— Gin... —susurró en anhelo, abrazó fuertemente a "su hermana" quien también se encontraba sorprendida, pero aun así correspondió su abrazo.
— ¿Onii-san? —escuchar su voz otra vez, contenía las lágrimas que amenazaban en salir.
El detective ignoraba todo a su alrededor, solo centrándose en tener a su preciada hermana entre sus brazos, ignorando las preguntas de los demás presentes, ignorando la alarma que sonaba en el edificio y las explosiónes que se oían fuera de este.
Espero que les haya gustado.
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