Ella

—Sakura...

Se limpio las lágrimas por debajo de los ojos y acomodo los cabellos que andaban jugueteando por su rostro pasandolos  por detrás de su oreja.

—Has cambiado.

Me deje caer a su lado.

—¿Cómo es que puedes regresar a mi?

Rasque mi nuca dejando la mano ahí, tiene razón, ¿por qué seguiré yendo tras de ella? Sólo es una molestia al fin y al cabo, y una molestia aún mayor que hizo sufrir a mi hermano. Si yo, ahora que soy él, la alejará, Naruto no volvería a sufrir por alguien como ella. Buscaría a alguien mejor.

—No quiero verte llorar...

Quizá lo mejor para ambos sería que la relación terminará bien ¿no? Amigos sería genial, que volvieran a lo que fueron antes. Antes... Ahora yo soy él, y lo que ocurra a partir de ahora me afectará a mi y no a él. Su vida se volvió mía. No sabemos por cuanto tiempo más, si queden días, semanas o años. Este ahora es mi ahora.

Miré a Sakura, aún derramando lágrimas. Que molestia.

Pase mis dedos por debajo de sus ojos.

No sé el motivo por el que ocurrió aquello entre aquellos dos, pero sé lo que está ocurriendo entre nosotros ahora. Me preocupa y no quiero que llore, y aunque no quiero herir sus sentimientos por pretender ser alguien que no soy; mínimo haré que deje de llorar.

Bese su frente.

—Naru...

—Ahora estamos a mano —sonreí de oreja a oreja.

Llevaba a Hinata a lo que podía ser mi fin, tembloroso y con ganas de echarme a correr hasta que no pudiera alcanzarme. ¿Por qué querrá conocerme? Digo, a Sasuke ¿O a mi? Esto es tan confuso. Si le dijerá... Si tan sólo pudiera decirle la verdad, esto no estaría pasando; pero el miedo a que me vea de una manera tan distinta a como soy ahora me consume. Ya no seremos ella y yo. Ya no habrá un nosotros. Un Naruto y una Hinata. Aunque tal vez... Solo tal vez, nunca hubo un nosotros, pues no soy quien ella cree. Solo la engaño.

¿Me odiará?

—¿Sasuke?

Su dulce voz me saco de mis pensamientos y me hizo mirarla, tan linda con esa dulce sonrisa.

—¿Sucede algo? —volvió a preguntar.

Trague saliva, miré para otro lado al formular mi siguiente pregunta.

—Este... Si no fuera quien digo ser, digo... Si yo no fuera Sasuke, crees que... ¿Crees que seguiríamos siendo nosotros? —el sudor recorría mi sien por los nervios que sentía.

—¿Eh? —se detuvo—, ¿qué quieres decir?

Agarré más coraje.

—Si yo fuera otra persona ¿qué pensarías de mi?

Continuó caminando, pero esta vez por delante de mi. Parecía una pequeña niña emocionada por responder su opinión en una conversación adulta. No dejaba de sonreír y yo no dejaba de temer cada vez más.

Se detuvo al fin y volvió a mirarme quedando en frente de mi.

—Este nuevo Sasuke me hace sentir diferente —pego sus manos al pecho—, como si yo fuera importante, pero me preocupa el viejo Sasuke; quiero saber qué sucede ahora con él.

—Hin...

Un pequeño tomate golpeo su tobillo y ella no dudo en levantarlo.

—¿Hinata?

Me percaté de quien pertenecía aquella pequeña cosa deliciosa. Su mirada tan asombrada como la mía hizo que me alterara. No pude moverme de mi sitió al verme parado ahí en frente. 

No sé en que momento había llegado, ni cuanto tiempo llevaba ahí ¿habrá escuchado lo que le dije? ¿Qué pensará Hinata? ¿Qué sentirán al verse después de tanto tiempo? ¿Podrá saber que en realidad su mundo es de ellos? 

Dudaba tanto que no emití palabra alguna.

Después de la escuela me pase al súper, compré lo necesario para una cena nutritiva; puesto que desde la llegada de Naruto a casa, de fideos instantáneos no pasamos. Luego me pase por la panadería, me llegaba un olor exquisito a canela y no dude en comprar unos roles de canela; los favoritos de Hinata. Me pregunto como la estará tratando Naruto.

Es un buen muchacho, algo idiota, pero es muy amable. No debo de preocuparme.

Al dar la vuelta en la esquina, una bolsa resbalo de mis manos y salió rodando aquel hermoso tomate que había tomado tanto tiempo en escoger. Por suerte, se detuvo a los pies de esa chica que amablemente se agacho a recoger.

Al acercarme a ella, deje caer el resto de bolsas.

—¿Hinata?

Continuará...

Complejo de Hermanos
12/Febrero/2021