04
Tu vida
Si estar en tu cuerpo de por si es raro, ahora imaginense estar en el de alguien más. Así es, ¡es maravillosamente extraño! Puedes hacer cosas que nunca antes hubieras hecho en tu propia piel. Lo único que si extraño son mis narutitos, digo, ir al baño con el miembro de otra persona es extraño... Hasta donde yo sé, nunca imaginé tocarsela a Sasuke; ni que fuera gay. Salí del baño acomodando la extraña vestimenta a la que llaman uniforme, y Sasuke (o yo, aún no lo digiero por completo) me miró con ojos de pistola.
—¿Qué crees que haces, idiota?
—Lo que ves —suelto los bordes de la chaqueta, y me concentro en el pantalón—. ¿Por qué los obligan a usar esto?
—Naruto, ¿de verdad crees que vamos a hacer esto?
—Claro, hoy tengo examen de recuperación y aprovechando que tú eres yo pues...
—¿Qué?
—Vamos, Sasuki. Por mi.
Suspiró.
—No me refiero a eso. Hombre, no somos en nada parecidos.
Moví la cabeza. Esta más que claro que Sasuke no ve lo mismo que yo, pensará igual, que es una oportunidad única, pero no ve más allá de su nariz. Lo tome de los hombros y lo lleve a su habitación, me miraba confundido; parados frente al espejo hice que se mirará.
—Sí, tienes razón: No somos nada parecidos, pero ahora estas en mi cuerpo y yo en el tuyo; podemos hacer lo que sea, hermano.
Se miraba exasperante, tocaba mi rostro (ahora su rostro) con sumo cuidado analizándolo como si aún creyera que se tratase de un sueño.
—Lo único que tienes que hacer siendo yo es divertirte. Es lo que siempre hago.
Me miró, con lo que puedo advertir media sonrisa.
—En tú caso será más difícil.
—Lo sé, seré un maldito egocéntrico.
—Tienes que cuidar tu imagen, hacer que te respeten, cumplir con tus obligacione...—contaba con los dedos.
—Hecho.
—Oh, evita a Kabuto, ese chico es bastante extraño.
Seguí asintiendo a cada una de sus recomendaciones mientras me peinaba mi ahora cabello azabache y el escogía y vestía ropa limpia.
—Pero sobre todo, no le cuentes nada a Hinata. No quiero que se preocupe.
Miré su atuendo para comprobar que se viera bien, y reparé en cuanto mencionó a la chica.
—¿Quién es Hinata?
—Mi novia, así que cuidadito con ella, ¿entendiste?
—No sabía que tenías una.
Tomo ambas mochilas y me dio la mía (antes suya) golpeándome el estomago. Lo seguí hasta la cocina, tomo dos piezas de pan y las unto con mantequilla de maní; sirvió leche en dos vasos y en menos de cinco segundos nos lo habíamos acabado. Ahora, corríamos escaleras abajo gracias a que el elevador se averió, e íbamos tarde a la escuela.
Sasuke me llevo hasta su escuela, que asombrosamente está muy cercas de su apartamento, en cambio yo tuve que dirección de la mía.
—No olvides lo que te dije —advirtió escondiendo el rostro bajo la gorra que tomó en último momento.
—Quitate eso, me veo ridículo.
—Es mi cuerpo ahora, yo sabré lo que haga.
Fruncí el ceño.
—Si eso quieres... —miré a nuestro alrededor, los estudiantes nos veían y murmuraban entre ellos, vaya escuela de niños pretenciosos; sin embargo es una escuela muy grande sería una pena no explorarla—. Nos veremos en la cena.
—Sí Na... Oye, ¿qué crees que haces? —gritó al ver que empecé a correr.
—¡Voy tarde!
—¡Naruto!
No pude evitar reír. Sólo que mi risa no duró mucho, pues cuando río suelo cerrar los ojos y esto me llevo a chocar con alguien haciéndome caer y, por la velocidad en la que iba, este también cayó.
—¡Fijate por donde... ¿Sasuke?
—Ay... —me quejé, la cabeza me estaba dando vueltas y tenía la vista borrosa, debería dejar de correr como ninja o un día de estos voy a sufrir un verdadero accidente.
—Es sorprendente verte correr para una clase.
—Eh... Perdón, no me... —la vista me volvió tras un destello de luz, y creó que sí me afecto el golpe porque estoy viendo un ángel —. ¿Qui-quién eres?
Y no sólo parece un ángel, también ríe como uno. Esperó no note lo embobado que estoy por su belleza.
—Sasuke, ¿todo bien? Soy yo, Hinata, tu novia.
—¿m-mi novia? —Oh, Dios... ¡Mi novia! Bueno, de Sasuke, pero él no esta aquí así que es ¡mi novia!
—Es lo que dije, ¿te golpeaste la cabeza?
Golpeé mis mejillas. Naruto, se Sasuke.
—Perdoname, Hina. Hoy no es un buen día —a quién engaño, es perfecto—. Ven te ayudo.
—Okey...
Joder, que suave la piel en sus manos, y esos ojos, que azabache cabello, su dulce voz, mira lo blanca que esta parece una princesa, ¿de verdad es la novia del idiota de Sasuke? No puedo dejar de verla.
—Este...
—¿Qué ocurre? —me encanta, ,en serio me encanta, necesito conocerla más.
—¿Te parece si vamos por ramen?
—¿Ahora?
—Sí.
—Pero si tenemos clase.
—¿Y? —la tome del brazo y volví a correr por donde había llegado, con ella siguiendome—. Deprisa, Hina.
—¿Estas seguro?
—¡Claro!
La mire por el rabillo del ojo, y si no fuera porque estabamos corriendo capturaría la sonrisa que tiene en el rostro.
... Claro que estoy seguro.
Continuará...
Complejo de hermano
15/02/19
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