Quiero tu vida

Cerré la puerta y camine hasta el recibidor, como esperaba no hay nadie a excepción de mi. La oscuridad me rodea al igual que el silencio y paz. Dios. Nunca pensé ser capaz de conocer la paz y tranquilidad de estar solo.

—Lo hice... —murmure entrando en realidad—. ¡Lo hice!

No tarde en recorrer el departamento, ni mucho menos en memorizar donde esta el baño (que por cierto visite a los cinco minutos de estar aquí). Me senté en el enorme sofá, o mejor dicho me acosté y estire el brazo hasta la mesita de centro para tomar el portarretratos. Al ver la fotografía, una boba sonrisa se dibujo en mi rostro; pobre Sasuke, no sabe nada. En la fotografía se veía Mikoto, la mamá de Sasuke y papá que la rodeaba con un brazo, ambos mucho más jóvenes.

—Viejo de mierda —bote la foto.

Mis ojos fueron a la pared, donde hay más portarretratos, la mayoría del pequeño Sasuke, y otras de reconocimientos. Y en un rincón, una de él y yo, el día que nos conocimos. Nunca lo olvidare, casi nos matamos.

Escuche la puerta abrirse y corrí a darle la bienvenida al recién llegado, y esperar que no me mate por tomar su pijama prestada y, prácticamente, invadir su casa sin su permiso.

—¡Hermano! —grité al verlo, y el se queda ahí parado sin saber si echarme o saludar también.

Al fin se decide cambiando de semblante al de chico serio y genial como es él.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con tranquilidad dejando la mochila en la mesa junto la puerta.

—Yo también te extrañe —ironizo y cruzo los brazos.

—Hablo enserio, ¿qué haces aquí?

Lo sigo hasta la sala.

—Viviré contigo.

—¿¡Qué!? —se voltea aterrorizado—. ¡No! No quiero tener a tus padres llamando todo el día.

—Correcció, mamá llamando todo el día. Pero descuida, no lo hará.

—De todos modos tienes que irte.

—¡Vamos Sasuke! Será divertido —me arrodilló sobre el sofá mientras él toma el teléfono—. Piensa en todo lo que haremos juntos.

—Nop. Llamare a Minato.

Miré el portarretrato que dejé boca a bajo y luego la foto del rincón. No puedo dejar escapar esta oportunidad. Necesito estar con alguien más aparte de mamá y papá, alguien que me entienda y sea casi de mi edad; y Sasuke es perfecto para eso. Además, no quiero que me griten y abofeteén otra vez.

—Por favor —susurre—. Si lo haces seguirán gritandome.

—¿eh? —dejó de marcar.

—Mamá no tolera que no sea igual a ti. Estoy cansado de eso. Por favor Sasuke, dejame quedarme.

—Naruto...

—No te daré problemas. Limpiare, lavare la ropa. Solo deja que me quede. Además... Sasuke, yo quiero pasar tiempo contigo, con mi hermano —sonreí nervioso.

Dudaba. Bajo el teléfono y suspiró.

Suplicaba. Él en verdad esta suplicando quedarse. Lo miré dudoso, las manos me temblaban contra el teléfono así que lo dejé en su lugar. El escucharlo decir que sus padres desean que sea como yo es tan... No puedo ni describirlo con palabras. Pero, lo que en verdad me hace tomar una decisión son sus ganas de estar conmigo; y a quién engaño, yo también lo quiero. Él quizá me brinde lo que me falta. Y obvio, no le voy a decir todo esto.

—Esta bien —digo al fin.

—¡Gracias Sasuke!

Sólo que Naruto es un caso especial, un bobo. Será mejor ponerle limites antes de que destroce la casa ¿no?

—Pero habrá reglas.

La sonrisa se le borró del rostro y se dejó caer derrotado al sofá. Sonreí en secreto y empecé a decirle las reglas, las cuales escuchó entre medio de reclamos y negociaciones.

~⚡~

Ignorando la presencia de Naruto en la sala y sus tremendo ronquidos, la noche transcurrió con normalidad. Al igual que siempre las pesadillas me invadieron. Corría en la oscuridad y por más que gritara nadie me escuchaba.

—¡Papá! —grite en medio del silencio y oscuridad de mi habitación. Estoy bañado en sudor y mi ritmo cardiaco esta descontrolado.

Escuche el corretear de unas pisadas, y no tardó en entrar Naruto a la habitación.

—¿Esta todo bien? Escuche un grito —pregunto.

—Sí. Vuelve a dormir.

—Hombre, pero si te ves terrible —hace una mueca.

—Estaba durmiendo, Naruto. Ve a dormir, ¡ahora!

No se movió ni un centímetro de la puerta. En cambio, cruzo los brazos y siguió mirándome como estúpido. Me enfade.

—¡Por favor Naruto, ¿qué quieres que te diga? ¿Qué tuve una pesadilla otra vez? ¿Qué estoy harto de todo? ¿Qué!?

—Sasuke —habló con sutileza—. Esta bien. No tienes por qué decirme. Buenas noches.

Volvió a la sala, pero seguía con la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, y no quería parar. Lo seguí a la sala y continúe hablando. Desquitándome.

—¡No sabes lo que se siente ser yo! —levanto una ceja—. No sabes lo que se siente querer complacer a todos, en especial a tu única familia, mostrarle que eres el mejor. No sabes nada...

—Ser tú es fácil. Nadie te grita o desprecia por ser tú, o te comparan con otros.

—Mira quien lo dice. ¡No sabes lo que daría por ser yo y no el que todos quieren!

Sasuke volvió a su habitación. Me quede parado en medio de la sala, metido en mis pensamientos. Sí, yo también daría todo por ser un ejemplo a seguir, un chico perfecto. Al que todos siguen y quieren.

Continuará...

Complejo de hermano
14/01/19