[❤] Capítulo 1
¿Vacaciones?
Trabajo, trabajo y más trabajo.
Era la palabra que más conocía Anna desde que comenzó a laborar en el Bufete Santeliz junto a su amiga Lorena. El desvelo era rutina, comer fuera de casa era rutina, el cansancio insoportable era también rutina. El estrés nunca es bueno para la salud, eso le dijo la Dra. Nataly a Anna luego de haberle contado sobre sus constantes jaquecas, dolores musculares e insomnio a pesar del cansancio.
Solía ir los sábados de visita a la casa de sus padres y los domingos la familia se reunía en la pequeña pero modesta cabaña de los tíos cerca del río y hacer barbacoa. Esos eran sus días libres, pero el cansancio a veces le impedía poder disfrutar su tiempo en familia, la última vez que los vio fue en vacaciones cuando viajaron a Curaçao y se quedaron en los bungaló para luego disfrutar del embriagador sonido de las olas saladas, la arena blanca y el sol fresco. Permanecieron allí el último mes de vacaciones para después regresar a Caracas.
Desde ese entonces ya había transcurrido dos meses y medio de haber visto a su familia, lamentaba mucho eso, le encantaba pasar tiempo con sus padres, hermano, tíos y primos, ella era muy apegada a sus abuelos paternos pero ellos vivían en Curaçao y sólo se veían en verano, ella convivía más con los familiares de su padre que con los de su madre ya que estos vivían en Argentina, lugar donde nacieron. Solo fue una solo vez, pero no desarrolló un lazo tan fuerte. Fue terrible el día en el cual su abuelo falleció, ya hace cinco años, todos lamentaron su muerte con pesar y tristeza, la abuela sufrió mucho pero decidió quedarse en Curaçao el lugar donde durante tantos años vivió con su difunto marido.
Solía llamarla frecuentemente, y pedirle a su tía que cuidara muy bien de ella, ya tenía ochenta años y su cuerpo no era el mismo, ahora andaba en silla de ruedas, sus músculos no eran lo suficientemente fuertes como para moverse por si sola. Anna temía a que ella también la dejara.
Era frustrante no poder hacer las mismas cosas de antes, ahora tenía un trabajo el cual tenía que cumplir y más responsabilidades, demasiadas como para una mujer de apenas veinticinco.
A veces el trabajo afectaba su alimentación, eso le afectó una mañana en la cual iba apresurada y no desayunó, un par de horas más tarde comenzó a sentir mareos y más jaqueca.
—Anna ¿cómo es posible que no hayas probado un solo bocado? —preguntó Lorena molesta.
—No tuve tiempo, se me hacía tarde, así que pensé en almorzar en la cafetería.
—¿Sabes?, deberías tomarte unas vacaciones, el estrés te está afectando mucho, la misma Nataly te lo dijo.
—Lorena, comprende que no puedo descuidar mi trabajo —respondió Anna.
—Sabes perfectamente que Antonio te daría las vacaciones, sabe cuanto te esfuerzas en el trabajo —contestó, refiriéndose a su jefe.
—Está bien —respondióven rendición—. Supongo que unas vacaciones no me caerían mal... pero no es momento para eso, tengo muchas ocupaciones en este momento.
—Para eso estoy yo Anita, me ercargaré de tus casos si eso es lo que te preocupa.
—No lo sé, Lorena. Me parece muy irresponsable tomar vacaciones cuando recién comenzamos —habló angustiada.
—Si yo tuviera tus privilegios, ya estaría en Hawai jugando bolas criollas con ardientes surfistas —dijo, mientras imaginaba distintas escenas libidinosas.
—Definitivamente no tienes remedio —habló su amiga con pesar.
—Oye dime, ¿hace cuánto no estas con alguien Anita? ¿Aún sigues en abstienencia? Creo que ya comienzo a comprender el porque de tu jaquecas diarias —mencionó con falso pesar.
—Lo vuelvo a repetir. No tienes remedio —refutó con fastidio.
—Dejando ese tema de lado, ¿te tomarás unas vacaciones?
—¿El tema de tu calentura de verano, esa que deseas pasar con Guille? —la fastidió.
—Sabes perfectamente que tiene novia —habló con un hilo de voz.
Guillermo Fuenmayor. Uno de los mejores abogados del Bufete Santeliz, el hombre que pone a su amiga contra la pared, literalmente; un buen hombre de sentimientos nobles, y guapo sobretodo. Todo comenzó con un par de salidas, en ese entonces él acababa de terminar su relación de dos años con su novia y era libre de comenzar una nueva etapa con otra persona, irremediablemente se enamoraron, él hasta le había propuesto comenzar una relación formal. Pero todo se fue por la borda cuando meses después su ex-novia le dio la noticia de que serían padres.
—Eso no les impide que se anden besando por cada esquina del Bufete.
—Ya lo dejamos hace tiempo —se defendió.
—A mí no me mientes —suspiró—. Eres mi amiga, y sé que debería decirte: «Amiga, olvídalo. No sufras más, él no es el último hombre en el mundo, es un imbécil de mierda; no te merece, vayamos a un bar striptease a embriagarnos y tener una de esas noches donde no sabes absolutamente nada de lo que pasó, y te preguntas quien diablos es el tipo que duerme a tu lado, completamente desnudo» —entonó en voz chillona.
—Wow, wow. Y yo soy la que tiene problemas mentales, aunque tengo que admitir que no me desagrada la idea —rio.
—Nada que tenga que ver con sexo te desagrada. Y no me interrumpas, no he terminado —la regañó—. Pero veo que lo amas, y mucho; no creo que puedas olvidarlo de la noche a la mañana, y él también te ama. Lo veo en sus ojos, como brillan cuando te ven, y de verdad no entiendo como es que no están juntos.
—Tú lo sabes perfectamente, él va a tener un hijo con ella.
—Estamos en el siglo XXI, eso de casarse por obligación ya pasó de moda. Un hijo no debería ser una forma de amarrar a un hombre.
—Él dijo lo mismo —una sonrisa triste se instaló en sus labios—. Pero sé lo que se siente vivir sin una figura paterna y una familia incompleta, y no quiero que su hijo pase por lo mismo. Por eso decidí hacerme a un lado.
—Estás equivocada, esa criatura tendrá a Guillermo siempre, aunque no viva con él. ¿Crees que él será feliz lejos de ti, o tú de él? ¿Crees que es correcto que esa criatura vea que sus padres no se aman y están juntos por obligación, al menos él? ¿O crees que será feliz ver a sus padres pelear diariamente por pequeñeces, solo porque no son felices estando juntos? Una familia que no es feliz no es una familia.
—Lo sé —pequeños sollozos brotaron de su garganta y lágrimas rodaron por sus mejillas.
—A veces pienso que hay algo que me estás ocultando.
—Y ¿a dónde irás? —preguntó cambiando de tema. Anna decidió seguirle, y dejar atrás aquel tema tan doloroso para ella. A veces le sorprendían la menera tan rápida y radical de cambiar los temas.
—Creo que a Curaçao, hace tiempo que no veo a Lullaby —nombró refiriéndose a su abuela, a ella no le gustaba que le dijeran «abuela», era un complejo extraño pero que todos sus nietos respetaban, asi que a Anna le apareció lindo llamarla de esa manera y así la llamaban el resto de sus nietos.
—Las vacaciones pasadas estuviste ahí ¿no es cierto?
—Sí, estuve un mes aproximadamente. ¿Por qué? —preguntó Anna.
—Creo que deberías ir a lugares nuevos, conocer, no se, ¿qué tal Margarita? Estuve de vacaciones ahí un tiempo y me la pasé de maravilla.
—Siiiií, recuerda que fuimos juntas —le recordó—. Y no estábamos de vacaciones, teníamos un problema que resolver; pero tú de zangana preferiste ir a la piscina del hotel a «broncearte» —señaló entre comillas.
—Te recuerdo que tú también, fuiste a «broncearte» mi querida amiga —contraatacó.
—Discúlpame pero solo fui a buscarte, no a ligar.
—¿En traje de baño? —le insinuó.
—Bueno, solo fue por lujo... Además, me presentaste a aquel chico baboso —recordó con repugnancia.
—Tienes que admitir que estaba bueno. Aún recuerdo como llegó su novia enfurecida y te tiró a la piscina —soltó una carcajada.
—Y todo por tu culpa.
—De esa vez creo que no saliste de la habitación del Risord en un par de días.
—Salí el día en que tomamos el avión de regreso. Cada vez que lo recuerdo me muero de la vergüenza —chilló apenada.
—Fue divertido ver tu cara al notar que ya no llevabas bikini —carcajeó, burlándose de ella.
—¡No me lo recuerdes! Por Dios —gritó con la cara completamente roja.
—¿Por qué te avergüenzas? Si tienes unas GRANDES virtudes, créeme hasta yo disfruté de la vista. Por un momento pensé seriamente en volverme lesbiana, y... ¿aprendiste la lección?
—¿Cuál? ¿Sobre no dejar que vuelvas a presentarme a un hombre en todo lo que me queda de vida?
—En mi defensa, no sabía que tenía novia. Y no, la lección es que; nunca debes ponerte un bikini mío, yo a diferencia de ti no tengo tremendos melones.
—Tabla.
—Oh no. No te metas con mis toronjas, al menos no soy una baca lechera —señaló su escote—. Pero chica de que te quejas, si recuerdo muy bien las bermudas de todos esos hombres.
—Las pocas veces que salí de la habitación a comer, cada que pasaba cerca de uno se me quedaban mirando mis pechos. Era humillante que lo recordaran, fue el momento más bochornoso de toda mi vida. Así que definitivamente no, ese lugar queda tachado de mi lista; siento que si voy alguien me llamará «la chica de las tetas grandes.»
—Creo que quedaste traumada.
—¿Y quién no?
—Súperalo. Y ¿qué otro lugar te gustaría visitar?
—Muchos, pero no se cual, siempre quise ir a Inglaterra, Japón, Russia, Alemania, París... pero eso es imposible —recordó con resignación.
—No, no, nada es imposible mi querida amiga. Irás de vacaciones, está decidido —habló Lorena con determinación.
—¡Oye!, y ¿cómo pretendes eso? No tengo tanto dinero como para viajar tan lejos.
—No pienses en los gastos, yo me haré cargo de eso. Hace mucho que no tienes un respiro, y me encantaría que pudieras disfrutar, no tienes descanso desde que salimos de la preparatoria, con la universidad y luego con el trabajo, hasta las máquinas necesitan descansar.
—Pero ¿cómo crees que voy a dejar que te hagas cargo de todo los gastos? No, no y no. Sé que necesito un descanso, pero me conformo con ir un tiempo a Curaçao.
—No seas tan terca Anna, sé que si vas, solo vas a cuidar de tu abuela y no vas a descansar, créeme cuando te digo que es un placer para mí, así que esta es mi última palabra y no hay más objeción, dentro de una semana estarás en un avión rumbo a París hacia tus vacaciones.
—¿París? —preguntó.
—Claro, que mejor que la Ciudad del Amor y las pasiones —respondió con una sonrisa.
Lorena podría parecer que le faltara un cable y unos cuantos tornillos, pero era una amiga leal que se preocupaba por todos aquellos que quería y le encantaba ayudar en lo que podía.
Anna no podía creer que en una semana estaría viajando a París, siempre le había encantado la idea de visitar París, ver la Torre Eiffel, o un turd por el río Sena a bordo del Crucero Bateaux Parisiens, pero de soñar a convertirse en realidad había una gran diferencia. Estaba feliz, iba a conocer la capital de Francia, era increíble.
Ese mismo día Anna habló con Antonio sobre tomarse un tiempo de descanso, y él gustoso respondió que podría tomarse las vacaciones necesarias, él reconocía el desempeño de Anna en el trabajo, y le era imposile negarse, para él, ella era como una hermana pequeña, él era muy joven y guapo, tenia veintinueve años; alto, corpulento, ojos verdes, cabellos azabaches, amable y muy sociable.
En el momento en que Anna comenzó a trabajar, se encontró atraída por Antonio Santeliz hijo de Mariano Santeliz director del Bufete, en ese entonces comenzaban sus pasantías, todo se complicó cuando se vio enamorada de él, Antonio solía invitarla a comer, ella mal interpretó las cosas; ella misma le confesó su amor, él gentilmente aceptó sus sentimientos, lamentado no tenerle el mismo cariño que ella deseaba, solo pudo ofrecerle su cariño fraternal, el cual ella aceptó.
Ella lo tomó muy bien, saber que ella era especial para él, aún así la llenaba de grata alegría.
Con los años comprendió que en realidad no había estado enamorada de Tony, como solía llamarlo ella, era un sentimiento diferente, quizás ¿admiración?, no lo sabía con exactitud, pero era relajante estar con él, su delicadeza al hablar la llenaba de paz, se sentía protegida junto a él, su madurez la había deslumbrado y su físico también ayudó mucho.
Ahora podía verlo como su hermano mayor, el cual siempre estaría con ella aconsejándola.
Con respecto al idioma. Cuando estaba cursando en la universidad comenzó a tomar clases de inglés porque creyó que le sería de utilidad, luego de francés, y japonés, pero con el trabajo dejó las clases, pero aun recordaba perfectamente en inglés y el francés, el japonés solo sabía lo más básico. Además que era un hobit.
En realidad el francés lo estudió, porque le encantaba ese acento peculiar en la «r» a «g», era muy singular y le gustaba.
El inglés, en realidad le sirvió de mucho como ella lo supuso, así que valió la pena.
El japonés le interesó desde que su hermano menor Julián lo aprendió, él desde siempre tuvo en claro lo que estudiaría y donde: Ingeniería Mecánica en Japón-Tokio, ella misma se encargó de eso, trabajó arduamente para pagar su pasaporte y su primer ingreso en la universidad "Tokyo Daigaku" más corto "Todai" en español "Universidad Imperial de Tokio", una gran universidad, muy prestigiosa, pero también muy costosa, lo bueno, su gran cerebro le sirvió de algo y le dieron una beca, tanto esfuerzo ahora estaba rindiendo frutos, estaba orgullosa de él, y toda la familia igual, hace tanto que no lo veía, y no es como que pudiera solo cruzar la esquina y visitarlos, estaba al otro la del mundo.
Pero algún día ella misma iría a buscarlo y traerlo de vuelta, lo extrañaba profundamente, él era su otra mitad, sin él no era lo mismo, no tendría a quien fastidiar, no tendría a quien cuidar.
Solo esperaba que ese viaje a París fuera la mejor experiencia de su vida.
Y en realidad estaba en lo cierto.
Marzo, 5 de 2018.
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