Complacer
La brisa del campo se mezcla con el aroma fresco de la hierba cortada. Hay gente alrededor mirando a los profesionales preparar todo para la sesión de fotos mientras que otros tantos se emboban con la majestuosidad de un hombre joven montando a caballo.
Michael Kaiser monta con elegancia y esos aires de belleza genuina un majestuoso caballo gris, su figura destacando con cada movimiento del animal. La silla de montar está hecha de cuero oscuro, detalladamente confeccionada para resaltar la complexión atlética de Kaiser. Lleva un polo negro ajustado, que define perfectamente sus músculos trabajados, marcando líneas firmes de sus pectorales y abdomen como hombros anchos y un cuello grueso, todo en el se respira a virilidad. Los pantalones blancos se adhieren a sus ejercitados muslos y pantorrillas, resaltando cada curva muscular que se flexiona al compás del trote del caballo. Sus botas de montar, hechas de cuero marrón, brillan bajo la luz del sol, perfectamente lustradas para esta ocasión.
Las venas en sus manos se marcan claramente, como ríos de fuerza bajo la piel, mientras sostiene con firmeza las riendas. Cada vez que flexiona los dedos, las venas se hinchan, demostrando la potencia contenida en sus brazos, dedos largos y toscos hacen fantasear a cualquier femenina que suspira complacida por lo que sus ojos aprecian. Su cabello rubio, ligeramente despeinado por el viento, cae en mechones sueltos a los costados de su frente, mientras algunas hebras más largas, teñidas de azul, caen por su espalda. Kaiser sonríe, una expresión llena de confianza y orgullo, y sus ojos azules claros como un hermosos cielo despejado destellan con un brillo que denota tanto inteligencia como desafío.
En el otro extremo del campo, Isagi camina con un balón de fútbol bajo el brazo, sus pasos lentos mientras observa la escena con una mezcla de sorpresa e incomodidad. Ha acompañado a su capitán, pero nunca esperó encontrarse cara a cara con su rival más temido y, en cierto nivel pero oculta en lo más profundo de su ser, admirado.
Desde que la liga neo egoísta acabó hace más de tres años, y tiempo después Kaiser entró al Real Madrid mientras que Isagi al Bastard, no se han reencontrado en bastante tiempo y sus equipos no han tenido la fortuna de enfrentarse desde entonces. Es una sensación extraña volverlo a ver considerando las discusiones y peleas en las que se vieron envueltos tiempo atrás. Sobre todo, no esperó verlo en esta situación nada que ver con el fútbol.
Es gente rica practicando equitación, representantes de marcas de lujo socializando con la clase de élite y caballos que seguramente cuestan más que la casa de los Isagi. Él japonés no encaja ahí, pero si vino ha sido por petición de su capitán y por supuesto ídolo Noel Noa.
Aunque el alemán y el japonés comparten el campo de fútbol, sus mundos se sienten tan distantes como sus idiomas y la cultura de ambos. Una europea y occiendetal, otra asiática y oriental.
Kaiser, siempre consciente de su entorno, nota la presencia de Isagi y, con un suave toque de talón, dirige al caballo hacia él. La bestia responde con gracia, sus pasos firmes y elegantes, perfectamente practicados. Al acercarse, Kaiser baja la mirada, evaluando al joven japonés con una sonrisa que el más joven apenas logra descifrar.
—Ese viejo de Noa, ¿te trajo consigo? Es inesperado y lindo verte por aquí. —la voz del jinete de cabellera dorada es profunda y seductora, un tono que Isagi entiende solo en fragmentos.
En estos meses ha estudiado bastante el alemán, pero aún tiene mucho que aprender. Puede entender perfectamente algunas palabras y otras le cuesta procesarlas. Aunque claro, si entiende que Kaiser habla sobre su maestro y él de manera un tanto fastidiosa.
Isagi parpadea, reconociendo algunas palabras pero sin estar seguro de su significado exacto. La presencia imponente de Kaiser, con su altura y postura dominante en el caballo, le hace sentir mas pequeño, pero no se deja intimidar fácilmente. Aunque debe admitir que se siente impresionado y atraído por la belleza como fuerza del caballo, todo un semental. Siente curiosidad de saber cómo es que Kaiser se nota tan experto en cabalgarlo y domarlo, jamás había oído que él hacía algo tan complejo como la equitación.
Las palabras se le escapan, y solo logra responder con un tambaleante:
—Solo soy un acompañante... Escuché que te solicitaron para modelar esas botas y ropa de marca para equitación.—responde en brevedad.—Nunca pensé que sabrías montar a caballo.—admite aún con esa incredulidad en su mirada.
Y es que cada detalle de la ropa y hasta la silla de montar le llama la atención. Jamás había estado tan cerca de un jinete y su caballo. Y menos hubiese esperado que Kaiser tuviera tal oportunidad de estar en estas condiciones tan elegante y bellas.
Michael ríe suavemente, un sonido que resuena en el pecho de Yoichi, dejándolo más confundido que antes. El alemán inclina ligeramente su cuerpo hacia adelante, su postura relajada, pero claramente controlada, mientras observa al nipón con una mirada intensa. La forma en cómo se mueven sus labios hipnotizan al más bajo, seductores y con gracia.
—¿Te gustaría montarte encima mío, Yoichi?—pregunta Kaiser, su voz baja y provocativa. La forma en cómo pronuncia su nombre hace derretir al nombrado, tan posesivo y caliente, no hay otra descripción más precisa.
Isagi siente un calor subir por su cuello hasta sus orejas. Entiende las palabras, pero la insinuación detrás de ellas lo deja sin habla, apenas puede respirar. Incluso por unos instantes dudo de haber escuchado correctamente o entender lo que el rubio le insinuó con tanta naturalidad que no puede creer.
Su expresión confundida y sonrosada hace al alemán reír a carcajadas pensando lo gracioso que luce el nipón. Si estuviera tan seguro de lo que le escuchó decir, probablemente estaría insultando lo.
Yoichi quiere creer, convencerse así mismo que tal vez escucho equivocadamente. Que quizás, Kaiser quiso decir si quiere o le gustaría montarse encima del caballo, ¿verdad?
Tiene que ser eso, porque no puede ni quiere creer en otra cosa. Porque sus manos empiezan a sudar nerviosas, sus labios tiemblan ansiosos y sus mejillas están calientes como si estuviera enfermo. ¿Con qué descaro viene Michael a provocarlo de esta forma? Lo peor, encima de un caballo costoso y vistiendo tan... provocador.
—Montar a caballo me da un poco de miedo...—admite, desviando la mirada de la del alemán. Ya ha olvidado a qué vino aquí en primer lugar, ¿Por qué tuvo tuvo encontrarse con el rubio engreido y arrogante?
La brisa juega con los mechones de su cabello, haciendo que el aroma de su perfume, una mezcla de maderas exóticas y esencia llegue hasta donde está Isagi. Dios, el aroma es perfecto.
Ese olor dulce y ligeramente amargo de la vainilla acompañándolo con un picante, penetrante y levemente almizclado aroma a canela. No sabe si es shampoo, perfume o las ropas que esta usando, pero huele encantador. Perfectamente Isagi lo podría oler todo el día y noche
Isagi suspira inquieto y asiente, manteniendo el balón apretado contra su cuerpo, como si fuera un escudo protector de la penetrante mirada del mayor. ¿Por qué no viene alguien a sacarlo de aquí? Se está volviendo un poco extraño el ambiente.
Kaiser sonríe con mayor amplitud, disfrutando de la reacción tímida de su rival. Con un gesto fluido, desciende del caballo, su cuerpo moviéndose con la gracia de alguien acostumbrado a la perfección física. Una vez en el suelo, su presencia se siente aún más abrumadora. Es más alto que Isagi, más robusto, y la cercanía hace que el japonés sea dolorosamente consciente de la diferencia entre ambos.
De esas grandes y toscas manos que seguro pueden darte unas dolorosas bofetadas y dejarte una gran marca roja, Yoichi se avergüenza de tener pensamientos tan bajos.
—¿Te quedaras a verme hasta el final, Yoichi? —susurra Kaiser, acercándose lo suficiente como para que Isagi pueda ver las finas gotas de sudor que brillan en su frente y la ligera curva de sus labios. Su respiración caliente como su voz gruesa y ligeramente grave lo hace estremecer, Isagi tiene que morder sus labios para no dejar escapar algún jadeo involuntario.
¿Por qué de repente siente tanto calor?¿Por qué tener a Kaiser tan cerca y hablándole de manera seductora lo está volviendo loco? No puede ser que su cuerpo lo esté traicionando de esta forma.
Isagi traga saliva, intentando mantener la compostura un poco más. Entiende la pregunta, pero no confía en su habilidad para responder con claridad. Finalmente, opta por una simple afirmación, esperando que sea suficiente.
—Supongo que no tengo opción... Kaiser.
Michael se ríe, un sonido bajo que envuelve a Yoichi como una caricia peligrosa. El alemán levanta una mano, y durante un breve momento, parece que va a tocar a Isagi, pasar sus dedos por aquellos regordetes y suaves labios esperando alguna agradable reacción, pero se detiene, dejando que el aire entre ellos se llene de una tensión palpable y el nipón se quede inconforme, esperando más.
—La ropa me queda solo un poco ajustada en ciertas zonas, me siento algo sofocado con este clima.—murmura el mayor, su voz cargada y relajando los hombros, dándole espacio al menor para respirar sin sentirse acorralado. Sonríe burlón.—Me gusta que no despegues la vista encima de mi.
Antes de que Isagi pueda reaccionar y decir algo, Kaiser da un paso atrás, montando nuevamente su caballo con la misma gracia que antes. Con una última mirada y una sonrisa encantadora, da media vuelta y cabalga hacia la distancia, dejando a Isagi con el corazón latiendo con fuerza y la mente llena de confusión como ilusión.
El joven japonés observa al alemán desaparecer en el horizonte. Ha enfrentado a Kaiser en el campo de fútbol muchas veces, pero nunca se ha sentido tan vulnerable como ahora. Nunca se ha sentido como la presa siendo devorada.
Siente un hormigueo caliente recorrer desde su pecho hasta su vientre y más abajo. El calor de sus mejillas ha disminuido considerablemente, pero aún se siente tan extraño.
[...]
Durante la grabación de comercial de perfume y otras marcas, Isagi se había reencontrado con su maestro luego de haberse perdido.
Ambos jugadores se sentaron en las gradas hasta el final de estas, apartados de toda la gente que murmuran y admiran el trabajo detrás de cámaras, y sobre todo, del apuesto joven rubio alemán que está montado en el caballo. Michael es el centro de atención, todos lo observan y desean tener aunque sea algunos segundos de su atención.
Noa le entrega un folleto bien decorado que llama la atención de Isagi. Es acerca sobre el deporte de la equitación y algo de historia. Menciona el Campeonato Mundial de Saltos Ecuestres y también en su partición en los juegos olímpicos.
Países de Europa como España y Francia parecen tener varias medallas y títulos en el deporte, pero la potencia se lo lleva cierto país que al japonés reconoce perfectamente y no evita suspira con gracia.
Alemania. El número uno indescutiblemente. Ahora se pregunta irónicamente si Michael Kaiser lo lleva en la sangre ser tan bueno en la equitación al igual que el fútbol. De alguna forma le parece fascinante.
¿Cómo se sentirá montar encima de un semental?
[...]
Isagi observó con detalle cada movimiento que el alemán hacía para las fotografías y videos que le graban, y se sentía inexplicablemente atraído. Ver la forma en cómo cabalga al caballo, como toma las riendas y un bulto se marca entre sus pantalones cada que el caballo salta algún obstáculo o hace ciertos movimientos como trotar, es demasiado para su inocente vista.
Por supuesto que tuvo que verse con el rubio después del trabajo, a escondidas. En el lugar donde descansan los caballos y no suele haber alguien a horas específicas más que el jinete si es que así lo desea.
No hubo tiempo para palabras o coqueteos sencillos, simplemente Yoichi salto encima del alemán quien lo sostuvo con certeza y fuerza para empezar a besarlo. Sus grandes manos cubiertas por los guantes para equitación apretaron los redondos y suaves muslos de Yoichi, frotaron desesperadas su intimidad encima de la ropa, haciendo suspirar y gemir de placer como calor al más joven.
Ya sea la colonia, el shampoo o el jabón de la ropa que esta usando, Michael huele increíble. No puede evitar rodear su cuello y besarle donde está su tatuaje de las rosas azules, y eso hace excitar al mayor. Sentir los labios regordetes y cálidos del nipón besarle esa zona le estremece, le envía cosquillas placenteras directo en su entrepierna.
—¿Tanto te excito verme así, Yoichi?—le pregunta en voz baja y provocativa, sin soltarlo. Manteniendo ese agarre en las nalgas de Isagi y acariciandolo.
—Cállate.
—Estas tan caliente, estoy seguro que podría joderte tan rico sin juegos previos.—menciona con una sonrisa juguetona, adorando la forma en cómo el cuerpo del azabache reacciona ante sus estímulos y palabras.
Isagi puede entender perfectamente que le dice Kaiser, es sucio, vulgar y sexy. No evita sonrojarse y ponerse inquieto, nervioso. Sobre todo porque están los dos solos, y con caballos alrededor.
—Lástima que no es el momento ni el lugar indicado.—señala con obviedad, bajándose por fin. Las manos del rubio rodean su cintura sin apartarlo de él.
Yoichi siente esa tensión y acumulación de calor en su vientre. El alemán no deja de mirar sus labios y queriendo ver a través de sus ropas.
—¿Vas a dejarme así de duro?—menciona indignado y triste. Mira al más bajito con una expresión de cachorrito abandonado que derrite el corazón del japonés.
Nunca creería que Kaiser puede verse sexy y tierno a la vez, son dos conceptos que jamás imagino que existirían en una misma persona. Y, aunque piensa que es un sinvergüenza, se le hace tan lindo la forma en que pide con sutileza ser mimado.
—Tendrás que conformarte con estimularte a ti mismo.—le responde Isagi resistiendo a los encantos del rubio.
Yoichi esta por marcharse sino fuera por que Michael aun lo sostiene con fuerza su cintura.
—¿Al menos me dejaras probar tus labios?
—Ya lo hiciste.—le recuerda incrédulo. La lengua de Michael llega tan profundo y es hábil. Incluso siente celos y se pregunta si habrá besado a alguien más en el pasado.
Kaiser sonríe con malicia y lujuria, apretandole el culo de Isagi.
—Me refiero a los de acá abajo.—señala excitado. Isagi entiende a que se refiere y gime ante el apretón que le dan, la forma en cómo Michael se refiere a su agujero de manera tan descarada e imaginar que el rubio se lo come ahí abajo, le calienta demasiado. Pero no pueden hacerlo aquí, al menos quiere tener más privacidad y comodidad.—
¿No quieres complacerme, Yoichi?
Otra vez los labios de Michael lo toman cual posesión. Son adictivos, gruesos y deliciosos. Es un beso húmedo y profundo, lo comen tan rico que despiertan en Isagi el deseo de ser tomado por completo.
—Me estas volviendo loco, pequeño genio.—gruñe con desesperación y deseo. Es imposible que su erección pase de desapercibida.
—Estas tan caliente como un animal apunto de entrar en celo.—le recrimina el azabache, siente adrenalina y emoción por ser descubiertos ahí, a escondidas, en los establos de los caballos besándose y tocando de manera tan obscena.
—En algo coincidimos, en las ganas que tengo de montarte como si fueras una yegua.—sonríe satisfecho y frotando su erección en el vientre del menor, aunque Isagi se molesto un poco por tal comparación.
—¡Qué asqueroso!
Isagi lo aparta ahora si con intenciones de marcharse.
—Puedes venir a mi departamento en Madrid después de esto, ¿qué dices?
—Si llevas puesto ésta elegante y bonita ropa, iré.—condiciona el japonés para despedirse a lo lejos, corriendo de regreso con su mentor.
Su corazón no deja de acelerarse caliente por todo lo ocurrido. Sus labios desean más y él también ansía el momento de ser uno solo con el rubio alemán.
Yoichi quiere montarlo, realmente lo desea. Complacerlo en todos los sentidos.
Palabras: 2,684
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de Publicación: Martes 03 de septiembre del 2024
Fandom: Blue Lokc.
Nota del escritor:
Un cortito one-shot para desestresarme un rato y aportar un poco más a esta linda pareja que tanto me encanta. Espero les haya gustado esta pequeña idea que tuve de poner a Kaiser practicar un poco de equitación.
●Mini Curiosidades:
1. Número
Esta es mi historia número 98° oficialmente terminada. Y la número 12° del shipp kiis que escribo y termino aparte.
2. Título
Esto tiene que ver en parte con una de las razones por la cual me inspire. Hay una canción que me sale mucho desde hace varias semanas en el tiktok y me encanta cuando le hacen un edit a kaiser con esa canción. Es una que dice "who am i supposed to please?"Qué en español es algo como "a quien se supone que debo complacer?".
Al principio desde hace meses me salia de vez en cuando esa canción pero con un edit de Jessica Rabbit, pero ahora me sale mucho con cualquier personaje real o ficticio.
3. Inspiración
Aparte de la canción, realmente fue porque justo así de la nada desde hace pocos días me salían edits de equitación xd aparte del fan art que utilice de la portada.
Este fic lo comencé el domingo 1 de septiembre por la tarde y lo terminé el lunes en la noche xd (considerando que luego estoy desde la mañana hasta la noche en la uni). Igual fue cortito así que no me tarde tanto en realizar lo.
Solo quería escribir algo subido de tono pero sin ser explícito, y cortito con temática diferente a lo que he escrito antes. Cuando Investigue que Alemania es el país potencia en equitación con más razón me inspire JAJAJA.
4. Final
Como planteé en un inicio, más que nada fueron los tiktoks que me salían, y luego me salieron de accidentes con los jinetes y sus caballos, así que pensé para el final algo trágico para Kaiser. Pero me acordé que este fic debía ser tranquilo y un poco Hot, no triste xd, así que elimine ese final.
Sería tremendo plow teest (o como escriba) porque nadie se lo hubiera esperado.
En fin, esto ha sido todo por hoy!
Nos vemos en futuros proyectos, como ya mencioné en otros fics, la Universidad, las materias y profesores me están devorando feo, muchas veces llego realmente cansado a casa que no me dan ganas de nada. Este fic lo escribí en mi tiempo libre, fin de semana, donde no tenía muchas tareas y además es cortito. Es como fetiche de ver a Kaiser en otro deporte, grrr.
Nos vemos!
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