Capítulo 47
Maddox condujo a casa de Brooke esperando que ya estuviera lista para poder ir con él.
No podía negar que empezaba a tener esperanza y creer que podían lograrlo juntos, qué tal vez ambos necesitaban un tiempo para conocerse de verdad, sin máscaras, pero también temía que ella en lugar de quererle terminara por aborrecerlo.
Cuando estuvo cerca vio el cuerpo de alguien tirado y al acercarse un poco más pudo verla.
Brooke, yacía sobre el suelo con la respiración agitada e intentando moverse.
—¡Brooke! —Escuchó su nombre sin poder ver quién le hablaba.
La voz se escuchaba lejana y su corazón latía tan a prisa que sentía que en cualquier momento le estallaría.
Intentó hablar al ver a Maddox a su lado pero no pudo, apenas pudo enfocar su rostro mientras lo veía hablar por teléfono arrodillado a su lado.
—Todo estará bien —dijo al colgar la llamada pidiendo una ambulancia y sin saber si moverla o no—. Ya viene la ambulancia.
La gente empezó a arremolinarse alrededor de ellos y al menos alguien avisó a su madre que salió de inmediato y se acercó a su hija gritando sollozando.
No tuvieron que esperar mucho antes de que la ambulancia llegó mientras la madre no dejaba de llorar y auxiliaban a Brooke que se veía bastante mal.
No hablaba y apenas podía respirar.
Fue inmediatamente valorada y subida a la ambulancia con su madre mientras Maddox subía a Scarlett a su auto viéndola retorcer sus manos de miedo y envuelta en llanto.
—¿Ella estará bien verdad? —preguntó mientras iba en el auto—. Mi hermana y mi sobrino estarán bien.
—Claro que lo estarán —dijo tratando incluso de convencerse a sí mismo—. Esto solo será un susto.
Condujo a toda la velocidad que pudo y una vez se estacionó bajó de inmediato ayudando a Scarlett para entrar de inmediato a la clínica.
Dentro encontró a su madre sentada envuelta en llanto.
Le miró con los ojos llorosos y sostuvo su mano sin decir nada.
Maddox llamó a sus amigos que pronto se vieron ahí, al menos Hurs y Max que de inmediato mostraron su apoyo.
Parker como siempre le llamó dejando claro que estaría para él sin reservas.
Hurs abrazaba a Scarlett tratando de que se calmara hasta que Max volvió con un té para cada una de ellas y calmarlas.
Llevaban horas esperando sin que nadie saliera a decirles nada.
—¿Por qué nadie sale a decirnos nada? —dijo paseándose de un lado a otro.
—Por qué no te calmas y esperan un poco más a que los doctores hagan su trabajo —dijo Hurs—. Ella estará bien pero debemos estar tranquilos.
Parker llegó unos minutos después caminando con serenidad hasta su amigo antes de darle un abrazo. Melina le seguía con su frialdad característica. Le dio un abrazo y se sentaron en espera de que todo se resolviera.
—Sabemos quién fue —dijo en algún momento.
Maddox se giró de inmediato hacia ella mirándola con atención.
—Walter Desktop —dijo sin quitar la mirada del frente—. Tú decides si quieres que Parker y yo hagamos el trabajo sucio o prefieres hacerlo tú.
—¿Estás segura? —preguntó apretando los dientes.
—Completamente —dijo sonriendo—. Nunca falta la vecina que se la vive en la ventana y que lo ve todo pero decide callar. Pues alguien así anotó el número de placas y lo demás es historia. Un poco de persuasión aquí y allá y bueno dio la matrícula.
—¡Hijo de perra! —dijo completamente furioso en tono bajo—, pero sin agregar más.
—Debe saber que lo buscas —dijo Parker—. Estará más que listo para recibirte. No es conveniente que vayas. Además seguro el hospital ya notificó al ministerio público.
—¿Esperas que me quede sentado e indiferente a lo que dijo? —preguntó.
—Dije que te espera a ti pero no a mí —dijo con una media sonrisas—. Tú solo dime cuándo y te lo pongo en bandeja de plata.
—Justo ahora me interesa Brooke —dijo mirando el pasillo—. Voy a encargarme de él en cuanto esto pase y el infierno se le hará pequeño.
—Estaré encantado de ayudarte —dijo Parker—. Me encanta ser el anzuelo.
Pasaron tantas horas que ya no sabía qué hacer esperando que alguien saliera a darles el informes.
La desesperación se apoderó de él tanto que estaba a punto de entrar por la fuerza para que le dijeran qué demonios pasaba.
La aparición de una doctora lo hizo ponerse de pie de inmediato junto a su madre que sin darse cuenta apretó su antebrazo ante lo que seguramente venía.
—Familiares de Brooke Kannavage —dijo más como afirmación que como pregunta.
—¿Mi hija estará bien? —preguntó la mujer tratando de calmarse.
—La señora ha llegado a este centro asistencial malherida a raíz de los múltiples traumatismos que sufrió en la cabeza, tórax y piernas —dijo mientras su madre cerraba los ojos con fuerza—. Se ha hecho lo humanamente posible y solo queda esperar. El producto sigue ahí, es la resistencia de la madre lo que nos preocupa. No podemos hacer nada más que esperar el resultado.
—¿Podemos verla? —preguntó.
—De momento no es posible —respondió la doctora—. Avisaré en cuanto sea posible.
No les quedó de otra que sentarse de nuevo y esperar.
Por un momento Maddox esperó lo peor, creyó que le dirían que había perdido a su hijo o que ella no estaba más. Se veía tan mal que millones de panoramas pasaron por su cabeza; sin embargo, los dos vivían y si estaban vivos era porque iban a lograrlo.
Permaneció sentado en silencio durante muchas horas mientras miraba su reloj constantemente. Eran más de las dos de la mañana y aún no podían pasar a verla.
Scarlett dormitaba en el hombro de Hurs que acariciaba sus brazos.
Parker solo permanecía sentado entrelazando su mano a Melina y Max miraba hacia el suelo.
Por su parte Maddox daba vueltas por el lugar y a ratos se sentaba, inquieto, sin encontrar una salida.
Finalmente cuando el alba despuntaba, Hurs insistió en llevar a Scarlett y a su madre a su casa para que descansaran.
Se negó, lo mismo que su madre asegurando que querían estar ahí para cuando autorizaran pasar.
Tras mucho insistir ambas aseguraron que se irían solo a cambiar y fue Melina quien se aseguró de llevarlas.
—Deberías ir a descansar también —dijo Max—. Uno de nosotros se puede quedar y avisarte cualquier cambio.
—No —dijo con sequedad—. Vayan al casino y sigan trabajando voy a quedarme aquí. Gracias por todo.
—El casino abre con o sin nosotros y no va a derrumbarse solo porque no estemos ahí un par de noches —dijo Hurs—. Te ves como una señora después de una noche de alcohol, sexo y drogas. Tienes una ojeras horribles y lo mejor es que vayas a casa a descansar.
—No voy a ir a ningún lado, Hurs —dijo completamente seguro—. Voy a quedarme aquí hasta que ella despierte y me digan que ambos están bien.
Aunque su amigo no esperaba menos guardó silencio y continuó sentado mirando alrededor esperando que alguien saliera a dar informes.
Maddox esperó hasta que amaneció por completo y un nuevo doctor salió preguntando por los familiares.
—Es mi mujer —dijo cuando esté se acercó—. ¿Están bien? ¿Ha despertado?
—No ha despertado pero ya ha sido pasada a terapia intensiva donde tendrá visitas restringidas y podrá verla solo unos minutos —dijo y él asintió repetidas veces.
Unos minutos más tarde era guiado a vestirse de forma adecuada para poder pasar a verla.
Cuando entró a la habitación el corazón se le comprimió al verla tan magullada.
Tenía la pierna con una férula, el cuerpo y rostro amoratado.
Su estado inconsciente le daba un aspecto mucho más vulnerable que nunca y él se sentía inútil y estúpido de no poder hacer nada.
Se sentó a su lado y tomó su mano recostando su cabeza sobre la cama y pensando que eso era su culpa.
Ella no estaría en medio de problemas si no fuera por él. Ella sería feliz si él no hubiera aparecido en su vida.
Brooke era demasiado buena para negarse a un destino que parecía darle solo desgracias.
—Todo tiene que estar bien —dijo dejando un beso en su mano—. Vas a lograrlo, porque eres fuerte y lo amas tanto como yo.
Le dieron ganas de llorar de solo imaginar un final diferente para Brooke.
—Cuando el bebé crezca debe saber que su mamá es la mujer más valiente que existe —dijo sonriendo para sí mismo—. Cuando crezca se dará cuenta de que eres la mejor de todas y estará orgulloso de ti. Tal vez sea una niña que será igual que tú, imagina que tenga tu color de cabello y sus ojos, incluso imagina que pueda hablar con la mirada como lo haces tú. En realidad sólo estoy divagando como estúpido, no sé qué decirte para que vuelvas. No sé si me quieres pero yo a ti te adoro y no me importa si no me quieres más a tu lado pero por favor vuelve, te juro que si no me quieres más voy a irme pero quiero que vuelvas y seas feliz. ¿Sabes una cosa? Siempre he sido un idiota, he hecho cosas muy malas, fui un jovenzuelo más idiota aún pero no me arrepiento de nada. A veces cuando estoy solo pienso que si no hubiera hecho nada malo, no tendría ahora el casino y no te hubiera conocido jamás. No me arrepiento de nada porque eres y serás siempre la mujer que voy a amar. He cometido errores, antes me creí enamorado de una mujer pero no fue así, lo que siento por ti es mucho más doloroso y palpitante, duele no verte, no tenerte, duele quererte tanto y a veces pienso que si pudiera quererte un poco menos, solo un poco quizás, las cosas serían diferente pero después me doy cuenta que eres todo lo que necesito para poder ser feliz, que con solo pensarte mi vida mejora, que con recordar tu sonrisa mi vida tiene color. Si no quieres verme más lo voy a aceptar pero por favor despierta. No te vayas.
Besó de nuevo su mano antes de mirar hacia la puerta y ver a su madre entrar.
La mujer se acercó, lo que significaba que él debía irse. No estaba permitida la permanencia de más de una persona por lo que dejó un beso en la frente de Brooke y miró a la mujer con una sonrisa triste.
—¿Se quedará con ella? —preguntó—. Debo ir al ministerio público y a hacer unos asuntos. Quizás vuelva hasta mañana.
La mujer asintió sin más.
—Voy a quedarme aquí —dijo con una débil sonrisa—. Puedes dejarle a mi hija tu número y seguro que te llamamos si algo sucede.
Aceptó y al salir dejó su número escrito en la manos de Scarlett que apresó el papel antes de que fuera guiada a la habitación tras hablar con el doctor y dejar que estuvieran las dos.
Las dejó ahí antes de darle una mirada a sus amigos y a Melina que se levantaron al mismo tiempo.
Los cinco salieron de ahí mientras Melina tomaba la mano de Parker y caminaban por el estacionamiento, cada uno abordando su auto.
Era sabido cuál era el siguiente paso sin necesidad de decir una sola palabra.
Maddox sabía que Parker haría todo en menos de lo que imaginaba, no existía nadie más embaucador que él y con seguiría a cualquier precio que el hombre saliera de su guarida.
El diablo estaba furioso, quitarle lo que más amaba era más de lo que podía soportar...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top