Capítulo 46
—El tema aquí era el pequeño hijo del diablo. —Cambió el tema—. No mi felicidad doméstica, agradezco lo preocupados que están pero de momento todo está en orden, si algún día necesito a las vecinas chismosas les enviaré cordialmente la invitación a reunirse en mi casa donde tomaremos café y comeremos galletitas pero de momento repito, está todo en orden.
Los tres amigos se quedaron callados unos segundos antes de que Max comenzara de nuevo a hablar del hijo que esperaba Maddox sabiendo que él no diría más.
El aludido comenzó a parlotear sobre su hijo como hombre emocionado e incluso haciendo planes al respecto mientras los tres más lo miraban como si estuviera loco.
—Es un papá chango —dijo Max cuando terminó de hablar—. Ve a sus changuitos como los más bellos y si salen bellos será por ella. Fin.
—Concuerdo con eso —dijo Hurs—. Me imagino a esos pequeños demonios por ahí todos bonitos y con pestañas enormes como su madre, porque de ser así como su padre no seré el tío el consentidor, ni el padrino. No importa cuánto me ruegues.
—Imagino que esos demonios van a sacar lo mejor de su madre y lo peor de su padre —dijo Parker—. Creo que la frase que Dios los ampare es como el agua bendita para Maddox. Les va a quemar.
—Sí —concordó Max—. No podremos decirle a esas criaturas que Dios los bendiga.
—Ni desearles bendiciones —añadió Hurs.
—Ni decir gracias a Dios están hermosos como su madre —prosiguió Parker—. En el infierno todo está vetado.
—No todo —dijo Maddox—. Después de todo un ángel y un diablo pueden convivir en paz no crees Parker.
—Eso es porque soy un ángel oscuro cariño —dijo lanzándome un beso—. Tan oscuro como tú.
Los cuatro comenzaron a reír pero se pusieron de pie para felicitar y abrazar al diablo.
—Esto merece que tú Lilith nos haga una buena comida —dijo Max—. Desde que lo hiciste todo mal nos tiene castigados a todos.
—Ojala todo vuelva a la normalidad —dijo Hurs.
—Amén por eso —agregó Parker.
—He firmado la anulación —dijo haciendo un silencio sepulcral—. Supongo que se quedarán con las ganas de comer algo más.
—¿Estás diciendo que gaste 590 libras esterlinas para usar mi traje en tu boda por nada? —dijo a gritos un energúmeno Max.
—¡Patrañas! —dijo Parker—. Me quito el nombre si no terminan volviendo.
—¡Ja! Pues si vuelven y se casan de nuevo usaré el mismo traje —dijo Max—. Ya perdí la confianza y esa no se recupera así porque sí.
—Concuerdo en eso —dijo Hurs—. Yo por eso no gasté en un traje. Usé el mismo de mi graduación.
De nuevo Maddox comenzó a reír y agradeció que sus amigos siempre estuvieran ahí para hacerlo reír en cualquier momento.
—¿Te gustaría volver con ella? —preguntó Max.
Maddox asintió con tristeza.
—Entonces vamos a hacerle montón —dijo Max—. Vamos a enamorar a esa chica de nuevo.
Maddox lo miró desafiante.
—De ti —corrigió—. Yo no quiero una mujer con hijos. Que Dios me libre de lidiar con críos.
Palmeó la espalda de su amigo mientras los demás le daban ideas.
***
—Es hora de volver a casa —dijo con una sonrisa triste—. Me quedará más lejos venir hasta el trabajo pero bueno es mejor estar allá, tendremos el dinero del alquiler libre.
—¿Cuándo volveremos? —preguntó Scarlett—. ¿Has vuelto con él?
—No —respondió a punto de llorar de nuevo—. Ha firmado la anulación.
La sonrisa de su hermana se borró al no comprender lo que pasaba, había creído que Maddox insistiría, de hecho estaba segura de que él la quería pero ahora se sentía confusa.
—Quiero decirles algo —dijo Brooke.
—¿Él sabe que esperas a su hijo? —preguntó su madre mientras Scarlett jadeaba y Brooke la miraba sorprendida—. Reconozco a una mujer embarazada, así que esperaba que me lo dijeras.
—Lo siento —dijo agachando la vista—. Solo estaba esperando, en realidad no sé por qué no lo había dicho.
—¿Lo sabe? —Volvió a preguntar.
—Sí —dijo un tanto llorosa—. Está de acuerdo en ayudarme y bueno quiere estar cerca de su hijo.
—Me alegra —dijo su madre—. Hay que cuidarte ahora, nos has cuidado mucho y ahora hay que cuidarnos.
—No voy a dejar el trabajo —decretó—. Necesitamos el dinero y lo que seguro el dará será para el bebé.
Su madre asintió sabiendo que si todo era como ella esperaba, su hija tendría una buena vida.
Brooke se dejó abrazar por ambas que le deseaban felicidad y que además estaban felices de saber que tendrían un pequeño entre la familia.
Era tarde y debía hacer la cena pero también empacar. Salía tarde del trabajo y con el cansancio pero no quedaba de otra.
Se acercó para hacer la cena cuando el sonido de la puerta la distrajo.
Se acercó para abrir y ver a Maddox junto a Hurs.
—¿Qué haces aquí? —dijo con el corazón acelerado al verle.
—Voy a llevarte a tu casa —dijo resuelto—. Este lugar es feo para que vivas aquí. Recoge tus cosas.
—Hurs —dijo Scarlett—. Estás aquí.
—Hola —dijo el aludido metiéndose a la casa y acercándose—. Me da gusto verte aunque me asusta que sepas que estoy aquí sin verme.
—Tu olor —dijo con una risilla—. Hueles a madera, tu fragancia huele a eso. Maddox huele a cítricos y Maximilian a brisa fresca.
—No sé si me agrada que sepas a qué huelen mis amigos —dijo dejando un beso en su frente—. Igual me alegra verte de nuevo. Es más voy a ayudarte a empacar.
Ella asintió y tomó su mano para guiarlo.
—Dejaré la puerta abierta señora —dijo mientras caminaba.
La mujer río mientras se iba a la cocina para dejar a Maddox y su hija solos.
—Mañana es mi día libre y pensaba irme.
—No —dijo—. Nos vamos ahora.
—No he cenado —dijo ganando tiempo.
—Te compraré la cena —añadió—. Deja de poner excusas y ve a levantar tus cosas.
Asintió mientras iba a la cocina para decirle a su madre y juntas fueron a la habitación de dónde unos minutos después Hurs volvía.
Se sentó a lado de su amigo y le miró.
Yo entraría ahí, tomaría a mi mujer y le plantearía un beso hasta dejarle claro que la amo.
—¿Desde cuándo eres tan romántico? —preguntó divertido—. Creo que desde que una chica castaña que no puede verte te tiene como idiota.
Hurs lanzó un bufido pero no lo negó.
—Tal vez un día seamos familia de verdad —dijo y Maddox rió.
Las vieron salir y apagar las luces de todos lados para seguirlos.
Maddox tomó la maleta de Brooke y la subió al maletero.
Su amigo llevaría a la hermana y la madre.
Abrió la puerta para que subiera y después abordó conduciendo.
—¿Qué quieres cenar? —preguntó.
—Llegando a casa prepararé algo —respondió.
—Ya es tarde —dijo—. Pasamos por algo y una vez llegues cenas y descansas.
Ella volvió a asentir y dejó que pasara por cena mientras veían el auto de su amigo seguí hacia la casa.
Los dos se fueron una vez compraron la cena en total silencio.
—¿Te gustaría ir conmigo para escoger algunas cosas del bebé? —preguntó de forma tentativa—. Podrías escoger a tu gusto. Igual puedes ir sola…
—Estaré encantada —respondió—. ¿Cómo supiste dónde estaba?
—Un amigo —dijo y no ahondó.
Una vez llegaron a la casa bajó y la ayudó a bajar justo cuando Hurs salía de la vivienda derrochando encanto con la madre de Brooke.
Se despidió de ella con la promesa de verla al día siguiente por las compras del bebé.
Ella se fue sin más dejándolo ahí parado mientras miraba su andar de vuelta a casa.
—Ve a decirle que la quieres —dijo pero él negó—. Por cierto tienen una vecina que es un periódico en dos minutos en los que acompañé a Scarlett por la llave le contó más de diez noticias. Deportes, espectáculos, chismes, nota roja. Jamás Vi tanta efectividad en un informante.
Maddox sonrió imaginando de quién hablaba.
—¿Crees que mi hijo sea igual de hermoso que ella? —preguntó sin dejar de ver la puerta.
—Ojalá —respondió su amigo—. Me niego a ser tío de un bebé feo, así que si se parece a ti negaré cualquier relación.
Maddox estalló en carcajadas y subió a su auto mientras lo veía subir al suyo.
Brooke miraba en una pequeña esquina de la ventana a Maddox irse con el impulso de salir y decirle que se quedara mientras él conducía con el impulso de volver y suplicar que se quedara a su lado.
Pensaba en lo que sus amigos le dijeron con respecto a ella. Tal vez tenían razón y debería buscarla y pedirle una oportunidad pero también temía ser rechazado de nuevo o peor aún que le dijera que no lo querría nunca. Suspiró tras sus inseguridades.
Fue a su departamento donde permaneció despierto durante horas pensando en ella.
Se durmió finalmente solo un momento y despertó bastante temprano aprovechando que esos días no abrían el casino.
Deambuló varios minutos hasta que amaneció completamente, esperando el momento para ir por ella y juntos comprar las primeras cosas de su hijo.
Se imaginó por primera vez una familia, incluso se imaginó a sí mismo con ella y su hijo o hija.
Cerró los ojos idealizando eso antes de desayunar y partir a casa de la mujer que amaba para verla.
***
Brooke permanecía en su casa antes de salir unos minutos para comprar algunas cosas y desayunar.
Caminó algunas cuadras y compró pan y algo de mantequilla entre otras cosas para volver tranquila caminando y estar lista para ver Maddox.
De cerca era observada por alguien interesado en hacerle pagar la humillación al hombre que antes se atrevió a darle una golpiza.
Que le arrebataran un hijo era el golpe que podía aniquilar al diablo.
Su fiel trabajador le había dado el dato y ese mismo día había ido a vigilarla.
Seguía sin comprender porque no vivía con Maddox, pero estaba claro que algo no estaba bien entre ellos.
Los siguió la noche anterior y la vio quedarse en su antigua casa.
Llevaba horas de nuevo esperando el momento de vengarse así que ahí estaba estacionado justo a unos pasos de su casa esperando el momento.
Nadie se burlaba de él sin pagar las consecuencias.
La vio cruzar la calle rumbo a la pequeña tienda de conveniencia y esperó paciente a que volviera.
Era temprano, lo suficiente para que los pocos comercios estuvieran cerrados, salvo los de 24 horas, la gente transitaba poco por ahí a esa hora y ella venía caminando justo frente detrás de su auto sin fijarse.
Espero a que avanzara y una vez la tuvo frente a él arrancó y aceleró sin darle tiempo a nada.
El cuerpo de Brooke voló por los aires y cayó alguno metros de ahí antes de que el hombre se bajará unos segundos.
La vio agonizando con los ojos cerrados y con la seguridad de que no sobreviviría.
Se acercó a su oído.
—Es un regalo para el diablo —dijo.
Subió a su auto de nuevo no sin antes mirar alrededor para evitar ser visto y arrancó dejándola tirada sin que nadie pudiera darse cuenta.
Brooke respiraba con dificultad e intentaba hablar pero la sangre en su boca comenzaba a ahogarla.
Quería moverse pero no podía, por su cabeza miles de cosas pasaban pero solo una resonaba: su hijo moriría si ella no hacía algo.
Las lágrimas cayeron por sus mejillas al mismo tiempo que alguien gritaba su nombre con desesperación...
Hola. Nos leemos 😘
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