Capítulo 31
Maddox guardó silencio tras la pregunta de Brooke pero negar que lo había dicho sin pensar sería estúpido, de hecho no era parte de plan y no sabía si esto solo ayudaba o empeoraba su situación.
Se quedó callado uno minutos en los que se paseó de un lado a otro sin responder sintiendo la mirada de Brooke todo el tiempo.
—No importa lo que yo quiera —dijo deteniéndose frente a ella—. Importa lo que tú quieras en realidad.
—Pero quien hizo la pregunta fuiste tú —rebatió sin despegar la mirada de sus ojos y un tanto desilusionada de que haya dicho algo así sin estar seguro de que era lo que quería—. No importa ya. Será mejor que olvidemos esto y bajemos con tus amigos, olvida lo de Max, solo busca enfadarte y entre más lo hagas más se divierte.
Se dio la vuelta levantando un poco su vestido para poder avanzar dejando a Maddox parado.
—¿Te casarías conmigo, Brooke? —preguntó tanteando el terreno.
La chica se detuvo unos pasos delante y volvió a girarse hacia él.
—Depende —dijo agachando la vista.
—¿Depende de qué? —inquirió un tanto nervioso.
—De la razón por la que estás preguntando —dijo sonriendo—. Si es porque me quieres diría que sí, tal vez porque en meses he aprendido a quererte pero…
—¿Por qué otra razón pediría que te casaras conmigo si no es por eso? —preguntó sintiéndose un miserable—. Ningún hombre se casa porque amanece con ganas de hacerlo.
Miró a su novia que lo veía con ojos luminosos y que irremediablemente lo hizo sonreír.
Se acercó hasta ella y tomó una de sus manos.
—Quiero lo que tú quieras —dijo dejando un beso en sus nudillos—. Si me preguntas a mí lo que yo quiero podría decirte que quiero estar contigo cada día, que quiero que todos sepan que somos el uno del otro y que quiero por encima de cualquier cosa que seas feliz a mi lado.
Brooke sonrió antes de lanzarse sobre él sorprendiéndole con un beso que de todos los que había recibido antes de ella ese en especial le supo amargo. Lo hizo porque sentía horrible de mentirle y utilizarla.
—¿Qué es lo que tú quieres? —preguntó cuando ella dejó de abrazarlo.
—A ti —respondió.
Maddox volvió a besarla, está vez mucho más demandante y mucho más exigente. Demostrando en un beso más de lo que él mismo se atrevería a admitir pero aún así estaba feliz de verla a ella brillar de emoción.
Se separó de ella dejando un beso en su frente mientras observaba su rostro jubiloso.
La tomó de la mano para abrazarla.
—Voy a comprarte el anillo que te mereces —dijo pero ella negó.
—No necesito un anillo —respondió mientras acariciaba su rostro—. Me basta con que me quieras toda la vida.
—Aun así vas a tener el anillo más bello que exista —replicó sonriendo—. Vas a tenerlo porque eres mi Lilith después de todo y es una deshonra que la mujer del diablo no tenga una joya adecuada.
Brooke comenzó a reír antes de darle un beso y tomar su mano.
—Deberíamos volver abajo —dijo pero él hizo un gesto de desagrado.
—Está bien, vamos —dijo fastidiado—. Es tu noche.
—En realidad es la tuya —dijo ella con coquetería.
Maddox la observó de arriba a abajo dejando claro que lo que veía le gustaba e incluso provocando a la chica con miradas lascivas.
Le dio la vuelta en un movimiento rápido y la colocó con la cara y las manos apoyadas en la pared.
Su cuerpo se apoyó sobre el de ella tomando sus manos y entrelazando sus dedos.
—Tú y yo vamos a celebrar nuestro compromiso en mi cama y desnudos —susurró en su oído erizando los vellos de Brooke—. Solo no te muevas mucho, ni gimas tanto que pierdo el control y paso vergüenza.
Aquello hizo reír a carcajadas a su novia que se alejó de él, se giró y lo tomó de la chaqueta.
—No olvides que vine con mi hermana —dijo mientras Maddox hacía un gesto de fastidio.
—Estoy seguro de que Hurs puede llevarla —agregó tomando su cintura y guiándola hacia la planta baja.
Una vez abajo miró que la gente bailaba y disfrutaba e incluso que Hurs bailaba con Scarlett que se movía temerosa por la pista pero que sonreía seguramente por alguna de las tonterías de su amigo.
Parker miraba alrededor con su típica cara de aburrimiento.
Se distrajo uno segundos al ver Max sonreír desde el otro lado de la pista justo cuando la música terminaba.
El cinismo con el que Max lo miraba le enervaba y más cuando sus ojos caían sobre ella.
Vio a Hurs llegar hacia Parker y se acercó para dejar a Brooke con ellos.
—Puedo confiar en que cuidaras de ella unos minutos —dijo a Hurs que se encogió de hombros con indiferencia.
—Ya deberías saber que no debes confiar ni en tu sombra —dijo con ese aire de fastidio que adquiría—. Las bestias a veces nos ponemos indecentes y toscos.
—Bueno, hoy Bella ha venido —dijo con la mirada sobre Hurs que se quedó callado y quieto—. Si está aquí, la bestia está domada. Cuida de ella unos minutos.
—¿A dónde vas? —preguntó Brooke.
—Solo voy a tener una charla —dijo pero ella lo tomó del brazo.
—Maddox —advirtió pero él dejó un beso en su frente y salió del lugar.
—Tranquila, todo estará bien —acotó dejándola intranquila.
Caminó hacia donde Maximilian estaba y lo tomó de la chaqueta para hablarlo hacia las escaleras.
Max se soltó de un tirón pero lo siguió de cerca sabiendo lo que venía.
Se dijo que cortaría en pedazos a Parker de obtener un solo rasguño por nada.
Maddox abrió la puerta e inmediatamente entraron se giró para verlo.
—De una vez te aviso que en la cara no —declaró Max restándole hierro al asunto—. Acuérdate que ese es mi encanto.
El chiste por supuesto no tuvo efecto porque al parecer ahora el diablo sí estaba enfadado.
—La vuelves a tocar y vete despidiendo de tus cerdas manos —añadió Maddox con un tono calmo que no le pasó desapercibido a su amigo—. No la toques, no la mires y mucho menos de la manera que lo haces porque no respondo.
Max sonrió con el característico cinismo antes de mirarlo de arriba a abajo.
—Creo que no te has dado cuenta que estás hablando conmigo —dijo Max provocándole—. Yo soy Maximilian Archibald, el monstruo no cualquier deudor de pacotilla al que puedes intimidar.
—Me importa una mierda quién seas igual voy a romperte los huesos si te veo de nuevo merodeándola —dijo completamente furioso—. No me provoques Maximilian.
—Tampoco me provoques a mí —dijo Max—. Has dicho una y otra vez que la mocosa te importa un carajo. Yo no voy a casarme con ella, igual vas a lograrlo al final de cuentas, va a ser tu esposa pero si no te importa no veo para qué te enojas.
—No estamos aquí para debatir mi felicidad doméstica —replicó tomándolo de la chaqueta y acercándose a él—. Se trata de que no tienes respeto por lo que me pertenece. Yo no voy por la vida intentando quitándote mujeres, ¿cómo tomarías que busque y acuse a tu novia?
—En primera no podrías aunque quisieras —dijo fanfarroneando—. En segunda no tengo novia y en tercera la única mujer que me ha importado es una maldita perra así que te la puedes quedar cuando quieras.
Maddox estaba completamente furioso de que su amigo lo retará de esa forma y secretamente temía que en cualquier momento ella se fijara en él.
La sola idea le hacía doler el estómago y le provocaba ansiedad.
No dudaba por un momento que Maximilian terminara por hacerla sucumbir.
—Tus mujeres me importan una mierda —dijo sin soltarlo—. Incluso la serpiente que te hundió pero te estoy avisando que te quiero lejos de la mía o de verdad que vamos a tener problemas.
—Tal vez deba fijarme en la vieja —continuó provocándolo—. O cuidas a una o cuidas a la otra.
No entendía a qué venía ahora la mención de Pepper pero en ese momento tampoco le importaba, lo único que deseaba era que se alejara de Brooke.
—¿No importa verdad? —continuó soltándose—. No importa si me acerco a la vieja, saber por qué, te lo voy a decir, te importa un carajo porque ya no la quieres pero eres tan idiota que crees que sí, eres tan imbécil que no te has dado cuenta de que estás perdido por Brooke. El problema es ese, diablo. No quieres ver tu realidad y te aferras a querer sufrir porque le temes a enamorarte y ser feliz. No te culpo, hemos sido infelices tanto tiempo que tememos que cualquier atisbo de esperanza sea real, pero tú estás tensando la cuerda y recuerda que se puede romper.
—¡Deja de decir estupideces! —dijo amenazante—. No eres más que un imbécil que no tiene idea de nada. ¡He propuesto matrimonio hoy porque no me ha quedado más que apresurarme a riesgo de que todo se fuera a la mierda!
—Has propuesto matrimonio por miedo —dijo una voz que los hizo girarse a ambos.
—Ya lo creo que sí —dijo Maddox girándose hacia Parker.
—No el miedo a que el plan de vaya a la borda —dijo sentándose frente a ellos y cruzando las piernas de forma sofisticada—. Lo has hecho porque temes que te la quiten. Deberías dejar de beber o dejar de comer cerdo, quizás seas los parásitos los que se estén comiendo tu cerebro y no te dejan pensar con claridad, en fin, creo que debí ser insistente cuando los invité a desparasitarse, o quizás obligarlos, luego por qué hacen este tipo de cosas.
—No estoy de humor —dijo furioso—. Ahórrate la palabrería que no tiene caso, lo único que quiero es que este idiota se mantenga alejado de ella o no respondo.
—Pues es curioso —dijo Parker mirándose las manos con aburrimiento—. Helena se fugó por gusto con Paris, es probable que Menelao fuera un idiota y encima gordo con tanta cerveza que tomaban. En este caso tal vez tu Helena prefiera a su Menelao. Vaya a saber por qué. En fin, deja de joderle el trasero a Max y dedícate a que ella te quiera de la misma manera que lo haces.
—Yo no estoy enamorado de…
—¡Qué les parece si nos reunimos todos! —gritó Hurs desde el pasillo alertándolos de que iban juntos.
Se quedaron callados antes de que Parker se levantara y saliera de la oficina no sin antes hablar.
—Tienes toda la noche para pensar en lo que ha pasado hoy —dijo sin quitar la vista de su amigo—. Evita una catástrofe y piensa hasta que te sangre el cerebro.
Se fue dejando a los dos amigos mirándose uno al otro.
Unos segundos después Hurs irrumpía un tanto nervioso a pesar de su sonrisa con las dos mujeres Kannavage.
Brooke se acercó de inmediato a él segundos antes de que Melina apareciera.
—Veo que hay mucha felicidad —dijo burlándose sabiendo la tensión entre Max y Maddox—. Hurs me debes un baile.
A Melina no le pasó desapercibido el gesto de desagrado de una de las Kannavage por lo que continuó cuando él le dió un guiño y extendió la mano hacia ella.
—Gracias —dijo sin moverse de su lugar—. Tal vez quiera más que un baile.
—¡Por las barbas de Merlín! —dijo Hurs—. Deja tus propuestas indecorosas que me sonrojas.
Melina observó a la hermana de Brooke que aunque no la miraba se veía furiosa.
—Quiero irme a casa ya, Brooke —dijo sorprendiéndolos a todos...
Ya sé que hoy no toca pero igual ya lo tenía listo. Mañana nos leemos con esta historia. 😘
Bueno, para las que quieran leer, La buena esposa, una nueva novela, está disponible ya en mi perfil el primer capítulo. Gracias de nuevo a todas.
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