Capítulo 29

Pasaron el día juntos y después la dejó en su casa con su familia y aunque su madre lo seguía viendo con recelo, lo cierto es que no le importaba, al menos no lo suficiente.

  Trataba de ser cordial con ella y con la hermana de Brooke y solo eso.

   Sus asuntos con ella no tenían por qué verse a ojos de nadie más que de ellos dos, aunque lo cierto es que esperaba mejorar su opinión frente a la familia sabiendo lo importante que eran para ella.

   La dejó en su casa y condujo a la suya para darse una ducha y después volver al club.

  Una vez lo hizo le sorprendió no encontrar a ninguno de sus amigos en el lugar, así que disfrutó de su estadía en la oficina con tranquilidad.

  Tranquilidad que no duró casi nada al ver a Parker cruzar la puerta como si fuera su oficina.

—¿Puedo preguntar por qué demonios nunca tocas? —inquirió un tanto fastidiado.

—Te recuerdo que este también es mi casino —respondió.

—Y yo te recuerdo que es mi oficina —contraatacó.

—Volvemos al mismo punto —dijo Parker sentándose con desparpajo—. Todo este casino está dividido en cuatro, cuatro señor, por lo tanto de esta oficina me toca un cuarto, imagina que entré usando mi pedazo de oficina y deja de hacer corajes. Incluso del lápiz que sostienes me toca un cuarto. Deja de ser tan egoísta.

  El tono que usó dejaba claro que estaba conteniendo la risa pero a Maddox solo lo puso de peor humor.

—Tengo una solicitud para reconsiderar una deuda tomando en cuenta que liquidará —dijo cambiando el tema. Pide una reducción de intereses.

—Eres tú quien manda en esa área —dijo sonriendo—. La gente hace pacto con el diablo, así que tú decides si se reduce o no, nosotros no lo haremos, confiamos en tu criterio aunque si me lo permites debo decir que me has decepcionado.

   Maddox le miró sabiendo que diría algo que, o lo haría reír mucho o le daría una paliza verbal.

—¿Puedo preguntar por qué? —dijo mientras veía a Parker sonreír con malicia.

—Igual iba a decirlo aunque no preguntaras —dijo sacudiendo la mano restándole importancia—. En realidad voy a decir dos cosas.

—Adelante —dijo con sarcasmo—. No te cortes, Parker.

—No pensaba hacerlo —respondió con el mismo sarcasmo—. En primera te has vuelto un sensiblero, igual no me molesta, pero no quiero que pierdas la objetividad. En segunda. —Hizo una pausa—. Yo no soy tu noviecilla tonta y sé perfectamente que sí te acostaste con la momia recientemente, incluso si lo niegas estoy segura de que mientes.

   Un silencio se hizo en medio de los dos durante algunos segundos en los que Maddox se sintió incómodo.

—En cuanto a lo primero, no te preocupes —dijo carraspeando—. En lo segundo, no creo que sea asunto tuyo.

—Lo es desde el momento en que somos socios —dijo con seriedad—. Si te hundes, nos hundimos los cuatro y deja que te diga que yo tengo muchos planes que no voy a permitir que nadie entorpezca, mucho menos un idiota que no puede manejar a una anciana.

—Puedo manejar todo —respondió ofendido—. No intentes meterte en lo que no te importa, Parker.

—No me meto —dijo sin perder su seriedad—. Si quisiera meterme tu anciana ya no respiraría el mismo aire que nosotros. Lo único que te estoy diciendo es que te mantengas alejado de esa mujer.

—Pepper no es un problema —dijo decidido a no dejarse intimidar—. No lo ha sido durante años y espero siga así.

—¿Le dijiste a Brooke que la vieja y tú tuvieron algo? —preguntó y no necesitó una respuesta.

   Parker miró a su amigo y suspiró. Por un momento había creído que estaba mejorando pero de cierta manera seguía en vuelto en el círculo vicioso y entre las redes de la mujer.

—Lo supuse —dijo como única respuesta a su pregunta—. Le mientes porque en el fondo sigues protegiendo a la vieja. No eres libre de ella aún.

—Deja de decir tonterías —dijo enojado—. No protejo a nadie y mucho menos voy a tolerar que te metas en mi vida como si supieras lo que pienso.

—Es evidente lo que te pasa —dijo Parker con esa tranquilidad que tanto enfermaba a sus adversarios—. A ojos de todos es obvio, pero también es obvio que no te has dado cuenta y quizás cuando lo hagas habrás perdido más de lo que has ganado. No estás pidiendo mi opinión, igual voy a dártela porque eres mi amigo, un amigo idiota pero amigo al fin. Lo mejor es que marques distancia con la ruca o solito vas a cavar tu tumba.

   Se puso de pie sabiendo que su amigo lo observaba de forma detenida dispuesto a dejarlo.

—¿No es lo mismo que harías tú? —dijo Maddox cortando los pasos de Parker—. ¿No usarías cualquier cosa o aprovecharlas cualquier situación para vengarse?

   Parker se giró con toda la gracilidad que poseía antes de mirar a su amigo con sus grandes ojos.

—Claro que sí —dijo caminando hacia su amigo—. La diferencia es que yo no voy a tener ninguna compasión, no le guardo luto a un amor que me lastimó, no sigo lloriqueando de añoranza por nadie, no siento nada por nadie más que mi hija ni dejaré que nadie frene mi venganza.

—En pocas palabras, has perdido el corazón —dijo Maddox.

—No —dijo sacando su celular—. Aún guardo amor para mi hija y mis amigos, el resto solo son peones.

—Será Melina no es así —afirmó—. Vas a usarla de frente.

  La sonrisa de Parker dejó claro que su carta fuerte era esa, siempre lo había sabido, desde que Melina apareció lo supo, pero no tenía claro qué era lo que tenía planeado.

   Hurs y Max entraron y para ninguno pasó desapercibida la tensión entre ambos.

   Maddox se puso de pie observando a Parker.

—Melina estará al frente —dijo con una sonrisa siniestra—. Como siempre, como fue planeado desde el principio. Detrás de ella Melody y yo. No voy a dejar que sepa quién lo ataca hasta no dar la estocada final.

—¿Por qué no atacar como Parker? —dijo—. No entiendo tu plan.

—No tienes que entenderlo, al menos no ahora —respondió—. Melina es y será siempre mi carta fuerte. Melina pondría a sus pies hasta un rey, ¿crees que no podría con una simple condesa? La preparé para eso, su lealtad no es con nadie más que conmigo y yo voy a aparecer cuando tenga que hacerlo. Las marcas en mi piel, las secuelas que dejó esa maldita son suficientes para que desee hacerla pagar junto a toda su progenie.

  El odio que destilaba no le pasó desapercibido a ninguno de los tres socios que observaban a Parker sin saber en qué momento se había perdido su bondad, aún así los tres estaban dispuestos a llegar a donde tuvieran que llegar para protegerle y para apoyarle.

—Voy a estar ahí —dijo sonriendo—. Somos uno, los cuatro.

—Yo voy a patear culos a diestra y siniestra —dijo Hurs.

—Tu solo dime a quién tengo que despedazar —añadió Max—. Nadie va a detenerte.

   Parker sonrió al escucharlos y se acercó a cada uno de ellos pero de momento solo miró a Maddox.

—Yo voy a estar para ustedes siempre —dijo con ironía—. ¿Quién va a limpiar la mierda que dejan siempre cuando la cagan? Obvio yo, soy la única persona sensata en este grupo.

—La única persona inteligente —dijo Max con fastidio.

—Evidentemente —dijo alentándole a continuar.

—El único ser pensante del grupo —añadió Hurs conteniendo la sonrisa.

—Obvio sí —dijo haciendo una venia—. A ti la tintura de los tatuajes te comió lo poquito cerebro que Dios te dio, así que no cuentas criatura.

—La única persona indispensable —agregó Maddox.

—Por supuesto —afirmó Parker—. Tengo que poner el ejemplo para que empiecen a mover el trasero en algo productivo, de lo contrario, se comportan como cortesanas esperando a que el dinero llegue me forma de clientes.

—¿Ahora hasta pastoreas ovejas descarriadas? —preguntó Hurs burlándose.

—La gracia de Dios está conmigo —respondió con seguridad—. Ya lo sabes, por eso soy el ángel del equipo.

—No se vale —dijo Max—. Si te contoneas peor que culebra en celo nos dejas en desventaja.

—Las culebras no entran en celo, imbécil —dijo haciendo reír a todos—. Y no me contoneo por gusto.

—Igual lo haces y no es justo —dijo sin ápice de arrepentimiento.

  La mirada de Parker dejaba claro que lo veía como si fuera estúpido.

—En fin —dijo con indiferencia—. Yo solo he venido aquí para decirle a Maddox que vaya con cuidado o todo se puede ir al demonio y no me refiero al plan. Por cierto voy a ausentarme unos días para estar con mi retoño, nos veremos en unos días, en la fiesta de aniversario.

  Los tres hombres vieron a Parker partir y sonrieron.

—Creo que voy a terminar deseando el momento de Parker —dijo Max.

—Yo ya lo deseo —dijo Hurs—. De lo contrario seguirá desquitando su ira con nosotros.

—Estoy seguro de que justo ahora va diciendo para sí mismo que somos el trío más idiota que ha conocido —añadió Maddox—. Imagino que dice algo así como: Maddox el antropólogo que sigue obsesionado con Tutankamón, Hurs el imbécil que tanta tinta ha dejado de pensar, Max el idiota que no debería ser tan promiscuo o corre riesgo de reproducirse.

—Pura testosterona con mierda —siguió Max moviendo las manos como Parker.

—Músculos grandes penes pequeños —dijo Hurs—. Los esteroides los tienen todos imbéciles.

—Dejen de comer puerco de dudosa procedencia. —Siguió Maddox—. Todos los parásitos se están comiendo lo que queda de su cerebro.

—Piensan con el recto, porque su pene es minúsculo —dijo Max y sin poder evitar los tres comenzaron a reír.

—No me había dado cuenta de lo maltratado psicológicamente que estamos —dijo Maddox—. El primer paso siempre es darnos cuenta de que la culpa es del agresor.

—Exacto —dijo Max—. Si te ha fallado tu amiguito en ya sabes qué momento es por las constantes burlas de Parker hacia su tamaño.

—Así es —secundó Hurs—. Parker es el origen de todo, aunque debo admitir que prefiero que sea así a como era cuando nos encontramos la primera vez.

  Hurs sonrió recordando la noche en que se conocieron y el miedo que Parker tenía con sus apenas 15 años, incluso del miedo que le tuvo a él.

—Bueno, no era una blanca paloma —dijo Maddox—. Me golpeó cuando nos conocimos.

—A mí me mordió —dijo Max—. Era cinco años menor que yo y tenía miedo al verse más joven y de menor peso.

  Los tres pensaron en Parker, en lo difícil que sería enfrentarse a su oponente pero también en lo sólida e incondicional que era su ayuda y su amistad.

—Estoy deseando que llegue su momento —dijo Maddox.

—¿Te refieres a seguramente su ostentoso vestuario del sábado? —dijo un Max divertido.

—También por eso —dijo Maddox—. Brooke quiere conocer a Parker.

—Haz la presentación —dijo Hurs—. Estoy seguro de que Brooke deseara no haber abierto su boca después de que se haga la presentación.

   Maddox pensó que se llevarían bien, a Parker le gustaba la frescura de Brooke y seguramente a ella le gustaría el sentido del humor de Parker; sin embargo, debía primero preguntar si deseaba continuar con el anonimato frente a Brooke y aunque no lo había preguntado estaba seguro de que preferiría seguir guardando su identidad.

   Sonrió pensando en que algún día Brooke sabría la verdad, tal vez cuando fuera su esposa sabría quién era en realidad y podrían entablar una verdadera amistad...

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